Fernández anticipa más choques con Juntos y proyecta que la firma con el FMI será en la segunda quincena de enero
Alberto Fernández se prepara para un vínculo cada vez más crudo y duro con la oposición. En Olivos, este miércoles, lo transmitió en un almuerzo con un scrum de trece gobernadores que lo visitaron con un interrogante genérico: cómo funcionará la gestión sin presupuesto -que la oposición rechazó en el Congreso la semana pasada- y cómo impactará esa situación en las provincias. El anfitrión los calmó: les aseguró que seguirá el flujo de recursos pero, a su vez, les planteó que será necesaria una dinámica más aceitada de gestión.
En Olivos el planteo sobre lo inmediato es de alerta. Se habla de “guerra santa” opositora y toman lo que ocurrió la última semana en Diputados como mensaje de rechazo del dispositivo opositor a cualquier diálogo con el oficialismo. Sobre ese escenario, Fernández descartó, ante la consulta de los gobernadores del FdT, que tenga previsto enviar un nuevo proyecto de Presupuesto. Fue lo que en las últimas horas pidieron los mandatarios de Juntos por el Cambio (JxC).
“La oposición no quiere dialogar, no quiere acordar, el objetivo de ellos es destruir al Gobierno”, tradujo la posición del Presidente, ante elDiarioAR, uno de los participantes del almuerzo del martes en Olivos donde estuvieron los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Uñac (San Juan), Raúl Jalil (Catamarca), Jorge Capitanich (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), la santacruceña Alicia Kirchner, Omar Perotti de Santa Fe, Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y el fueguino Gustavo Melella. El vice de Tucunmán Osvaldo Jaldo completó la ronda de mandatarios mientras que Fernández estuvo escoltado por Juan Manzur, el jefe de Gabinete, el ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro y el secretario General de la presidencia, Julio Vitobello.
Fue la queja repetida de los gobernadores que, a su vez, repitieron otro mantra: la recuperación económica en sus provincias.
A la misma hora, en la sede del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y los gobernadores radicales Gerardo Morales (Jujuy), Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes) se reunieron para definir una postura común y acordaron pedirle al Gobierno que envíe un nuevo proyecto de Presupuesto 2022 al Congreso. Pidieron, como norma, que sea “realista” en referencia a las pautas que fijó el texto enviado por Martín Guzmán como los 33 puntos de inflación para el 2022 o el dólar a 131 pesos.
Ahí hay un dato que sirve para la anécdota: aunque sus diputados nacionales cuestionaron las proyecciones de Guzmán, y las citaron como argumento para votar en contra del proyecto, esos mismos números figuran en los presupuestos que Larreta y Suárez, por caso, enviaron a sus legislaturas locales.
Sin nuevo proyecto
El fin de semana, desde el Gobierno se deslizó la alternativa de que Fernández, como señal de diálogo, analizaba enviar un nuevo proyecto pero el propio Guzmán lo descartó. La hoja de ruta que circuló hablaba de un envío en febrero, que se trataría cuando comiencen las sesiones ordinarias del 2022 y se aprobaría en esas semanas junto al memorándum de entendimiento con el FMI.
En torno al presupuesto, y a los efectos de que la oposición haya logrado que no se apruebe el proyecto oficial, los gobernadores consultaron sobre cómo afectará eso las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fernández contó la charla que mantuvo el viernes pasado, por Zoom, con Kristalina Georgieva, la titular del organismo, y sorprendió con un anticipo: proyectó que en la segunda mitad de enero se habrá logrado un acuerdo con el Fondo.
Entre los mandatarios, el dato se leyó como una buena señal. Sobre todo de que a pesar del traspié en el Congreso, las conversaciones con el organismo no se alterarán de manera sustancial. De hecho, ya antes de la sesión en la que el super bloque opositor que integraron Juntos, el Interbloque Federal, los libertarios y el FIT votó en contra del presupuesto, los plazos sobre un entendimiento ya iban más allá de diciembre.
Pero la urgencia de los gobernadores es otra. Aunque en 2020, en medio de la pandemia, no hubo presupuesto nacional -se prorrogó el que había usado Mauricio Macri en 2019-, para este año tenían definido un esquema de obras y asistencias, por ejemplo en materia de subsidios al transporte y la energía, que sin el proyecto de ley quedaron en zona gris Hay un elemento más sutil para decodificar: algunas disposiciones, acordadas con fórceps, sin ley pierden músculo.
En busca de esas certezas, los gobernadores le preguntaron a Fernández cómo seguirá la gestión en lo referido a las provincias. El Presidente les aseguró que mantendrá la asistencia acordada en el presupuesto aunque la prórroga del presupuesto solo cubra, proyectado, los gastos de un cuatrimestre. Si les planteó que demandará más eficacia en algunas gestiones que ahora, sin ley, deberán hacerse vía DNU o por disposiciones administrativas.
A través de la Jefatura de Gabinete, se fijará una hoja de ruta sobre las obras y los programas que estaban contemplados en el presupuesto -como el aumento de los subsidios al transporte de pasajeros del interior del país-. y el lunes próximo a las 17 se firmará la prórroga del Consenso Fiscal. Para ese acuerdo serán convocados todos los mandatarios, incluido Rodríguez Larreta.
Durante el almuerzo, en Olivos se comentó cómo avanzaban las negociaciones en Diputados donde JxC apuró una sesión para aprobar una reforma de Bienes Personales. El bloque opositor unificado quería sancionar el texto que venía del Senado, donde fue presentado por el Frente de Todos y que elevaba de 2 a 6 millones el mínimo para tributar ese impuesto. Pero en Diputados, el FdT detectó que a JxC no le daban los números, armó una nueva mayoría e introdujo algunas modificaciones: además de elevar el mínimo, con lo cual 600 mil contribuyentes dejarán de pagar ese impuesto, aumentó las alícuotas de los que tienen patrimonios de más de 100 millones de pesos, unos 15 mil contribuyentes.
Además, el FdT incluyó la suba a la alícuota a los bienes de argentinos en el exterior, que se había caído con el presupuesto, y sobre el final, vía Sergio Massa, incorporó un artículo para darle facultades al Ejecutivo para que extienda las excepciones en Ganancias para 1,3 millones de contribuyentes. Al final, JxC votó en contra de esas reformas y además perdió la votación.
Pero eso ocurrió avanzada la tarde. Más temprano, mientras estaba en Olivos con los gobernadores, Fernández supo que el objetivo de JxC era hacer valer su número, imponerle una ley y hacer una demostración de fuerza de que podía fijar la agenda en el Congreso: no solo rechazar un Presupuesto sino, además, apurar una ley.
Hace tiempo el Presidente advierte que en JxC “no hay moderados”, que los que envían señales luego se alinean detrás de los duros. Fue, afirman en el Gobierno, lo que ocurrió la semana pasada y lo que podría haber ocurrido el martes.
PI
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