La identidad de un país, puesta a prueba por un “outsider” que agravia la convivencia democrática
El fin de época ya se hizo anunciar. Aunque no es el dato más relevante, hay un aspecto generacional que brinda un indicio. Tres de los candidatos presidenciales, Javier Milei, Sergio Massa y Myriam Bregman, y el postulante a gobernador de la provincia de Buenos Aires señalado con más posibilidades de ganar, Axel Kicillof, apenas pasan los 50 años. Alguno o varios de ellos están llamados a ocupar un lugar de relevancia en la vida pública del país en los próximos años.
En sí misma, la edad dice poco. Hay jóvenes-viejos expertos en Tik Tok, con formas irreverentes, que hablan o se dejan hablar por ideas predemocráticas y precientíficas. El mundo Milei aporta algunas decenas de ellos. Sonia Torres, la Abuela de Plaza de Mayo de Córdoba que acaba de morir, fue una voz rebelde y digna hasta el final. Tenía 94 años. Era joven.
El recambio generacional, que la veterana de mil batallas y partidos Patricia Bullrich podría desafiar, es uno de los síntomas de un ciclo de la democracia que llegó a su fin.
Gane o pierda, el grito de enojo y la derechización del eje del debate que representa Milei habrán cambiado un funcionamiento dinamizado por la polarización en las últimas dos décadas. El economista libertario forma parte de una reacción conservadora que busca imponer un escarmiento y desmontar la esencia más virtuosa de un país, pero también es la expresión de hartazgo de una crisis inflacionaria de larga data que agobia la vida de las familias.
Hilado fino
La magnitud de problemas económicos que se acumulan y, paradójicamente, el horizonte promisorio que podría asomar por Vaca Muerta y otros activos requerirán una extraordinaria habilidad de quien gobierne o quien lidere la resistencia a un proyecto autoritario y reaccionario. Vendrán días, meses y años agitados, pero también de hilado fino.
Gane o pierda, el grito de enojo y la derechización del eje del debate que representa Milei habrán cambiado la dinámica de la polarización entre kirchnerismo y antikichnerismo
Hay rasgos del funcionamiento de la democracia argentina para los que ya no queda margen. Uno es la corrupción, otro es la mala praxis. Un tercero es el internismo estéril y el egocentrismo que desplazan la preocupación por los problemas reales. No porque la sociedad haya tenido una súbita preocupación ética y mucho menos porque ella se canalice a través de Milei, cuyas conexiones con el mundo empresarial son turbias y sus comportamientos más personales despiertan muchas dudas, como el presunto plagio de sus libros y artículos, y sus asesorías económicas raramente compatibles con un servidor de Estado, que tarde o temprano serán tema de agenda.
Uno de los efectos nocivos de la grieta ha sido que los macristas y los kirchneristas sólo reaccionaron a la corrupción del rival; rara vez a la propia. Capitalismo de amigos, compra de propiedades vía testaferros, viajes a Marbella, vuelos privados a Buzios, secretarios millonarios, cuentas en Luxemburgo, bolsos arrojados al convento, venta aún valuada de lotes fiscales en CABA, Aldo Roggio, Lázaro Báez, Angelo Calcaterra, pautas publicitarias aluvionales, manotazos de caja chica, blanqueos para la familia, ñoquis. Cada criatura tiene un padre entre nacionales y populares y republicanos del diálogo y el consenso. Todo ha sido nauseabundo, pero la indignación resultó selectiva.
El aspecto central de la corrupción y la negligencia gubernamental es que el Estado argentino no puede seguir funcionando así porque va a chocar. No hay más espacio para desvío de fondos, loterías de endeudamiento por diversión de un Messi de las finanzas ni dilapidación de subsidios masivos.
Ocaso en los hechos
Los enemigos de Cristina Fernández de Kirchner le decretaron la muerte política media docena de veces, al menos, desde 2008, cuando surgió la crisis de la 125 por las retenciones a la soja. Erraron y quedaron expuestos ante una líder con capacidad para ver el escenario y modificarlo cuando fue necesario, mientras sus rivales se entretenían en la televisión.
Esta vez no es cuestión de proclamas grandilocuentes; el ocaso de la vicepresidenta queda evidenciado en su autoexclusión de la competencia por cargos y de la campaña electoral.
Un dirigente ajeno a Cristina en lo ideológico, el estilo y lo procedimental como Massa sacará más votos que cualquier camporista de linaje kirchnerista puro. Lo mismo pudo haber sido dicho sobre Daniel Scioli en 2015 y Alberto Fernández en 2019. El silencio de la vicepresidenta durante los últimos meses no parece haberle restado un voto a Unión por la Patria, pero acaso sí lo haya hecho el escándalo de Martín Insaurralde, la enésima apuesta fallida de Cristina y su hijo, Máximo Kirchner.
