Intentará ser un correo al que los suscriptores le den Play. Una vez cada dos semanas llegará a la bandeja de entrada algo que a Julieta Roffo, su autora, le entró por un oído y, en vez de salirle por el otro, le salió por un texto. Habrá música pero también habrá ruidos, canciones y sonidos de los que sabemos todos y, ojalá, de los que sorprendan a los lectores. A lo mejor resulta bien.
¡Hola! Episodio número doce. En el envío anterior habilitamos el género “listas” y en este estrenamos otro, viejo conocido pero nuevito por acá: la entrevista. Ustedes dirán qué les pareció, ya saben que toda devolución es bienvenida.
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Leer este texto te va a llevar lo mismo que escuchar la versión histórica de Bad de U2 en el Live Aid de 1985. Úsenla de cortina de fondo para leer pero después miren el video, es imperdible todo lo que pasa.
John Lennon y Paul McCartney tenían una regla: para que una melodía o una estrofa ascendieran al estatus de proyecto de canción debían recordarla de memoria y sin mucho esfuerzo al día siguiente de inventarla. El método se les ocurrió en alguno de los micros que los llevaron de ciudad a ciudad en las primeras giras, cuando todavía no les daba el cuero para ir y venir en avión.
Paul lo contó varias veces, la última en el documental McCartney 3 2 1, de este año: “No era ni fácil ni barato grabar lo primero que se nos ocurría mientras estábamos de gira. Así que creamos un método: si al día siguiente no recordábamos nada, era porque no servía. Algo tenía que quedarte grabado en la memoria para que fuera una buena canción”, explica.
Nile Rodgers, co-creador y guitarrista de Chic y productor de -atención a la lista- David Bowie, Madonna, Mick Jagger, Debbie Harry y Daft Punk, entre otros, tenía un método similar. Alguna vez contó que, en los sesenta, ni la tecnología ni la plata daban para demasiadas horas de estudio de grabación, así que había que prestar atención a las melodías improvisadas en los ensayos. Si quedaban en la memoria, había que seguir trabajándolas. Pero si no dejaban huella, bueno, eso también quería decir algo.
Majo Echeverría es la musicalizadora de Urbana Play desde que la radio debutó en el éter, en febrero de este año, y confía en esa misma regla. “Escucho música nueva todos los días. Los viernes esa rutina es más fuerte porque es el día de lanzamientos nacionales e internacionales. Escucho cada canción una vez y paro. Y trato de recordarla. Si no te llevás un tarareo, un gritito, un falsete, no es un hit. Cuando es un éxito funciona enseguida. Te quedás cantando una partecita, aunque no entiendas nada de lo que dice”, me explica.
Majo, que es uruguaya -hincha de Nacional- y tiene 34 años, es la persona con la que más temprano me vinculo. Además de musicalizadora de la radio, es coordinadora de aire de De acá en más, el programa de Urbana en el que trabajo y por el que dos veces por semana le mando un emoji de mujer con la mano levantada para saludarla a las 6 de la mañana en punto. Es también la persona que más disciplinó mi vínculo con una buena hidratación: en los 10.800 segundos de programa que Majo administra milimétricamente todos los días entran sus observaciones sobre que la garganta está un poco seca, que tomá un poco más de agua. Y te saca buena. O al menos, con la piel mucho mejor que antes de conocerla.
Esto -lo personal- se los cuento porque a esta altura del Cuchá Cuchá espero que ya estemos en confianza. Pero Majo, que antes había musicalizado Blue, está acá porque, a través de la música, es parte fundamental de la construcción de la identidad de una radio y me pareció buena idea saber cómo funcionan la cabeza y el corazón de alguien que trabaja de eso. Así que vamos a lo nuestro.
¿Cómo se entrena el oído de una musicalizadora para detectar cuáles son las canciones que pueden ir al aire?
