Días oscuros para Gabriel Boric: el número tres de su gobierno fue procesado por delitos sexuales
A partir del 17 de octubre, noticia principal y sostenida en los medios de comunicación chilenos fue la denuncia por abuso sexual y violación en contra de Manuel Monsalve hasta ese momento sub secretario del Ministerio del Interior del gobierno de izquierda del presidente Gabriel Boric. Horas después de que el padre de la víctima ofreciera una entrevista en televisión nacional donde expresó su temor de que los contactos del ex subsecretario en las fuerzas de seguridad estuvieran siendo usados para ocultar pruebas y emitir amenazas, Monsalve fue arrestado. Sin embargo, la oposición y la prensa denuncian a la Moneda de un 'pacto de silencio': de haber protegido al médico socialista de 59 años, entonces subsecretario del Ministerio del Interior (según la terminología del escalafón en el Derecho Administrativo chileno) y tercer cargo en importancia en el Ejecutivo de la República. De haber disimulado o escamoteado fuera de la luz pública una noticia tan dañina para un gobierno que hizo compaña como abanderado de las políticas de género. Más acá, más tácticamente, lo acusan de haber retaceado cuanta más información pudieran, para evitar daños en las elecciones municipales del 26 y 27 de octubre.
Del Ministerio del Interior a la cárcel de Rancagua
Médico de 59 años, de extendida trayectoria en el Partido Socialista (PS), Manuel Monsalve ocupó por dos años y siete meses un puesto estratégico en La Moneda, responsable de la seguridad pública y en uno de los momentos más complejos para Chile, que atraviesa por una inédita crisis de seguridad en el país que hasta principio del siglo XXI era considerado uno de los más seguros de América Latina, por la irrupción de una nueva delincuencia, marcada por homicidios cada vez más violentos y cometidos con armas de fuego junto a la aparición de las llamadas “casas de pique” , así se llama en otras latitudes a la tortura-, la exhibición de cadáveres para mostrar presencia, el uso de redes sociales como mecanismo de vanagloria de los delincuentes.
El ex sub secretario Monsalve, considerado hasta hace poco tiempo un de los funcionarios más populares y de mayor proyección del gobierno, el domingo 22 de septiembre se reunió con una subalterna en el segundo piso del restaurante Ají Seco Místico de calle Mac Iver. Según la denunciante de 32 años, luego de la cena el ex ministro la llevó al Hotel Panamericano de Santiago, donde se hospedaba esa semana, y la agredió sexualmente. Estos hechos valieron la denuncia y formalización por delitos de violación y abuso sexual.
A dos meses de conocerse la denuncia, el martes 19 de noviembre, en una maratónica jornada llevada a cabo en el 7° Juzgado de Garantía de Santiago el juez Mario Cayul, conforme a la petición del Ministerio Público y de la parte querellante, dictaminó la prisión de Monsalve en la cárcel de Rancagua. Un plazo de cuatro meses quedó establecido para la investigación.
La ‘impericia’ de un gobierno con sello feminista
Al día siguiente de la renuncia de Monsalve, el presidente Boric brindó una errática conferencia de prensa en Lampa. En esa ocasión, el primer mandatario explicó que se enteró de la denuncia cuando se lo comunicó la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD).
Antes de que la prensa difundiera la denuncia por delitos de violación y abuso sexual, según los términos en el lenguaje jurídico chileno, contra el viceministro del Interior -el socialista Manuel Monsalve-, la derecha tradicional vivía en Chile una encrucijada de descrédito debido al llamado “Caso Audios” o “Caso Hermosilla”, mega trama de corrupción y tráfico de influencias, que compromete a espacios de poder chileno incluida la Corte Suprema, y de la que aún no se conocen todos sus alcances .
Significativamente, transcurrieron 48 horas desde ese momento a la salida de Monsalve, quien había ordenado sin tener orden judicial revisar las cámaras del hotel donde ocurrió la violación denunciada. El lapso de demora, que originó razonables críticas por parte de propios y de ajenos, se replicó en las primeras horas de silencio de la Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejo (PC), que solo habló del tema el lunes siguiente a la renuncia de Monsalve ocurrida el jueves. El desconocimiento del caso por parte de la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana.
En este marco, se inscribe la decisión del opositor Chile Vamos de crear una comisión investigadora en la Cámara de Diputados, debido a que “no existe claridad sobre las actuaciones llevadas adelante por los organismos del Gobierno involucrados, durante al menos las primeras 18 horas tras conocerse la situación”. El pedido de la bancada de parlamentarios del partido de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI) a la Fiscalía para que cite a Boric a declarar en calidad de testigo por posible omisión. El énfasis en que el abogado defensor , Roberto Ávila es cercano a la presidenta del PS, Paulina Vodanovic.
