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Marcha Federal Antifascista

Encabezado por el colectivo LGBTQ+, un amplio arco social se moviliza contra los ataques de Milei a las minorías

La convocatoria a la marcha federal antifascista y antirracista, surgida del colectivo LGBTQ+ en Buenos Aires, se volvió global.

Juan José Domínguez

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El colectivo LGBTQ+ dijo basta. Javier Milei aprovechó un atril internacional, el del Foro Económico de Davos, para cuestionar la identidad sexual de las personas trans, un derecho humano que en la Argentina está garantizado por ley, y asociar la adopción de las parejas homosexuales, también establecida por ley en nuestro país, con la pedofilia. La respuesta también será internacional: en la ciudad de Buenos Aires se realizará una movilización del Congreso a la Casa Rosada a partir de las 16, que será replicada en al menos 130 localidades el país y en al menos 15 ciudades del mundo.

El nombre de la manifestación es Marcha Federal Antifascista y Antirracista. Es la comunidad LGBTQ+ la que se alzó contra los atropellos discursivos de Milei y sus funcionarios y amigos, como Agustín Laje y Nicolás Márquez, y las acciones concretas de su gobierno en perjuicio de las minorías sexuales. Pero la convocatoria es a la sociedad entera, a expresar el rechazo a toda forma de estigmatización y de intolerancia. “No hace falta que seas LGBTIQ+ para marchar”, es una de las frases que lanzaron desde la asamblea de Parque Lezama, donde se decidió la medida, hace tan solo una semana.

En el Parque Lezama, precisamente, es donde el colectivo se miró a sí mismo y se dio cuenta de que hay fuerza suficiente para realizar una movilización contundente contra los mensajes reaccionarios del gobierno de La Libertad Avanza y sus aliados. Apenas 48 horas habían pasado de aquel discurso de Milei en Suiza cuando se realizó una multitudinaria asamblea en este espacio verde, ubicado entre los barrios porteños de Barracas, San Telmo y La Boca para expresar la bronca y la preocupación por las consecuencias de ese odio verbalizado nada menos que por el presidente de la Nación; y de inmediato se decidió la marcha federal.

Qué dijo Milei en Davos

El mandatario cuestionó en ese encuentro del establishment mundial la figura jurídica de femicidio, que ahora su gobierno pretende eliminar, y sostuvo textualmente: “Desde estos foros se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben y nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo o cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión. Sin ir más lejos, hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual, fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años. Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto, quiero saber quién avala esos comportamientos”.

Los ejemplos del Presidente, además de falsos, no son representativos del colectivo LGBTQ+. No hay estudios ni estadísticas que conecten la homosexualidad con el abuso infantil ni ejemplos que permitan generalizar el aprovechamiento de la identidad de género para cometer actos de violencia y delinquir. De hecho, la gran mayoría de los abusos intrafamiliares son cometidos por varones heterosexuales, no por parejas homosexuales, algunas de las cuales, consultadas por elDiarioAR, expresaron su tristeza y su miedo a situaciones de discriminación que puedan sufrir sus hijos.

En Buenos Aires, la marcha a Plaza de Mayo de este sábado tendrá una disposición simbólica: en la cabecera estarán las personas trans y travestis, quienes históricamente han sido las más vulneradas dentro de la comunidad. Se espera la participación de organizaciones de derechos humanos, sindicatos, estudiantes y sectores de la sociedad civil que ven en esta movilización una respuesta necesaria al avance del odio y la intolerancia.

Un gobierno que agrede y está en contra de derechos fundamentales

En lo discursivo se cuentan ya innumerables ejemplos, una hostilidad jamás vista en la historia democrática de la Argentina hasta la llegada del actual gobierno:

• Milei ya había hecho referencias homofóbicas en agosto de 2024, cuando publicó un posteo en Instagram en el que incluyó “mucho sexo gay” dentro de una lista de elementos negativos de lo que denominó “la panacea progre”.

• La vicepresidenta, Victoria Villarruel, se manifestó en contra del matrimonio igualitario, señalando que para ella “la unión civil ya estaba bien” y que “matrimonio” es una palabra de carácter religioso, desconociendo que muchas confesiones admiten las uniones entre personas del mismo sexo.

