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Órgano clave

Se dilata la conformación de la Bicameral de Inteligencia en medio de la guerra fría entre Villarruel y la Casa Rosada

Villarruel hace pesar sus diferencias de criterio con Balcarce 50 desde su lugar como presidenta del Senado.

Pedro Lacour

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La reciente asignación de $100.000 millones a la flamante Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) en materia de fondos reservados volvió a poner sobre la mesa un tema que cada tanto vuelve como un boomerang a la opinión pública: el control de los organismos dedicados al espionaje, siempre sospechados de maniobras ilegales. A partir deesa ampliación de las partidas presupuestarias, todas las miradas comenzaron a posarse sobre el Congreso, más precisamente en la estratégica Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Seguridad e Inteligencia, que a casi ocho meses de la asunción de Javier Milei todavía no está conformada.

Se trata del único órgano con potestad de monitorear los gastos reservados de la SIDE, encabezada hoy por el inexperto Sergio Neiffert, pero comandada en las sombras por el cada vez más poderoso asesor presidencial Santiago Caputo. En La Libertad Avanza saben que cuentan con un obstáculo propio de su debilidad legislativa: la titularidad de la bicameral, por reglamento, le corresponde a un integrante de la la Cámara alta, pero no hay senadores libertarios que vayan a integrar la comisión, sino solo diputados.

Según pudo saber elDiarioAR, ese lugar está disputado por el dirigente misionero del PRO Martín Goerling y el peronista entrerriano Edgardo Kueider, un aliado clave del Gobierno en el Senado. El principal impulsor de la candidatura de Kueider es ni más ni menos que Caputo. Ambos estrecharon lazos en el último tiempo a partir de un gesto concreto: el acompañamiento del senador del PJ a la ley Bases. Como recompensa a su voto afirmativo, Kueider logró colocar a un hombre de su confianza al frente de la conducción de la represa de Salto Grande, ubicada sobre el río Uruguay.

Sin embargo, puertas adentro de La Libertad Avanza no parece haber consenso y se reaviva la guerra fría que por estas horas cruza el vínculo de la vicepresidenta Victoria Villarruel con la Casa Rosada, principalmente con Karina Milei. “Muy peronista”, deslizan cerca de la titular del Senado en referencia al Kueider. ¿Hubo un acuerdo entre el macrismo y Villarruel para que sea Goerling, una figura cercana al exsenador Humberto Schiavoni, quien comande la Comisión de Inteligencia? Los movimientos autónomos de la vicepresidenta incluyen algunos coqueteos con el PRO. Sin ir más lejos, este miércoles, se la pudo ver llegar a La Rural acompañada de Luis Juez y Alfredo De Angeli.

En el oficialismo están particularmente interesados en que la bicameral cuente con una mayoría de legisladores afines que frene cualquier decisión incómoda para la Casa Rosada. Por eso, la semana pasada, el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, tomó una decisión de alto impacto: le quitó el lugar que le había prometido a Emilio Monzó para dárselo a un diputado libertario, una actitud que detonó los puentes construidos con el bloque de Hacemos Coalición Federal, comandado por Miguel Ángel Pichetto. En la mesa chica del Presidente no cayó bien la ausencia del diputado al Pacto de Mayo en Tucumán. “Sabían que era un evento importante para el Gobierno y aún así no fueron”, deslizan, no sin rencor.

Nada es casualidad. Pocos días antes del lanzamiento del nuevo organigrama de la SIDE, desde Balcarce 50 le bajaron la orden a Menem para que acelerase la conformación de la Comisión de Inteligencia, que cuenta con algunas peculiaridades: sus miembros sesionan en secreto, en una oficina del quinto piso del edificio anexo del Senado, donde reciben a los agentes y estudian la documentación enviada por los funcionarios. Durante los cuatro años del gobierno del Frente de Todos, el órgano estuvo presidido por el diputado Leopoldo Moreau, que conservará su silla, al igual que sus compañeros de bancada Rodolfo Tailhade y Blanca Osuna.

En tanto, La Libertad Avanza tendrá como representantes a los diputados Gabriel Bornoroni y César Treffinger. Del PRO, además de Goerling, estará Cristian Ritondo, mientras que la UCR contará con dos lugares: uno para Mariela Coletta y otro que se dirime entre Mariana Juri y Martín Lousteau. Sorprendió en los últimos días el deseo del exministro de Economía de formar parte de la bicameral. No faltan quienes ven en esa actitud otro gesto de buena sintonía entre la Casa Rosada y el referente del radicalismo porteño Emiliano Yacobitti. El exdiputado de la UCR tiene línea directa con Santiago Caputo.

“Es grave que se haya resuelto una reforma de la AFI por DNU”, advirtió Moreau en una entrevista radial la semana pasada. El diputado ya anticipó que objetará la decisión del Poder Ejecutivo en la bicameral de Trámite Legislativo. Un sector de la oposición considera que La Libertad Avanza tendría que haber enviado un proyecto de ley para ser debatido en el Congreso debido a que la AFI fue creada en marzo de 2015 con la promulgación de la Ley de Inteligencia Nacional (N° 25 520), que disolvió la otrora Secretaría de Inteligencia (SI).

Durante los primeros seis meses de gobierno de Milei, el Congreso no pudo estudiar los informes de gastos que cada mes envió la ahora exAFI, hasta mayo comandada por el abogado Silvestre Sívori, mano derecha de Nicolás Posse. La salida del exjefe de Gabinete estuvo envuelta en rumores de supuesto espionaje ilegal hacia importantes figuras del oficialismo, una versión emanada de las propias usinas gubernamentales. La conformación de la comisión bicameral podría desmentir esa información. O corroborarla.

DM/PL

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