Massa podrá tener márgenes de independencia del mundo íntimo de Cristina, pero no de la base popular kirchnerista. Hay allí una cultura y una memoria de derechos adquiridos que aterra a los libertarios y a los macristas más radicalizados.
Por ahora, el ministro de Economía no es un líder ni para el cristinismo, ni para el peronismo, ni para la izquierda y el progresismo que hoy en parte votarán por Unión por la Patria, si no lo hacen por Myriam Bregman. Massa representa, más bien, una candidatura factible en una instancia electoral dramática, con una amenaza de una derecha que se atrevió a blasfemar la democracia.
Massa podrá tener márgenes de independencia del mundo íntimo de Cristina, pero no de sus votantes
En las últimas semanas, Bullrich luce arrepentida de haber llegado tan lejos en su aventura de coquetear con la temeridad de Milei durante meses y años. Nadie tiene claro a esta hora si la candidata de Juntos por el Cambio quedará realmente relegada o volverá a demostrar su propia resiliencia personal y la de Juntos por el Cambio como marca electoral. Para ella se juega el fin de una carrera de cinco décadas y para la coalición conservadora, su existencia, ante el previsible desmembramiento si queda fuera del balotaje.
Extravagancia y provocación no son sinónimos de rebledía
La narrativa más difundida indica que Milei es un outsider que se potenció con las redes sociales. Ese relato, tomado en la profundidad de su significado, no es cierto. La definición confunde provocación y extravagancia con la llegada a la esfera pública por fuera de los círculos del poder (outsider).
La ofensiva reaccionaria de Milei alberga un evidente regodeo con la crueldad. No se explica de otro modo que el candidato y su entorno hayan elegido poner en la agenda, además de propuestas neoliberales clásicas, la libre comercialización de órganos, niños y ballenas, el individualismo perverso al punto de postular que el Estado no debe hacerse cargo de tratamientos por discapacidad, o el abandono de sus hijos por parte de hombres-víctimas de mujeres que “pinchan los forros para engancharlos”.
El hijo de Alberto Benegas Lynch, Alberto Benegas Lynch, es padre de Alberto Benegas Lynch, “Bertie”, primer candidato a diputado por La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires
Todas ellas son propuestas recortadas, a veces tergiversadas, de la módica biblioteca leída por los libertarios. Con lecturas de esa naturaleza, se entiende el encandilamiento por Alberto Benegas Lynch hijo, un diletante (“el prócer de las ideas de la libertad”) que se enfrentó por primera vez a una multitud en el estadio Movistar Arena, el miércoles pasado, tras siete décadas de prédica derechista regada con sueldos públicos y financiamiento empresarial.
Alberto Benegas Lynch padre fue presidente de la Cámara de Comercio y consejero en la embajada argentina en Washington, nombrado por la dictadura de la Revolución Libertadora, en 1955. Liberal argentino de pura cepa que llegó a un puesto estatal gracias a las armas de los militares. Benegas padre cofundó el Centro de Difusión de la Economía Libre (CDEL), según escribió el investigador Sergio Morresi en La nueva derecha argentina—La democracia sin política (Universidad de General Sarmiento, 2008).
El CDEL, destinado a difundir la escuela austríaca y combatir al Estado y al sindicalismo, sirvió de plataforma para Alberto Benegas Lynch hijo (“el prócer”). Éste fue docente y dirigió doctorados en universidades estatales y privadas, asesoró a la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural Argentina y la Cámara de Comercio, y fue rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), surgida en plena dictadura con amplio apoyo empresarial. El hijo de Alberto Benegas Lynch, Alberto Benegas Lynch, es padre de Alberto Benegas Lynch, “Bertie”, primer candidato a diputado por la Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, cuya intervención más famosa en la campaña remitió a la compra-venta de todo animal que habite el planeta.
A las “ideas locas” de quienes rodean a Milei se suma el oscurantismo clásico de la derecha militar-conservadora, espacio en el que reina Victoria Villarruel. “Día de la Hispanidad”, descubrió la candidata a vicepresidenta el 12 de octubre. Su prosa y la de Milei, sustraídas a Emilio Eduardo Massera para explicar el terrorismo de Estado, reflejan qué tan innovadora es La Libertad Avanza.
Contante y sonante
No todo es abolengo y capital simbólico en el mundo Milei. También hay dólares y, con perdón de la palabra, pesos.
Es público el amparo dado al economista egresado de la Universidad de Belgrano en Corporación América, uno de los principales conglomerados argentinos. La empresa de Eduardo Eurnekián le orquestó a Milei su aterrizaje en el canal América y fue una cantera para el dream team que armó La Libertad Avanza.
