El crimen de Nicolás Cernadas: para los especialistas se trata de un hecho “grave y terrible”, pero excepcional
El crimen de Nicolás Alexander Cernadas, de 13 años, por parte de otros dos adolescentes de 14 y 17 generó conmoción y repudio por la brutalidad y la saña del caso. Su cuerpo apareció en un descampado de Mariano Acosta, Merlo. Fue apuñalado y quemado vivo y, según la información judicial, uno de los agresores filmó a la víctima en el momento del ataque y luego quiso regresar al lugar para registrar el estado en el que había quedado el cadáver.
El asesinato provocó la movilización de familiares y allegados del nene que vivía con su tío y también con la abuela de uno de sus compañeros después de que un Tribunal de Menores de San Isidro dictaminara que la madre no se podía hacer cargo ni de él y ni de sus ocho hermanos por su condición psiquiátrica. Según relatan vecinos y vecinas, el hostigamiento por parte de los dos acusados era habitual en el barrio. ¿Qué provoca que dos adolescentes sean autores de un crimen de estas características?. Especialistas consultados por elDiarioAR coinciden en que se trata de un hecho excepcional, que no es habitual entre los adolescentes que cometen delitos.
Los delitos por debajo de la edad punible como estos no superan el 1% en el país. Son aislados, ocurridos en un contexto particular, ante una situación particular que no le quita lo tremendo, terrible y grave
“Los delitos por debajo de la edad punible (la edad punible es a partir de los 16 años por delitos cuya pena superen los dos años) como estos no superan el 1% en el país. Son aislados, ocurridos en un contexto particular, ante una situación particular que no le quita lo tremendo, terrible y grave”, sostuvo el juez de Cámara de Responsabilidad Penal Juvenil de Catamarca y profesor adjunto de Derecho Penal de la Universidad de Catamarca, Rodrigo Morabito. El magistrado aclaró: “el de 17 es plenamente punible, debe responder ante la ley penal cuando se cumpla el debido proceso. Una pena que no puede ser perpetua porque está vedado por la Convención de los Derechos del Niño”.
Descenso
Según el cuarto Informe sobre Delitos y Violencias en la Provincia de Buenos Aires publicado recientemente por el Observatorio de Políticas de Seguridad de la Universidad de La Plata, los homicidios dolosos cometidos por menores de 18 años en la provincia de Buenos Aires descendieron un 60% entre los años 2009 y 2021. Se pasó de 152 a 61 el año pasado.
“Lo terrible y grave es la muerte de este chico, pero ¿qué está pasando con respecto a los victimarios de 14 y 17 años que han llegado a cometer este hecho terrible?, ¿Se ha investigado sobre la historia de vida? ¿Si han sido víctimas de abuso, de golpes, si vienen de un contexto violento? Hay que analizar todas estas circunstancias sin dejar de reprocharles la conducta. Nadie dice que no son victimarios, lo son. Pero hay que cumplir con los plazos legales para esto y también indagar qué ha pasado”, agregó el magistrado que forma parte de la organización Pensamiento Penal.
La directora ejecutiva del Comité de Seguimiento de los Derechos del Niño de Argentina, Nora Schulman, también resalta lo excepcional de este caso. “Es raro algo así entre los adolescentes, estadísticamente no se dan de manera común estos casos. En general, lo que cometen son delitos contra la propiedad. Hay que ver el contexto en el que vivían y no generalizar porque si no empezamos con la discusión de la baja de la edad de imputabilidad. Es muy bajo el nivel de hechos tan cruentos y violentos como este. Los chicos roban, sí. A veces tienen actos violentos con la gente que asaltan, pero en general no matan. Esto es un caso muy especial”, afirmó en diálogo con este diario.
Es muy bajo el nivel de hechos tan cruentos y violentos como este. Los chicos roban, sí. A veces tienen actos violentos con la gente que asaltan, pero en general no matan
El atacante de 14 años, que por su edad es inimputable, fue derivado a un centro de Menores en Abasto, La Plata, con un seguimiento semestral, mientras que el de 17 está con prisión preventiva dictada por la jueza Karina De Lucas, titular del Juzgado de Garantías del Joven 2.
“Algo ha pasado para que los chicos lleguen a esta situación. Lo digo con sobrada experiencia. No solamente hay que decir que vienen de los sectores más postergados, pueden haber chicos de clase media - alta que también cometen delitos graves contra la integridad sexual u homicidios. Por lo general, los chicos de los mal llamados sectores postergados no cometen casi estos tipos de delitos, sino contra la propiedad privada, robos y hurtos”, comentó Morabito.
El análisis de las redes sociales que realizó la justicia indica que uno de los involucrados filmó a Nicolás en el momento del ataque. Según relató la prima del chico, Johana Miranda, a la Agencia Télam, Nicolás padecía “bullying” por parte de los agresores, quienes le decían “huérfano de mierda”. “Estuvo muy planeado. Ellos sabían bien lo que estaban haciendo porque le tenían bronca. Mi primo los conoció para su cumpleaños en agosto pasado y dos meses después lo mataron”, afirmó la mujer.
Schulman considera que hay que también hay tener en cuenta a las redes sociales para analizar esta situación. “Filmaron al chico y esta mediatización les sirve para tener un rol social, aunque sea negativo. Mostrarse ante su grupo de referencia como que pudieron ejecutar una acción de este tipo. Además, la filmaron para que vean que es cierto. Ese registro de lo que hicieron le sirve para encontrar un rol social dentro de su grupo. Esto es lo más terrible, además del hecho que uno repudia totalmente. Creo que tiene que ver con la situación en general, los discursos de odio, el fomentar el odio hacia el otro”, explicó.
La psicóloga Susana Moguilevsky, quién realizó una investigación UBACyT sobre la adolescencia frente a la Ley Penal, hace foco en “la intemperie globalizada en la declinación de los ideales, de lo normativo, la falta de regulación en lo social y lo individual”. “De los relatos periodísticos haría hincapié en el apodo ‘el huerfanito’, cargada de significaciones que no solo aluden a la víctima sino a sus victimarios porque grafica la situación ‘de intemperie’ a la que están expuestos estos chicos. Esta frase actúa como una piedra arrojada a un lago produciendo ondas expansivas que interpelan lo familiar, lo escolar y lo social, entre otros”, explicó.
Según las declaraciones que familiares y vecinos dieron a los medios en los días posteriores al crimen, Nicolás era blanco de hostigamiento por parte de estos chicos. Una situación que también debe ser tenida en cuenta. “Los adolescentes actuando desde la pasión del odio y la crueldad sin límites. Correlativamente en el contexto familiar, barrial y escolar ejerciendo la indiferencia sin capacidad de respuesta para frenar el bullying que el chico venía sufriendo”, agrega Moguilevsky.
Sobre esa faceta también interpela el juez Morabito: “El problema que tenemos con el bullying es que muchos chicos ven y no dicen nada. No solo el que maltrata sino que también está el que filma y el que no interviene. Porque no hay capacitación previa en la escuela, no hay sensibilización y ni concientización previa. ¿Qué ocurre en las familias que no ponemos el foco en esto? En los contextos de violencia, en general nadie interviene. Se documenta el episodio violento, pero no se interviene. Documentamos la violencia, pero no la evitamos”.
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