Una elite cómplice de los hermanos Milei queda atrapada en la promiscuidad de sus negocios

Un elemento no previsto pasó a ocupar un lugar relevante en el segundo año de Javier Milei en Casa Rosada.
Fue tan primaria la participación del ultra en la presunta estafa $LIBRA, que deberá afrontar la decisiva cita electoral de octubre con el riesgo latente de imputaciones, citaciones y quizás algo más, tanto en Argentina como en Estados Unidos.
La mira de una investigación podría posarse sobre el propio Milei, pero hay un escenario más inquietante. Si el nombre de su hermana pasa a recorrer expedientes judiciales, podría tener consecuencias devastadoras para la particular psiquis que habita la residencia de Olivos.
Un primer reflejo, razonable, indicaría que las posibilidades de que avance la investigación en los tribunales federales de Comodoro Py son nulas. La instrucción quedó a cargo del fiscal Eduardo Taiano, acaso el máximo exponente de la práctica de adormecer expedientes en el edificio de Retiro (estuvieron en su despacho las causas Nisman, Papel Prensa, Ritondo, Insaurralde y Luis Caputo, entre otras).
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Taiano comparte con María Romilda Servini de Cubría, titular del juzgado federal 1, donde quedaron radicadas decenas de denuncias por el fraude con la criptomoneda $LIBRA, cierta vulnerabilidad por una multitud de razones personales y familiares, que los hacen pasibles de condicionamientos. Servini suele hacer más ruido y manejarse con algo más de autonomía por sus variadas conexiones políticas, pero ni uno ni otra escapan a la dinámica que adquirió Comodoro Py desde la década de 1990, cuando llegaron a las sillas que ocupan.
El fuero penal federal actuó en los últimos años bajo una impronta prácticamente inexorable a la hora de afectar intereses políticos. Con o sin sustento, sólo avanzan las causas que apuntan al kirchnerismo y el resto se absuelve o se cajonea. Sin embargo, esta vez, protagonistas y habitués de los tribunales de Retiro habilitan dudas sobre el derrotero del expediente por la criptoestafa.
Se incriminó
Un primer elemento a tener en cuenta es lo burdo de la maniobra de Milei en el atardecer de nueve días atrás. Hubo unos pocos ganadores de al menos US$100 millones a costa de varios miles de apostadores en la criptorruleta rusa disparada por el Presidente. Esos insiders se habían ocupado en los últimos meses de sacarse selfies con el mandatario en pasillos y despachos oficiales, y de dejar marcas del acuerdo espurio alcanzado.
Segundo, la actuación en tribunales estadounidenses y en el organismo regulador del mercado de capitales del país del norte, Securities and Exchange Commission, podría presionar a sus pares de Comodoro Py, entre otras razones, para conservar la jurisdicción.
El tercer factor es de índole netamente política.
Milei y Mauricio Macri manifestaron su voluntad de llegar a un amplio acuerdo político de cara a las elecciones legislativas de octubre. La negociación promete ser ríspida y enmarañada.
Macri, cuando un asunto le interesa realmente, no sabe disimular. Así, se metió de lleno en un cruce de acusaciones en el que ambos bandos se endilgan interés económico detrás de los oferentes por la Hidrovía
El Presidente y su entorno emitieron señales de que pretenden hacer un uso unilateral de la birome que ordenará las listas, con un desprecio no disimulado por lo que queda del PRO. La amenaza de quedar afuera activó el salto a las filas ortodoxas del oficialismo. Algunos se adelantaron (Diego Valenzuela, Florencia Arietto, el bullrichismo) y otros se encontraban en plena transición cuando a Milei se le ocurrió obedecer la orden del arribista Hayden Davis, que alardeaba controlarlo (Diego Santilli, Guillermo Montenegro, Sabrina Ajmechet).
