Buenos Aires, enloquecida: el día en que el calor y el apagón hicieron colapsar las calles

Antonio Irribarre, jubilado y vecino del barrio del Congreso, no se enteró que habían cortado la luz hasta que empezó a sudar. A las 12.45, cuando ocurrió un segundo apagón que dejó a muchos barrios porteños sin luz, el jubilado se encontraba leyendo un artículo de la revista Todo es Historia adentro de la Biblioteca del Congreso, ubicada en Hipólito Yrigoyen 1.780. La sala de lectura, de acceso público y en diagonal al parlamento nacional, se convierte en un sitio de refugio con aire acondicionado para los días de calor agobiante como este miércoles, cuando la sensación térmica traspasó los 44 grados.
“Me encontré todo transpirado leyendo un artículo de sobre el historiador, Joaquín V. González”, dice el jubilado. A las 14.30, la biblioteca, al igual que otros edificios públicos afectados situados a 14 cuadras de distancia, como la Casa Rosada, la Legislatura porteña y el Ministerio de Economía, cerró sus puertas ante la persistencia del corte.
En las calles aledañas al Congreso, los semáforos dejaron de funcionar desde las 12.45, causando pequeños embotellamientos y con personal del Gobierno porteño conteniendo al tráfico en las esquinas. “Recién a las 15.30 empezó a volver en algunos comercios”, señaló Luisa Flores, vecina del barrio. Muchos comercios de venta de alimentos se vieron obligados a poner generadores eléctricos en las veredas, ante la posibilidad de que su mercancía se perdiera.
La Secretaría Energía estimó que el apagón afectó a 622.000 usuarios de diferentes barrios porteños alcanzados en un inicio. La marcha de los jubilados de esta tarde, una convocatoria que se volvió una constante todos los miércoles por la tarde desde la aprobación de la ley de Bases en 2024, se mantiene vigente.
Siguiendo por la avenida Belgrano en dirección a la avenida Jujuy, la situación de calles y comercios se mantuvo igual hasta, por lo menos, las 15. “Tres horas sin luz y tuvimos que tirar algo de mercadería, como algunos helados industriales que guardamos en las heladeras”, contó Nina, de 42 años, y dueña de un supermercado en el barrio de San Cristóbal.
En Caballito, una de los barrios más castigados el año pasado por los reiterados cortes de luz, la situación fue diferente. En algunos sectores, como Acoyte y Rivadavia, no hubo interrupciones al suministro. “Estuve con luz todo el día”, dice Cloé Mousseaud, de 29 años, quien trabaja desde su casa cerca de la famosa esquina porteña. En otras cuadras del mismo barrio, en cambio, sí se detectaron cortes prolongados de hasta tres horas.
FLD/JJD
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