Martín Rapetti: “Soy cada vez más escéptico de la posibilidad de un nuevo acuerdo con el Fondo”
Martín Rapetti es economista, director ejecutivo del centro de análisis económico y consultora Equilibra, investigador del CONICET y profesor titular de Macroeconomía Avanzada en la Universidad de Buenos Aires.
En esta entrevista analiza la política económica de Javier Milei, vislumbra una ligera recuperación pero considera que la falta de dólares es una amenaza latente y que será difícil lograr un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
—Estamos en un cuadro de recesión prolongada. Uno supone que es parte del plan. La recesión para bajar la inflación, para que no haya tanta demanda de dólares. Conocimos hace unos días los datos de pobreza, los datos de indigencia. Y el presidente habló esta semana en Parque Lezama. Dijo: “De acá en adelante solo vienen buenas noticias”. Y me parece que hay una clave ahí porque justamente el electorado le empieza a reclamar alguna buena noticia a Milei después de diez meses como presidente. ¿Qué tiene Milei para ofrecerle a la sociedad en el corto plazo, de acá a las elecciones?
—Creo que lo que ellos van a querer hacer es aguantar con el esquema actual que no solo yo sino el grueso de mis colegas pensamos que tiene una inconsistencia, un problema, que es el tipo de cambio, el esquema cambiario. O sea, que con este dólar y con esta dinámica del dólar versus los precios, te vas a seguir atrasando. Es evidente que estás más caro que muchas partes del mundo. O sea, que veranear en otros países te sale más barato. Viste hace un tiempo las colas de los chilenos, uruguayos, paraguayos que estaban en las ciudades fronterizas viniendo a cargar nafta porque todo estaba regalado. Obviamente al tipo de cambio blue estaba regaladísimo. Pero hoy las colas van para el otro lado.
—Y esos son dólares que se van, ¿no?
—No necesariamente. Sí, son dólares que se van, pero no necesariamente del Banco Central porque son por ahí dólares propios o dólares que se compran en el blue, en el MEP, en esos mercados alternativos. Pero más allá de eso, lo importante de lo que te indica es que el precio relativo, o sea, cuán barato estamos nosotros en relación al resto del mundo, nos dice que estamos caros. Hay muchas métricas para ver eso. Es más lindo cuando uno complejiza el análisis. Entonces, si uno se pone en el lugar de quien está conduciendo la botonera, nadie quiere estar en la situación de evaluar. O sea, hablábamos antes de empezar de algunos trabajos que hicimos con Pablo Gerchunoff. Y lo que vos encontrás es que así como hay hinchas de Boca, de River, de Racing, pero todos hinchan por la Selección Argentina, acá tenés gobiernos militares, gobiernos democráticos, radicales, peronistas, conservadores, anarcocapitalistas, pero ninguno quiere devaluar. O sea, son todos amantes del tipo de cambio bajo. Entonces eso es un rasgo muy argentino. ¿Por qué? Porque eso es popular en el sentido de que le incrementás el poder de compra a la gente. Entonces, después del golpazo que le diste a los ingresos, darle otro es una muy mala noticia. Yo creo que en el contexto en el que Milei dio ese discurso donde empezamos a ver que los indicadores de humor social empiezan a mostrar cierto declino hacer una corrección cambiaria es un muy mal momento.
—¿Por qué una mega devaluación desde el comienzo para después pisar el dólar? ¿Cuál es el objetivo? Tiene que haber habido alguna razón.
—Yo no sé si ellos, si el equipo económico tenía un plan muy enhebrado, la verdad. Viéndolo un poco desde afuera, el equipo de Caputo no estaba trabajando con Milei. Había otro equipo económico.
—Podrían haberse ahorrado ese sufrimiento social.
—Bueno, que había que hacer una corrección cambiaria no había duda.
—Sí. El tema es si hiciste una de 118 y después lo pisaste al dólar.
