Duelo de titanes: la elección porteña se nacionaliza y pone en juego la supervivencia del PRO

Una elección de concejales transformada en una batalla nacional. En eso se convirtió la elección porteña, que mutó de primer ensayo electoral a una vidriera política de cara a 2027 en la que todas las iniciativas y medidas, de la oposición y el oficialismo, se lanzan con dramatismo y grandilocuencia, como si de eso dependiera la propia supervivencia.
La candidatura del vocero presidencial Manuel Adorni se sumó a la de Horacio Rodríguez Larreta y la de Leandro Santoro y convirtió así un comicio local en un duelo de pesos pesados. Un duelo en el que el PRO, con Silvia Lospennato a la cabeza, arriesga su identidad, su futuro y su misma existencia.
Al momento de definir el calendario electoral, Jorge Macri sabía que se jugaba mucho en esta elección. Es un plebiscito de su gestión, la prueba de fuego de su liderazgo y, fundamentalmente, un test respecto de su capacidad para sostener el control del PRO en la Ciudad. Del otro lado está la amenaza de la ola violeta: el peligro que representa la voracidad de Karina Milei y su deseo de desembarcar en la casa matriz del PRO para destruirlo desde adentro. El 18 de mayo se renuevan unas 30 bancas en la Legislatura y, frente una mayoría oficialista frágil, Macri no puede darse el lujo de mostrarse débil y perder su gobernabilidad.
Frente a esta amenaza, decidió desdoblar la elección con el objetivo de desnacionalizar los comicios y evitar el arrastre del sello de Javier Milei. Pero no salió bien. El tiro le salió por la culata y ahora los Macri enfrentan una batalla campal con bajos índices de aprobación en la gestión y varios frentes abiertos. Dos, en particular, que le disputan su electorado histórico: La Libertad Avanza, con Adorni a la cabeza, y Horacio Rodríguez Larreta. Uno lo corre por derecha y el otro por izquierda y el PRO, que pelea por su propia supervivencia, tiene que hacerle frente a ambos.

El caso de Larreta es el más paradigmático porque fue el primero que, con su candidatura, subió la apuesta de la elección porteña. De candidato a presidente y ocho años jefe de Gobierno porteño a “bajar” a la Legislatura porteña: Larreta decidió resurgir de las cenizas en un plan por pasos que comienza en la Legislatura y continúa en 2027, con una candidatura a la Jefatura de Gobierno y, luego, las ligas mayores. Es decir, la revancha por la presidencia.
Con este objetivo en mente, Larreta rompió con el PRO y los Macri, armó su propio espacio y, rodeado solo por leales, se predispone a medir fuerzas con sus antiguos aliados. En la lista lo secundarán Guadalupe Tagliaferri, senadora nacional a quien se le vence el mandato este año, y el legislador Emmanuel Ferrario. En cuarto lugar irá Melisa Balbi, del armado de Graciela Ocaña (la única con la que Larreta cerró una alianza), y quinto irá Jorge Telerman, el ex jefe de Gobierno porteño. El objetivo es apelar al voto más blando de Juntos por el Cambio, así como apelar a la memoria histórica de su gestión al frente de la Ciudad. Será un dolor de cabeza para Jorge Macri: una guerra de gestiones.
La candidatura de Manuel Adorni, mientras tanto, fue otro batacazo: la ratificación final de que la elección porteña se había convertido en una prioridad del gobierno nacional. El elegido para enterrar al PRO en su distrito había sido ni más ni menos que Adorni, la voz diaria del Presidente, el principal armador -junto a Santiago Caputo- de la narrativa libertaria. Adorni es un soldado karinista, con un nivel de conocimiento de casi el 100% y un libertario purasangre. Lo acompañarán en la lista Solana Pelayo, directora del Banco Nación, Nicolás Pakgojz, presidente de la AABE, y Juan Pablo Arenaza, legislador bullrichista que trabaja codo a codo con Pilar Ramírez.

Adorni se resistió, pero terminó aceptando. Debido a la decisión de Jorge de desdoblar la elección, LLA necesitaba un nombre fuerte para poder arrastrar la marca. Se barajaron varios nombres de peso para poder competirle al PRO, como Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger. Pero finalmente fue Adorni el elegido, aunque Bullrich juega en punta para encabezar la lista de senadores nacionales. La ambición respondía a solo un motivo: el deseo feroz de Karina de hacer desaparecer el PRO. “Si querés reemplazar al PRO tenés que ir a su madriguera. Para matar a las ratas, siempre hay que ir a la madriguera”, graficó un libertario.
Silvia Lospennato, la elegida para la resistencia amarilla
No fue fácil para los Macri elegir su candidata en la Ciudad. Mauricio intentó, casi hasta último momento, que fuera María Eugenia Vidal pero la exgobernadora lo rechazó. Por un tiempo se barajó a Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño. Pero finalmente Macri le pidió a Lospennato, la última leal macrista, que hiciera el sacrificio final: abandonar el Congreso de la Nación, donde la diputada cumple un rol clave, para ir a dar la pelea en la Legislatura porteña, el último bastión macrista.
El candidato es el partido. Y la figura de Lospennato, que llegó al PRO de la mano de Emilio Monzó, buscaba sintetizar los viejos valores macristas, como la idea de República o de la transparencia. Todos valores que habían quedado demodé en los últimos años, pero que Macri necesitaba volver a sacar a relucir para diferenciarse de LLA. Era un camino cenagoso, sin embargo: el PRO tenía que salir a desmarcarse luego de haberle votado todas las leyes a Milei, de haber funcionado como su principal aliado y, como si fuera poco, mientras Cristian Ritondo y Diego Santilli intentaban cerrar un acuerdo nacional en la Provincia de Buenos Aires.

