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Una crisis bancaria al ritmo de Twitter: el pánico alimentado en las redes que contagió a los mercados

Economistas trabajan en la Bolsa de Nueva York, Estados Unidos, en una fotografía de archivo.

Carlos del Castillo

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La situación del Silicon Valley Bank (SVB) no era ningún secreto para los analistas. Era una entidad que funcionaba al revés: sus clientes tenían mucho dinero y el banco, no demasiada gente a la que prestárselo. Su dirección decidió invertirlo en bonos y la historia acabó mal cuando el golpe de la inflación obligó a acabar con la era de bajos tipos de interés. EEUU intervino la entidad un viernes después de que su situación se agravara. Al principio, los mercados recibieron la noticia con relativa tranquilidad. Pero en ese fin de semana se desató la locura en las redes sociales. Una parte del mundo virtual estaba totalmente convencida de que el sistema bancario estaba a punto de colapsar.

“EL LUNES, 100.000 ESTADOUNIDENSES HARÁN COLA ANTE SU BANCO REGIONAL PARA RECLAMAR SU DINERO; LA MAYORÍA NO LO RECIBIRÁ”, advertía en Twitter Jason Calacanis, un inversor de capital riesgo de Silicon Valley con 700.000 seguidores. Calacanis aseguraba en el mismo mensaje en mayúscula que fuentes bien informadas del valle sabían que la situación era insostenible y que iba a afectar a la “clase media” en los próximos días. “DEBERÍAN ESTAR ABSOLUTAMENTE ATERRORIZADOS AHORA MISMO”, insistía en otro tuit.

Calacanis es un tertuliano habitual en diferentes medios estadounidenses. No fue el único perfil que pronosticó el caos ese fin de semana gracias a un supuesto conocimiento “privilegiado” de lo que estaba pasando en la meca de la tecnología estadounidense. “De una fuente en la que confío: los depósitos del Silicon Valley Bank van a sufrir una quita del 50% entre el lunes y el martes”, escribió William Ackman, otro inversor especializado en startups, en su cuenta de Twitter con otros 700.000 seguidores: “Si esto resulta cierto, creo que habrá más quiebras el lunes por la mañana en un gran número de bancos”.

Entonces llegó el cameo más inverosímil: Kim Dotcom, el creador de Megaupload reconvertido a influencer tecnológico y “luchador por la libertad”, también sabía que la crisis financiera era inminente. “¡Corran al banco!”, tuiteó el sábado. “Cuando los mercados se hundan, los depósitos bancarios que los bancos estadounidenses utilizan para invertir pueden estar en peligro. El efectivo es el rey. ¡Sáquenlo ya!”, escribió el australiano, que presume habitualmente de no haber pisado nunca territorio estadounidense. Su cuenta de Twitter tiene 1,3 millones de seguidores.

El Gobierno estadounidense no esperó ni un día para emitir un comunicado para garantizar los depósitos en SVB, sin límite de importe. El lunes Joe Biden compareció en directo para llamar a la calma y prometer “lo que sea necesario” para proteger los ahorros de los estadounidenses. Una reacción derivada del pánico que se había extendido durante el fin de semana y que algunos analistas consideraron precipitada. Mientras las autoridades bancarias aseguraban que la situación no tenía nada que ver con la del 2008, las redes optaban por el camino del pánico.

“Esta ha sido la primera crisis bancaria provocada por Twitter”, afirmó Patrick McHenry, presidente de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de EEUU, urgiendo a la gente a “mirar los hechos, no las redes sociales”. El contagio a Europa repetía los mismos síntomas. Los bancos más afectados no tienen nada en común, salvo unos nubarrones de pánico auspiciado por las redes sociales que se han posado sobre ellos.

Esta ha sido la primera crisis bancaria provocada por Twitter

Patrick McHenry presidente de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de EEUU

Cuando al presidente del Credit Suisse le preguntaron la semana pasada por el rescate de su entidad, lo primero que hizo fue acordarse de que la entidad llevaba desde el otoño pasado en el disparadero por “una tormenta originada en las redes sociales”. “Fue una tormenta en el segmento minorista y, en parte, en el de gestión de patrimonios, sobre todo en Asia, donde tuvimos salidas realmente masivas durante dos o tres semanas”, afirmó entonces en unas declaraciones recogidas por el Financial Times.