El círculo que se cierra sobre el presidente Gabriel Boric
En su declaración como testigo ante el fiscal Xavier Armendáriz, el 30 de octubre y difundida por el noticiero T13, la ministra Tohá, en la audiencia de formalización de Monsalve, respecto al acucioso tema de no haber cesado inmediatamente al ex ministro imputado apenas enterado de los hechos, se desligó de las decisiones de Boric. Entre otros puntos sostuvo que el mandatario sostuvo una reunión con Monsalve la tarde del martes 15 de octubre a la que ella no asistió; que en esa reunión Boric le dio permiso a Monsalve para viajar al sur a informarle a su familia de su situación; que recién el jueves 17 asistió a la reunión en la que le pidió la renuncia -cita en la que ella no dijo palabra-; y que fue él quien autorizó que Monsalve renunciara desde La Moneda.
“La afirmación de que la decisión de que el exsubsecretario Monsalve viajase a Concepción, fue una decisión del propio Presidente en que no participó ninguna otra autoridad, me parece que es dejar al desnudo al Presidente”, razonó el vicepresidente de la Cámara de Diputados Eric Aedo (PDC) .
Verdades y consecuencias
El 26 y 27 de octubre se celebraron los comicios municipales y regionales considerados un termómetro de las presidenciales de 2025. El oficialismo contaba con cierta ventaja, sobre todo en las municipales, por concurrir en una única lista, con la inclusión de la Democracia Cristiana (DC), que no forma parte del Ejecutivo pero es su aliado en muchas votaciones.
La fragmentación en la derecha, en cambio, parecía total: las fuerzas del ala tradicional agrupadas en Chile Vamos (Renovación Nacional, UDI y Evópoli) no lograron ponerse de acuerdo ni con la ultraderecha del Partido Republicano (PLR) y del Partido Social Cristiano (PSC ) ni con los populistas del Partido de la Gente, que eventualmente favorecía la dispersión del voto.
El objetivo del oficialismo de evitar la fragmentación y un avance significativo de ésta en términos de poder territorial. A la vista de los resultados resulta evidente que la estrategia tuvo un éxito parcial.
La centroderecha recuperó municipios: pasó de 87 a 122 alcaldías; en tanto, la centroizquierda bajó de 150 a 111. La nueva derecha radical articulada en torno al Partido Republicano, ganó 8 alcaldías. A la vez, el número de alcaldes independientes se mantuvo estable: de 105 a 104, en parte porque varios ‘independientes’ pasaron a integrar listas parlamentarias. Los resultados de consejeros regionales y concejales presentaron similar panorama; avance significativo de la oposición de derecha y una centroizquierda e izquierda que lograron resistir. En referencia a los gobernadores, casi todos van a segunda vuelta.
En apretada síntesis, el retroceso del oficialismo y el crecimiento de la derecha (además de la desaparición de los autodenominados partidos de centro) es indiscutible, sin embargo, ninguna fuerza tuvo un resultado arrollador que le permita atribuirse la victoria en estos comicios.
A la incógnita planteada en la izquierda y la centroizquierda si en estas elecciones surgiría un liderazgo capaz de suceder a Boric, sin posibilidades de reelección, la respuesta se tornó tanto más difícil debido al escándalo Monsalve que enturbió la imagen del gobierno incluidos ministros con proyección presidencial. Antes de que la prensa difundiera la denuncia contra Monsalve, la derecha tradicional estaba muy desacreditada debido al llamado “Caso Audios” o “Caso Hermosilla”, mega trama de corrupción y tráfico de influencias, que compromete a espacios de poder chileno incluida la Corte Suprema, y de la que aún no se conocen todos sus alcances .
La lógica de los medios y de las redes sociales enfatizan “ellos versus nosotros”: “Los zurdos son cómplices de violación”; “¿qué pasa con los machos violadores de los merluzos?”; “la derecha ahora quiere hacerse cargo de la violencia contra la mujer”; “derechistas violadores” son algunos de los comentarios. Una lógica que reduce el escándalo Monsalve a lo político, y sus consecuencias inmediatas de los resultados electorales parecen probarlo. Sin embargo, no se ha ameritado en el mismo escándalo la gravedad de la violencia de género, que aparece tratada como un hecho aislado y como un factor sustentado en el cálculo político, y no como violación de los DDHH.
AGB
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