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Un informe muestra cómo los fabricantes de plástico engañaron sobre las posibilidades reales del reciclaje

Una montaña de botellas de plástico.

Dharna Noor

16 de febrero de 2024 14:59 h

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Los fabricantes de plástico llevan más de 30 años sabiendo que el reciclaje no es una solución económica o técnicamente viable para la gestión de sus residuos, pero ese conocimiento no les ha impedido promocionar la práctica durante décadas, según una investigación reciente de la ONG Center for Climate Integrity (CCI).

“Las empresas han mentido; es hora de exigirles responsabilidades por el daño que han provocado”, dijo Richard Wiles, presidente de la ONG, creada con el objetivo de hacer que las empresas de combustibles fósiles asuman sus responsabilidades.

El plástico se fabrica a partir de petróleo y de gas y es muy difícil de reciclar. Para lograrlo hace falta una meticulosa clasificación porque las miles de variedades que hay, por su composición química, no pueden reciclarse juntas, encareciendo aun más un proceso de por sí costoso. Otro problema es la degradación del material tras cada uso, algo que por lo general limita la reutilización a una o dos veces.

Según el informe, hace décadas que la industria tiene conocimiento de estos graves problemas que ha ocultado sistemáticamente en sus campañas de marketing. La investigación se basa en investigaciones anteriores así como en documentos internos difundidos recientemente donde se demuestra el alcance de una campaña que ha durado décadas.

De acuerdo con el informe, los expertos del sector llevan todo este tiempo diciendo que el reciclaje de plásticos es “antieconómico”, que “no debe tomarse como una solución permanente para los residuos sólidos”, y que “no puede continuar de manera indefinida”. Según los autores de la investigación, las pruebas encontradas podrían servir para incriminar a empresas petroleras y petroquímicas, así como a sus asociaciones comerciales, por infringir leyes de protección contra el marketing engañoso y contra la contaminación.

Plásticos de un solo uso

En la década de los cincuenta, a los fabricantes de plástico se les ocurrió una idea que aseguraría un mercado de crecimiento constante para sus productos: hacerlos desechables. Según Davis Allen, investigador del CCI y autor principal del informe, “sabían que si se centraban en los [plásticos] de un solo uso, la gente compraría y compraría y compraría”.

En una conferencia del sector celebrada en 1956, la patronal Society of the Plastics Industry [Sociedad de la Industria del Plástico] dijo a los fabricantes que se centraran en “bajo coste, gran volumen” y “prescindibilidad”. Su objetivo debía ser que los productos terminaran “en el cubo de la basura”.

“Como es habitual, en vez de trabajar juntos para encontrar soluciones reales a los residuos plásticos, grupos como CCI prefieren lanzar ataques políticos y no soluciones constructivas”, respondió por correo electrónico Matt Seaholm, presidente y director ejecutivo de la asociación empresarial Plastics Industry Association [Asociación de la Industria del Plástico], el nuevo nombre de la Society of the Plastics Industry.

Durante décadas, la industria instaló en la opinión pública el mensaje de que los plásticos podían arrojarse fácilmente a los vertederos o ser quemados en incineradoras. Hasta que en los años 80 los ayuntamientos comenzaron a plantear la prohibición de las bolsas de la compra, entre otros productos de plástico, y la industria busco una solución nueva: el reciclaje.

Campañas de reciclaje

Según la investigación, la industria lleva tiempo sabiendo que el reciclaje de plásticos no es práctica o económicamente viable. “El reciclaje no puede considerarse como una solución permanente para los residuos sólidos [plásticos], ya que simplemente prolonga el tiempo que lleva desechar un producto”, decía un informe interno de la asociación empresarial Vinyl Institute [Instituto del Vinilo] fechado en 1986.

“El reciclaje no puede prolongarse de manera indefinida y no soluciona el problema de los residuos sólidos”, dijo en 1989 el director fundador del Vinyl Institute antes los asistentes de una conferencia del sector.A pesar de este conocimiento, la Society of the Plastics Industry creó en 1984 la Plastics Recycling Foundation [Fundación para el Reciclaje de Plásticos] uniendo a embotelladoras y empresas petroquímicas en una campaña centrada en el compromiso del sector con el reciclaje.

La asociación empresarial creó en 1988 para el plástico reciclable el ampliamente reconocido símbolo de las tres flechas que se persiguen, y comenzó a utilizarlo en los envases. Después de que los expertos dijeran durante mucho tiempo que era un símbolo muy engañoso, las autoridades regulatorias estadounidenses se han hecho eco recientemente de sus preocupaciones.

En 1985, la Society of the Plastics Industry también fundó un centro de investigación sobre el reciclaje de plásticos en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, un año después de que los legisladores del estado aprobaran la ley de reciclaje obligatorio.

En 1988, la asociación empresarial Council for Solid Waste Solutions [Consejo de Soluciones para Resíduos Sólidos] puso en marcha un proyecto piloto de reciclaje en Saint Paul (Minnesota), después de que el ayuntamiento aprobara la prohibición del plástico poliestireno (styrofoam).

