Martín Guzmán: “Si este endeudamiento se concreta, habrá que plantear políticamente su ilegitimidad”

“Si el FMI vuelve a jugar políticamente, no hay más margen”. Desde la pantalla de Zoom, Martín Guzmán no titubea al cuestionar la legitimidad del nuevo endeudamiento que impulsa el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En diálogo con eDiarioAR, advierte que eludir al Congreso vulnera no solo la ley argentina, sino también las propias reglas del FMI, y sostiene que si el préstamo se concreta en estas condiciones, será necesario discutirlo desde un plano político, no legal.
Arquitecto del acuerdo de 2022, el exministro de Economía apunta al corazón del acuerdo que se cocina: el uso de los dólares para controlar el tipo de cambio. Asegura que los números para el 2025 no justificaban volver al Fondo bajo esta lógica, y sugiere que la jugada oficialista responde más a la necesidad de contener la ansiedad electoral que a un problema macroeconómico urgente. “No me sorprendería que el ajuste ni siquiera se haya terminado”, desliza, y anticipa que el nuevo acuerdo podría implicar un endurecimiento aún mayor de las políticas de recorte.
Aunque hoy no compite electoralmente, Guzmán no descarta volver al centro de la escena. Dice que “hará todo lo posible” para contribuir a una transformación estructural del país.
—¿Cómo interpreta los contratiempos del Gobierno y el FMI respecto del anuncio del acuerdo?
—La realidad es que tanto el FMI como el Gobierno están en problemas y, al mismo tiempo, buscan un objetivo concreto. El del Gobierno es usar el préstamo para contener al dólar y tener mejores perspectivas electorales. El objetivo del FMI, si da este préstamo, va a ser apoyar al Gobierno y no al país. El Presidente dijo que no quiere apoyo presupuestario para invertir en rutas, en mejorar los puertos, o hacer escuelas. Entonces, el FMI entiende que si le da un préstamo en estas condiciones, se van a reventar toda la deuda en el mercado cambiario, y va a tener un problema. En esta situación en la que el Gobierno está desesperado por traer calma a los mercados y necesita mostrar que tiene un financiamiento inminente, y el FMI necesita cubrirse de todos los problemas en los que se está metiendo, da lugar a las demoras que hemos visto.
El objetivo del FMI, si da este préstamo, va a ser apoyar al Gobierno y no al país
—¿Y qué pasa a nivel político dentro de la Argentina con este acuerdo?
—Repasemos el proceso y lo que establece el marco legal en Argentina. La Ley de Fortalecimiento y Sostenibilidad de la Deuda Pública, aprobada en 2021, estipula que todo programa de financiamiento con el FMI requiere de la aprobación del Congreso de la Nación vía una ley especial. Y tiene el objetivo de evitar que un gobierno de turno pueda tomar una friolera de deuda con consecuencias para múltiples generaciones sin involucrar a los representantes del pueblo y de las provincias. El Gobierno eludió la ley al publicar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y evitar al Senado por no tener los votos, tal como lo declaró el ministro de Economía Luis Caputo. Esto genera que esta deuda pueda ser considerada ilegítima, por el hecho de que si el FMI presta en estas condiciones, va a estar violando una de sus reglas para lo que ellos llaman préstamos bajo acceso excepcional, que establece que los préstamos en esa categoría requieren de amplio apoyo político e institucional para poder implementar el programa.
El Gobierno eludió la ley al publicar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y evitar al Senado por no tener los votos
—No es la primera vez que menciona la posibilidad de desconocer la deuda. Entrar en un default con el FMI nos aísla totalmente de los mercados, que es lo que quisimos evitar en 2022…
—La Argentina ya está fuera de los mercados y, cuando se le debe más al FMI, menos chances tiene de volver. Por una razón fundamental, que es que el FMI es el acreedor con estatus preferencial, está primero en la fila para cobrar. Entonces, si vos sos un potencial nuevo financista del país, pero ves que hay otro acreedor muy grande delante tuyo en la fila para cobrar, por ahí no haces esa fila, o encareces el préstamo porque tenés más miedo de no cobrar.
—¿Se imagina usted, como ministro de Economía o funcionario de alta responsabilidad en el gobierno, desconociendo la deuda?
