Con un diálogo trabado y algunos cruces, tuvo lugar el debate de cierre de la Feria del Libro 2024
Bajo el título “La cultura en el centro de la escena” y con un intento de conversación que resultó muchas veces trabado por el formato, tuvo lugar el debate de cierre de la Feria Internacional del Libro 2024 con la presencia de los escritores Martín Kohan y Alejandra Laurencich, el diputado Hernán Lombardi y el economista y ex funcionario nacional Lucas Llach. Aunque su nombre había sido anunciado por la organización, no estuvo presente la ensayista Beatriz Sarlo, quien “por problemas personales”, según informaron al comienzo del encuentro, no pudo participar.
Ante una sala repleta y con la moderación de la periodista María O’Donnell, el encuentro comenzó este domingo puntual a las 17, tal como estaba previsto, y con la intención de debatir principalmente alrededor del financiamiento de la cultura por parte del Estado.
El primero en hablar fue Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, quien dio las palabras de bienvenida y aseguró que celebraba esta nueva idea del debate de cierre de la Feria.
“Esto nos va a enriquecer a todos”, señaló Vaccaro, quien en el acto de apertura de la Feria había tenido duras palabras contra el gobierno nacional.
Después de las formalidades, de inmediato tomó la palabra O’Donnell, quien afirmó que había “una gran expectativa” por este encuentro en “un momento de ebullición” que vive el país y en particular el ámbito cultural. La moderadora anunció que el debate tendría dos partes, una dedicada a la llamada “batalla cultural” y la otra alrededor del financiamiento del sector cultural.
La primera de las participantes en hablar fue Laurencich, quien leyó algo que preparó especialmente para la ocasión. En esa primera intervención subrayó que en su visión era importante “dejar de lado” términos como “batalla” o “guerra” para debatir estos asuntos. “En una guerra nadie sale ganando”, señaló y propuso: “Dejemos de hablar de batalla y hablemos de promoción, de encuentro cultural”.
“El valor de la cultura es atacado hoy”, agregó Laurencich y afirmó: “Un bien no se combate, se apoya y se protege”.
Luego llegó el turno de Lombardi, quien aseguró: “Esta iniciativa de reemplazar el monólogo por el debate es un lindo camino a ser explorado”. El diputado, ex funcionario nacional y porteño, sostuvo que asistió a las 48 ediciones que tuvo la Feria Internacional del Libro, a la que consideró “la fiesta más grande” de la cultura.
En su primera intervención, Lombardi se mostró en desacuerdo con uno de los puntos propuestos por la organización del debate, a cargo de las escritoras Natalia Zito y Gabriela Saidon, que se refería al “protagonismo desaforado de la palabra libertad”. Momentos después, O’Donnell aclaró que esas palabras formaban parte de una suerte de “apunte” propuesto por la organización para conversar en la mesa y no estrictamente por las autoridades de la Feria del Libro.
“Nunca la libertad puede tener un protagonismo desaforado. Bienvenido el protagonismo desaforado de la libertad. La libertad es un bien de los argentinos”, sostuvo el exfuncionario macrista.
Cuando llegó su turno, el escritor Martín Kohan aseguró que personalmente no tenía “tanto problema con la palabra batalla”, aunque también apuntó que no entendía del todo qué se refirieron con ese punto en el temario.
Sin embargo, se mostró interesado por pensar en “una batalla o disputa” vinculada a la discusión alrededor de cómo se quiere promover a la cultura en el país.
“Reventar el INCAA no es una disputa, es reventar el INCAA”, señaló Kohan y se oyeron los primeros aplausos en la sala. En el mismo sentido se refirió a la interrupción del Programa Sur de traducción de literatura argentina, víctima de los recortes propuestos por el gobierno de Javier Milei. “Reventar el Programa Sur no es una batalla cultural, es una embestida”, subrayó el escritor.
Luego llegó el turno del economista Llach, quien describió un escenario “de polarización” en el mundo en el que en su visión “el bando progresista estuvo a la ofensiva” únicamente en asuntos vinculados con el género o las disidencias sexuales. “Hubo una agenda de cambio y de cambio con efectos y ahí el bando de la derecha fue más refractario”, dijo Llach, aunque en su mirada “quien está proponiendo cambios” en la actualidad “es la derecha y quien está resistiendo es el ejército progresista”.
“En las discusiones relevantes para la Argentina el tema es económico”, subrayó. Llach pidió entonces responder un punto que levantó Kohan sobre el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales. “Nadie propone cerrar el INCAA”, aseguró el economista.
En su segunda intervención, Lombardi afirmó que él cree “en el financiamiento público de la cultura” aunque en su visión es importante “discutir los mecanismos”. De inmediato, leyó una serie de números de supuestos gastos en materia cultural que se llevaron adelante en el gobierno de Alberto Fernández y calificó de “exitoso” el modelo impulsado por la Ciudad de Buenos Aires, del que formó parte cuando fue ministro durante los gobiernos locales de Mauricio Macri.
Kohan entonces pidió la palabra para destacar que celebraba el acuerdo en el punto de sostener todos que es importante el financiamiento estatal de la cultura. El problema, en su mirada, es que a partir de la llegada de Milei al poder “las prácticas (culturales) están siendo defenestradas por el Jefe de Estado”.
También aprovechó su intervención para responder a Llach, quien en un momento elogió a las redes sociales. “En las redes la verdad no importa”, afirmó Kohan y agregó que en ese lugar tiene predominio “un discurso violento y cínico”.
“Esa lógica ya no está circunscripta a las redes”, dijo el escritor y recordó que el propio Milei había calificado de “ratas” a los miembros del Congreso y de “imbéciles” a los economistas que no adhieren a su pensamiento.
“No hay que naturalizar el insulto”, sumó Kohan y agregó: “En Twitter uno entra y sale, en la sociedad uno vive todo el tiempo”. Por último, el escritor afirmó con ironía que de algún modo se extrañaba “la vieja derecha ilustrada”. “Ahora le llaman curro al Fondo Nacional de las Artes”, disparó.
Lombardi en ese momento dijo que en la llamada Ley Bases “no quedó nada” de las propuestas iniciales del gobierno libertario de cerrar entes como el FNA o el Instituto Nacional del Teatro y afirmó que su intención no era pedir cierres sino ponerles “límites a los salarios” de los funcionarios que trabajan en esos organismos.
A partir de ese momento, la conversación se trabó, entre los temas previstos y los asuntos que fueron surgiendo espontáneamente entre los participantes.
Llach, por ejemplo, dijo que “a nadie le gustan los modos de Milei”, pero que no estaba de acuerdo con los comunicados de intelectuales que circularon antes de la elección presidencial que se referían al entonces candidato libertario como “un peligro para la democracia”. El economista también apuntó que en su visión no hubo “un ataque específico” del gobierno de Milei a ningún sector particular, en referencia al desfinanciamiento de las universidades nacionales.
Kohan entonces pidió su derecho a réplica para afirmar que en su mirada no es cierto que “a nadie le gustan los modos de Milei”. “A muchos les gustan, incluso los multiplican”, sostuvo.
AL/MF
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