El inicio de las negociaciones encuentra a Macri y a Santiago Caputo en una sórdida disputa por la licitación de la Hidrovía, contrato de tres décadas por US$420 millones anuales, probablemente el mayor que asignará el Ejecutivo ultraderechista hasta 2027. Hay que reconocer que Macri, cuando un asunto le interesa realmente, no sabe disimular. Así, se metió de lleno en un cruce de acusaciones en el que ambos bandos se endilgan interés económico detrás de los oferentes, o, en criollo, coimas.
Las terminales de Comodoro Py
Es en este contexto, la mirada vuelve sobre el expediente de $LIBRA que comenzó a rodar en Comodoro Py. Las terminales en ese edificio son variadas: SIDE, Grupo Clarín, Washington, facciones de la UCR y el PJ, pero, en años recientes, ninguna supo amalgamar esos intereses como el macrismo puro. Para los objetivos del expresidente, los juzgados de primera, segunda y tercera instancia del fuero federal, más la Corte Suprema, han actuado como un reloj suizo.
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Del lado de Milei, ese hilo no está tan claro. Se yuxtaponen intereses, pero su hombre en Justicia y mentor de su defensa en $LIBRA, Mariano Cúneo Libarona, es visto como un enemigo por la mesa judicial que forjó el macrismo, vigente en las sombras. El secretario de Justicia y virtual interventor del ministerio, Sebastián Amerio, subsana parcialmente ese déficit por su pasado en la burocracia de la Corte, pero en la divisoria de aguas del “tríángulo de hierro”, su nombre es atribuido a la órbita de Santiago. ¿Alcanzará para frenar embestidas contra el mundo Karina? En el Gobierno transmiten que las versiones de un cisma son erradas, y que el vínculo con Amerio es fluido. “No cambió nada”.
Tanto si las negociaciones para armar un frente PRO-LLA progresan total o parcialmente, o se derrumban, los movimientos de Comodoro Py pueden ser decisivos.
Un texto de whatsapp que se filtra, un vivillo que se profuga, un registro de ingresos a Olivos y una citación a indagatoria a la abrepuertas Karina podrían amenizar las negociaciones electorales de la derecha y la ultraderecha
Taiano comenzó la instrucción con pedidos de informes al Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y Google, que pueden tardar semanas, llegar incompletos y servir de poco, pero encuadró la acusación en probables delitos graves, como estafa, cohecho, tráfico de influencias y abuso de autoridad, con Milei y los cryptobros singapurense, Julian Peh; estadounidense, Hayden Davis; y argentinos, Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, entre los imputados.
Un allanamiento de un celular por allá, un texto de whatsapp que se filtra por acá, un vivillo que se profuga, un inconveniente registro de ingresos a Olivos, más billeteras cripto etiquetadas bajo el nombre MILEI y, en un escenario límite, una citación a indagatoria a la abrepuertas Karina podrían amenizar las negociaciones electorales de la derecha y la ultraderecha. Constatar esas tensiones en los diferentes segmentos de los canales de noticias de los grupos Clarín, Nación y América, y dilucidar las amenazas que profiera Alejandro Fantino en el streaming Neura prometen ser un festín.
Tradición, familia y propiedad
La frenética tarde que llevó a Milei a cometer voluntaria o involuntariamente una estafa surge como corolario de una característica intrínseca de su proyecto: el solapamiento de intereses públicos y privados.
El ultra era un aspirante a la Casa Rosada y diputado nacional en 2023 cuando su hermana, Karina, respondía por whatsapp a pedidos de encuentros con inversores con un tarifario: US$2.000 por cabeza para citas individuales o con pocas personas. Una charla grupal de menos de una hora, presencial o por zoom, podía multiplicar varias veces esa cifra. Iván Dubois, encargado junto a Karina de llevar la agenda de Milei y hoy alojado en el Parlamento del Mercosur, pedía entre US$10.000 y US$20.000 por orquestar una cita con el candidato poco antes de la elección presidencial de 2023, muy por encima de lo habitual en el mercado de los consultores financieros. Con un requisito extra: debía ser cash, sin ningún registro de transferencias.
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Los testimonios que dan cuenta de esa forma de recaudación son varios. Ni Karina Milei ni los voceros del Gobierno atinan a confirmar o desmentir.
