'The last of us' eleva el dramatismo y la acción en una segunda temporada en Max que colma las expectativas

La espera terminó. The last of us, una de las series más aclamadas de los últimos tiempos, regresó este domingo con una apasionante segunda temporada que llega a Max dos años después del impactante final de la primera. Un largo período, dilatado por la huelga de guionistas de Hollywood que afectó a su producción, en el que los responsables de la ficción protagonizada por Pedro Pascal y Bella Ramsey pusieron toda la carne en el asador para intentar sorprender a los espectadores, hayan accedido o no a la segunda parte del exitoso videojuego de Naughty Dog en el que está basada. Después de ver los siete episodios que conforman la tanda, podemos decir sin miedo a equivocarnos que sí, lo consiguieron.
Eso sí, justificar tan rotunda afirmación se antoja algo complicado, ya que hacerlo sin desvelar el más mínimo detalle sobre la trama requerirá de varias acrobacias verbales para quien escribe estas líneas y de cierto ejercicio de fe por parte de los que lleguen a leerlas. Un cuidado sobre el argumento que pidieron expresamente Craig Mazin y Neil Druckmann, creadores de The last of us, en una carta enviada a los medios junto a los screneers de los nuevos capítulos de la serie.

“Nos gustaría pedirles un favor. En la medida de lo posible, nos encantaría que evitaran revelar detalles importantes de la trama en sus reseñas. Sabemos que muchos de los que ven nuestra serie también jugaron a los juegos, así que algunos eventos no los sorprenderán... pero otros sí, porque son originales de la serie. Y para quienes no jugaron a los juegos, todo está pensado para experimentarlo en el momento, sin preavisos ni contexto”, escribe la dupla de guionistas y productores ejecutivos de la ficción, que agradecen a la prensa especializada que den al público la oportunidad de enfrentarse también a la temporada sin conocimiento previo sobre los puntos clave de la historia.
Mazin y Druckmann concluyen su amable misiva mostrando empatía con los periodistas por “el desafío” que todo ello supone. Una empatía que, tras el visionado de los siete episodios, este medio se dispone a devolverles, una vez entendido que, más que nunca, el factor sorpresa es fundamental en el disfrute de lo nuevo que nos trae la adaptación televisiva de The last of us. Desde la perspectiva de alguien que no jugó al videojuego -aunque sí vio a posteriori sus cinemáticas y su 'gameplay' para comprobar la fidelidad de sus escenas-, se intentará que esta crítica se ciña a la información que se conoce ya oficialmente, a tenor de lo ocurrido en el desenlace de la primera temporada y de la breve sinopsis y el tráiler de la segunda compartidos por Max.
La mentira de Joel a Ellie, detonante de la segunda temporada
“Cada decisión tiene un precio”, asegura Max en el teaser de la segunda temporada de The last of us. Un eslogan con el que la serie coloca como detonante de la segunda tanda de capítulos lo ocurrido en el desenlace de la temporada anterior: la matanza del hospital de Seattle en la que Joel aniquiló despiadamente a los luciérnagas que querían extraer el cerebro de Ellie (provocando su muerte), en busca de un ansiado antídoto para el hongo que provocó dos décadas antes una apocalíptica epidemia mundial.
La ficción retoma su historia cinco años después de aquel acontecimiento que dividió a la audiencia por el dilema moral que se planteaba en aquella última entrega en la que Joel antepuso la vida de Ellie a la posible supervivencia de la humanidad. The last of us desarrollará cómo afecta a la relación de Joel y Ellie la mentira que el hombre contó a su 'hija adoptiva' sobre lo que ocurrió de verdad en Seattle y que la joven nunca se terminó de creer. Así, se profundizará aún más en las capas psicológicas de cada personaje, y del especial vínculo que mantienen entre ambos, con otro virtuoso despliegue interpretativo por parte de Pedro Pascal y de Bella Ramsey (que cobrará aún más peso en el relato).

Los dos actores, que pondrán esta vez sobre la mesa -con especial atención a varios flashbacks que encandilarán al espectador- temas tan trascendentales como la lealtad, el paternalismo, el duelo o incluso la venganza, destacan sobre un gran reparto al que se unen Catherine O'Hara (Gail), Isabela Merced (Dina) y Young Mazino (Jesse), entre los nuevos aliados; y Ariela Barer (Mel), Tati Gabrielle (Nora), Spencer Lord (Owen), Danny Ramirez (Manny), Jeffrey Wright (Isaac) y Kaitlyn Dever (Abby), entre los nuevos villanos. La irrupción de esta última, que se convierte en la principal antagonista de la serie, marcará para siempre el destino del dúo protagonista.
Y si la primera entrega de The last of us funcionó como una road movie con el viaje de Joel y Ellie desde Boston hasta Seattle, la nueva tanda posicionará su epicentro inicial en Jackson, ciudad del estado de Wyoming en el que se ubica el fortificado refugio en el que habita Tommy y aquella pequeña civilización que la historia ya dejó ver en su anterior etapa. Un oasis en mitad de un mundo en el que imperan la muerte y la destrucción, y cuyos muros se verán tambaleados por nuevas amenazas del exterior, algunas ya conocidas y otras, consecuencia también de las decisiones del pasado, aún por descubrir.
'The last of us' sube revoluciones y colma las expectativas
De esta manera, The last of us aumenta su apuesta por la acción, con escenas de mucha violencia y carga dramática en la práctica totalidad de sus episodios. La ficción sube revoluciones respecto a la primera temporada en la que la presencia de los 'infectados' pareció por momentos olvidada o, al menos, desplazada a un segundo lugar. En la nueva entrega, el público quedará saciado de nuevas hordas de corredores, acechadores, chasqueadores e hinchados, tal y como la franquicia califica a los distintos tipos de afectados por ese temido Cordyceps.
No habrá que esperar demasiado para disfrutar de secuencias en las que Max saca toda su artillería de producción y efectos especiales, haciendo vibrar al espectador como la plataforma no lo hacía desde la gran Juego de Tronos. Como ocurriera en las últimas temporadas de la serie basada en las novelas de George R.R. Martin, el exceso de deus ex machina -recurso de guion por el cual un conflicto se resuelve por la aparición de alguien, o algo, que salva in extremis la situación- se erige como uno de los pocos 'peros' que se le pueden poner a los nuevos episodios. Además, esa herramienta que en ocasiones resta calidad al producto, imprime a The last of us esa sensación de 'experiencia inmersiva' de adentrarte en un videojuego en el que, desafío a desafío, se van superando las diferentes 'fases' o 'pantallas'.
Y, hablando de videojuegos, toca enfrentarse a la gran pregunta final: ¿Logrará The last of us contentar a los jugadores en esta segunda entrega tanto como lo hizo su antecesora? La humilde opinión de quien escribe, tras visualizar y analizar las cinemáticas del videojuego, es que sí, y además con creces. La serie, que cuenta con la minuciosa supervisión de Neil Druckmann -creador del famoso título de Naughty Dog-, adapta la historia del videojuego con un profundo respeto, recreando al detalle gran parte de sus secuencias.
En muchos casos, incluso se calca la propia realización y composición de planos de las mismas, así como la ambientacion y escenografía original. La ficción de Max apenas se toma unas pocas licencias, como hizo en su primera temporada, para alterar el orden de algunas escenas en pos de favorecer el arco de transformación de sus personajes. Es decir, se modifica ligeramente su narrativa con el objetivo de darle un mayor sentido y se ahonda, como en el aplaudido tercer episodio de la pasada tanda, en historias paralelas que supondrán para los gamers un gran valor añadido.
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