Las caminatas nocturnas de Guzmán, el ministro silencioso
El lunes por la medianoche, Martín Guzmán salió a caminar por Madrid. Recorrió el Paseo de la Castellana, a unas cuadras de la embajada argentina, el palacete en el barrio de Chamberrí que ocupa Ricardo Alfonsín y donde, como el resto de la comitiva oficial, pasó la noche.
Durante casi media hora, vio las calles desiertas, los locales cerrados. Vestía una campera impermeable y pantalones informales y llevaba sus manos en los bolsillos. Se topó con uniformados y unos pocos civiles. Entre ellos, y por azar, al enviado de este diario. Fue a dos cuadras del monumento a Cristobal Colón. No era una caminata de relax: salió con tres personas de su staff a los que les dejó indicaciones y pedidos para la gira que lo tendrá, desde hoy, como una figura clave. L
“Estuvo trabajando en la residencia y después salimos a caminar para charlar algunas cuestiones del equipo”, contó a elDiarioAR una fuente del entorno. Parece una serie de espías: hablan en lugares abiertos para que nadie escuche.
“Martín siempre está trabajando y con el cambio de horario, a la medianoche, estaba dando indicaciones y siguiendo temas de Argentina”, apuntan en su cercanía. Una especie de traducción permanente de una personalidad que no levanta la voz pero que dice cosas.
Desde Portugal, por caso, validó la disposición de la secretaría de Energía para solicitarle a las empresas prestadores información que se usará en un esquema de segmentación tarifaria. No es un tema menor: es una pieza en el ajedrez más político que involucró al ministro en las últimas semanas y que Guzmán, al igual que Alberto Fernández, consideran cerrados.
Pero es una categoría relativa. “El pedido de renuncia está vigente”, apuntan en la cercanía del ministro en referencia al caso de Federico Basualdo. En público, el ministro rehúsa hablar del tema. En privado le quita dramatismo, como Fernández, aunque se haya tratado de una crisis similar a muchas otras crisis pero que tuvo, como ninguna otra, un exacerbado nivel de exhibición.
En el micromundo Guzmán no se enuncia el nombre Basualdo. Como en las leyendas camperas, no se menciona a los espíritus para que no se hagan presentes. Se aborda el tema de manera si se quiere técnica, aunque es un asunto político: citan que se aplicó el aumento del 9%, que no está cerrado que sea el único del año y que se avanzará con la segmentación.
La estela de ese affaire persigue al ministro por Europa donde su mono tema es la deuda. En Lisboa, la noche del domingo, en una sobremesa, mientras hablaba Alberto Fernández el ministro agregó un detalle técnico sobre las sobretasas que cobra el FMI en los préstamos especiales. “En economía yo hago lo que me dice mi ministro de Economía”, agregó Fernández.
Tendrá, en las próximas 72 horas, varios episodios de peso. Secundará al presidente en el almuerzo con Emmanuel Macron y se agendó un encuentro con empresarios franceses con inversiones en Argentina. Una mesa de ocho invitados en la embajada argentina en París que está a cargo de Leo Costantini. El Covid-19, en Paris, parece paralizar todo: hay veda plena a las 19 y restricciones intensas respecto a los encuentros. Fernández y Guzmán se verán con Arnaud Breuillac (Total), Laurent Dassault ( Dasasult:), Eric Scotto (Akuo Energy:) y Facundo Etchebehere de Danone, entre otros.
La escala romana también lo tendrá como protagonista. El viernes, en el Vaticano, además de su disertación en el seminario del que participarán Kristalina Georgeva y Janet Yelen, prepara con sigilo un encuentro de Fernández con la titular del FMI.
Antes de ese epílogo, Guzmán tendrá la posibilidad de caminar por París y Roma. De noche. Cuando nadie puede oír.
PI
0