De todas formas, la versión queda corroborada por dichos del entonces candidato presidencial y diputado en ejercicio en marzo de 2023, cuando alardeó de que vivía de conferencias por las que cobraba entre US$10.000 y US$25.000, y ello le permitía sortear su salario como legislador. “A los políticos les cuesta entender eso”, dijo entonces a TN, sin repreguntas.
El sistema mediático, político y judicial normalizó la forma de ganarse la vida de un candidato presidencial cuyas eventuales decisiones posteriores podrían disparar ganancias siderales para alguno de sus clientes que abonó US$2.000 por un café de media hora en la penumbra del lobby de un hotel. No se trató sólo de la anuencia del establishment, sino también de millones de votantes que se declaraban enfurecidos con “la casta”.
Nada que reprochar, ni siquiera ante el dato inquietante de que la última declaración de bienes de Javier alcanzara los US$125.000 (seis de sus charlas más caras), y la de Karina, US$3.600 (360 tortas).
Un dato de la época es la caída definitiva de la careta institucionalista de asociaciones empresariales, unas cuantas ONG, los vestigios de la UCR, el PRO en pleno, muchos jueces y fiscales y los medios tradicionales. Ya con Macri implicaba una alta dosis de violencia ética e intelectual sostener la agenda de la “transparencia”. Con los extremistas en Casa Rosada, esas fuerzas vivas de la sociedad y una porción significativa del electorado que se declara preocupado por la República se dedica a avalar o disimular a un inadaptado que agravia a diario, sostiene posturas autoritarias y retrógradas en escenarios internacionales, celebra muertes a los cuatro vientos y hace gestos masturbatorios en público. Si para sostener la cruzada en pie hace falta dictarle las preguntas a un periodista o comprar un senador correntino, se hace.
El enchastre de intereses se institucionalizó no bien el 56% de los argentinos confió en los Milei para regenerar el sistema político. Primero, desembarcaron los conocidos del consultor provenientes de Corporación América, y de inmediato se sumaron ejecutivos de Techint y otros conglomerados del área de energía, medicina privada y el mercado financiero. Federico Sturzenegger orquestó al galope la redacción de la ley Bases y el DNU 70, pilares del Ejecutivo ultra. Abogados de los estudios Bruchou & Funes de Rioja, Marval, O'Farrell y Mairal, Kesselstatt, Deppeler y otros trajinaron la ruta a Olivos, mientras los borradores legislativos iban y venían desde despachos privados a oficiales.
Todo muy lindo, hasta el viernes 14 de febrero a las 19.01.
El río suena
Aquella práctica de cobrar el acceso al candidato-consultor Milei resonó esta semana cuando el sitio CoinDesk reveló que Davis, el motor de $LIBRA que dice tener en sus manos US$100 millones a la espera de que los Milei le digan qué hacer, escribía en diciembre pasado que tenía “controlado a ese nigga” porque había pagado a Karina, por lo que podía “hacer firmar cualquier cosa”.
Si alardeó de más, le salió bien, porque llegado el día y la hora indicadas, el Presidente tuiteó.
Al probable charlatán Davis se suma Charles Hoskinson, un inversor con mucho más seniority en el mundo cripto, quien narró que allegados a Milei le pidieron dinero para organizar un encuentro en Buenos Aires, en octubre pasado.
Así las cosas, el Presidente quedó frente al mundo ante la agria disyuntiva de asumirse como estafador o como un hombre precipitado, con pocas luces, fácil de engañar. En cualquier caso, un peligro.
El traspié de Jonatan Viale en la entrevista con Milei desató un pandemonio.
Viale, descubierto ante el mundo como un cronista que acepta que le dicten preguntas para ayudar a un Presidente sospechado, sacó la metralleta. Apuntó a su excolega de la pantalla de LN+, hoy en A24, Eduardo Feinmann, quien había señalado la escena en el despacho presidencial como “una vergüenza”: Lo acusó de recibir dinero de Horacio Rodríguez Larreta en un sobre marrón en un estacionamiento, durante la pasada campaña electoral. No nombró a su excompañero, pero fue tan obvio, que Feinmann se dio por aludido y anunció que lo demandará, según deslizó su abogado Gabriel Iezzi, quien también se privó de mencionar el apellido de Viale, en un extraño juego que al parecer es lo normal en esas lides.