Lospennato, además, era la cara visible de la alianza con LLA en el Congreso. La exlarretista había sido, por ejemplo, la arquitecta del tratamiento parlamentario de la Ley Bases y había aprendido a convertirse, con el tiempo, en una de las guardianas legislativas de LLA. Y ahora tenía que abandonar el Congreso para pelearse con Adorni en la Legislatura. No estaba entusiasmada, pero aceptó: quienes la conocen explican que la diputada siente que “le debe todo al partido”.
No será una elección fácil, pero en el PRO intentan instalar la mística de la resistencia. Es, para muchos, una lucha por la supervivencia del partido. Los Macri saben que Karina quiere su destrucción, por lo que apostarán a poner en juego toda la marca PRO y los últimos 17 años de gestión (la mitad de los cuales, curiosamente, estuvieron encabezados por un dirigente que ahora juega en otra boleta). Participarán todos en la campaña, incluido el propio Mauricio Macri, que no descarta competir en las elecciones nacionales.
Además de Lospennato, la lista del PRO estará integrada por Hernán Lombardi, actual ministro de Desarrollo Económico de CABA, y Laura Alonso, ex jefa de la Oficina Anticorrupción macrista. Estarán también Darío Nieto, el ex secretario privado de Macri que hoy ocupa la jefatura del bloque oficialista “Vamos por Más”, Rocío Figueroa, vicepresidenta de Jóvenes PRO, y Waldo Wolff, quien fue expulsado del Ministerio de Seguridad luego de la oleada de fugas de presos.
Enemigos internos por todos lados: los coletazos de la fragmentación
Una característica que tendrá la elección porteña, además de la presencia de varios pesos pesados, es el elevado nivel de fragmentación. Todos los candidatos de renombre tienen fugas que les compiten su propio electorado. El verdadero enemigo, para la mayoría, son los exaliados más que los opositores.
En el caso del PRO, el competidor que le disputa el electorado propio es Larreta, pero también todos los ex Juntos por el Cambio que decidieron presentarse. Este es el caso del radicalismo, que lleva a la ex presidenta de la FUBA, Lucille Levy, como cabeza de lista. Martín Lousteau, finalmente, no será candidato, pero si participará de la campaña y disputará el mismo voto progresista que Larreta y una parte del PRO pretenden para sí. Una situación similar se vive con la Coalición Cívica, que llevará a Paula Oliveto a competir por una silla en la Legislatura.
En el caso de LLA, la némesis es Ramiro Marra. El trader que financió la llegada al poder de Milei y que luego fue excomulgado por obra y gracia de la hermanísima, busca su revancha. Marra competirá con el sello de la Ucedé, el partido ultraliberal que fundó Álvaro Alsogaray y apostará a cazar el voto de los libertarios desilusionados. En el Gobierno están preocupados y así lo demostró Santiago Oría, el cineasta oficial de Milei, apenas se conoció que Marra jugaría. “El único voto liberal es Adorni. Nada de desviacionismos”, advirtió vía Twitter.
Y, finalmente, está la interna peronista. Leandro Santoro es la verdadera promesa de esta elección: aparece primero en todas las encuestas y se posiciona como el dirigente que promete lograr lo imposible. Es decir, que el peronismo gobierne, por primera vez en casi 20 años, la Ciudad de Buenos Aires. Si bien su candidatura fue resultado de un consenso inédito entre La Cámpora, Juan Manuel Olmos y Víctor Santa María -la trinidad que lidera el PJ de Capital-, no fue suficiente para que hubiera lista de unidad. Por afuera irán Juan Manuel Abal Medina, del Movimiento Evita, y Alejandro Kim, del riñón de Guillermo Moreno.

El Frente de Izquierda y de los Trabajadores, en cambio, sí llegó a acordar una lista de unidad entre el PO, el PTS, el MST y la Izquierda Socialista. La lista la encabeza Vanina Biasi y buscará competirle a Santoro por el voto más progresista. A última hora se confirmó que el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) competirá también por fuera del armado oficialista. Cabe recordar que la expresión del MID en el Congreso es el bloque de tres diputados que se fueron de La Libertad Avanza cuando echaron nada menos que a su presidente, Oscar Zago. El diputado nacional por la Ciudad es, precisamente, quien realizó el anuncio.
Una elección fragmentada, de pesos pesados, en la que todas las fuerzas nacionales jugarán como si la vida les fuera en ello. Y en algunos casos, como el PRO, esto será cierto.
MC/JJD
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