Hay una gran diferencia entre una buena canción, aunque sea un temazo, y una canción que suena en la radio. Eso es lo más difícil de afinar. Una canción te puede gustar mucho, trasladarte a un viaje, a un paisaje, a una sensación, pero no ser para nada radiable. Lo primero que hay que pensar es que no estás haciendo una radio para vos, sino algo que sea comprendido por otros. Para eso, algo en la musicalidad tiene que sonar bien, no tener climas muy distintos, no ser una canción abrupta. Voy a usar una palabra vieja, pero conviene que no sea una canción tan “bochinchera”, quilombera, cambiante. Hay que entrenar el oído para que detecte todo eso.
¿Cómo es tu rutina como musicalizadora y cuáles son tus fuentes de música nueva?
Es una rutina no del todo agradable para los que nos gusta la música. Yo escucho mucha música que no me gusta, no me interesa. Es parte de musicalizar una radio tan variada y ecléctica. Implica escuchar muchos géneros. Escucho todos los días, sobre todo música nueva. También paso por las redes sociales, cada vez miro más las canciones que van generando challenges, y escucho la música de fondo si estoy viendo un partido de fútbol, una película, una serie. Si me llama la atención y no lo conozco busco enseguida qué es. No tengo ningún problema en poner pausa a lo que esté mirando y agarrarme la cabeza porque no estoy segura de si suena Otis Redding o Marvin Gaye.
También están las discográficas, que están enloquecidas porque escuches al “artista del momento”. Pero llegan tarde. Cuando avisan sobre algo nuevo vos ya llegaste por otro lado, ya es un hit de alguna manera. Hoy las fuentes son las redes sociales. Miro mucho los charts de YouTube y Spotify.
¿A qué le prestás atención para que la música de un programa y de un día esté “equilibrada”?
Creo que cada musicalizador tiene su propia manera de lograr el equilibrio. Yo trato de que la radio suene para todos los públicos, ni muy ochentosa, ni muy noventosa ni muy actual. Que no suene mucha cosa vieja pegada, que no suene en la misma hora, incluso que esas canciones tengan al menos cuatro horas de diferencia. Trato de que el equilibrio esté en lo generacional para que enganche a todos los públicos. Que se banque un rato de autopista en la que quizás hay una familia de distintas edades y se vayan copando de a uno.
¿Cuándo es momento de que una canción deje de sonar al aire?
Hay mucha teoría sobre la curva del hit, pero para mí es más subjetivo, una sensación. Yo en una época tenía el ritmo de que si sonaba en Tinelli o hacían una coreografía, ya sacaba esa canción del aire. Si había llegado a ese momento de popularidad es porque ya había bajado la curva de explosión en la radio y había que empezar a bajar la rotación. Otra pista: cuando ya no lo escuchás con gusto, cuando ya no querés subir el volumen y cantarlo, es momento de empezar a dejarlo ir.
Esta no es la mejor versión de Take on me para pasar en la radio, pero dale play igual, te juro que vale la pena.
La música impacta mucho en la identidad de una radio y vos estás participando de esa construcción en una radio nueva: ¿cómo se piensa una línea musical desde cero?
La identidad musical de una radio no es sólo decisión de la musicalizadora. En mi caso está hablado con la dirección artística y con los conductores, para que estén en línea con las canciones que pasamos y sea algo que vaya con ellos generacionalmente. Es una forma de que presenten los temas con ganas. Diría que la línea editorial de la música en Urbana Play es que conozcas las canciones, que las puedas cantar. Y que si es algo nuevo, sea muy muy bueno, algo que la esté rompiendo. Un pibito nuevo que esté haciendo algo buenísimo o un productor que esté laburando muy bien, algo que te haga sentir que ya conocés el tema, que no te es lejano.
Muchas veces los críticos de cine, de series o de libros “padecen” ya no poder leer o mirar una película sin estar atentos a lo que deberían observar para hacer su trabajo, ¿te pasa cuando escuchás música? ¿Perdiste algo de ese disfrute “distraído”?