Milei es un outsider raro. Logró durante años presencia diaria en el prime time de la televisión, con entrevistadores rendidos a los pies de su violencia. Conmovedoramente, las pantallas de TN, América y La Nación+ regalan pesares compungidos por el sujeto creado, que estaría por comerse el pastel de Juntos por el Cambio.
Martín Becerra, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, califica la percepción de que Milei es producto magistral de Tik Tok como una “fantasía”. En una nota en la revista Acción, Becerra computa que la cuenta del libertario en esa red, de profunda penetración entre los adolescentes y jóvenes, data de marzo de 2022, dos años posterior a la de la dirigente analógica por antonomasia Patricia Bullrich.
Milei fue un outsider raro. Logró durante años presencia diaria en el prime time de la televisión, con entrevistadores rendidos a los pies de su violencia
“Lo que el espacio de Milei cataliza es una tendencia previa de influencers, youtubers y cuentas con contenido antifeminista, xenófobo, antiprogresista, antiderechos laborales y ambientales y de exaltación de la violencia contra personas y grupos identificados como enemigos. Esa tendencia no es una fabricación de la actual campaña electoral, sino a la inversa: la campaña de Milei es producto de la convergencia de agendas que, sin ser novedosas, hallan articulación en voceros en redes digitales desde hace años. El sujeto que activa de modo militante a Milei lo precede”, escribió Becerra.
Viejas ideas que el economista gritó por televisión y confluyeron con el auge de las redes sociales disparado por la pandemia. Pero para Milei, antes que nada, existieron Eurnekián, “Animales Sueltos” e “Intratables”. El invitado cama adentro insistió con su metáfora preferida de niños envaselinados sometidos a un violador, amenazó con pisar rivales con una silla de ruedas, maltrató a mujeres, se hizo el sabio con explicaciones económicas precarias, denostó la memoria de un país, celebró ejecuciones policiales y, todo eso, entre risotadas y rostros impávidos de quienes lo entrevistaban.
Si Milei consigue su objetivo esta noche o en el balotaje del 19 de noviembre, es previsible una ola de celebración mediática y de desarrepentimientos por haberlo descubierto. Los empresarios que hoy escamotean el respaldo público celebrarán el aire fresco y Mauricio Macri negociará el apoyo legislativo, técnico y burocrático que le faltará a La Libertad Avanza.
El modélico cordobesismo que habita la imaginación de Juan Schiaretti, el sindicalista de la UOCRA Gerardo Martínez, unos cuantos panqueques peronistas y radicales, algún un socialista perdido y saltimbanquis de la estirpe de Florencia Arietto mirarán si hay agua y, cuando la hora lo pida, se arrojarán a la piscina.
No obstante, la historia estará lejos de concluir.
El pasado que amenaza
El economista ya sugirió que violentaría derechos garantizados en la Constitución y en las leyes, y saltearía al Congreso, acompañado por los elementos antidemocráticos y las prácticas neofascistas que ya dejó ver. Son amenazas que Marcelo Leiras, profesor de Políticas Públicas en San Andrés e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, considera “muy grave” minimizarlas como si fueran un mero artificio electoral.
Si el proyecto de Milei o incluso el de Bullrich se echa a andar, habrá resistencia con capacidad para torcer el rumbo. “Hay datos para creerlo. El apoyo a la democracia en la Argentina sigue siendo uno de los más altos de la región. Otras encuestas de opinión que miden actitudes en un sentido más profundo no parecen albergar consenso para soluciones autoritarias o violentas de amplio alcance”, indica Leiras, quien en 2019 adhirió junto a un grupo de docentes e intelectuales a la candidatura de Alberto Fernández y ahora apoya a Massa.
La experiencia del fallo de la Corte Suprema en 2017, que esbozó la liberación de represores por una interpretación del régimen de encarcelamiento del 2x1 y debió retroceder de inmediato por la reacción popular, es un hito a tener en cuenta. “Incluso reaccionó el Congreso con una reforma legislativa aprobada por unanimidad en pleno gobierno de Macri, para garantizar que no hubiera impunidad”, agrega Leiras.
Concluye con un recuerdo de más larga data: “Vicky Villarruel puede ser un personaje atractivo y sentirse muy entusiasmada, pero la historia es larga y compleja. La sociedad argentina tiene una trama civil muy densa y una tradición de combate antiautoritario muy extensa. Nos hemos enfrentado a grupos bastante más poderosos y consistentes que Milei. Reaccionamos en las calles contra rebeliones carapintadas, cuando los oficiales acusados de violaciones a los derechos humanos todavía tenían control de tropas y armas”.
Esa resistencia podrá mostrar su capacidad en los próximos meses o años, o podrá activarse en las próximas horas en forma de voto que ingresa a la urna.
SL/DTC
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