Bolsonaro y Lula agitaron a sus bases en Sao Paulo
El presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva movilizaron este sábado a miles de sus simpatizantes en Sao Paulo, en un anticipo de la dura batalla que librarán en el mayor distrito electoral de Brasil, clave para los comicios del 2 de octubre.
Bolsonaro participó en la “Marcha para Jesús”, organizada por grupos evangélicos, que integran la base de apoyo social a su Gobierno. Y, a pocos kilómetros de distancia, Lula se conectó con sus orígenes obreros en Diadema, zona metropolitana de la capital paulista.
Faltan 85 días para las elecciones, pero Brasil ya está sumergido en el clima de una campaña que el líder ultraderechista plantea como “el bien contra el mal” y el dirigente progresista como “el amor contra el odio”, en un contexto altamente polarizado.
“Nosotros somos la mayoría del país, la mayoría del bien, y, en esa guerra del bien contra el mal, el bien vencerá”, aseguró el actual jefe de Estado ante centenares de feligreses evangélicos.
Sin embargo, Bolsonaro aparece con una desventaja de entre 15 y 20 puntos en todos los sondeos, que dan como claro favorito a Lula, quien este sábado arremetió contra la gestión de su rival, criticó a los empresarios que solo piensan en política fiscal y prometió “reconstruir” a Brasil y “acabar con el hambre”.
Aun así, esa amplia ventaja de Lula sobre Bolsonaro se reduce en Sao Paulo, hogar de 35 de los 150 millones de electores brasileños. Una encuesta divulgada el jueves por la firma Genial/Quaest prevé incluso un empate técnico entre ambos en la región más rica del país.
Por ello, los dos aspirantes están centrando buena parte de sus esfuerzos en ganarse la confianza de los paulistas.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) realizó un acto en la periferia de Sao Paulo, su cuna política, donde trabajó como metalúrgico y lideró manifestaciones masivas en tiempos de la dictadura militar (1964-1985).
En un discurso enérgico, el exmandatario tachó a Bolsonaro de “fascista” y le atribuyó los “33 millones de brasileños que hoy se van a dormir sin tener algo que comer”.
Además, recriminó a los empresarios que “solo” se preocupan por su plan de política fiscal y “no abren la boca” para hablar de los salarios de los trabajadores.
“Ellos piensan que al pobre solo le gustan cosas de tercera (categoría). ¡Qué vergüenza! Al pobre le gusta comer bien, vestirse bien y, sobre todo, nos gusta ganar bien, tener respeto; ése es el mundo que vamos a crear”, expresó.
Por su parte, Bolsonaro se rodeó de fieles evangélicos en la capital paulista, como ya hizo en el último mes en otras ciudades del país, con el objetivo de levantar su baja popularidad.
Brasil sufre hoy una inflación galopante (12 %) y un desempleo de dos dígitos (11 %), a lo que hay que sumar el último escándalo de corrupción destapado en el Ministerio de Educación, en el que están implicados pastores evangélicos próximos al mandatario.
En este marco, el capitán retirado del Ejército busca impulsar su imagen entre los seguidores de las iglesias pentecostales, que tienen una enorme influencia política, reforzando su agenda conservadora de valores.
“Estamos en contra del aborto, la ideología de género y la liberación de las drogas. Somos defensores de la familia brasileña”, afirmó.
También pidió no caer en “los dolores del socialismo” y mencionó la situación que viven algunos países de la región como “Venezuela, Argentina y Chile”, gobernados por líderes progresistas, como pronto lo estará Colombia, tras la victoria del exguerrillero Gustavo Petro.
A 1.000 kilómetros de distancia, uno de sus tres hijos dedicados a la política, el diputado Eduardo Bolsonaro, participó en una marcha en Brasilia para exigir una mayor liberación del uso de las armas de fuego, política defendida por su padre.
CRM con información de la agencia EFE
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