¿Se acabó la fiesta financiera? En el mercado quieren creer que no, pero hay dudas
![Milei, en septiembre pasado en Wall Street, cuando celebraba la fiesta argentina en los mercados.](https://static.eldiario.es/clip/224d30cc-d3f1-41d5-95cb-8db47b1e3d69_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
A fines de octubre de 2023, después de la victoria de Sergio Massa contra Javier Milei en la primera vuelta electoral y antes del balotaje que consagró al libertario, el índice de la bolsa porteña, S&P Merval, estaba en 579.000 puntos. A partir de entonces fue escalando hasta el 9 de enero pasado, cuando batió el récord de 2.829.000 puntos, un 388% más que en aquellos tiempos de incertidumbre de la campaña electoral, un rendimiento en pesos por encima de la inflación de este periodo, del 233%. Pero a partir del 10 de enero la fiesta financiera de la que habla Milei se tomó un descanso. El indicador de las acciones argentinas cayó desde entonces 11%, a 2.509.000. En el mercado bursátil confían en que pronto retomará la senda del jolgorio, pero algunos pocos empiezan a dudar.
“La caída de la bolsa argentina en el último mes responde a una combinación de factores tanto locales como globales”, explica Tobias Sanchez, así, sin acento ni en el nombre ni en el apellido. Es analista de una de las sociedades de bolsa que más acciones opera, Cocos Capital. “Primero, hay que tener en cuenta que el mercado argentino tuvo un 2024 con muy buen desempeño, con el S&P Merval subiendo casi 125% en dólares. Después de una suba tan fuerte, es lógico que muchos inversores decidieran realizar ganancias, algo que siempre pasa en los mercados. Además, con este rally, muchas empresas llegaron a valuaciones que ya no resultaban tan atractivas, lo que generó una pausa en el apetito por el equity (acciones) argentino, especialmente entre los inversores en valor”, comienza Sanchez su explicación.
“A esto se sumó un contexto global más volátil. La asunción de Donald Trump en Estados Unidos trajo consigo políticas de aranceles agresivos contra otros países, lo que generó incertidumbre y un mayor risk-off (aversión al riesgo) en los mercados”, se refiere al analista de Cocos a la ola de barreras a la importación que impuso el líder norteamericano, lo que provocá temores de inflación y estancamiento económico globales y corrida financiera hacia refugios como el dólar y el oro, en detrimento de las plazas emergentes como la Argentina. “En este tipo de escenarios es normal que los inversores prefieran moverse a activos más seguros, al menos hasta que haya mayor claridad sobre las próximas medidas del nuevo presidente.”
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“Si nos enfocamos en Argentina, enero tampoco vino con buenas noticias macroeconómicas, sino todo lo contrario”, advierte Sanchez. “El dato de inflación de diciembre (2,7%) mostró un repunte (en noviembre había sido 2,4%), los dólares financieros subieron con fuerza en el último mes y el Banco Central desaceleró el ritmo de compras de reservas. Todo esto sumó ruido e incertidumbre, afectando el humor del mercado”, se refiere a que el dólar Bolsa subió a $1.187 y el contado con liquidación, a $1.197, mientras el blue está en $1.210.
“Sin embargo, esto no significa que se acabó la fiesta financiera, sino que estamos viendo una corrección lógica después de un año de ganancias muy fuertes”, se ilusiona el analista de Cocos, cuyo dueño, Ariel Sbdar, desborda optimismo en la red X.
“Además, todavía quedan catalizadores que pueden volver a empujar a las acciones argentinas, como un nuevo acuerdo con el FMI, una posible salida del cepo, la temporada de balances (de las empresas cotizantes) que se avecina y las elecciones legislativas de este año, que van a ser clave para definir el rumbo del país”, agrega Sanchez.
El pacto con el Fondo Monetario Internacional implicaría un nuevo préstamo, es decir, fondos frescos que años después habrá que devolver y que implican exigencias de política económica. Ese crédito llegará condicionado a la liberación quizás gradual pero certera del control cambiario al menos después de los comicios, de modo de evitar que su eliminación provoque un salto inflacionario que afecte el voto a La Libertad Avanza. A su vez, el mercado espera una victoria electoral del oficialismo, pero un cisne negro como un triunfo de una eventual candidatura de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como diputada por la provincia de Buenos Aires podría desencadenar un derrape del entusiasmo de los inversores financieros.
