¿Guerra abierta o fuego de artificio? Milei actualiza el manual anti-Clarín del kirchnerismo

La escena podría confundirse con una postal del pasado: la bandera de “Clarín Miente” flameando en la tribuna de la cancha de River, rescatada ahora desde el archivo por “John”, el alter ego del asesor Santiago Caputo en X. Pero no estamos en los tiempos de Cristina Kirchner, sino en pleno mandato libertario de Javier Milei, que decidió hacer del Grupo Clarín su nuevo blanco predilecto. “Clarín tuvo su Ley de Medios para que no quiebre, ahí le robaron a los argentinos 30.000 millones de dólares”, lanzó explícitamente el Presidente durante la cadena nacional del pasado 1° de marzo, en medio de su discurso ante la Asamblea Legislativa.
La ofensiva oficial quedó expuesta como nunca en ese preciso instante. Y siguió al día siguiente, cuando, entrevistado por Luis Majul en LN+, Milei relativizó el cruce entre Santiago Caputo y Facundo Manes calificándolo como “chimentos de peluquería” y desestimando la denuncia por amenazas que realizó el propio diputado radical. Además, aprovechó el episodio para volver a la carga contra el grupo mediático: “Clarín me la tiene jurada porque estoy en contra del monopolio de las telecomunicaciones y he anunciado la intervención de la Enacom y de Defensa de la Competencia. Es un vuelto”, disparó desde el Salón Blanco de Casa Rosada, en un reportaje que, a diferencia del que había tenido con Jonatan Viale en TN, fue transmitido en vivo y sin cortes.

La novela había comenzado el 24 de febrero pasado, cuando Telecom anunció la compra de la filial argentina de Telefónica por US$ 1.245 millones, tras la decisión de la española de reducir su presencia regional. Desde el Gobierno instruyeron a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia para analizar la legalidad de la operación, advirtiendo que podría concentrar cerca del 70% del mercado móvil.
Aunque parte de la oposición celebró la intervención estatal, sorprendió que fuera el propio Presidente quien pidiera ir a fondo contra la venta, dejando de lado sus principios. No hace mucho, Milei decía que “los monopolios no sólo no son malos, sino que pueden llegar a ser maravillosos”. Pero la política, como siempre, mueve placas.
En el mundo empresario, en tanto, resultó llamativo que Milei haya iniciado esta embestida contra Clarín recién una vez concretada la compra de Telefónica, cuando difícilmente una operación de tal magnitud podría haberse cerrado sin algún tipo de venia previa del propio Gobierno. Para muchos, las críticas públicas parecen más un gesto discursivo que una verdadera intención de frenar la expansión del grupo. ¿Un ardir para sacar del foco el escándalo de la criptoestafa, que ya comenzó a complicar judicialmente a Karina Milei?

Lo cierto es que desde Clarín minimizan su peso en la jugada. Comparan los US$ 7.300 millones de Telecom y los US$ 1.000 millones de Telefónica con gigantes como AMX (Claro, US$ 87.000 millones) o Starlink, de Elon Musk (US$ 350.000 millones). El mensaje apunta a que el verdadero riesgo de concentración vendría en realidad por otro lado. Curiosamente, Musk es uno de los empresarios más elogiados por Milei.
Desde el comienzo de su gestión, Milei busca centralizar el control sobre las relaciones con las empresas del sector de telecomunicaciones y dirigir el proceso de licitación del 5G. Para ello, fue fundamental una maniobra: la intervención Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), encabezado desde enero de 2024 por Juan Martín Ozores. Un mes más tarde, a través de un decreto, el oficialismo autorizó a empresas como Starlink a prestar servicio de internet vía satélite en el país.
Recientemente, el Gobierno tomó la decisión de poner a disposición los 100 megahertz (MHz) de espectro que el Estado le había reservado a la empresa Arsat para comunicaciones móviles y que no se están utilizando —además de los 50 megahertz que pertenecían al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom)—, con el fin de destinarlos al servicio de telefonía 5G. Sin embargo, según explicaron fuentes oficiales a elDiarioAR, el procedimiento de licitación “todavía no está definido”.