A principios de los 90, otra asociación empresarial puso anuncios en la revista Ladies' Home Journal en los que se decía: “Una botella puede volver a ser una botella, una y otra vez”.

Mientras tanto, los líderes del sector sostenían a puerta cerrada que el reciclaje no era una solución de verdad. “Aunque algún día esto pueda ser una realidad, lo más probable es que nos despertemos y nos demos cuenta de que no vamos a solucionar el problema de los residuos sólidos reciclando” dijo en 1994 un representante de la empresa química Eastman Chemical durante una conferencia del sector sobre la infraestructura adecuada para el reciclaje del plástico.

“Estamos comprometidos con las actividades [de reciclaje de plásticos], pero no con los resultados”, dijo también en 1994 un empleado de Exxon al personal de la asociación empresarial American Plastics Council.

Según Wiles, “está claro que están cometiendo un fraude”. Aunque el informe de CCI no alega que las empresas hayan infringido leyes concretas, la abogada y coautora de la investigación Alyssa Johl sospecha que pueden haber incumplido con leyes de seguridad ciudadana, de actividades criminales organizadas, y de fraudes al consumidor.

De acuerdo con el informe, el mal comportamiento del sector se mantiene en la actualidad. En los últimos años sus grupos de presión han promocionado el llamado reciclaje químico, un proceso que descompone en moléculas diminutas los polímeros para fabricar nuevos plásticos, combustibles sintéticos y otros artículos, solo que contaminando y consumiendo más energía que con las técnicas tradicionales de reciclaje de plástico.

Según el informe de CCI, la industria del plástico lleva tiempo sabiendo que el reciclaje químico tampoco es una solución de verdad para los residuos plásticos. En una reunión del sector celebrada en 1994, el vicepresidente de Exxon Chemical, Irwin Levowitz, dijo que una usada técnica de reciclaje químico era un “proceso fundamentalmente antieconómico”.

En 2003 un veterano consultor comercial criticó a la industria por promocionar el reciclaje químico. “Otro ejemplo de la manera en que la anti-ciencia se introduce en la mente de la industria y de los activistas medioambientales por igual”, dijo. Para Davis Allen, de CCI, “no es más que otro ejemplo, una nueva versión, del engaño que vimos antes”.

Según Seaholm, el director de la Plastics Industry Association, el informe de CCI ha sido “creado por una organización activista y contraria al reciclaje que ignora las sensacionales inversiones en tecnología de reciclado hechas por nuestra industria”. “Por desgracia, utilizan información obsoleta y afirmaciones falsas para seguir engañando al público sobre el reciclaje”, añadió, sin especificar cuáles eran esas afirmaciones obsoletas o falsas.

Repercusiones jurídicas

El informe coincide con el escrutinio creciente de la industria del plástico y del reciclaje. El fiscal general de California (EEUU), Rob Bonta, inició públicamente hace dos años una investigación sobre las petroquímicas y productoras de combustibles “por su responsabilidad en provocar y agravar la crisis mundial de contaminación por plásticos”.

En febrero de 2023, el descarrilamiento de un tren tóxico en East Palestine (estado de Ohio) impulsó un movimiento por la prohibición del cloruro de vinilo, un carcinógeno que se emplea en la fabricación de plástico. El mes pasado, la EPA [Agencia de Protección Ambiental de EEUU] anunció que volvería a hacer un análisis sanitario del producto químico, el primer paso hacia una posible prohibición.

En 2023, el estado de Nueva York presentó una demanda contra PepsiCo, alegando que sus plásticos de un solo uso violan leyes de seguridad ciudadana y que la empresa engañó a los consumidores sobre la eficacia del reciclaje.

La opinión pública está cada vez más concienciada por el impacto climático de la producción y eliminación de plásticos: representan el 3,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En los últimos años, más de veinte ciudades y estados han demandado a la industria petrolera por ocultar los peligros de la crisis climática.

En opinión de Wiles, llevar ante los tribunales a las industrias petrolera y petroquímica por “engañar a sabiendas” al público también podría forzarlas a cambiar el modelo de negocio. “Creo que el primer paso para solucionar el problema es lograr que las empresas se hagan responsables”, dijo.Según Judith Enck, ex administradora regional de la EPA y fundadora de la ONG Beyond Plastics [Más allá del plástico], el informe de CCI es “muy robusto”. “Deberían leer el informe todos los fiscales generales del país y la Federal Trade Commission [Comisión Federal de Comercio, encargada de velar por los derechos de los consumidores]”, dijo.

El ex fiscal general del estado de Maryland Brian Frosh dijo que el informe de CCI incluía el tipo de pruebas que normalmente no espera ver hasta que la demanda ya ha pasado el proceso de instrucción. “Si yo fuera fiscal general, basándome en lo que leo en el informe de CCI, me sentiría cómodo pidiendo que se abriera una investigación y se presentara una demanda”, dijo.

Traducción de Francisco de Zárate.

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