El Presidente quedó frente al mundo ante la agria disyuntiva de asumirse como estafador o como un hombre precipitado, con pocas luces e instrucción, fácil de engañar
Viale y Feinmann ocupan dos de los lugares más visibles del Grupo Clarín. El primero, en el prime time del canal de noticias TN, y el segundo, en la primera mañana de Radio Mitre.
Ambos espacios son tribunas aguerridas de defensa del Gobierno y ataque a los opositores. En la feroz batalla, ambos parecieron coincidir en un punto: manifestaron su deseo de que a Milei le vaya bien, e incluso ayudarlo, para que no vuelva el kirchnerismo. Cabe inferir que el objetivo de esos periodistas es el mismo del grupo que los emplea en lugares estelares.
El rostro de Clarín
Más allá de las prácticas de Viale y del ruido desatado alrededor, Clarín quedó descripto cabalmente por el hecho. Por empezar, en la decisión de enviar a ese cronista a hacer la entrevista a un Presidente que necesitaba preguntas pautadas. Luego, por admitir la publicación de la versión censurada por Santiago Caputo y descartar la original, que incluía la respuesta en la que Milei se enredó. En ello intervinieron editores y jefes periodísticos por encima de Viale. Una vez expuesta la entrevista en crudo por error involuntario o vendetta de algún empleado —de Presidencia o del Grupo—, TN siguió sin difundir el registro completo, dejó a Viale disparar estiércol a mansalva y no atinó a dar ninguna explicación.
Los lanzamientos envenados entre colegas no se agotaron en estrellas del Grupo Clarín. Cristina Pérez, conductora de ciclos en Radio Rivadavia y LN+, ubicada en la misma línea de Viale y Feinmann para combatir al kirchnerismo, dijo que “tres fuentes” le revelaron que hay una trama en el entorno de Milei que cobra para acercar empresarios.
Una vez expuesta la entrevista en crudo por error involuntario o vendetta de algún empleado —de Presidencia o del Grupo—, TN siguió sin difundir el registro completo, dejó a Viale disparar estiércol a mansalva y no atinó a dar ninguna explicación
La respuesta llegó de inmediato de boca de Fantino, militante y confidente de Milei. En un diálogo en su canal online Neura, el periodista santafesino llenó de elogios a su colega tucumana, pero deslizó que el cobro de coimas podría ser, en realidad, de parte de Luis Petri, ministro de Defensa y esposo de Pérez. Fantino narró que ministros del gabinete creen que Petri cobró sobornos por la millonaria compra de aviones F16 a Dinamarca.
Luis Majul, conductor y programador en LN+ y radio El Observador, también inscripto en la línea periodística de Fantino, Pérez, Viale y Feinmann, rozó la malicia cuando, en un pase con la esposa de Petri en el canal del Grupo La Nación, sugirió que el ministro de Defensa ya estaba afuera del gabinete.
El episodio Viale brindó otra señal reveladora. Milei aparece como un loco gritón y soez que actúa por impulsos. Conforma un personaje que sorprendió a algunos de quienes convivieron con él en su década larga de Corporación América.
En la entrevista, el Presidente y Viale mostraron una inenarrable capacidad de cinismo cuando ironizaron sobre las preguntas “dictadas” por Santiago, “malo, malísimo”, Karina y Manuel Adorni.
Un minuto después, cuando Santiago en efecto pasó a dictar la pregunta y la respuesta, Milei, “el loco”, asimiló con calma la interrupción y obedeció lo indicado, porque comprendió que podría comprometerse judicialmente, como apostilló sagazmente Viale.
El entorno presidencial trasmitió luego que el Presidente estaba muy enojado con su asesor Caputo. Lejos de ello, en la escena grabada, pareció sumiso.
Al final, podría no estar tan loco.
SL/DTC
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