Donde no hay justicia, no hay libertad
Este lunes 16 por la mañana se continuó con el juicio oral por el transfemicidio de Liliana Varoni, La Chaqueña, una compañera trans que fue asesinada mientras ejercía el trabajo sexual en Burzaco, el 3 de julio de 2023, por un hombre que fue muy rápidamente identificado por lxs testigxs presentes.
Si bien siempre es una buena noticia que un caso de violencia en contra de la comunidad trans llegue a una instancia judicial, contrario a relajarnos y confiar en el proceso, tenemos que estar mirando con doble vara cada aspecto: cómo se refieren a nuestras compañeras atacadas (respetan o no su identidad), cuánto espacio le dan a las voces protagonistas de la lucha en los medios de comunicación, qué juzgado o qué fiscal es el que toca en cada caso y cómo se posiciona en cuanto a la comunidad y sus prácticas. Así como todavía se juzga a la mujer violada por tener minifalda y estar de noche sola en la calle, las personas trans que son víctimas de crímenes de odio pueden, muy rápidamente, ser vistas como las culpables de recibir ataques en contra de su integridad. También debemos estar atentas a la terminología que se implementa dentro de los juzgados. Por un ejemplo, no es fácil que en nuestro país el agravante por crimen de odio al género sea parte de la ecuación dentro de una sentencia, cuando sí debería serlo (y cada vez más); y por otro, me daría miedo que se llegue a lo que está pasando en Estados Unidos, en donde se utiliza el término “transfobia” para atenuar los transfemicidios a la luz de frases como “el atacante accionó por un miedo o terror incontrolable”. Es por este tipo de cosas que, aún en manos de la justicia, nuestra vigilia no se detiene.
El 9 de julio de 2023 La Chaqueña hubiera cumplido 65 años. No me canso ni me cansaré de decirlo: un Estado presente y activo en pos de la defensa de nuestros derechos es y siempre fue indispensable y, por el contrario, la ausencia y el daño prevalecen hace ya demasiado tiempo. Nuestras adultas mayores carecen de contención y de estructura, y de cualquier tipo de reparación, luego de que sus vidas hayan transcurrido en la marginalidad de la sociedad desde muy jóvenes. Del mismo modo, con la misma desidia es que nos matan, como acto reflejo de una mirada poderosa y menospreciante. Es también el caso de Sofía Fernández, asesinada en un calabozo en abril de 2023. No está demás recordar que cuando detuvieron a los 10 policías responsables de su muerte, un grupo de civiles salió a pedir por la liberación (de ellos, de los acusados). Es más que indignante, para nosotras, tener que estar remarcando la escena y pidiendo que se vea lo obvio: hay un grupo de 10 policías y hay una compañera fallecida, todxs en el mismo lugar, en el mismo momento. Nadie se suicida en un calabozo.
Sigamos atentxs al juicio oral por el transfemicidio de nuestra compañera La Chaqueña; contamos con información de confianza a través de las redes de lxs compañerxs de Orgullo Lomas de Zamora. A toda la comunidad LGTBIQ+ y a todxs aquellxs que se pronuncien en pos de los derechos humanos: sigamos sumándonos a las movilizaciones y ayudemos también a circular la información; logremos hacernos eco de estos casos visibles y que abren la oportunidad, aunque dolorosa, de profundizar nuestra lucha colectiva.
MBC/SN/DTC
0