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EL AJUSTE EN LA SALUD PÚBLICA

Hospital Bonaparte: 40% menos de empleados en un año y una intervencion que quiere hacerlo “rentable”

Trabajadoras del Hospital Bonaparte, el jueves pasado. Más del 40% del personal se redujo en un año.

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El jueves fue un buen día para Marta Ferraro, jubilada de 67 años y paciente del Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte”. Marta se había acercado ese día con cierto temor hasta la puerta del hospital de Parque Patricios: necesitaba saber si su psicólogo y psiquiatra, con quienes se atiende desde hace seis años, habían sido despedidos. La jubilada había visto la noche anterior las noticias en la televisión sobre los 200 trabajadores echados por el Gobierno ante una supuesta “sobredotación” de personal que afectaba el funcionamiento del centro de salud. En un comunicado, el ministerio de salud justificó los despidos señalando que 326 empleados habían ingresado “bajo la gestión del expresidente Alberto Fernández”.  

Por eso ese jueves por la mañana, Marta, vecina del barrio de San Cristóbal, subió preocupada las escalinatas del hospital. “Soy jubilada con la mínima, apenas me alcanza para comer”, contó a elDiarioAR. “Si me sacan el tratamiento, me asesinan”

La jubilada se acercó hasta el hall de la entrada y preguntó por su psicólogo y psiquiatra. Ningun –por el momento– figuraba entre los 200 trabajadores despedidos. “Gracias a Dios”, dijo Marta, “por fin algo de suerte”.

Esa misma mañana del jueves, mientras Marta le agradecía al cielo la continuidad de sus dos especialistas, el neurocirujano y reciente interventor del hospital, Mariano Pirozzo, reunió a algunos jefes del Bonaparte para presentarse. Vestido con una camisa celeste, de gran porte, Pirozzo les dijo que su misión allí era volver al hospital “rentable”. Es probable que el neurocirujano egresado de la UBA repitiera el discurso que dio el 21 de mayo del 2024, cuando fue nombrado interventor del Hospital Nacional Baldomero Sommer, en donde se despidieron a más de 120 empleados. 

Pirozzo no llegó solo al Bonaparte. En la reunión del jueves, lo acompañó la directora del Comité de Control de Calidad del Ministerio de Salud, Gisela Bracco. La nefróloga y especialista en medicina estética asumió la dirección de ese organismo en septiembre del año pasado, cuyo fin es la “optimización de la atención en la salud pública”. Bracco, quien según su cuenta de LinkedIn está “abierta a nuevas posibilidades de trabajo”, participó con Pirozzo del equipo que volvió “rentable” al Hospital Sommer, tras echar a gran parte de su personal.

Un neurocirujano y una especialista en medicina estética hoy dirimen el futuro de una institución especializada en salud mental y adicciones.

Los empleados y despedidos del hospital desmienten los datos publicados por el Gobierno que afirman un mal manejo de sus recursos. “Nos dicen que sobra personal, pero en 2024 sufrimos una disminución del 20% de los trabajadores, tras los despidos que ocurrieron en agosto de ese año, además de las renuncias por malas condiciones y la precarización laboral, como los bajos salarios o los contratos cada tres meses”, explicaron los trabajadores en un comunicado.

Entre los servicios permanentes que hoy ofrece la institución, y que peligran su continuidad, se encuentran el jardín para empleados del Bonaparte y otros hospitales, el área de investigación, la atención de demanda espontánea que ofrece atención integral sin turno previo para adultos y niños, el abordaje territorial en villas porteñas y la línea 0800, que recibe unas 19 mil llamadas por año, según las estadísticas del centro de salud, entre otros. 

Tras las 200 bajas, la planta de empleados se redujo a un 40% respecto a 2024.  En esas condiciones –aseguraron desde el Bonaparte– el hospital queda inoperativo, “volviendo compleja la reorganización de sus servicios”

“Me matan si me sacan a mi psiquiatra”, repetía Marta ese jueves, mientras bajaba las escalinatas blancas del Bonaparte. 

La ronda de los jueves

Una ronda de cinco mujeres y una silla vacía para que fuesen seis. Paula, de 50 años, cruzó por primera vez la puerta del Hospital Bonaparte la tarde de un jueves del 2020, en plena pandemia, luego de que su obra social la dejara en banda con los turnos y ninguna otra institución de salud mental pública tuviera disponibilidad para atenderla. Paula, quien prefiere resguardar su apellido, sufría violencia de género por aquel entonces y necesitaba comenzar alguna terapia cuanto antes. Le habían hablado sobre un grupo de mujeres que habían pasado por lo mismo o llegaban con otros conflictos y hacían terapia grupal todos los jueves en el hospital. “Al principio me generaba cierta timidez porque nunca había hecho esa dinámica de terapia grupal”, recuerda Paula. Cinco mujeres y una silla vacía para que fuesen seis. Una oportunidad para empezar de nuevo.

“Me senté ese día con el grupo y fue una de las mejores decisiones de mi vida”, cuenta Paula. En el espacio, ella y otras mujeres encontraron un lugar donde “sentirse seguras” y donde aprenden a tener conciencia sobre las diferentes violencias que habitan en la sociedad. “Lo colectivo cumple un rol terapéutico. Creamos un lazo con mis compañeras que excede al espacio. Aprendimos a cuidarnos entre nosotras para luego cuidarnos individualmente”, describe la fotógrafa. Hoy, ese espacio, peligra como uno de los servicios recortados por el Gobierno.

