Serguéi Shoigú, el ministro de Defensa ruso desaparecido, no contesta al “teléfono rojo”
Continúa la incógnita sobre el paradero del ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, desaparecido de los medios de comunicación desde el pasado 11 de marzo. Para tratar de atajar los rumores, este jueves, el Kremlin difundió un breve vídeo sin sonido en el que aparecía Shoigú en una esquina de la pantalla de una videollamada de Vladímir Putin, pero las breves imágenes han disparado más las especulaciones. A la inquietud por sus posibles “problemas de salud”, de los que informó un medio ruso independiente, se une la circunstancia de que el Pentágono ha fracasado en sus intentos de establecer comunicación con él y con Valeri Gerasimov, jefe del Estado Mayor ruso del que tampoco se sabe nada desde hace semanas.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, ha señalado que desde el inicio de la ofensiva tanto el secretario de Defensa, Lloyd Austin, como el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, han intentado sin éxito hablar con sus homólogos rusos.
Según ha publicado The Washington Post, tanto Sergéi Shoigú como Valeri Gerasimov “han declinado” establecer contacto con el Pentágono a pesar de sus numerosos intentos, sin que de momento hayan trascendido más detalles.
Esta línea de comunicación entre Washington y Moscú lleva abierta desde la Guerra Fría y se conoció con el sobrenombre de “teléfono rojo”. Tiene el objetivo de evitar incidentes entre los ejércitos y tratar de reducir el riesgo de un conflicto a gran escala. Fuentes oficiales de Defensa de EEUU citadas por el Washington Post describen esta la línea telefónica de desescalada como un mecanismo táctico para evitar errores de cálculo, especialmente cuando se trata de proteger el espacio aéreo o el territorio de la OTAN.
Según informa la CNN, la última vez que el general Mark A. Milley logró hablar con Valeri Gerasimov fue el pasado 11 de febrero. Con Shoigú el último contacto fue el 18 de febrero.
John Sullivan, embajador de EEUU en Moscú, confirmaba al comienzo de la invasión que esta línea directa entre ambos países seguía vigente desde la Guerra Fría para evitar un conflicto nuclear y que trabajaban para retomarla, según informó Reuters.
“Ya ha habido un precedente para tal interacción: este canal de comunicación fue utilizado por los militares de nuestros países para prevenir situaciones de conflicto en Siria”, dijo Sullivan al diario Novaya Gazeta.
Tres personas con acceso al “botón nuclear”; de dos no se sabe nada
Otro factor inquietante en torno a que no haya noticias del ministro de Defensa ruso y el jefe del Estado Mayor es que tienen acceso a maletines nucleares como el que tiene Putin para dar la orden de lanzar los misiles.
Estos maletines nucleares se conocen en Rusia como 'cheget'. La Federación de Científicos Estadounidenses (FAS) describe en su web la cadena de mando en Rusia. La autorización de lanzamiento de armas nucleares la daría el presidente (Vladímir Putin), el ministro de Defensa (Sergéi Shoigú) o el jefe del Estado Mayor (Valeri Gerasimov) que tienen los códigos de desbloqueo de estos maletines.
En 2019, Zvezda, canal ruso administrado por el Ministerio de Defensa, mostró brevemente imágenes de estos maletines y explicaba su funcionamiento.
Según la FAS, el 'cheget' no tiene un “botón rojo” que lance directamente los misiles, sino que transmite las órdenes de lanzamiento al comando militar central: el Estado Mayor. Son los militares los que tienen acceso a los códigos de desbloqueo de los misiles y pueden hacer efectiva la orden de lanzamiento de ojivas nucleares.
Putin siempre lleva con él su 'cheget', según contaba a la BBC Igor Sutyagin, del Instituto de los Servicios Reales Unidos, un centro de investigación británico.
“Si Rusia está bajo amenaza, suena una alarma y se enciende un luz roja en el maletín. El ministro de la defensa y el primer ministro también tienen un maletín”, explicaba Sutyagin.
Las imágenes de Serguéi Shoigú, ¿un montaje?
El Kremlin difundía este jueves imágenes del ministro Shoigú, pero la naturaleza del vídeo en lugar de acallar los rumores los ha desatado aún más.
La agencia RIA Novosti aseguraba en una información que el ministro de Defensa ruso había participado en una videollamada con Putin para informar sobre cuestiones relativas al desarrollo de la operación militar. Pero no hay fotos recientes ni ha comparecido frente a las cámaras. RIA ilustra sus notas más recientes sobre Shoigú con fotografías de archivo. En el breve vídeo sin sonido difundido por el Kremlin, se ve en una esquina a Serguéi en la reunión. En otros fragmentos distribuidos en redes por periodistas del Kremlin se ven interferencias justo en la ventana del ministro.
El medio ruso independiente Mediazone, censurado en el país, ha analizado las imágenes y concluye que son un montaje. En su investigación aseguran que la ventana en la que aparece Shoigú fue incrustada en la pantalla utilizando imágenes de archivo de otras comparecencias.
Señalan además, que el vídeo grabado y difundido por el Kremlin tiene efectos de interferencias en los primeros segundos para llamar la atención del espectador sobre la figura del ministro de Defensa.
En declaraciones recogidas por la agencia TASS, Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, justificaba su ausencia debido a que “no tiene tiempo para los medios” porque “tiene muchas preocupaciones relacionadas con la operación militar”.
Agentstvo, medio de investigación censurado por el Kremlin, informó citando fuentes cercanas al ministro de Defensa de que podría tener “problemas de salud”, más concretamente “problemas cardiacos”.
Por el momento, tampoco hay apariciones públicas, declaraciones ni imágenes recientes de Valeri Guerásimov, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas. Tanto Guerásimov como Shoigú son miembros del círculo más cercano de Putin y dos de los pilares en los que depositó sus esperanzas el pasado 24 de febrero.
Aunque Rusia insiste en que la “operación especial” se desarrolla según lo esperado, cuando se cumple un mes de la invasión de Ucrania cada vez se hace más patente que el resultado no está siendo el deseado por Putin. La resistencia ucraniana frena el avance de las tropas, sobre todo en Kiev, y los informes de inteligencia de países como EEUU y Reino Unido constatan que las fuerzas armadas de Rusia se encuentran estancadas.
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