“Soy periodista y no tenía claro que a los 39 ya era tarde”: las mujeres, frente a la falta de información sobre su fertilidad
Todas tenemos alguna historia cerca. Una amiga, una prima, una compañera de trabajo que se acerca a los 40 y por fin considera que están dadas las condiciones para tener un hijo. Pero no queda embarazada y empiezan las consultas, los estudios y los tratamientos. Un largo camino que puede desembocar en un hijo. O no.
Cerca de los 40 es muy difícil quedar embarazada. Siempre hay una tía, una amiga, una conocida que tuvo a su primer hijo a los cuarenta y pico. Pero lo cierto es que biológicamente es mucho menos probable, aunque no lo tenemos presente o no nos llegó la información a tiempo y nos desayunamos con la noticia en el consultorio del especialista en fertilidad.
A Macarena, periodista, le pasó. A los 39 años acudió a una clínica de fertilidad porque con su pareja estaba buscando quedar embarazada pero no lo lograba. El médico le dijo que estaba muy “en el límite”, pero que podía intentarlo con un tratamiento de alta complejidad. Es decir, una fertilización in vitro, porque una inseminación (un tratamiento de baja complejidad) a esa edad no tenía casi chances.
“Me sentí muy tonta, porque soy periodista, se supone que soy una persona informada. Y no, no tenía en claro que a los 39 ya era tarde. La verdad es que a lo largo de mi vida había visto a muchas famosas teniendo hijos después de los 40. Nunca se me ocurrió pensar mucho más sobre el tema”. Lo intentó varias veces. Hasta tres. Pasó por la estimulación ovárica, la extracción de los folículos; se formaban los embriones, se los transferían, pero nunca se produjo el embarazo.
Cuando a los 41 estos tratamientos no habían funcionado, el médico le habló de la ovodonación, pero Macarena rechazó la idea, decidió parar todo y tomarse un tiempo.
Valeria Basconi, médica especialista en reproducción humana en Pregna, confirma que son muy pocas las pacientes que llegan a su consultorio informadas sobre salud reproductiva y fertilidad. “Nosotros recibimos a las pacientes ya con un problema de fertilidad. Me parece que el tema fundamental es hacer hincapié en que el médico de cabecera, el ginecólogo que la ve en el consultorio, el que hace los controles desde cero, desde los primeros días, estudie su reserva ovárica y sepa dónde está”, señala.
Subraya que hoy en día están las redes y “hay un montón de Instagramers que congelaron óvulos o actrices y eso visibiliza mucho más el tema y lo hace más contemporáneo con las chicas, pero siguen siendo muy pocas las que están informadas”.
Basconi sostiene que la edad ideal para quedar embarazada o preservar óvulos es antes de los 35. “Más joven sos, mejor es; más óvulos vas a tener y más posibilidades. A partir de ese momento la reserva ovárica disminuye más abruptamente y también aumenta el porcentaje de aneuploidías (alteraciones en los cromosomas). Por eso con los años tenemos menor tasa de embarazo y más tasa de aborto”.
Sin embargo, las mujeres que llegan a su consultorio tienen más de 35 o incluso muchas veces más de 37. “Los óvulos tienen nuestra edad y envejecen con nosotras. Por eso, el núcleo comete más errores, hay más alteraciones cromosómicas. Después de los 38 hay más todavía. Todo el óvulo en sí mismo envejece. Y el óvulo es como la cocinita del embrión. Es una de las cosas más importantes. Y no podemos, de ninguna manera, ni mejorar la fertilidad, ni mejorar la reserva ovárica, ni detener el envejecimiento”, apunta la médica.
Carla es psiquiatra y está a punto de cumplir 40. Decidió intentar criopreservar óvulos hace unos meses. “Lo venía pensando ya hace varios años. De hecho, mi ginecóloga a los 35 años me preguntó acerca de si tenía algún deseo en relación a la maternidad y si quería preguntar, averiguar, si tenía alguna inquietud en relación a eso. Yo en ese momento lo desestimé y un par de años después sí lo empecé a averiguar”.
Creo que la información que tenía aún siendo médica era poca como para poder tomar una decisión. Quizás la habría adelantado
Primero, a los 37 años, se informó. “En ese momento fue en el contexto que estaba en pareja y empezó a surgir la posibilidad de pensar en la mapaternidad, pero para más adelante. Y entonces ahí pensamos en que yo podía criopreservar. Después eso no prosiguió. Y finalmente este año tomé la decisión. Un poco por estar muy próxima a cumplir 40 años, cosa que ya sé que no es lo mejor, y otro poco por no pensar en la posibilidad de una maternidad muy próxima. Quería tener la posibilidad o más bien la tranquilidad de pensar que si un par de años más adelante quisiera, cuento con los óvulos”.