Sofía Marino, psicóloga a cargo del grupo, fue una de las 200 despedidas. Entró a trabajar en 2020, cuando el hospital detectó que era necesario crear un nuevo espacio ante la cantidad de mujeres que llegaban por violencia de género en plena pandemia. “La violencia es una problemática de carácter social y conformar redes de contención entre mujeres es fundamental”, cuenta Marino. “Muchas de las pacientes que hoy asisten al grupo no tienen otro espacio de contención y desarmar de un día para el otro esos lazos es violento para ellas”, describe la psicóloga. “Notamos también un incremento de pacientes ante la suba de las prepagas privadas. Eso el Gobierno no lo dice”, destaca Marino. El puesto de una trabajadora social que forma parte de ese equipo terapéutico también peligra, tras no tener noticias sobre la renovación de su contrato. 

El jueves 16 de enero, luego del anuncio de los despedidos, el grupo de mujeres tuvo su sesión en las escalinatas del hospital, como forma de demostrar la unión de los pacientes y el apoyo a los trabajadores. “El Bonaparte me dio la posibilidad de posicionarme de manera diferente sobre la violencia. Me salvó de repetirlas y salir de un círculo vicioso con diferentes vínculos. Me enseñó también a registrar a mis ataques de ansiedad y a apoyarme en mis compañeras”, retoma Paula. El último jueves volvieron a juntarse fuera del hospital y tuvieron, otra vez, una sesión abierta. “Los jueves están siendo de resistencia últimamente”, bromea la fotógrafa.

La ronda de los jueves. Cinco mujeres y un espacio que ya no está vacío, sino defendido. “Ninguna autoridad se comunicó con nosotras para que nos indiquen cómo continuar nuestros tratamientos”, explica Paula. “Por ahora nos vamos a juntar todos los jueves afuera del hospital”, dice la paciente.

Laura Bonaparte, psicóloga social y una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo –por quien la institución cambió su nombre en 2013, año de su muerte– también asistía a una ronda todos los jueves, en Plaza de Mayo. Hoy su figura ilustra los guardapolvos de los trabajadores de la salud que luchan contra los recortes, a modo de homenaje y resistencia.

Otras áreas que peligran

El hospital no solo contiene y recibe a pacientes con determinadas patologías, sino que también impulsa áreas que contribuyen al funcionamiento y la mejora del hospital. En el equipo de investigaciones del Bonaparte, donde los especialistas indagan y generan conocimiento sobre diferentes problemáticas de salud mental, fueron despedidos cuatro trabajadores de los cinco que componían el equipo, incluida la bibliotecaria de la institución. Muchas de esas investigaciones fueron financiadas con fondos internacionales, como el de Naciones Unidas. “Tenemos que dar aviso que no vamos a poder continuar con algunos trabajos que tenemos en curso”, cuenta una psicóloga del área de formación del hospital. “También cerramos la biblioteca especializada en salud mental”, agrega la trabajadora. Entre las investigaciones que el área llevó adelante, y que pueden consultarse desde repositorios digitales, se encuentra una sobre las variables que se entrecruzan entre las masculinidades y los consumos problemático. “Ese trabajo de campo fue muy positivo porque nos permitió después ir a capacitar a otros equipos que también trabajaron la temática”, explica la especialista.

Otra de las áreas que sufrió el ajuste fue el jardín del Bonaparte, donde tres empleados fueron despedidos. “Atendemos cerca de 80 niños tanto de trabajadores del Bonaparte, como de otras áreas de la administración pública, como el hospital Garrahan”, detalla una empleada del jardín. “Hoy quedamos muy justas para atender. Porque no solo cuidamos a los hijos de los trabajadores, sino que también brindamos talleres para niños y adultos”, agrega la trabajadora.

El equipo de estadísticas de la institución también fue desmantelado. “La construcción de los números que alega el Gobierno no tiene ningún fundamento, ni dicen de donde sacan sus cifras”, señala Noelia Giarletta, jefa de la sección Comunicación en Salud. “¿Cómo podés sacar una estadística fiable sobre todo el hospital si desarmas al equipo que hace esos números?”, se pregunta Giarletta.

Eugenia Lavate es licenciada en musicoterapia y entró al hospital en 2022, como jefa de residentes. Le llegó el telegrama de despido el miércoles 8 de enero. “Los números del ministerio de salud son completamente falsos. No sobra nadie en el Bonaparte, en todo caso falta gente”, apunta Lavate. “Desde enero del año pasado que muchos contratos no se fueron renovando y hoy peligran muchos otros”, agrega la especialista, quien a pesar de su despido continúa atendiendo a algunos pacientes. “No podemos dejar nuestros procesos terapéuticos como si nada. Les importe poco lo que pasa con ellos”, señala Lavate.  

Por estos días comenzó una mesa de negociación entre sindicatos y autoridades del hospital para evaluar la situación en detalle sobre los últimos 200 despidos, como así también los contratos que hasta el día de hoy no se renovaron.

El Centro Cultural Laura Bonaparte funciona como anexo del hospital sobre la calle Pasco, en pleno barrio de Parque Patricios. El lugar le rinde homenaje al psicóloga social y defensora de los derechos humanos. Un cuadro de Laura, con el pañuelo blanco en su cabeza y una sonrisa cálida, es lo primero que uno se encuentra. En lugar funcionan talleres gratuitos de todo tipo, desde dibujo hasta escritura creativa para niños y adolescentes. Uno de los dibujos exhibidos es de un niño que delineó el edificio del hospital y, en letras pequeñas y grandes, escribió: eL bONapartE nO se CIeRra.

FLD/MG

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