América latina, en el radar de una nueva estrategia geopolítica de la UE
“No pensábamos que se llegaría a esta situación”. A cuatro meses de la invasión de Rusia a Ucrania, cuando el mundo desarrollado vuelve a sufrir por la escasez de bienes básicos como la energía y el alimento, recorrer las oficinas de la Unión Europea en Bruselas es recolectar un rosario de autocríticas. Los funcionarios de la organización supranacional, que integra a 27 países, acusan el golpe e impulsan una nueva estrategia geopolítica, que tiene como uno de sus ejes el relanzamiento del vínculo con Latinoamérica. Una región “aliada” en la que, aseguran, perdieron terreno.
“Nos hemos pasado las últimas décadas cultivando un jardín francés y no nos dimos cuenta que afuera estaba creciendo una jungla”, dice, con cierta candidez, un funcionario y grafica el volantazo estratégico con un ejemplo audiovisual. Muestra primero un video promocional de la Unión Europea fechado en octubre de 2021: familias diversas, salas de museo, platos de comida italiana, colores, sonrisas. Luego un segundo video, también promocional pero más reciente: al ritmo de los golpes de una música épica aparecen tanques militares, soldados de gesto serio que se lanzan de helicópteros en movimiento, velas encendidas en homenaje a las víctimas de la guerra, muertos.
El nuevo plan de seguridad se denomina “Strategic Compass” e implica, entre otras cosas, aumentar el armamento que los países de la UE compran de manera conjunta (actualmente solo el 10% del total) y darles forma a “grupos armados comunes”, una fuerza de intervención que se proyecta rápida y específica. “Tenemos más de 2 millones de personas con uniforme dentro de la Unión Europea, pero todos forman parte de distintos ejércitos”, explica.
Los funcionarios también admiten el error de haber intentado contener la hostilidad de países “autocráticos” por la vía del comercio. “‘Si dependemos mutuamente, no va a haber conflicto’, pensábamos. Confiábamos en que la interdependencia nos protegía”, dicen en Bruselas. Contra el pronóstico, la guerra en Ucrania dejó a la UE en una posición de debilidad, dependiente de los insumos del “enemigo”.
En el frente comercial, la nueva estrategia se denomina “Global gateway” y contempla hasta 300.000 millones de euros en inversión hasta 2027. Parte de ese presupuesto está destinado a afianzar los vínculos con Latinoamérica, una región que los técnicos coinciden que se “dio por sentada” y se descuidó.
“Latinoamérica es la región más eurocompatible del mundo”, sintetizó este jueves Javier Niño Pérez, director para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior, de visita oficial en la Argentina como parte de la Comisión Mixta Argentina - Unión Europea que se reunió esta semana.
La UE destaca el respaldo de los países latinoamericanos a su postura frente a la invasión rusa en las Naciones Unidas y también su rol como proveedores de insumos clave. “Si Europa tuviera que cultivar su propia soja, sería necesario sembrar toda la superficie de Francia”, ilustró un funcionario en off the record.
En este escenario, la Unión Europea busca retomar la discusión por el acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur, cuyos términos fueron acordados entre 2019 y 2020 pero no fue ratificado todavía por el Parlamento Europeo. Ahora saben que, de haber tenido operativo el acuerdo –que elimina aranceles para el ingreso de productos primarios a Europa y de bienes industrializados al Mercosur–, el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania habría sido mucho más leve.
Según cálculos citados por fuentes de la UE, el conflicto bélico y el efecto rebote de las sanciones aplicadas a Rusia le generaron a los países miembro pérdidas por 350.000 millones de euros. “Más de la mitad de ese monto se podría haber compensado fortaleciendo la relación con el Mercosur”, señaló una funcionaria.
La estrategia para rediseñar los circuitos de provisión de energía tiene su propio nombre: “Repower Europe”. Según explicó Cristina Lobillo Borrero, directora de política energética de la Comisión Europea, se apunta a sustituir ese 40% del consumo de gas que proviene de Rusia en los próximos años. “La idea es que ocurra antes de 2030, idealmente en 2026”, precisó en diálogo con medios argentinos.
El potencial de la Argentina se destaca en lo que respecta a hidrógeno verde y litio, mineral que se prevé que se usará ocho veces más que ahora en 2050 y que es clave para avanzar con la transición energética.
Tanto en lo que respecta a la energía como en los proyectos de infraestructura en general, la Unión Europea se cuestiona haber perdido terreno frente a China en la región. Según las estadísticas que pone sobre la mesa, el comercio entre Latinoamérica y el gigante asiático se multiplicó por 26 en los últimos 20 años.
“Admitimos las facilidades que da China en el corto plazo, sobre todos para los países con más urgencias”, dice una funcionaria al referirse a la capacidad del país asiático de poner rápidamente a disposición fondos, insumos y mano de obra. “Pero las consecuencias se ven en el largo plazo cuando los países quedan condicionados por el endeudamiento, cuando importan los estándares sanitarios, laborales, cuando se ve que no se respetan los compromisos ambientales. Nunca se sabe bien qué hay dentro de los contratos con China”, añade.
Consultada sobre este punto Myriam Ferrán, directora general adjunta de Asociaciones Internacionales de la Comisión Europea, dijo que la UE “tiene su propia oferta”, atada a los valores de la transparencia y con un enfoque “antropocéntrico y ligado a los derechos humanos”. En una conferencia de prensa ofrecida en el marco de la reunión de la Comisión Mixta dijo que, específicamente con la Argentina hay firmados dos grandes programas de cooperación. Uno de conservación del Gran Chaco, para lo que está previsto un presupuesto de 10 millones de euros, y otro destinado a proteger el Mar Argentino, de 3 millones de euros.
DT
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