Carla contaba con algo de información por ser médica y también por la experiencia de amigas y compañeras. “Pero aún así no tenía todo el caudal informativo que hubiera sido importante para mí tener desde más joven. Fui teniendo más detalles en los centros donde consulté. Pero, en definitiva, creo que la información que tenía aún siendo médica era poca como para poder tomar una decisión. Si hubiera contado con todos los datos necesarios, quizás habría decidido antes”.
Sus intentos de criopreservar óvulos hasta ahora no tuvieron éxito. “Por mi edad y por mis condiciones ya biológicas puede ser que no funcione y que no se rescate la cantidad de óvulos o que no crezcan lo necesario como para poder hacer el procedimiento. Entonces luego de varios intentos ahora voy a hacer un impasse y esperar, y luego volver a intentar”.
Cada circunstancia es diferente y la decisión que cada mujer tome para llegar a la maternidad también.
Carolina, instructora de pilates, decidió ser madre soltera a los 36. En su caso, todo fluyó sin problemas. “Empecé a averiguar en 2019. Tengo una alumna que es médica en fertilidad, que es con la que terminé haciendo el tratamiento, que me empezó a asesorar. Hice un par de estudios. Básicamente, conteo de folículos y algunas hormonas para ver cómo estaba todo. Finalmente, terminé haciendo el tratamiento en diciembre del 2020. Fue una inseminación, que es un procedimiento sencillo, ambulatorio. Y tuve la gran fortuna de que al primer intento funcionó”. Su hijo acaba de cumplir dos años.
El caso de Manuela, docente, ilustra la necesidad de contar con información ya desde la consulta del ginecólogo. Tenía 34 años cuando intuyó que podía tener menopausia precoz, como había tenido su mamá. Y fue ella la que le tuvo que insistir a su ginecóloga para que le hiciera los estudios. “Salieron todos los valores alterados para mi edad”, cuenta. Quería ser madre, pero no estaba en pareja. “Me costaba hacerlo sola, así que terminé haciéndolo con un amigo”. Hoy su hija tiene cinco años.
Basconi dice que también recibe a menores de 30 informadas, que buscan congelar sus óvulos con el fin de garantizarse la posibilidad de tener un hijo en el futuro. Pero son las menos. La médica considera que ya desde la escuela debería informarse sobre el tema. “No sé cómo será ahora, pero en el colegio no te enseñaban el ciclo ovulatorio y no se hablaba de la fertilidad. Entonces, una ya tiene poco conocimiento en el colegio. Si no tenés chance de que tus padres te expliquen, tenés pocas posibilidades de informarte. Te quedan las redes, los amigos y tu ginecólogo de cabecera. Si tu ginecólogo tampoco te informa y te controla y antes de darte las pastillas no chequea cómo está tu función ovárica, hay muy pocas chances de que tengas los insumos necesarios para decidir”.
Además, destaca, “a los 38, a los 40, una mujer es joven, pero reproductivamente no. Y en ningún lado te enseñan que tu reserva ovárica empieza a disminuir desde que naciste. A veces una está más preocupada por evitar un embarazo que por tratar de saber cómo está la función ovárica”.
“Creo que el tema fundamental pasa por que uno no se lo plantea tampoco. Porque a lo mejor a los 30 o 34 no querés tener hijos y no sos previsora a futuro porque como no sabés cómo funciona o tenés poca información de cuál es tu estado, de dónde estás. O porque una mira para otro lado, capaz. Muy poca gente se plantea a los 30 años que quiere tener hijos y planifica para eso”.
A los 38, a los 40, una mujer es joven, pero reproductivamente no. Y en ningún lado te enseñan que tu reserva ovárica empieza a disminuir desde que naciste
Es importante destacar que preservar óvulos tampoco garantiza un embarazo más adelante. “Que vos guardes óvulos no te garantiza tener un niño nacido vivo en tu casa. Lo que te da es la posibilidad de poder intentar un embarazo o intentar generar embriones y transferírtelos. Después, si te embarazas o no, va a depender de la edad, del factor masculino, de la edad que tenías cuando congelaste los óvulos. O sea, eso también es una creencia incorrecta: que uno guarda óvulos y va a tener hijos más adelante”.
Según la ley, se pueden realizar tratamientos con óvulos propios hasta los 44 años y con óvulos donados, hasta los 51. Las mujeres que hayan criopreservado óvulos antes de los 44, pueden realizarse tratamientos con esos gametos hasta los 51.
Macarena finalmente aceptó la idea de concebir con un óvulo donado y tuvo a su hijo a los 43. Carla va a seguir intentando criopreservar los óvulos propios. Lo importante, resume la doctora Basconi, es que las mujeres se informen, aún cuando no sepan todavía si quieren maternar o no.
CRM/MG/DTC
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