Claves para organizar tu propia biblioteca personal
Disponer de una biblioteca personal repleta de libros puede ser sinónimo de una persona culta, apasionada por la lectura e inteligente, pero también puede resultar una muestra de caos y desprolijidad si es que estos están dispuestos sin una mínima intención de orden.
Sea por una cuestión de accesibilidad o una cuestión estética, mantener la biblioteca ordenada siempre resulta más atrayente, aunque lograrlo no es una tarea para nada sencilla y, menos aún, cuando la cantidad de ejemplares es abundante.
Desde el youcat catecismo hasta Harry Potter, pasando por cientos de historias, clásicos de la literatura, manuales, biografías y tantísimos libros más, ordenar una biblioteca puede ser un gran desafío.
Espacio y cantidad: esa es la cuestión
No hay manera de organizar una biblioteca de manera eficiente y prolija sin tomar real conciencia de la cantidad de ejemplares que se poseen ni del espacio total del que se dispone para almacenarlos.
Por ello, para empezar a organizar hay que desarmar: es necesario sacar libro por libro hasta vaciar por completo cada estantería.
De paso, aprovechando que no hay ningún libro colocado, es el momento perfecto para hacer una limpieza profunda o, en caso de que estés cansado de su color, para pintarla y darle un toque de renovación.
A su vez, este es el momento indicado para repasar cada libro y quitarle algún excedente de polvo que puedan tener luego de tanto tiempo de reposo.
También esta es una excelente oportunidad para seleccionar aquellos libros que querés conservar, como esa Biblia católica que te obsequiaron de chico, o aquellos que mejor darle salida para que no ocupen un lugar en vano, como aquel libro de cocina del cual nunca intentaste copiar ni una receta.
Hecho esto, ya habrás hecho buena parte del trabajo, aunque todavía falta un poco más.
¿Cómo ordenar los libros?
Con la biblioteca vacía y los libros apilados unos sobre otros, es posible que te invada una sensación de incapacidad de organizar tantos ejemplares. Sin embargo, no hay que desesperarse.
Existen muchas formas de organizar los libros en las distintas estanterías y no hay una que sea mejor que otra por sí sola, sino que depende del grado de accesibilidad y obsesión particular de cada persona.
Dicho esto, veamos algunas de las formas más habituales de ordenar los libros:
● Por apellido del autor: el orden alfabético es uno de los sistemas más prácticos ya que permite encontrar fácilmente cualquier libro y, al momento de organizarlos, no requiere mayores inconvenientes.
● Por temáticas y géneros: las novelas, por un lado, la ficción por otro, los temáticos en aquél estante. La temática y el género de cada libro también es una manera muy elegida dado que permite dividir la biblioteca en distintas áreas e identificarlas rápidamente.
● Por tamaño y color: quizás no sea la manera más práctica para el momento de realizar una búsqueda si es que no recordás el color exacto de la edición del libro que buscás, sin embargo, hay que reconocer que para quienes disfrutan los detalles estéticos y visuales, una biblioteca organizada de este modo puede ser un gran elemento de decoración de para una habitación o todo el hogar.
● Por orden cronológico: otro método posible de organizar los libros es a medida que estos fueron llegando a tu vida. Claro que no es el más eficiente de los métodos, sin embargo, tiene la ventaja de que cada nuevo ejemplar ya tendrá un lugar asignado al término de la fila y no deberás hacer modificaciones para ubicarlo junto a otros ya ordenados.
Como vimos, existen distintos tipos de organización. Según tu criterio y capacidad de orden, podrás optar por aquél que te resulte más adecuado y eficiente.
Colocá señaladores
Más allá del sistema de orden que elijas para tu biblioteca, colocar señaladores puede ser de gran utilidad a la hora de buscar ese libro que deseas.
Ya sea un pequeño papel sobre los estantes con una letra, un número o algún dato, o lo mismo un señalador entre los libros, te permitirá acceder con mayor facilidad a aquel libro que estés buscando.
Armá tu registro
Para quienes son más obsesivos del orden y el acceso a la información, llevar un registro de cada uno de los libros de la biblioteca es, prácticamente, una acción obligatoria.
Ya sea a través de una aplicación en el teléfono, una página web o un archivo de Excel en tu computadora, tener registrado los datos de cada libro y la ubicación asignada en la biblioteca te permitirá acceder a ellos de una manera práctica y sencilla.
A su vez, podés agregar una breve reseña personal de cada libro leído para, en caso de tener que recomendar alguno, necesitar volver a un fragmento que llamó tu atención o cualquier otra particularidad, la tendrás más a mano.
Cuidá tus libros
Más allá de la organización física y espacial de tu biblioteca, es importante que tengas en cuenta algunos otros aspectos que te ayudarán a cuidar y preservar cada uno de los ejemplares.
Lo primero que hay que evitar es que la luz solar impacte de manera directa sobre tus libros. La exposición al sol atenta contra los colores del lomo y la cubierta de este haciendo que pierda intensidad, a la vez que reseca las hojas y las pone amarillentas.
El calor y la humedad también son grandes enemigos de los libros, por lo cual es recomendable no ubicarlos en espacios donde estas variantes están muy presentes. Tanto las hojas como el lomo y la cubierta sufren estas condiciones pudiendo deformarse, cambiar de color o volverse más frágiles.
Sea el orden que elijas, es importante que ubiques cada libro de manera vertical ya que esto favorece el alineamiento de las páginas y mantener el encolado de la encuadernación.
En caso de libros muy pesados, se pueden colocar de manera horizontal para distribuir mejor el peso sobre la base.
A su vez, es importante que los libros no estén muy apretados para que pueda haber cierta ventilación entre ellos, pero tampoco que estén muy espaciados, ya que en el caso de los libros de tapa blanda puede que no tengan la suficiente contextura para mantenerse erguidos y tienden a doblarse y deformarse.
Disfrutá de tu lectura
Leer invita a imaginar miles de historias y fomenta el conocimiento, por lo que cada libro es un mundo nuevo.
El orden y el cuidado son claves para revivir esas sensaciones cuando lo desees de una manera práctica, sencilla y como si fuera la primera vez.
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