Tras un año de subas por encima de la inflación, 2021 comienza con fuerte presión en el precio de los alimentos
Aun con el fortalecimiento de programas de precios regulados, la inflación del rubro alimentos -42,1%- superó en 6 puntos al índice general de 2020 -36,1%-. Sólo fue superado por prendas de vestir y calzado, que creció 60%.
En octubre, la canasta básica alimentaria aumentó 6,6% y la básica total, 5,7%, mientras que la inflación mensual fue de 3,8%. En noviembre -último dato disponible-, los aumentos fueron de 4,2% y 3,7%, por encima del 3,2% del nivel general de precios. Los analistas estiman que los números de diciembre mostrarán la misma tendencia.
“En los últimos tres meses de 2020, la suba de los alimentos se aceleró, con un aumento promedio del 4%. Cuando uno se pregunta por qué, encuentra que en octubre impactó la autorización de incrementos al interior del programa Precios Máximos y que, a partir de noviembre, se sumó la aceleración del precio de la carne”, evaluó Agostina Myronec, investigadora de Ecolatina.
Según Myronec, en enero el precio de la carne seguirá presionando, por lo que no se verá una baja significativa en la inflación de alimentos. “En los próximos meses, la cuestión determinante será el programa Precios Máximos, que según nuestras estimaciones cerró con ajustes de apenas el 20% anual, 16 puntos por debajo de la inflación general. Esto indica que se acumularon presiones en este frente que tarde o temprano se van a tener que corregir, y que le van a poner un piso alto a la inflación de alimentos”, apuntó.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la carne subió en 2020 por encima del 65% en la región Noreste (el aumento más pronunciado de todo el país) mientras que un monitoreo del Instituto de la Carne Vacuna (IPCVA) marcó una suba en torno al 75% a lo largo del año pasado, casi el doble de la inflación oficial del período.
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los aumentos en el precio local de la carne se explican, principalmente, por la tracción de la demanda de China, que hace tres años viene transformando el mercado, bajando el porcentaje de consumo interno y aumentando la exportación, y, por ende, su traslado al precio local. Este hecho se combina con el aumento de uno de los insumos de producción, el maíz -que pasó de US$122 promedio en el mes de junio a US$199 en promedio en diciembre último- y el hecho de que los novillos funcionaron en el segundo semestre de 2020 como reserva de valor, impulsando el precio al alza.
De acuerdo al informe de CEPA, a estos factores se sumó la ventana de oportunidad que ofrece el mes de diciembre por la celebración de las fiestas, “que se tradujo en una lisa y llana especulación, con suba del 20%”.
El acuerdo del Gobierno con productores para limitar el precio de cuatro cortes de carne vacuna y la negociación en curso para ampliarlo a 12 aparece como la estrategia más fuerte para contener la suba, acompañada por otras como la frustrada imposición de cupos a la exportación de maíz, que terminó por virar hacia un “monitoreo” de los flujos de exportación.
Durante 2020, siempre según el Indec, las frutas aumentaron 65,8% y las verduras, 68,5%. Los precios mayoristas de los principales productos de origen vegetal volvieron a mostrar una volatilidad derivada de la estacionalidad, pero también relacionada con dificultades puntuales en la producción o la cosecha. El tomate redondo, por caso, tocó el techo de $109 por kilo en octubre y terminó el año en $12,70, más barato que en diciembre de 2019. Según el registro del Mercado Central, el promedio de variaciones mensuales se ubicó en el orden del 5,8% en diciembre, mientras que el promedio de variaciones interanuales fue de 88%.
“Nosotros venimos notando semana tras semana que alimentos sube muy fuerte, en torno al 1% semanal, algo que se profundizó en las semanas de inestabilidad cambiaria. Sin embargo, primero se posaron las explicaciones en torno a la suba de la brecha cambiaria, luego al precio de la carne en general, y ahora estamos viendo que es fenómeno generalizado”, dijo a elDiarioAR Guido Lorenzo, director de LCG.
Analizando un futuro plan antiinflacionario, que Lorenzo considera difuso, el economista puso bajo la lulpa los programas de precios regulados. “Son precios que sirven de referencia, el problema es que uno no puede abusar de esa herramienta debido a que empieza a haber desabastecimiento fácilmente. Es una política muy difícil de implementar en el octavo país más grande en extensión del globo”, señaló.
No se puede abusar de los programas de precios regulados debido a que empieza a haber desabastecimiento fácilmente
Por otro lado, mencionó que el programa tendría actualización trimestral y esas negociaciones serán duras si no se logra disciplinar al resto de los precios. “Es una apuesta muy fuerte a una sola herramienta que no garantiza éxito en el mediano plazo. Si tiene éxito también se corre el riesgo de interpretar que se pueden controlar cada vez más precios, y eso afecta a las decisiones de inversión y a la calidad de los productos. Es una herramienta que permitiría hacer un puente entre el cortísimo plazo y un plan para provocar una desinflación, lo segundo es lo que falta”, apuntó.
La queja de las empresas productoras
Según un informe de principios de enero de la Coordinadora de la Industrias de Productos Alimenticios (Copal), cuando todavía no se conocían los datos oficiales de diciembre, los alimentos y bebidas acumularon en el año un aumento del 40,4%. Dentro de este grupo, los productos regulados crecieron en promedio 28,4%, por debajo de la inflación. Los no regulados, en cambio, escalaron 56,6%.
“Contrariamente a lo que se viene afirmando, la evidencia indica que mientras que el IPC de alimentos y bebidas estimado a diciembre alcanzó el 40,4%, al universo de productos representados en Copal, que son regulados por la política de congelamiento, se les ha otorgado tan sólo un incremento de entre un 4 y 10,8%”, comunicó la entidad. Los empresarios se quejan por lo que, consideran, son “persistentes incrementos de costos, en algunos casos superiores al 100%”. “Esto ha dejado a nuestras industrias en una crisis sin precedentes, donde se ha puesto en jaque la sustentabilidad de muchas empresas y empleos”, señala el texto, que solicita que se revise la situación y se evite el agravamiento de la situación del sector.
El programa de Precios Máximos fue lanzado el 19 de marzo de 2020 como una medida coyuntural destinada a evitar situaciones de desabastecimiento y abuso de precios durante la cuarentena. A diferencia de Precios Cuidados, esquema que acuerda con las empresas qué productos se incluyen, la variable Máximos es de aplicación obligatoria.
En su debut, el nuevo programa dispuso la retracción al 6 de marzo del precio de todos los productos de alimentos, bebidas, artículos de limpieza y higiene personal. El plan fue luego prorrogado y se permitieron dos ajustes de precios: de entre el 2% y el 4,5% en julio, y de entre el 2% y el 6% en octubre, según el grupo de productos.
En el Ministerio de Desarrollo Productivo anticipan que Precios Máximos se extenderá, pero con un esquema de “desenlistamiento” de productos que buscará desactivarlo gradualmente y hacerlo converger con Precios Cuidados, que fue prorrogado el 12 de enero pasado con un aumento promedio de 5,6% en sus productos.
DT
0