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ELECCIONES BRASIL 2022
A todo o nada, Lula y Bolsonaro se enfrentan por TV antes de las elecciones del domingo

Lula vs Bolsonaro, hoy será el segundo debate antes de las elecciones del domingo.

Eleonora Gosman

San Pablo, Brasil —
28 de octubre de 2022 17:57 h

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A las 21:30 la emisora Globo, de Río de Janeiro, dará la señal de largada. En un set iluminado como un escenario preparado para un gran show, aparecerán los dos adversarios: Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Messias Bolsonaro. En los momentos previos, cada uno buscará medir el nivel de nerviosismo que puede revelar la gestualidad del antagonista. Y como en todo certamen final moverán sus piezas, a la espera de una influencia decisiva en los votos necesarios para triunfar el domingo. Así, al menos, lo imaginan en los respectivos comités de campaña. En uno y otro cuartel general piensan, a estas horas, cuáles son los puntos clave que pueden desequilibrar a los contendientes. Y los preparan para evitar eventuales resbalones. 

Para el equipo de Bolsonaro las horas que faltan pueden representar la chance de dar vuelta los resultados de las últimas encuestas. Estas le conceden la victoria a Lula con 53% de los votos válidos. En desventaja, con 47%, el actual jefe de Estado precisará atraer toda esa franja de población que todavía duda. Por eso, los asesores sienten que esta noche se juega el “todo o nada”.

De acuerdo con Datafolha, los electores “gelatinosos” tienden a dispersarse entre ambos presidenciables. En la medición de esa consultora, 21% de los dudosos tienden a votar a Bolsonaro en cuanto 15% de ellos se orientan hacia Lula. Pero no es un detalle que 59% se incline definitivamente por el voto blanco o nulo. Por eso, los directores de encuestan ven como un objetivo muy difícil que el mandatario consiga su reelección. 

El comando bolsonarista se desorientó esta semana. Varios hechos impactaron en forma negativa en la percepción que los ciudadanos tienen del candidato. Es el caso de una declaración improcedente del mandatario, cuando confesó públicamente cierta atracción sexual por una adolescente venezolana de 14 años. Para la sociedad brasileña, un líder político que se autoproclama defensor de la familia, de la religión y del decoro, esa admisión resultó un escándalo. Y las redes sociales, como siempre exageradas, extrapolaron al adicionarle el calificativo de “pedófilo”. Otro “traspié”, esta vez más que complicado, tuvo que ver con su aliado íntimo, el ex diputado Roberto Jefferson. El hombre atacó a tiros y granadas a una patrulla policial que lo iba a detener por orden de la Corte Suprema. Esa resistencia armada revela el costado violento de la política bolsonarista. Se especula que Jefferson, posiblemente, quiso provocar una confrontación armada para erigirse como víctima de alguien que lucha por su libertad, y de esa forma provocar un viraje en la campaña. 

Finalmente, el ministro de Economía Paulo Guedes dijo que, en 2023, no será reajustado el salario mínimo según la inflación.  “Si Bolsonaro hubiera aumentado el salario mínimo en una proporción superior a la inflación durante su gobierno, no hay dudas que habría ganado la elección” afirmó el analista Roberto Toledo. El último episodio estalló el lunes cuando Bolsonaro denunció la existencia de un “complot” del Tribunal Superior Electoral (TSE) y un puñado de emisoras de radio del Nordeste del país, que no vehicularon inserciones publicitarias de su campaña. Eso provocaría un “desequilibrio” en la competencia.

Frente a esa sucesión de equívocos, Lula llega al debate del último día de campaña con una situación tranquila: puede administrar su ventaja, lo que le permitiría concentrar sus intervenciones en las cuestiones económicas y las propuestas para su gobierno.

Para reforzar esa postura, el ex mandatario divulgó ayer una Carta para el Brasil del Mañana, donde asume compromisos y con las soluciones a las necesidades sociales más imperiosas y con la responsabilidad fiscal. Declaró de modo contundente que el suyo “no será un gobierno del Partido de los Trabajadores”, porque incluirá todos “los sectores políticos de ese frente muy amplio que hace posible el triunfo contra Bolsonaro”. Para el ex mandatario “esta no es una elección cualquiera. Está en juego la opción entre dos proyectos completamente diferentes para Brasil. Uno es el país del odio, la intolerancia, el desempleo, los salarios bajos, la destrucción del Amazonas y del medio ambiente”. El otro programa “es el país del respeto, del empleo, de salarios decentes, de jubilaciones dignas, de derechos para todos, de la salud, la educación y la preservación medioambiental. Y, sobre todo, de un compromiso imbatible con la democracia”.

Lo cierto es que Brasil saldrá muy dividido de estos comicios. Y la diferencia entre ambos candidatos, relativamente baja (e 6 puntos), lleva a suponer que Bolsonaro intentará cuestionar los números salidos de las urnas, bajo el argumento de fraude.  Es de esperar, para el próximo año, que la institución de las fake news continúe tan activa como ahora; sostenida por el pilar de una ultraderecha bien establecida. Como señaló un columnista “Los cambios que se aproximan no pueden ser vistos como un mañana luminoso. Hay muchas dificultades en el horizonte”.

EG/MG

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