—Cuando nosotros arrancamos el año, nosotros proyectamos la inflación y era mucho más alta a la que termina siendo. ¿Por qué? Porque en nuestra forma de pensar, lo que vos tenías que hacer era devaluar, a mi juicio, no tanto inicialmente, dejar uno o dos meses del tipo de cambio quieto y después más o menos irlo ajustando con la inflación, para que una vez corregido el tipo de cambio, preserves el valor en términos reales de poder de compra más o menos alto, justamente para evitar el problema del atraso. Entonces, obviamente eso te iba a implicar tener más inflación, porque si vos en vez de ir moviendo el tipo de cambio al 2%, lo hubieras movido al 4 o 5 o 6% por mes, la inflación hubiera sido más alta. Entonces ahí el plan que te estoy sugiriendo acá, desde la platea, uno puede decir: bueno, pero pará, con ese plan, ¿cómo hubiera sido la popularidad de de Milei? ¿Tendría los índices de aprobación que tiene hasta ahora o con esa mayor inflación hubiera sido más complicado? Yo creo que ese plan era un plan que necesitaba otra estrategia política, una estrategia de ampliarse políticamente y buscar más soporte político y no tratar de ratas a los opositores que incluso querían colaborar con él. Entonces yo creo que ahí hubo una estrategia que a mi juicio fue errada, pero una vez que ya se metieron en esa, ahora ya es medio difícil salir. Entonces yo creo que el gobierno hoy encara hacia seguir con este esquema, buscar dólares de donde se pueda, hacés la cuenta y es difícil ver que se puedan llenar esos casilleros de dólares que necesita llenar. Pero me parece que hacia ahí va, a ver si aguanta hasta octubre. Yo creo que en algún momento, puede ser antes o después de las elecciones, pero en algún momento va a haber una corrección cambiaria. O sea que todavía no vimos todo en materia de inflación. Yo creo que hay más inflación por delante.
—Massa con otro gobierno, con otra estrategia, siendo candidato, intentó también lo mismo. Hasta último momento intentó evitar una devaluación. La terminó haciendo al día siguiente de perder las PASO, forzado por el acuerdo con el Fondo. Supuestamente era una exigencia que el Fondo le hacía desde mucho antes. La hizo en ese momento. ¿Le puede pasar algo similar a Caputo o qué tiene Caputo para evitar el destino de Massa?
—Por eso empiezo a ser cada vez más escéptico de la posibilidad de un nuevo acuerdo con el Fondo. El acuerdo vigente con el Fondo vence a fin de año. Argentina no tiene que pagar capital hasta septiembre del 2026, solamente intereses. Para intereses, en general, nunca te prestan plata. Con lo cual solo podría haber un nuevo acuerdo, seguramente a cambio de que el fondo le dé plata adicional, sobre todo para las reservas del Banco Central, porque el Ministerio de Economía, el Tesoro, el Gobierno Nacional, no necesita financiamiento porque tiene superávit o equilibrio financiero. O sea, que en principio no necesita plata para financiar un déficit porque no lo tiene y no lo tendría. Entonces solamente sería para que el Banco Central tuviera reservas. Y el Fondo le va a decir: mirá, yo te voy a dar plata para reservas, pero si modificás en algo el esquema cambiario, vale decir, si devaluás. Entonces, yo no veo un matrimonio ahí, porque además son ex pareja. O sea, tanto Caputo como el Fondo se conocen. Yo no creo que Caputo tenga ganas de volver a estar en la situación que estuvo cuando era presidente del Banco Central, que el Fondo le decía: no gastes las reservas. Y no creo que el Fondo quiera al mismo tiempo tenerlo a Caputo, que sabe que cuando tiene que gastar los dólares que tiene en el Banco Central los gasta. Entonces crecientemente tengo dudas de que pueda haber un acuerdo. Me parece que puede ser que vayamos camino a un esquema donde no haya ningún acuerdo con el Fondo. Eso significa que va a haber menos financiamiento oficial del Fondo. Viste que ya empezaron a hablar bilateralmente con China. Además yo creo que fue un furcio en el programa con Susana Giménez, que el presidente dice: si les voy a ir a manguear, también le puedo manguear el taxi que le gusta a usted, Susana. Bueno, ¿qué va a manguear? Bueno, de mínima entiendo yo que es: lo que te tengo que pagar del swap el año que viene, por favor, no me lo cobres. Pateámelo para más adelante. Eso es financiamiento. Eventualmente más plata. Yo no creo que China esté dispuesto a darle financiamiento adicional si no tiene un nuevo acuerdo con el Fondo. Entonces yo creo que ahí cerrada la ventanilla del Fondo se cierran también otras ventanillas oficiales de bancos multilaterales. Entonces me parece que va a tener que ir a rascar la olla a otro lado.