• Diana Mondino, excanciller y una de las figuras más representativas del gabinete de Milei, comparó a los homosexuales con personas que “no se bañan y están llenas de piojos”.

• El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona (que integró la defensa del exgobernador peronista José Alperovich del caso de abuso sexual a su sobrina por el cual se encuentra preso cumpliendo condena en Ezeiza), afirmó: “Se acabó solo el género. Vamos por otros valores: la familia es el centro de la educación y la sociedad. ¿Cuáles son los valores familiares tradicionales? El amor, la unión, el trabajo, el estudio, la solidaridad, la igualdad ante la ley, promover los símbolos patrióticos, respetar a nuestros próceres. Esto resulta esencial para el bienestar de los individuos y la armonía y cohesión social”.

• “Puertas adentro cada uno puede hacer lo que le parezca”, dijo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, consultado sobre los dichos de Milei contra las minorías sexuales en el foro de Davos.

Las declaraciones de Francos provocaron una respuesta en la asamblea antifascista que rápidamente se convirtió en una de las consignas principales de la marcha: “Al clóset, nunca más”.

A estas manifestaciones sobradamente homofóbicas y dichas con tanto desparpajo se les suman las de figuras satelitales del gobierno de La Libertad Avanza, como el biógrafo de Milei, Nicolás Márquez, un conocido odiador de las minorías sexuales, quien en una entrevista con el periodista Ernesto Tenembaum sostuvo, por ejemplo, que “cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad está incentivando una conducta autodestructiva”, que “una persona de tendencia homosexual vive 25 años (promedio) menos que una persona heterosexual”, y que un homosexual “tiene 14 veces mayor propensión al suicidio”.

Afirmaciones falsas y de uso malicioso para acentuar los prejuicios sobre la población LGBTQI+, porque al tomar ciertas estadísticas sanitarias no hace más que señalar los efectos devastadores para las personas que sufren una discriminación permanente en su vida, que por supuesto las puede conducir al suicidio y hasta disminuir los promedios de esperanza de vida, como pasa especialmente en la población trans: efectivamente, viven menos años que el resto, y no porque quieran.

Otro amigo de Milei, Agustín Laje, escritor, también conocido por sus posturas conservadoras y sus expresiones de odio deliberado hacia el movimiento LGBTQ+, recientemente dijo que “la homosexualidad es una agenda impuesta por organismos internacionales para destruir los valores tradicionales”.

Personajes como Laje y Márquez no sólo están cerca del poder: Milei y su gobierno los apañan y a menudo los invitan y les dan lugar en eventos, así como a otros referentes de grupos conocidos por su postura anti-LGBTQ+, legitimando sus mensajes de odio y desinformación bajo el paraguas de “valores tradicionales” o “libertad de expresión”.

Marcha atrás con políticas públicas

Las declaraciones de Milei en Davos fueron apenas la gota que rebalsó el vaso: las agresiones de la gestión libertaria venían de antes y no son sólo discursivas.

En los últimos meses, el Gobierno avanzó con una serie de reformas regresivas en materia de derechos humanos y diversidad. La derogación del cupo laboral trans y del cupo para personas con discapacidad, la eliminación del DNI no binario y la supresión de la figura del femicidio del Código Penal forman parte de un paquete de medidas que provocaron un rechazo unánime entre los organismos de derechos humanos.

Es el gobierno de La Libertad Avanza el que el eliminó el Inadi, nada menos que el Instituto contra la Discriminación respecto de cuyo funcionamiento y necesidad hubo consenso de todos los gobiernos precedentes en democracia; y desmanteló el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, reduciendo al mínimo las políticas públicas para preservar los derechos de estos colectivos, históricamente pisoteados por las mayorías. Y esta semana, además, despidió al 40% de la planta de la Dirección de VIH del Ministerio de Salud.

Además, uno de los puntos más atacados por el gobierno de Milei es la Educación Sexual Integral (ESI), también garantizada por ley. Bajo el pretexto de eliminar la “ideología de género”, el Presidente y sus ministros promueven la eliminación de programas que brindan información fundamental para la salud sexual y reproductiva. La ESI demostró ser una herramienta clave para prevenir abusos. Datos del Ministerio Público Tutelar del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires indican que casi el 80% de los niños que denunciaron abusos sexuales lo hicieron gracias a los conocimientos adquiridos en estas clases.