Sin duda es otra escucha porque estás prestando atención de una manera más conciente. A mí no me molesta que me pase eso. Pero es verdad que estoy atenta a la canción que pone un club para que el equipo entre a la cancha, a las que suenan en las publicidades que son plagios para no pagar derechos, a lo que se escucha de fondo en las redes sociales o en la escena de una serie. Sigo disfrutando, pero es medio automático que se active la cabeza para pensar quién es el artista o cuál es la canción o para qué puede usarse. Supongo que les pasa en distintas escenas de la vida cotidiana a todas las profesiones que tienen que ver con algún consumo cultural.
Bueno, usemos esto para darle un servicio a quienes se suscribieron al Cuchá Cuchá y todavía confían en él. ¿Qué tres radios del mundo recomendás por su música?
Escucho mucho la BBC 6, me encanta, es el indie inglés. Me encanta también Radio Caroline, que transmite desde un barquito cerca de Londres. Es alucinante cómo hablan de clásicos, encuentran música del año del pedo que no encontrás en ningún lado, y cuentan la historia de la canción cortita y espectacular. Cada vez que la pongo me llevo un artista nuevo y digo “¿cómo no conocía esto? ¿cómo nadie me habló de este tipo?”. Eso me pasa siempre. Y una tercera opción: Radio X, también inglesa. Tiene una música increíble y tiene los mejores mano a mano con artistas grossos. Los Gallagher, Chris Martin, van y cuentan sus novedades ahí.
Ok, vamos con una de esas preguntas tipo “si estás en una isla desierta…” en las que hay que someterse a un recorte completamente inverosímil y a veces sale un jugo rico. ¿Cuáles son los tres clásicos en castellano y en inglés más radiables DE LA HISTORIA?
Esta pregunta es imposible, Julieta (N. de la R.: cuando Majo me dice mi nombre completo es como cuando Doña Florinda le dice “Federico” a Quico). Pero intentemos. Nunca hice una radio enteramente en castellano así que voy a ir con canciones en inglés, que obviamente hay muchas. Voy a ser muy obvia y elegir tres canciones súper clásicas pero de distintas eras.
Take on me, de A-ha, es un temazo apto para todas las edades. Ese criterio de todas las edades también aplica a Satisfaction: no hay manera de que la escuches y te moleste, no importa cuántos años tengas. Al que le gustan mucho los Stones posiblemente ya lo tenga re podrido, pero a mí que me gustan parcialmente mucho y prefiero los temas menos conocidos y los lado B, Satisfaction me pone de buen humor siempre. Tiene la fórmula del éxito. Y algo más noventoso que puede entrar en esa lista es Live forever. Tiene la nostalgia de nuestra generación. Si vas manejando por Panamericana o por Acceso Oeste y empieza Live forever te da un golpe al corazón y la cantás de punta a punta.
La última: si estuvieras obligada a pasar un solo artista para musicalizar una radio, ¿cuál sería?
Absolutamente imposible, Julieta. Pero sería Radiohead. Es una banda ecléctica, íntima, siempre absolutamente siempre moderna. Tiene climas, arreglos espectaculares, sus discos suenan muy bien, sus shows en vivo suenan muy bien. Conmueve. Es una banda perfecta.
Como si no hubiera aprendido nada, este Cuchá Cuchá se va con una canción abrupta, que apila distintos climas en un ratito y que, además, dura demasiados minutos para sonar en la radio. ¿Por qué? Porque es perfecta.
JR
Sobre este blog
Intentará ser un correo al que los suscriptores le den Play. Una vez cada dos semanas llegará a la bandeja de entrada algo que a Julieta Roffo, su autora, le entró por un oído y, en vez de salirle por el otro, le salió por un texto. Habrá música pero también habrá ruidos, canciones y sonidos de los que sabemos todos y, ojalá, de los que sorprendan a los lectores. A lo mejor resulta bien.
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