En las explicaciones por la caída bancaria del Deutsche Bank, los mismos términos: “El banco tiene una estructura de financiación estable y un importante exceso de liquidez”; “Deutsche Bank es víctima de un mercado irracional”; “Estamos relativamente tranquilos dadas las sólidas posiciones de capital y liquidez del banco”, explicaron en este medio diversos analistas financieros.

Las opiniones de los analistas contrastaban con la posición de los bancos centrales, que hasta ahora no han cambiado un ápice sus planes y han subido los tipos de interés: un 0,5% el BCE y 0,25 puntos la Reserva Federal de EEUU.

El modelo de las criptomonedas

Más allá de que las redes sociales se convirtieron en un chivo expiatorio para los bancos en problemas que ven cómo su cotización en bolsa se derrumba (Axel Lehmann, presidente del Credit Suisse, fue especialmente criticado por echarles la culpa de la situación que generó que el banco deba ser rescatado), los expertos apuntan que no se pueden sacar conclusiones de esta crisis sin tener en cuenta el ritmo frenético y descontrolado que se impone en estas plataformas. “El entorno se volvió muy explosivo”, destaca Ángel Barbero, profesor de EAE Business School.

“En esta crisis estamos viendo el modelo que impera con las criptomonedas, cuya cotización está muy influida por las corrientes de opinión en las redes sociales”, continúa Barbero: “La inversión se democratizó y también lo hizo la opinión. Hay mucha gente que puede decir lo que quiera aunque sea mentira o no tenga datos suficientes; no estará cometiendo un delito a no ser que se demuestre que lo está haciendo en su propio beneficio”, añade.

El profesor recuerda que las inversiones en criptomonedas se caracterizaron por estar muy influidas por los comentarios de determinados influencers o cuentas relevantes en Twitter. Hay ejemplos en ambos sentidos, como Elon Musk generando miles de millones de dólares en ganancias para una criptomoneda creada como una broma o Changpeng Zhao, CEO de Binance (ahora en el foco de una investigación por supuestas irregularidades en EEUU), desatando la caída de FTX y la posterior crisis de todo el sector por una alarma sobre la falta de estabilidad de la plataforma de la competencia.

No obstante, aún es pronto para saber qué porcentaje de la actual crisis está causada por el “miedo irracional” que se contagió por las redes y cuánto es debido a una situación desconocida para el gran público que ha salido a la luz. “Cada alarma viral te hace mucho daño”, dice Barbero. “Si el default fue causado por la propia velocidad con la que las noticias se propagaron”, se genera “un problema de cash porque mucha gente quiere sacar el dinero”.

El auge de los finfluencers

El boom de las criptomonedas de 2021 estuvo retroalimentado por un auge de los creadores de contenido de las redes sociales centrados en las finanzas. Muchos de ellos ayudan a los usuarios a entender conceptos complejos sobre el funcionamiento de los mercados o de la tecnología blockchain, pero otros dan consejos financieros presumiendo de unas ganancias pasadas difíciles de contrastar. Pese a su supuesto éxito, los vídeos, podcast o cursos sobre criptomonedas y nuevas inversiones se han convertido en su actividad principal.

En el sector se los conoce como finfluencers y los estudios muestran que cada vez tienen más peso en las decisiones financieras del público general. Según un análisis de New Morning Consult, “un tercio de los adultos de la Generación Z y los millennials afirman que Facebook e Instagram han influido en sus decisiones financieras”. Además un 71% de ellos valora los consejos provenientes de otros usuarios no profesionales, un porcentaje que cae hasta el 48% en el caso de los babyboomers.

Este tipo de perfiles estuvieron muy activos en la actual crisis financiera, en ocasiones compartiendo la visión alarmista que contribuyó al pánico general. Los contenidos extremos que avisan de una posible caída de todo el sistema atraen más atención, likes y vistas que las llamadas a la calma. En España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) reguló su actividad para instarles a “incluir contenido claro, equilibrado, imparcial y no engañoso” sobre las criptomonedas, pero no sobre otras actividades financieras.

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