—Está pensando en un viaje a China en enero, cuando está asumiendo el nuevo presidente de Estados Unidos, casi como cerrando la posibilidad justamente de que el resultado de las elecciones pueda destrabar más fondos para la Argentina, un nuevo acuerdo con el Fondo.
—También me parece que si había una ilusión con que ganara Trump, primero, que ahora pareciera que está más difícil. Y segundo, que me da la sensación de que aunque gane Trump, no es mucha la diferencia de lo que puede recibir del Fondo teniendo a Trump o a Kamala Harris de presidente. No cambia mucho porque la deuda con el Fondo es muy alta. La exposición del Fondo a la Argentina es muy alta. El Fondo lo que más quisiera es reducir esa exposición a Argentina. Entonces, yo entiendo que el Fondo estaría dispuesto a poner más plata si entiende que esa plata que está dando facilita que Argentina reingrese a los mercados de capitales. Y a los ojos del fondo y a la de cualquier economista, eso significa: yo te doy plata para que vos flexibilice el cepo, estés más cerca de una economía normal que va a facilitar el acceso a los mercados de capitales. Y no lo veo al gobierno en esa sintonía, entonces me parece que ahí no va a haber matcheo.
—Te escuché hace unos días con Ernesto Tenembaum que comparabas el programa de Milei con el de Fujimori en Perú, que impuso, claro, una estabilidad que se mantiene hasta hoy ycaen los presidentes, pero la estabilidad o el orden macro que diseñó Fujimori en ese momento, con una inflación muy alta, una hiper, eso pervivió. Pero, claro, estamos en la sociedad argentina y Milei parece que representa una novedad también en ese sentido, lo que la sociedad argentina es capaz de tolerar. ¿Creés que Milei está logrando eso, una transformación en el sentido que la sociedad argentina se discipline ante el ajuste como la peruana o como otras sociedades latinoamericanas?
—El ajuste, el la corrección de Fujimori se parece a la de Milei en el sentido de que hacen un gran apretón fiscal y monetario y un gran ajuste inicial. El de Perú fue mucho peor. Ese es el punto de contacto. Después todo lo demás es bastante distinto.Y el esquema de política económica de Perú hoy, después de muchos años, es mucho más institucionalizado que lo que es el de Argentina y de hecho te diría que lo que menos ha hecho Milei es institucionalizar política económica. Son más bien decisiones muy propias de él y sin buscar acuerdos con otros actores de la política. O sea que en ese sentido no lo veo para nada parecido al Perú de hoy, al menos.
—Pero la sociedad argentina, ¿cómo la ves frente al ajuste? Porque es alguien que lo prometió en campaña, que lo está haciendo, que no se lo está cargando a la casta.
—Él dijo que el ajuste lo iba a pagar la casta. Él prometió ajuste. Pero habló de que el peso de ese ajuste no caía sobre la sociedad.
—Por eso lo votaron, ¿no?
—No sé si por eso lo votaron.
—Si hubiera dicho: lo van a pagar ustedes, cada uno de los votantes que ganan un ingreso en pesos.
—Lo sorprendente, es que una vez que pasó, no es que los índices de popularidad cayeron brutalmente. Ah, me mentiste. O sea, yo creo que él no dijo la verdad, no siendo muy distinto a ningún candidato a presidente o político en campaña. Lo sorprendente sí es que la sociedad aún si fue engañada, lo viene bancando muy sorprendentemente. porque vos me hacías esta entrevista a mí en diciembre del año pasado, antes de que asumiera y me decías: va a pasar todo esto. Y yo decía: va a ser un caos la sociedad argentina. Y no hay piquetes en las calles y los índices de popularidad del presidente hasta acá, si bien vienen cayendo, son altos. Creo nos tomó a todos por sorpresa.
