Más de 20.000 muertos en Gaza y sin esperanzas de una tregua por Navidad
Después de dos meses y medio de guerra en Gaza, el número de fallecidos en la Franja superó esta semana la trágica cifra de 20.000, según las autoridades locales, que calculan que unas 7.000 personas están desaparecidas o bajo los escombros de los edificios bombardeados, por lo que el número de víctimas mortales podría ser superior. Pero los gazatíes, aparte de por los incesantes ataques del Ejército israelí, pueden empezar a morir también de hambre debido a la grave falta de alimentos y agua potable.
Varias agencias de la ONU, incluido el Programa Mundial de Alimentos (PMA), alertaron en un informe publicado el jueves que más de un cuarto de la población de Gaza (577.000 personas) “agotó sus reservas de alimentos, no puede hacer frente a la situación y se asoma al abismo del hambre catastrófica y la inanición”. Eso significa que al menos uno de cada cuatro hogares de Gaza padece actualmente hambre extrema, y existe riesgo de hambruna si no se restablece el acceso a alimentos y agua potable, así como a servicios de salud y saneamiento.
Israel cortó el suministro de agua, luz y combustible a la Franja unos días después del inicio de la guerra como medida de castigo por los ataques de Hamas del día 7 de octubre, en los que murieron unos 1.200 israelíes y más de 200 fueron secuestrados. Desde entonces, los suministros básicos y la ayuda humanitaria entraron a Gaza con cuentagotas.
“Nadie en Gaza está a salvo del hambre”
“El PMA lleva semanas advirtiendo sobre esta catástrofe. Trágicamente, sin el acceso seguro y continuo que hemos estado pidiendo, la situación es ahora desesperada, y nadie en Gaza está a salvo del hambre”, afirmó en un comunicado la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain. “No podemos quedarnos de brazos cruzados y ver cómo la gente se muere de hambre. El acceso humanitario es necesario ahora para que los suministros fluyan adentro y a través de Gaza y para que los civiles reciban con seguridad la ayuda que salva vidas”, añadió McCain.
El PMA señaló que la tregua de siete días a finales de noviembre –acordada por Israel y Hamas, con la mediación de Qatar, Estados Unidos y Egipto– permitió la entrada y distribución de ayuda en la Franja y que la reapertura del paso fronterizo de Kerem Shalom entre Gaza e Israel puede ayudar en ese sentido, siempre y cuando se den las “condiciones operativas dentro de Gaza que permitan entregas seguras y ordenadas a todas las personas necesitadas”.
También la ONG Acción contra el Hambre, que participó en la elaboración de ese informe, alertó de que casi “todos los hogares en Gaza se saltan comidas cada día y en cuatro de cada cinco hogares en el norte, y en la mitad entre los desplazados en el sur, las familias pasan días y noches enteros sin comer nada”. Al igual que el PMA, la organización destacó que “esta situación podría revertirse inmediatamente con un mayor acceso de la ayuda humanitaria”.
“Todo lo que estamos haciendo es insuficiente para atender las necesidades de dos millones de personas. Es difícil encontrar harina y arroz, y las personas deben esperar horas para tener acceso a letrinas y a poder lavarse”, denunció Noelia Monge, responsable de emergencias de Acción contra el Hambre, que visitó la zona recientemente.
Con la malnutrición en aumento entre los niños de Gaza, las afecciones por diarrea se convierten en mortales
Los niños –del total de las víctimas en Gaza, más de 8.000 son menores, según el Gobierno gazatí– son los que se llevan la peor parte, porque son los más vulnerables, sobre todo los recién nacidos. Ricardo Pires, portavoz del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), advierte que las enfermedades representan un riesgo más para la vida de los pequeños. “Los casos de diarrea en niños están por encima de los 100.000, más del doble que antes del conflicto, y con la malnutrición en aumento entre los niños de Gaza, las afecciones por diarrea se convierten en mortales”, explica a elDiario.es.
“Los suministros vitales que necesitan desesperadamente para sobrevivir no están llegando a ellos debido a los bombardeos y combates. Cientos de miles de niños desplazados en el sur de la Franja de Gaza sólo tienen acceso a entre 1,5 y 2 litros de agua al día, muy por debajo de la cantidad recomendada sólo para sobrevivir”, detalla Pires. Esa cantidad es de tres litros al día, como mínimo. En una emergencia humanitaria harían falta 15 litros para beber, lavarse y cocinar.
“En este escenario y sin suficiente agua potable, comida y saneamiento –que sólo un alto el fuego humanitario puede traer–, las muertes de niños por enfermedades superarán muy pronto las de aquellos muertos en bombardeos”, lamenta el portavoz. “Los niños necesitan un alto el fuego inmediato y la apertura de todos los corredores humanitarios para que la ayuda pueda llegar a ellos, y que UNICEF y otras organizaciones humanitarias puedan operar de forma segura sobre el terreno para distribuir los suministros”.
