La oposición peronista, frente al desafío de construir representación

2024 empezó siendo un tiempo confuso de cambio político, con una sociedad polarizada que atraviesa uno de los períodos económicos más difíciles de los últimos 30 años. Argentina está en crisis, y no es solo una crisis económica.

Ya sea a favor o en contra, la lupa está puesta en el gobierno de Javier Milei. El oficialismo habla de eso, los medios hablan de eso y la oposición habla de eso.

Con movimientos temerarios y abruptos, el gobierno pone los temas sobre la mesa y discute una reforma legal que tiene la talla de una reforma constitucional encubierta. Habla de la necesidad de que el DNU y la ley Bases salgan para cambiar el país, pero no habla de contenidos. Son cientos. La oposición y la gente en la calle, con el bolsillo descosido, tampoco.

En medio de la marea y como si nadie supiera por donde empezar, la discusión hoy termina siendo la aceptación o el rechazo del paquete de propuestas, y la oposición no logra instalar temas de volumen en el debate público que sirvan como vector y empiecen a hilvanar políticamente las diferencias que existen.

Con una lógica de clase se podría pensar que la emergencia de lo real será lo que aclare el panorama cuando el malestar económico termine de cristalizarse en una crisis todavía más fuerte para la clase media y baja. Sin embargo, la historia del principal espacio opositor da cuenta de que lo real empuja pero no alcanza por sí solo para construir representación política. El peronismo es, esencialmente, liderazgo.

También podría pensarse que la salida es abrir llevando la política hacia el centro, yendo a buscar a aquellos que ven con ojos asustados las formas y las amenazas institucionales de Milei.

Según el último relevamiento que hicimos con Trespuntozero, un 11% de los votantes de Cambiemos en la elección general tiene mala imagen de Milei y casi un 15% tiene evaluación negativa del gobierno nacional, y si bien es pronto en caudal y tiempo para afirmarlo esos porcentajes podrían ser indicadores de que ahí también puede haber una ambulancia que acercar.  

Una de las mayores novedades que trajo el actual presidente haya sido justamente la de crear una oferta política que ni siquiera respondía directamente a las principales preocupaciones y que, sin embargo, articuló malestares a través de los exabruptos

Aunque muy distintas, tanto la idea de que predominará lo real como la de que hay que ir detrás de una demanda más amplia tienen en común el hecho de poner el acento en la demanda en lugar de ponerlo en la oferta político ideológica.

Sin aportar mojones en la construcción de un discurso propio, es decir sin apostar a la oferta, la oposición puede correr el riesgo de terminar yendo detrás de la demanda o de licuarse en una demanda demasiado abierta, en lugar de poder representarla. 

Quizás una de las mayores novedades que trajo el presidente actual haya sido justamente la de crear una nueva oferta política que ni siquiera respondía directamente a las principales preocupaciones y que, sin embargo, articuló malestares a través de los exabruptos, el grotesco y la motosierra.

Milei subió a la mesa a los socios ultraminoritarios de la Facultad de Ciencias Económicas construyendo oblicuamente respuestas aparentemente macizas para los problemas de los argentinos. Sin sindicatos ni actores intermedios, desafiando a las mediaciones institucionales y sin política de cercanía. Milei es él y sus redes sociales generando identificación en una parte de la gente.

Su lógica de la oferta pone en escena un nuevo discurso que quiebra, pero no articula nuevas formas de organización social, institucional o política. Como si fuera un show mediático tributa a la cultura del fandom.

En este escenario planteado como una ecuación entre oferta y demanda tal vez la oposición tenga que ir a buscar un nuevo punto de cruce, algo que como todo lo verdaderamente nuevo también tendrá algo de viejo y algo de prestado.

Salir de la lógica de la oferta y la demanda para incluir actores, precisar discursos y recuperar algo de la lógica de la representación.

JW