—Justamente volviendo al comienzo, la necesidad de Milei de decir: ahora solo vienen buenas noticias. Es como que se agotó el show, digamos. O se agotó una etapa, ¿no?
—Pareciera que sí. Creo que la economía efectivamente los datos nos muestran que ya tocó un piso y empezó una recuperación. Es una recuperación, a mi juicio, hasta acá muy magra. Julio mejoró bastante, pero nuestros datos, que anticipan bastante bien los datos del PBI mensual, que se llama EMAE (Estimador mensual de actividad económica), nos dicen que que agosto sufre un retroceso versus julio, o sea que subió julio, habría caído en agosto. Todo parecía indicar que septiembre fue un poco mejor que agosto. No es una recuperación en V. Yo no la veía al principio, no la estábamos viendo ahora. Pero sí te diría que me parece que ha comenzado una tenue recuperación. Ahora, ¿se puede sostener esa recuperación? Yo creo que sí. En la medida que el gobierno evite una devaluación, a medida que pasa el tiempo y el gobierno logra mantener el tipo de cambio moviéndose al 2%, la inflación va a seguir siendo un poquito más alta que lo que sube el tipo de cambio, los salarios seguramente van a recuperar un un poco de poder de compra. Estamos viendo una cosa disociada. Sí hay una recuperación en V del salario no completa, pero una reacción en V, si se quiere, del salario formal privado, no público. Pero eso no arrastró a la economía. Entonces seguramente estamos viendo una economía que marcha un poco a dos velocidades. Por ahí el ingreso y el poder de gasto de los sectores más protegidos se recuperó, no plenamente, pero ha habido una recuperación. Pero el ingreso del grueso de la sociedad no, los jubilados cayó fuerte. Fijate que si ves dónde cayó más la popularidad del gobierno es entre los adultos mayores.
—Ahí está el corazón del ajuste.
—Un tercio del ajuste está ahí, en los jubilados. En la medida que ellos puedan sostener el tipo de cambio sin devaluar, yo creo que deberíamos ver con el correr del tiempo una recuperación. Por eso no me animaría a descartar que el año que viene...
—Pero no tienen dólares...
—Claro. Entonces, como dice Carlos Pagni, si la estrategia del massismo austriaco funcionara... Por massismo austriaco, creo que quiere decir Carlos que es una estrategia de ir tapando agujeros como se puede, una política insostenible, pero que estás pedaleando, como le tocó hacer a Massa el año pasado. Si eso funcionara, si consiguiera los dólares, que me cuesta ver que estén, pero si los consiguiera, porque los gobiernos siempre muestran una mayor creatividad que la que tenemos los analistas, siempre aparecen conejos de la galera, si eso pasara, yo no descartaría un año donde la actividad se recupera un poco, se recupera un poco el poder de gasto, la inflación sigue cayendo. No vas a llegar a un índice de inflación de cero mensual. No veo eso, pero una inflación que sigue cayendo. Entonces no sería un mal año electoral. Ahora, después de esa elección, yo creo que se viene una devaluación.
—Y después tenés los costos de la recesión, reducción de empleo, cierre de algunas empresas, sectores que vienen sufriendo mucho, consumo, toda la economía real.
—Y la estrategia que ellos están planteando es una estrategia claramente de una economía que se va a achicar.
—Una recesión interminable.
—No digo una recesión interminable, porque puede ser que haya algunos sectores que recuperen un poco, pero es claro que están yendo por una economía más abierta, sin ninguna estrategia de protección ni de cuidado de las capacidades productivas que tiene la economía argentina. Milei, para no ser tan negativo con todo lo que estoy diciendo de él, ha tenido una virtud que me parece que es que Argentina -podríamos hacer un poco más de racconto histórico-, pero, digamos, la Argentina de los últimos veintipico de años fue arrastrando mucho lastre, mucha cosa que funcionaba mal, que no iba. O sea, se gastó mucha guita en Aerolíneas, se gastó un fangote de guita en subsidios. Había mucha cosa que mal hecha, muy mal hecha y que necesitaba una corrección. La corrección que ofrece es dramática, lo mismo que pasa con las universidades públicas. O sea, yo soy profesor de la universidad pública. Yo creo que hay muchas cosas que funcionan mal en la UBA. Amo la UBA, fui alumno del Nacional de Buenos Aires, alumno del grado y Maestría de la UBA y después profesor durante 20 años de esa universidad. La amo, es mi segunda casa. Pero encuentro que hay muchas cosas que requieren corrección. Ahora Milei viene a abrir un debate sobre eso. Pero lo que ofrece es romper, no corregir. Y lo mismo pasa, me parece, con el sistema productivo. Es obvio que Argentina tenía muchos nichos donde había necesidad de darle más competitividad, más productividad y desafío. O sea, una economía muy protegida, muy apoltronada. Bueno, la estrategia que ofrece es romper, no tratar de salvar lo que estaba bien.