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Otros analistas, en cambio, no observan nada de malo en el plano local. “Noticias malas no hubo. Muy difícil guiarse por el día a día de la bolsa, si bien es cierto que en lo que va del año dejó de apreciarse. Lo mismo con los bonos”, admite el economista de un banco de la City porteña, pues no sólo retrocedieron las acciones sino también los títulos de la deuda pública. A futuro, considera que la recuperación depende del acuerdo con el FMI, el resultado de las elecciones, la incertidumbre internacional que provoca Trump y la balanza de pagos, es decir, la radiografía de ingresos y egresos de divisas de un país. Con la sobrevaluación del peso, la segunda moneda más apreciada del mundo, se desalienta la exportación y se incentiva la importación de bienes y servicios, incluido el turismo, en una nación que necesita generar dólares para pagar sus pasivos. Y los economistas advierten de que ni con un nuevo préstamo del FMI alcanzará para cubrir las obligaciones.
“El mercado no sube todo el tiempo”, justifica el parate Pablo Bachur, operador de Tomar Inversiones. “Los mercados se mueven así y nuevas alzas dependen de que el mercado siga mostrando confianza en el plan económico del Gobierno, como pasó hasta ahora. Por ahora el mercado no dijo basta, como dijo en 2018, en 2019 y hasta 2022”, opina Bachur.
En 2018, los inversores se dieron cuenta que habían prestado demasiado al gobierno de Mauricio Macri y a su Banco Cental, con Luis Caputo como ministro de Finanzas y Federico Sturzenegger en la presidencia de la autoridad monetaria, y entonces comenzaron a huir. En 2019, el mercado volvió a espantarse con la victoria electoral de la dupla Alberto Fernández-Cristina Kirchner. En 2023 empezó a ilusionarse con el cambio, finalmente encarnado por Milei, y con el regreso de Caputo y Sturzenegger al poder, absueltos de pecado pasados como ministros de Economía y Desregulación, respectivamente.
Otro colega de Bachur que prefiere el anonimato coincide con él en que el mercado se encuentra sólo en un “Impasse, a la espera de buenas noticias”. ¿Cuál? El acuerdo con el FMI, concuerda. También opina que la caída bursátil de este año guarda relación con el “ruido internacional” y no con lo local. En ese ruido se incluye la irrupción de la intelilgencia artificial china DeepSeek, que pone en jaque al desarrollo de EE UU.
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“Nosotros creemos que el mercado estaba sobrecomprado y cuando llegó Trump y tomó esas medidas, obviamente se vio impactado”, opinan en Adcap Grupo Financiero, propiedad de Javier Timerman, Agustín Honig y Juan Martín Molinari. “También se sumó la visita del equipo técnico del FMI (en enero), con la cual se esperaba un acuerdo que finalmente no se dio antes de que se fueran del país. En este contexto, la toma de ganancias era esperada. Sin embargo, a mediano y largo plazo creemos que el mercado tiene catalizadores suficientes para continuar en alza, aunque creemos que las ganancias de 2024 no van a ser las mismas que en 2025. Los bonos corrigieron luego del pago de cupones en un contexto internacional amenazante previo a la asunción de Trump. Seguimos optimistas con la deuda argentina y creemos que aún queda algo de compresión de spreads (diferenciales de tasas), lo que podría generar una ganancia de entre 10% y 20% en 2025”, recomiendan en Adcap.
La Argentina productiva, cada vez más lejos
“Caputo sale a dar la entrevista con (Luis) Majul (esta semana) porque los mercados internacionales se movieron un poco contra los emergentes, haciendo que subiera el riesgo país y porque Milei aseguró que en enero de 2026 sale del cepo”, analiza la economista Delfina Rossi, directora por la oposición del Banco Ciudad.