—El préstamo que tomó Macri era impagable en los términos y en los tiempos que el FMI establecía. En el 2022 se logró un acuerdo peronista, totalmente excepcional en el sentido de que no tuvo las condicionalidades típicas de los acuerdos del FMI. Era razonable con el manejo de las restricciones de presupuesto que enfrentaba el país y apuntaba a darle continuidad a la recuperación que la Argentina venía viviendo. Si ahora, con una ley, el FMI vuelve a jugar políticamente, acá ya no hay más margen. Yo creo que, si este endeudamiento se lleva adelante, vamos a tener que plantearle al FMI resolver este problema de otra manera, desde el punto de vista político, no legal.
La Argentina ya está fuera de los mercados y, cuando se le debe más al FMI, menos chances tiene de volver
—¿Se proyecta como candidato en algún espacio político?
—No estoy yendo a competir en las elecciones legislativas de este año. Sí estoy discutiendo de lleno todos los temas que importan para la Argentina y en el futuro haré todo lo que pueda para contribuir a una transformación en nuestro país. Ojalá podamos hacer algo histórico para la Argentina.
—En la firma del acuerdo con el FMI en 2022 para pagar aquel que tomó Mauricio Macri en 2018, estaba contemplado implícitamente que se iba a tener que renegociar a partir de 2026, que es cuando empiezan los desembolsos de capital. El Gobierno lo está pidiendo antes: ¿Por qué?
—El DNU que publicó el Gobierno dice que este programa permitiría refinanciar todos los vencimientos con el FMI de los próximos cuatro años, US$14.300 millones, hasta marzo de 2029. Pero los vencimientos de capital comienzan en septiembre del 2026, un año y medio desde ahora. Según dijeron las autoridades argentinas y del FMI, el préstamo será de US$20.000 millones. Al Gobierno le quedaría un poco menos de US$6.000 millones de nuevo endeudamiento. El Gobierno está pidiendo que en el primer desembolso le pongan mucha más plata encima de la mesa. ¿Por qué habrías de pedir más plata si en realidad todo lo que exceda a US$6.000 millones es para repagarle al propio FMI? El obvio sentido es gastarla y que quede el problema. Es lo mismo que ya hizo Luis Caputo cuando era funcionario en el gobierno de Mauricio Macri. Como presidente del Banco Central financió una fuga de capitales histórica. Si hoy están vendiendo las reservas que son los dólares de los depositantes en el sistema bancario, ¿Alguien cree que no va a salir a vender los dólares que provienen de la deuda con el FMI?
—¿Y había posibilidades de no tener que renegociar el año que viene?
—La realidad es que Argentina tiene la deuda más grande de toda la historia y de todos los países del mundo con el Fondo Monetario Internacional. Es una deuda imposible de pagar a corto plazo. Por lo tanto, iba a necesitar hacer un refinanciamiento durante su gestión. Pero lo que está haciendo acá es distinto. No se trata solamente de refinanciar la deuda que vence con el FMI, sino de buscar un nuevo endeudamiento. Y por eso aceleró el pedido de un programa.
—Con la información que hay hasta ahora sobre el programa con el FMI —un pedido de US$20.000 millones con un primer desembolso de US$8.000—, ¿alcanza para mantener este esquema cambiario hasta las elecciones?
—Yo creo que el Gobierno se apuró, y el propio anuncio de que iba a pedir un préstamo al FMI generó mayores dudas sobre cuál va a ser el régimen cambiario. Sobre todo, si va a haber un salto cambiario. En un contexto en el que los números para el 2025 no eran tan malos, como para que el propio gobierno tomara ese acto de desesperación. La respuesta del mercado fue salir a comprar dólares, cuya consecuencia vemos con la venta diaria de reservas del Banco Central. Ahora la situación que enfrentan es de mucha ansiedad, que podrían haber evitado si no hubiesen metido al FMI de nuevo en la escena.
—Se discute la adopción de un sistema de flotación entre bandas. ¿Qué implicaría para el régimen cambiario?