—Lo escuchamos a Milei habitualmente criticando a los econochantas. Uno puede imaginar una discusión con Carlos Rodríguez, ex asesor de Milei, con Cachanosky, a veces con Cavallo, aunque no lo nombre, con Melconian, pero pareciera un debate que es una discusión entre ellos. Yo digo entre ellos porque digo es una discusión entre la ortodoxia, pareciera. ¿Cómo lo ves a eso? No lo veo a Milei discutiendo con otras corrientes del pensamiento económico, economistas de la heterodoxia. Discute Milei con Carlos Rodríguez, como mismo en la misma baldosa ideológica. Los demás están pintados en el debate económico, pareciera.
—Yo te diría que hoy el grueso de los economistas pensamos parecido. O sea, esto que yo te vengo diciendo con metáforas distintas o con énfasis un poco variados, el grueso te diría lo mismo. O sea, yo creo que hay una gran coincidencia entre los economistas profesionales respecto al problema del que te vengo hablando, de que el esquema monetario cambiario no funciona, el cepo. O sea que ahí hay un problema por resolver y que hay una inconsistencia, que no llega un momento que levantás el cepo y el tipo de cambio se queda donde está el tipo de cambio oficial. O sea, eso es una fantasía. Él ha insultado a todos, a mí incluido en algún momento. Lo que pasa es que yo creo que es un error tomarlo como economista en este momento a Milei.
—Actúa como político, decís.
—Es el presidente, es político.
—Actúa como político en el sentido de que atrasa el dólar para tratar de sostener la inflación...
—Y dice A, y después dice B y está bien. O sea, un presidente o un ministro de Economía no puede ser un profesor de economía o un economista profesional. O sea, lo ideal, cuando vos querés hacer un programa que funcione, que convenza a la gente, es tratar de tener un programa que sea consistente, que sea lógico. Pero si yo fuera ministro de Economía no te podría decir “lo veo un poco atrasado, estoy un poco preocupado por el dólar” porque mañana vuela el dólar. Pero en el caso de Milei nunca me pareció una persona que fuera muy sistemática en lo que dice. Pero ahora es presidente, o sea que ni siquiera vale la pena.
—Hay un cálculo que hace la política o alguna dirigencia política que es: Milei está haciendo el trabajo sucio. Estos desórdenes que vos mencionabas, todas las cosas de arrastre que estaban mal, viene Milei con la motosierra, con un grado de crueldad considerable y arrasa con todo. Bueno, el próximo presidente, en caso de no ser Milei, se va a beneficiar de esto. ¿Cómo ves ese razonamiento? Digo, ¿esto puede redundar en un beneficio para la política? ¿La Argentina que viene después de Milei es más fácil o más difícil de gobernar? ¿Qué te imaginás?
