Avanza la prueba experimental de una vacuna antitumoral desarrollada por científicos de Conicet
Tras lograr la diferenciación de un tipo celular (célula dendrítica) capaz de generar una fuerte respuesta inmune in vitro, investigadores del Conicet avanzarán en los próximos meses en pruebas en modelos experimentales (fase pre-clínica) de una nueva vacuna antitumoral.
“Lo novedoso del trabajo fue que logramos obtener células dendríticas a partir de la diferenciación de monocitos (como se hace en muchos laboratorios) pero dotadas de una capacidad inmunogénica realmente muy alta; en otras palabras, logramos obtener células que manifiestan una gran capacidad de despertar una respuesta inmune”, contó a Télam Jorge Geffner, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (Inbirs, Facultad de Medicina, UBA-Conicet).
Y añadió que “por otra parte, estas células dendríticas mostraron un alto nivel de refractariedad frente a la acción de mediadores inmnunosupresores, es decir de resistencia frente a aquellos mediadores que suprimen la respuesta inmune”.
Geffner -quien realizó esta investigación publicada en la revista Cell Reports junto a Fernando Erra Díaz, investigador del Conicet en el Inbirs y quien propuso originalmente este proyecto, y a Gabriel Rabinovich y Tomas Dalotto Moreno, investigadores del Conicet en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme, Conicet)- comenzó por explicar qué son las 'células dendríticas'.
“Las células dendríticas son células que se encuentran en el organismo, aunque también se pueden obtener y cultivar en un laboratorio, como hacemos nosotros. Estas células representan el motor y el cerebro de la respuesta inmune adaptativa, no son un tipo celular más, por eso nuestro interés en ellas”, describió.
Para comprender mejor su función, Geffner detalló que “la respuesta inmune adaptativa (específica frente a un patógeno o un tumor) requiere de la activación de los linfocitos T, y la activación de éstos depende en forma absoluta de las células dendríticas. Las células dendríticas no son sólo imprescindibles a fin de activar a las células T, sino que también les indican en que perfil funcional diferenciarse y a donde migrar”.
“Las vacunas actuales -continuó- lo que hacen es introducir en nuestro organismo un antígeno o inmunógeno (una proteína del virus, un virus inactivado, una proteína tumoral, etc.). Luego, las células dendríticas toman el antígeno y se lo presentan y activan a los linfocitos T”, señaló.
“Es decir que el antígeno o inmunógeno no dispara directamente la respuesta inmune, sino que es tomado por las células dendríticas y éstas son las que van a generar la respuesta”, añadió.
En ese sentido, la propuesta de los grupos de investigación liderados por Geffner y Rabinovich es generar una vacuna que contenga directamente a la célula dendrítica ya “cargada” con el antígeno con el cual se quiere inmunizar (en este caso un antígeno tumoral), facilitando de este modo la inducción de una respuesta de mayor eficiencia.
“Los ensayos que hemos realizado tuvieron resultados muy prometedores, pero aún reflejan solamente ensayos realizados in vitro. En los próximos meses iniciaremos una serie de pruebas en modelos experimentales a fin de testear su funcionamiento in vivo, frente a diferentes tumores. Esperamos la inducción de una fuerte respuesta anti-tumoral, pero esta hipótesis de trabajo debe ser aún testeada”, expresó.
Esta nueva etapa del trabajo se realizará en forma conjunta con el grupo de investigación dirigido por Gabriel Rabinovich en el Ibyme, referente internacional en el campo de la inmunidad anti-tumoral.
Por su parte, Rabinovich enfatizó que “este estudio, realizado íntegramente en células humanas, abre un horizonte inmenso en el tratamiento de tumores resistentes a otros tipos de terapias y estos son los que utilizaremos en modelos experimentales en nuestros próximos ensayos”.
Del estudio también participaron Ignacio Mazzitelli, Lucía Bleichmar y Claudia Melucci, del Inbirs; Tomás Dalotto Moreno, del Ibyme y Duygu Ucar, Asa Thibodeau y Radu Marches, del Laboratorio Jackson de Medicina Genómica, en Farmington, Estados Unidos.
Con información de Télam.
IG
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