Anti-clarinismo reloaded
El conflicto con Clarín se mantuvo latente a lo largo de todo el primer año de gobierno libertario. En octubre pasado, Milei avanzó con la eliminación de la exención del IVA a los diarios, medida que impacta directamente en las finanzas del grupo. También denunció deudas millonarias de Telecom con el Fondo de Servicio Universal y derogó normas que garantizaban la presencia de todas las señales de noticias en las grillas de TV paga. Además, se peleó públicamente con Marcelo Bonelli, a quien acusó de “mentiroso”, y designó al frente de la Dirección General Impositiva (DGI) a Andrés Vázquez, un funcionario recordado por haber encabezado operativos contra Clarín en 2009, durante la gestión de Ricardo Echegaray en la AFIP, en plena disputa del kirchnerismo con el multimedios.
Ahora, la venta de Telefónica a Telecom le dio un nuevo impulso al enfrentamiento que Milei mantiene no solo con el grupo, sino con la prensa en su conjunto. Aunque no sin paradojas. Al soliticar que se investigue si la operación configura un monopolio, el Presidente recibió el inesperado elogio de Víctor Hugo Morales, eterno enemigo de Clarín. “Se animó a meterse con el grupo mafia. Tuvo el tupé de enfrentarse a ellos”, reconoció el periodista. Al menos por un momento, el proverbio árabe se hizo carne: “El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.
Tras su discurso en el Congreso, Milei no tuvo reparos en salir a redoblar la apuesta. “CLARÍN: LA GRAN ESTAFA ARGENTINA” títuló una publicación en X, en la que denunció que el grupo busca quedarse con el 70% del mercado de telecomunicaciones, para después advertir: “No vamos a dejar que eso suceda. No vamos a dejar que sigan robándole a los argentinos. Cuando Clarín nos ataca, sepan que la razón es esta. Quieren controlar las comunicaciones de todo el país. Pero en el fondo no me están atacando a mí. Te están atacando a vos. Yo solo estoy en el medio”.
Tanto en su entrevista televisiva como en redes sociales, Milei aprovechó la ocasión para reflotar la historia de la supuesta salvación financiera de Clarín durante la crisis de 2002: “A mediados del 2003 sale una ley que es de la preservación de los bienes culturales... Dentro de esa ley había una modificación a la Ley de Concursos y Quiebras que decía que entonces no podían avanzar los acreedores sobre esos bienes”, le explicó el Presidente a Majul. “¿Qué pasó con esos títulos de deuda? Prácticamente se derrumbaron porque no tenían poder de negociación. A los deudores los favoreció”, agregó, apuntando directamente contra el grupo mediático.
Esa versión señala que existió una reunión en una casa de la localidad bonaerense de Banfield entre el CEO Héctor Magnetto, el por entonces presidente Eduardo Duhalde y su ministro de Economía, Remes Lenicov, para acordar la pesificación asimétrica y la Ley de Bienes Culturales. Sin embargo, varios protagonistas de aquellos años niegan que Magnetto haya estado presente y afirman que fue Jorge Rendo, entonces director de Legales y Relaciones Institucionales, quien participó de las gestiones, como se relata en los libros del periodista Martín Sivak sobre la historia de “el gran diario argentino”.

Pero Clarín no fue él único beneficiado por aquella legislación. La norma fue respaldada también por medios como Perfil y La Nación, que temían quedar en manos de fondos extranjeros tras el colapso de la convertibilidad. Además, Telefónica traspasó Canal 9 a Daniel Hadad, que de inmediato presentó su canal en concurso de acreedores, lo mismo que América TV y otros medios gráficos. En ese sentido, lejos de ser un traje a medida para Magnetto, la ley resultó una salida de emergencia para sostener a todo el ecosistema mediático nacional.
A Milei suele causarle regocijo la situación material de ciertos medios de comunicación, que no se encontrarían pasando por su mejor momento. Quizás el ejemplo más descarnados de ese tipo de actitud tuvo lugar el año pasado, cuando llegó a expresar en público la satisfacción que le generaba una virtual quiebra del Diario Perfil, propiedad de Jorge Fontevecchia. “Ya quebró una vez y lo salvó un empresario, después lo salvaron los políticos y ahora, como no tiene pauta, va a la quiebra”, lanzó el Presidente durante una entrevista en Neura.
Por su parte, Clarín juega su partida habitual: acompaña, negocia y luego critica. Así fue con Menem, los Kirchner, Macri y Alberto Fernández. Milei conoce ese historial. Y, por ahora, agita la bandera de “Clarín Miente”, aunque nadie descarta que, como tantas otras veces, termine sellando un pacto. La novela recién empieza. Se escribe en X, en comunicados oficiales y en las negociaciones discretas donde, lejos de los micrófonos, se definen los negocios reales.
PL/JJD
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