—Es muy largo plazo. O sea, porque además, en el supuesto en el que vos estás planteando la pregunta que es suponiendo que son cuatro año. Si son cuatro años es que de alguna manera no fue exitoso. Y si no es exitoso hay que ver en qué sentido no fue así. Si no es exitoso porque tiene una gran crisis... Entonces no sé si es fácil esa Argentina. A Roberto Lavagna muchas veces la gente le bajaba el precio y decía: bueno, él agarró todo el ajuste hecho.Yo me acuerdo porque eran mis primeros pasos profesionales cuando asumió Lavagna. Todo el mundo pensaba que se iba a las dos semanas. O sea, cuando la situación es caótica, por más que te hayan limpiado un poco la cancha, es complicado. Entonces, sí creo que hay una cosa, que no sé si es un cambio cultural o no, pero me parece que Milei trajo una cosa valiosa al debate, que es qué tipo de Estado necesita Argentina. Yo creo que los gobiernos, sobre todo de Cristina Kirchner y en alguna medida también Alberto Fernández, porque el de Alberto Fernández, más allá de todas las cosas que han salido últimamente, es más complicado también a veces evaluarlo por la pandemia. O sea, hay que estar ahí. Pero claramente hubo una idea donde los equilibrios macroeconómicos no se necesitan, no se requieren, o sea, crecer con inflación está bien, tener déficit fiscal no importa, si no tenés financiamiento externo, no pasa nada.
—Pero ya Macri había traído toda esa agenda, ¿no?
—Está bien, pero la sociedad no terminó de comprar, me parece.
—Y salió mal también.
—Y salió mal. Sí. Pero me parece que hoy hay en la conversación pública... El hecho de que Milei venga y diga... O sea, acordate que este Macri para ser presidente, ¿qué dice? Yo no voy a privatizar Aerolíneas. Yo con eso no me meto. Yo eso no lo voy a tocar. No. Aerolíneas, euédense tranquilos, muchachos. Yo eso no lo toco. ¿Y qué hace Milei? Milei dice: Me quiero pelear contra Aerolíneas porque gano popularidad. O sea, la sociedad cambió. No estoy diciendo que sea un cambio permanente necesariamente, pero sí advierto un cambio. Y creo que es un cambio para bien, porque me parece que, digamos, yo me considero dentro del campo, llamémoslo, progresista. Creo que el Estado tiene un rol relevante en la economía. Creo que la intervención pública es importante en muchos aspectos en la política económica. Pero esas banderas se tergiversaron brutalmente, se pervirtieron. Entonces es un gran desafío, porque uno de los problemas que tenemos las personas como yo es como que decís sí, pero. O sea, es como más complicado porque tenés que modular, porque en un debate donde son dos polos, Estado sí, Estado no. Y cuando decís: no, mirá, en realidad la cosa es más compleja y requiere y tiene matices, es un discurso que atrae poco. O sea, seguramente el que está escuchando al otro lado dice: uy, qué aburrido, Rapetti. Me la empezó a complicar. ¿Es Estado o no es Estado?
—Y le pasa a los políticos.
—Y le pasa a los políticos. Yo creo que en ese sentido mejoró la conversación porque definitivamente lo que hizo el cristinismo en materia económica fue una cosa muy desastrosa. O sea, se alteraron los índices de las estadísticas del INDEC y se pensaba que eso no importaba nada. Se quemaron la posibilidad de tener acceso al financiamiento externo, lo cual es importante. Para financiar el crecimiento necesitás alguien que te preste plata. El mercado de capitales local es chiquito, entonces necesitás financiamiento internacional para hacer, por ejemplo, Vaca Muerta. Hoy, si hubiéramos tenido financiamiento internacional disponible, seguramente tendríamos muchísima más exportaciones de gas y petróleo y muchísimas exportaciones de minería, que es a lo que todo el sistema político está apostando. Y todavía es una promesa. ¿Por qué? Porque no nos creen. Entonces todo eso fue muy dañino. Y eso me parece que una agenda progresista, digamos, con sensibilidad social, tiene que incorporar. O sea, los equilibrios macroeconómicos, las restricciones presupuestarias valen para todos y es de una buena política progresista cuidarlos. Y eso no se hizo. Entonces nos va a costar levantar esas banderas de vuelta, probablemente, a los que pensamos que el Estado tiene un rol relevante para la economía argentina y para el desarrollo argentino. No existe el desarrollo económico sin intervención, sin guía del Estado, sin que el Estado juegue un papel importante indicando a los actores hacia dónde se quiere ir, ayudándolos a reducir la incertidumbre que tiene una inversión, etcétera, etcétera. Entonces, en ese sentido, me parece que al haber corrido tanto la balanza de la discusión pública Milei, un poco la centró.
Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).
DG/CRM
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