Sin acuerdo para una tregua humanitaria
Sin embargo, esta semana, la posibilidad de un alto el fuego humanitario se alejó más aún con el bloqueo de las negociaciones entre Israel y Hamas, que parecían haber tomado un nuevo impulso hace unos días y se estancaron rápidamente. Las dos partes hablaron con los mediadores qataríes y egipcios, pero sus posturas parecen muy alejadas: Hamas pide un cese total de las hostilidades, antes de negociar sobre la liberación de los rehenes que permanecen en Gaza en manos de este grupo y otras milicias palestinas; Israel se niega a declarar un alto el fuego indefinido y sólo acepta negociar un intercambio de rehenes por presos palestinos detenidos en sus cárceles, aplicando los mismos términos del acuerdo anterior –que permitió una pausa en los combates desde el 24 de noviembre hasta el 1 de diciembre–. En esos siete días, los milicianos liberaron a más de cien rehenes e Israel excarceló a 240 presas y menores palestinos.
Una fuente conocedora de las negociaciones señala a elDiario.es que “las conversaciones entre Israel y Hamas a través de los mediadores continúan en un intento de salir de este punto muerto”. Un acuerdo parecía posible después de que el pasado lunes se reunieran en Polonia el jefe de los servicios de Inteligencia israelíes, David Barnea, el jefe de la CIA estadounidense, William Burns, y el primer ministro de Qatar, Mohammad Bin Abdulrahman Al Thani. Según esa fuente, que pidió el anonimato, el proceso es lento y “todavía no se dio un avance significativo” en las negociaciones.
Un alto funcionario israelí, citado por medios locales, dijo a finales de la semana que no hay negociaciones para la liberación de los rehenes, aunque aseguró que “llegó el momento de renovar el marco formulado en el acuerdo precedente”. “Estamos preparados para continuar desde donde lo dejamos: la liberación de mujeres y niños. Necesitamos empezar por ellos”, declaró, según el periódico Haaretz. Las fuentes consultadas por ese medio israelí explicaron que las actuales negociaciones son más difíciles y complejas que las anteriores, y las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no ayudan a rebajar la tensión entre las dos partes. Netanyahu volvió a insistir en que Israel no detendrá su ofensiva hasta terminar con Hamas y que sus líderes y combatientes sólo pueden “rendirse o morir”.
También la comunidad internacional quedó bloqueada en una semana en la que el Consejo de Seguridad de la ONU pospuso en varias ocasiones la votación sobre una resolución para pedir el fin de la guerra debido a la falta de consenso sobre la terminología empleada en el texto. La primera versión redactada por Emiratos Árabes Unidos llamaba a “un cese de hostilidades” pero EEUU puso objeciones porque Washington y su aliado, Israel, quieren dejar la puerta abierta a la reanudación de las mismas.
Por fin, este viernes el Consejo de Seguridad logró aprobar una resolución, con las abstenciones de EEUU y Rusia –por motivos bien distintos–, en la que el máximo órgano de Naciones Unidas solicita “crear las condiciones para el cese de las hostilidades” en Gaza, una fórmula descafeinada comparada con el texto original redactado por Emiratos Árabes Unidos, que tuvo que ser modificado varias veces a lo largo de la semana. La resolución hace hincapié en el acceso de la ayuda humanitaria a la Franja, que debe ser “pleno, seguro y sin obstáculos” y pide la creación de un mecanismo de la ONU para acelerar y supervisar el envío de ayuda.
Hacinados y hambrientos
Mientras la diplomacia no consiguió aún detener la violencia, Israel continúa su ofensiva —que expandió al sur de la Franja, después de la tregua que concluyó el 1 de diciembre— y se centra ahora en la ciudad de Jan Yunis, la más grande del sur, donde el Ejército dice que se encuentran los líderes de Hamas. Desde el 1 de diciembre, fueron eliminados más de 2.000 milicianos palestinos, según el portavoz militar, Daniel Hagari, y las tropas terrestres afianzaron su control del norte de la Franja.
El Ejército había pedido a mediados de octubre a los residentes del norte que evacuaran al sur de Wadi Gaza, un valle que atraviesa el territorio y que supone una línea divisoria natural entre su mitad septentrional y la meridional. Posteriormente, les pidió que se fueran todavía más al sur, hacia la frontera de Gaza con Egipto, a medida que fue extendiendo sus operaciones en la Franja. La ONU calcula que 1,9 millones de personas (cerca del 85% de la población) abandonaron sus hogares desde el comienzo de la guerra, por las advertencias de Israel o por sus ataques, y muchas de ellas se encuentran en el sur, hacinadas en la zona de Rafah, la más meridional, donde la densidad de población es cuatro veces superior a la que se registraba antes del conflicto.
Alrededor de 1,4 millones de personas están refugiadas en instalaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), muchas de las cuales anteriormente eran escuelas que ofrecían educación gratuita a los gazatíes. “Tenemos hasta 70 personas en un aula, cientos de personas comparten un baño, una ducha”, cuenta la portavoz de ese organismo, Juliette Touma. “La gente lo perdió todo, les falta de todo, desde comida a agua, además de suministros higiénicos. Las mujeres y chicas necesitan toallitas higiénicas; los enfermos crónicos y los ancianos necesitan medicinas, asistencia médica”, dice Touma, quien visitó recientemente la Franja. “Algunos nos dijeron que sólo pueden comer una vez al día, si es que comen”.
Pero ante todo, “necesitan seguridad y protección”, porque los edificios de la UNRWA también fueron blanco de ataques israelíes decenas de veces y unas 300 personas fallecieron en ellos, según la portavoz. Touma reitera lo que vienen diciendo los representantes de la ONU desde hace semanas: “No hay ningún lugar seguro en Gaza”.
0