Una manifestación que trasciende frente a discursos que provocan violencia real

La Marcha del Orgullo en Buenos Aires se realiza ininterrumpidamente desde 1992. En sus primeros años, se llevaba a cabo en junio, en coincidencia con las conmemoraciones globales de los disturbios de Stonewall. Sin embargo, con el tiempo, su fecha se trasladó a noviembre, en honor al aniversario de Nuestro Mundo, el primer grupo organizado de gays en Argentina, formado en 1967 e integrado por activistas como Héctor Anabitarte. La decisión también respondió a una razón práctica: el frío del invierno afectaba especialmente a las personas que viven con VIH.

La de este sábado, por tanto, será la primera movilización masiva organizada por el colectivo LGBTQ+ por fuera de la Marcha del Orgullo. Sin embargo, esta convocatoria no se limita a la comunidad LGBTQ+: es una manifestación contra el avance del autoritarismo, el racismo y el discurso de odio en todas sus formas, aunque el corazón de la movilización sea el ataque directo a las minorías sexuales. Pueden sumarse todas las personas que rechazan el avance de políticas que buscan suprimir derechos, sin importar su identidad de género, orientación sexual o procedencia política.

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Expresiones de odio que se convierten en actos

Las declaraciones de Milei, sus funcionarios y sus amigos no son simples opiniones ni polémicas aisladas: son expresiones de odio con un impacto real y peligroso.

En la madrugada del 29 de enero, un vecino se acercó hasta la casa que una pareja de lesbianas comparten con su hija en Cañuelas, provincia de Buenos Aires. Roció la vivienda con combustible y la prendió fuego. La familia no estaba ahí porque unos días antes, Orlando Alcides Lutz Fogar, el agresor, las había apuntado con una mira láser y la pareja había decidido dejar la casa. Fue el último eslabón de una serie de agresiones que las mujeres vienen sufriendo desde que se mudaron a ese barrio y que todos habían sido denunciados ante la justicia. “Los discursos de odio matan”, es el título del comunicado con el que la Federación Argentina LGBT+ difundió lo que ocurrió.

No es la primera vez que las agresiones contra una pareja de lesbianas terminan en el incendio de su vivienda. El 6 de mayo del año pasado, durante el gobierno de Milei, otro varón heterosexual, Justo Fernando Barrientos, prendió fuego la habitación de la pensión en la que vivían Andrea Amarante (42), Pamela Cobas (52) y Roxana Figueroa (52). Las tres murieron. Sólo se salvó Sofía Castro Riglos (49). Como en el caso de Cañuelas, Barrientos las amenazaba desde hacía tiempo.

Por eso, un discurso que criminaliza a las minorías sexuales, que asocia la homosexualidad con la pedofilia o que presenta la diversidad como una “enfermedad” no es inocuo. Este tipo de retórica legitima la discriminación, alimenta la violencia y refuerza prejuicios que, lejos de quedar en el plano discursivo, se traducen en agresiones, exclusiones y políticas de retroceso en derechos conquistados.

Desde el poder, estas manifestaciones generan un marco de impunidad para quienes atacan a las minorías. Cuando el presidente de la Nación o sus ministros expresan desprecio hacia la comunidad LGBTQ+, están enviando un mensaje claro: los discursos de odio son válidos, la violencia simbólica es tolerada y los derechos pueden ser suprimidos sin consecuencias. Esta normalización del desprecio y la discriminación abre la puerta a agresiones graves, desde despidos injustificados hasta crímenes de odio.

La Marcha Federal Antifascista no es solo una respuesta a una serie de declaraciones y medias de gobierno concretas en perjuicio de las minorías sexuales. Es la expresión de un hartazgo colectivo ante un gobierno que se autoproclama liberal-libertario y pretende retroceder en derechos fundamentales y borrar de la agenda pública la lucha por la igualdad.

Su carácter histórico radica en su magnitud, en su alcance global y en su transversalidad. Lo que comenzó como una asamblea del colectivo LGBTQ+ en un parque porteño se convirtió en una movilización de múltiples sectores que ven en el gobierno de Milei una amenaza directa a la tradición argentina de respeto a los derechos humanos, democracia y convivencia.

JJD

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