Mes del Orgullo: una celebración vital frente a la violencia y la discriminación
Con perseverancia, color y activismo, las conquistas de los movimientos LGBTIQ+ inscribieron un nuevo paradigma que legitima, valora y celebra a las personas. Argentina ha sido un modelo para el mundo por sus leyes de avanzada y el desarrollo de políticas públicas. Estas conquistas han ampliado históricamente los horizontes de la ciudadanía y los derechos humanos.
Sin embargo, hoy nos encontramos ante un contexto en el que muchos líderes esparcen mensajes xenófobos, sexistas y homófobos: “Rechazamos la diversidad de identidades sexuales”, “Mucho sexo gay”, “Si vos tenés 18 años, naciste Juan y querés ser Juana no hay ningún problema mientras no utilices al Estado para eso”, “La ESI busca destruir a la familia” o “Si vos preferís no bañarte y estar lleno de piojos, es tu elección y listo” (en referencia al matrimonio igualitario). Estas frases son solo una mínima muestra de las agresiones que provienen de los mass media y de las máximas autoridades de un país, lo que profundiza la asimetría de poder entre quienes emiten estas expresiones y quienes las reciben, y funciona como caldo de cultivo habilitante de la violencia física y una suerte de cacería a las disidencias.
Asistimos a una batalla cultural escalofriante donde algunos poderosos levantan una falsa bandera de libertad, mientras atacan libertades ajenas, buscando generar odio, y silenciar a quienes se expresan de forma distinta. Con el efecto no inocente de horadar la democracia. Para tener real magnitud de la gravedad de esta situación es importante recordar que todo esto sucede mientras a nivel global, todavía, en un tercio del mundo (61 países) las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo se consideran delito y en 7 países se sancionan incluso con la pena de muerte. Por otro lado, solo en 2023, se registraron 321 asesinatos de personas trans, el 74% residían en América Latina y el Caribe. El 94% de las víctimas eran mujeres trans.
Argentina es parte de esta crueldad. El caso del lesbicidio de Barracas, es el máximo exponente de esto: en mayo, Andrea, Pamela, Roxana y Sofía fueron atacadas mientras dormían, con una bomba molotov, por ser lesbianas. Sabemos que esto no es un hecho aislado y seguimos consternadas frente a tanta violencia, que lamentablemente para la comunidad LGBTI+ es un hecho cotidiano. Cada día se ven interpeladas a reclamar porque la violencia y la discriminación les arrebata a un ser querido.
Las personas LGBTI+, desde la infancia, suelen enfrentar el rechazo de sus familias y su comunidad, quienes desaprueban su orientación sexual, identidad de género, lo que tiende a conducir a situaciones generalizadas de discriminación, estigmatización, y violencia física, psicológica, sexual, y en casos extremos la muerte.
En este contexto de tanta hostilidad, desde Amnistía Internacional realizamos el evento “Voces que transforman, Orgullo Vivo” para reconocer a quienes cada día ponen el cuerpo, el corazón y el ingenio para construir un mundo mejor.
Seguiremos trabajando para visibilizar y reconocer la trayectoria de quienes defienden los derechos de las personas LGBTIQ+, porque creemos que es crucial apoyar y respaldar su trabajo en el camino a una sociedad más justa, que celebre la diversidad y que asegure la pluralidad de voces en el debate democrático. Debemos recordar que no hay libertad posible si las personas no podemos ser lo que queremos ser, si no podemos vivir nuestra identidad y nuestro deseo.
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