“El segundo elemento tiene repercusiones sobre la potencial devaluación y Caputo intentó disuadir esa idea. Los mercados le creen. Es más, creen que puede haber una salida del cepo virtuosa para el corto plazo. Esa idea se sostiene con ciertos fundamentals económicos que no son errados: el megaajuste fiscal, el blanqueo de capitales, el acompañamiento del FMI con US$11.000 millones más, un escenario donde este 2025 no tiene mayores vencimientos de deuda que no pueda afrontar roleando y un escenario de exportaciones positivo que vaya ampliando el superavit comercial le permite pensar en una estabilidad cambiaria. Quizás antes de las elecciones el Gobierno se anima a anunciar un relajamiento del cepo e ir eliminando el dolar blend (que rige para exportadores y consiste en un 80% del oficial, a $1.074, y 20% al MEP o CCL) para dejar de intervenir en el dólar financiero, donde se les fueron US$1.600 millones para bajar la brecha, y eso le permitiría pensar en la eliminación de las restricciones en enero de 2026. En el marco inflacionario, el crawling (suba paulatina del dólar oficial) al 1% le permite también cerrar paritarias al 1% con baja conflictividad, y esos dos elementos le permitiría bajar la inflación al 2% mensual. Hay más dudas sobre el impacto de los precios regulados (tarifas).”
“Ahora bien, ¿esto es virtuoso para la Argentina en general?”, se pregunta Rossi. “Un escenario de mayor endeudamiento externo y flexibilidad para fugar y blanquear y entrar a la timba financiera argentina, como el propio secretario de Agricultura (Sergio Iraeta) le pide al campo, consolida dos elementos: una distribución desigual del ingreso y la paulatina dolarización de la economía. Estos dos elementos nos alejan cada vez más del sueño de la Argentina productiva y desarrollada”, concluye la economista.
En el Banco Provincia de Buenos Aires, su gerencia de estudios económicos, que dirige Matías Rajnerman, se refiere también en su último informe a que se paró la música de la fiesta. “A contramano de lo que parecía esperarse hace algunos meses, las novedades postsuba de Trump fueron positivas en materia comercial, pero negativas en el plano financiero. Las expectativas de cupos chinos a las importaciones de Estados Unidos de aceite de soja impulsaron su precio en el arranque de 2025 (+12,3%), en tanto que el poroto avanzó 7% en lo que va del año.
En el frente financiero, los números son algo más complicados. Desde mediados de enero, el riesgo país subió 40 puntos básicos, en un contexto donde el índice brasileño se redujo 30 y el resto de la región permaneció estable. Así, se amplió el spread entre Argentina y América Latina, que se ubica 240. La dinámica fue similar en el segmento corporativo. El estancamiento de las reservas brutas del Banco Central argentino en torno de US$30.000 millones, en un año donde quedan vencimientos de deuda por US$20.000 millones y la cuenta corriente (hoja del balance de pagos que se refiere al intercambio comercial de bienes y servicios y al pago de deuda) está en rojo hace más de seis meses, explican esta diferencia“, advierte el Provincia.
La eventual recuperación del stock de reservas, “que podría lograrse por vía comercial o financiera, siendo esta más factible en el corto plazo, podría impulsar nuevamente a los títulos y acciones argentinas”, admite el banco bonaerense. Es decir, espera más un acuerdo con el FMI que mayores exportaciones. “Los títulos públicos y las acciones de empresas argentinas tuvieron peores resultados que sus pares de la región y emergentes, luego de haber mostrado importantes ganancias relativas entre julio y noviembre, reflejando que el mercado no espera un tratamiento particularmente favorable para nuestro país luego de las primeras semanas de Trump al frente de la presidencia de Estados Unidos, al menos en lo inmediato. Por lo tanto, la entrada de dólares pareciera seguir en stand by”, advierte el Provincia. Como advierten fuentes diplomáticas europeas, por más que Milei sea aliado de Trump, necesitará relacionarse bien con el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva y la China de Xi Jinping, los dos principales socios comerciales de la Argentina, para exportar y conseguir dólares. Con Lula sigue la tensión. Con Xi ya se arrepintió de acusarlo de comunista autoritario, pero el conflicto continúa después de que el gobierno argentino prohibiera que empresas estatales participaran de la licitación de la Hidrovía del río Paraná, a la que aspiraba la china CCCC a presentarse y por eso judicializó esta semana la privatización.
AR/MG
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