—Un régimen de flotación implica establecer un piso y un techo en el valor. Si el dólar alcanza el piso, o sea, si baja mucho la cotización, el Central sale a comprar dólares para impedir que siga bajando, cosa que en Argentina hace muchos años que no pasa. Si la banda alcanza el techo, el Gobierno sale a vender dólares. Para acumular reservas por encima del préstamo del FMI, el Gobierno tendría que poner el piso lo suficientemente alto como para incentivar la venta dólares, pero eso significaría una devaluación. Del otro lado, si el techo no está lo suficientemente alto, el Banco Central va a tener que salir a vender reservas y se va a gastar la deuda del FMI. Ahora, si lo pone muy alto termina también habiendo una devaluación. Si el Gobierno quiere salir del cepo y flotar entre bandas, el tipo de cambio se va a ubicar en un valor mayor que los dólares financieros, el CCL y el MEP, y, por supuesto, del oficial. Por lo tanto, habría un impacto inflacionario.
—Pero por su conocimiento del FMI, ¿se imagina que puede llegar a dar un desembolso inicial sin pedir ningún tipo de corrección hasta las elecciones?
—El Gobierno está atrapado en esta situación en la que, si deja flotar entre bandas y quiere no gastar reservas, va a generar una devaluación y su consecuente problema inflacionario. Pero si mantiene el mismo esquema o pone el techo lo suficientemente bajo, se van a gastar los dólares del FMI. Si me preguntás a mí para qué van a pedir el préstamo, es justamente para intentar ganar las elecciones, para aguantar. Y eso, imagino, que debe ser lo que están negociando.
—¿Existe un esquema de flotación de bandas, pero con controles de capitales?
—Sí, pero sería otro esquema de flotación. Puede pasar que el Gobierno decida no salir del cepo pero hacer algunas modificaciones y anunciarlas como una grandísima reforma del régimen cambiario, aunque sean relativamente marginales. Y eso puede buscarse justamente para evitar un cambio brusco del valor del tipo de cambio si se lo deja flotar libremente dentro de unas bandas.
—Podría pensarse en ese esquema provisorio y corregir post-elecciones.
—Son las preguntas que todo el mundo se hace, que es tarea del gobierno explicar.
—En función de la negociación que tuvo usted en 2022, ¿a qué tenemos que estar atentos cuando venga la letra chica del acuerdo?
—Hay que prestar mucha atención a las reformas estructurales, que son las típicas que pide el FMI, como el sistema previsional y de legislación laboral. Pero también hay que ver qué se define en lo fiscal. No me sorprendería que exijan más superávit, es decir más ajuste, para poder enfrentar las tasas de interés muy por encima del 10% en dólares que Argentina deberá pagar para reacceder a los mercados internacionales.
No me sorprendería que exijan más superávit, es decir más ajuste, para poder enfrentar las tasas de interés muy por encima del 10% en dólares que Argentina deberá pagar
—Suponiendo que se firme el acuerdo, ¿cómo seguirá la economía estos próximos años?
—En el caso de que lleguen los fondos del FMI, básicamente con un esquema aguantando por más tiempo pero no resolviendo los problemas de la Argentina. En el corto plazo el precio de los bonos que tienen vencimientos más cortos, va a mejorar. Porque los bonistas, los que ya tienen los bonos emitidos, van a ver una mayor capacidad de que les paguen, porque en parte se podrá usar el dinero del FMI. Pero, aun si el riesgo de recobro de esos bonos baja y por lo tanto el riesgo país baja, eso no quiere decir que Argentina se acerque a poder acceder al mercado internacional porque el riesgo de repago de nuevas emisiones de bonos tiende a aumentar.
—¿Qué opina usted del último dato que salió de una baja de tres puntos porcentuales en los indicadores de pobreza respecto a diciembre de 2023?
—Recordemos que la pobreza había subido 12 puntos porcentuales en el primer semestre del 2024, y todavía está por encima de la de mediados de 2022, antes del final del gobierno de Alberto Fernández. La inflación es un impuesto muy regresivo que afecta más a los que menos tienen y su reducción hace que la pobreza baje. Hacia adelante, con este esquema, va a ser muy difícil asentar una tendencia de reducción significativa y sostenida de la pobreza, lamentablemente. Creo que si usan deuda externa para la estabilidad del mercado cambiario, en el corto plazo eso es un estímulo a que no tengas un problema inflacionario mayor, pero en el mediano plazo eso lo terminamos pagando más caro los argentinos. No veo a la Argentina adentrándose en una senda de reducción estructural, de reducción de estos problemas estructurales sociales, económicos y productivos.
NR/JJD
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