El alto el fuego abre un frágil proceso para poner fin a la masacre en Gaza
Subido a hombros, con la bandera palestina al cuello, una darbuka (instrumento de percusión) e iluminado por los flashes de los móviles de sus compatriotas, un joven gazatí celebra en Jan Yunis el acuerdo de alto el fuego rodeado de decenas de personas que recorren las calles de la ciudad cantando de alegría.
Tras cinco semanas de negociaciones de alto nivel en Qatar, Israel y Hamás han alcanzado un acuerdo de alto el fuego por fases que ahora inicia un frágil y delicado proceso de implementación. En 15 meses de guerra de castigo con más de 46.500 muertos palestinos y la Franja de Gaza arrasada, solo ha habido siete días de relativo silencio tras un breve acuerdo de alto el fuego alcanzado en noviembre de 2023 que colapsó al octavo día.
El texto actual, que se someterá a votación en el Gobierno israelí este jueves para dar el sí definitivo, entrará en vigor este domingo.
En una primera fase, que durará 42 días, Hamás liberará a 33 rehenes y las tropas de Israel se retirarán progresivamente de los núcleos poblados de Gaza. Israel también permitirá el regreso de los gazatíes desarmados al norte de la Franja y liberará a un número indeterminado de presos palestinos. Tras los primeros 15 días, las partes iniciarán las negociaciones para una segunda y tercera fase cuyo objetivo último es el alto el fuego permanente, la retirada israelí de la Franja y que Hamás no vuelva a entrar en territorio israelí, según ha confirmado el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken.
“La primera fase conducirá al inicio de las negociaciones para la siguiente. Eso puede resultar difícil y potencialmente podemos acabar en la misma situación que en noviembre de 2023, cuando no se prorrogó el alto el fuego”, afirma Jørgen Jensehaugen, investigador sénior del Peace Research Institute of Oslo (PRIO) y especializado en el conflicto. “La implementación siempre es un desafío y las cosas se pueden derrumbar durante esta fase”, añade.
Xavier Abu Eid, politólogo y exasesor del equipo negociador palestino, señala que “lo más importante es la implementación”. “Recordemos que Israel no es un país conocido por implementar los acuerdos que firma. No lo hizo con Líbano, no implementó el Acuerdo de Oslo… Lo que es relevante aquí es el papel de los países garantes del acuerdo: Qatar, Egipto y EEUU. Ahí se va a ver realmente cuál va a ser el rol de la Administración Trump para hacer que este acuerdo continúe”, dice. “Son momentos muy tensos, pero existe alguna tranquilidad de que las masacres de civiles inocentes se van a detener por ahora”.
En este sentido, el primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, uno de los principales mediadores, se mostraba más optimista que con el acuerdo de noviembre de 2023. “Entonces fue para crear el impulso para alcanzar un acuerdo más largo, que es lo que tenemos hoy. Desafortunadamente, el acuerdo de noviembre fue muy transaccional y de día tras día, pero este acuerdo tiene un mecanismo claro para los primeros 42 días y un claro mecanismo para negociar la segunda y tercera fase”. Los tres países garantes establecerán un equipo en Egipto encargado de hacer seguimiento de la implementación y cumplimiento a lo largo de todo el proceso.
Otra de las preocupaciones entre los expertos es el precio de este acuerdo para conseguir el visto bueno de Israel, ya que borradores similares han sido rechazados por Tel Aviv en los últimos meses. “Me preocupa el precio de este acuerdo y si significa que EEUU dará luz verde a Israel para la anexión de Cisjordania”, comenta Sonia Boulos, profesora palestino-israelí en la Universidad Antonio de Nebrija y experta en derecho internacional. “Ya vimos lo que hizo Francia para el acuerdo en Líbano declarando que Netanyahu tiene inmunidad [ante la Corte Penal Internacional].
“Me preocupan también los esfuerzos de rendición de cuentas a nivel internacional y que ahora los Estados estén menos interesados en colaborar en este sentido”, añade Boulos.
Abu Eid coincide: “Hay una posibilidad real de que el compromiso interno [con la extrema derecha] israelí sea anexionar al menos una parte de la Cisjordania ocupada a cambio del alto el fuego”. Los miembros ultraderechistas del Gobierno de Netanyahu se oponen al alto el fuego y llevan meses intentando frenar cualquier acuerdo, amenazando incluso con su dimisión.
Respecto a la anexión, en las últimas semanas el proceso de aprobación para la creación de nuevos asentamientos ha cambiado y se ha agilizado. La ONG Peace Now sostiene que las autoridades quieren construir 2.749 nuevas viviendas en la Cisjordania ocupada en tan solo seis semanas.
“Me alegro de que esta vez las consideraciones nacionales y de seguridad hayan prevalecido sobre el interés político y hayan apoyado al gobierno a tomar la decisión correcta desde el punto de vista ético, político y moral”, publicaba en X Yoav Gallant, exministro de Defensa de Netanyahu destituido por sus diferencias con Netanyahu.
Para Raji Sourani, abogado gazatí y director del Centro Palestino de Derechos Humanos, este acuerdo es especial y símbolo de la resistencia de su pueblo. Estuvo a punto de morir por las bombas israelíes en varias ocasiones, huyó de la Franja y ahora está deseando volver. “Todos necesitamos este alto el fuego. Como palestino, queremos parar el genocidio, la matanza masiva diaria, la destrucción, el desplazamiento y la hambruna. Después de 15 meses, la ocupación israelí no ha logrado ninguno de sus objetivos”.
“Israel no ha logrado la victoria absoluta y nosotros no nos rendimos. No hay horizonte político que ponga fin al conflicto, pero los israelíes y estadounidenses se han dado cuenta de que somos las piedras del valle y ningún poder en la tierra puede hacer que nos vayamos”, dice Sourani sobre las perspectivas de una paz a largo plazo.
El abogado, que fue uno de los impulsores del caso en la Corte Penal Internacional y que es parte del equipo legal de Sudáfrica en la demanda por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, añade: “Los frentes legales no pararán. Tenemos que seguir hacia la rendición de cuentas de los criminales. La paz no debería contradecir a la justicia, que es la garantía para que no se repita el genocidio de nuevo”.
Hace dos meses, Qatar anunció su retirada como mediador ante la falta de “voluntad” y “seriedad” de las partes y denunció que se estaban utilizando las negociaciones para “prolongar la guerra”. Trump acababa de ganar las elecciones, Netanyahu había expulsado a su ministro de Defensa y se cumplía sin éxito el plazo de un ultimátum de EEUU a Israel.
Aquel comunicado empezó a mover fichas y Donald Trump presionaba para lograr un acuerdo antes de su toma de posesión y lanzaba una amenaza: “Estallará el infierno en Oriente Medio” si no vuelven los rehenes cuando asuma el cargo. El presidente electo incluso envió a finales de noviembre a su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, a reunirse con Netanyahu y el primer ministro catarí. Las negociaciones se reanudaron oficialmente a principios de diciembre y cinco semanas después, las partes han llegado a un acuerdo.
El primer ministro ha señalado que los avances en las negociaciones se han producido gracias al trabajo conjunto tanto del enviado especial de Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, y el actual coordinador para Oriente Próximo de la Casa Blanca, Brett McGurk. “Hemos visto un momento favorable en el último mes”, ha señalado el primer ministro. “Los pasos que se han dado últimamente en EEUU han llevado a este momento”. El presidente Joe Biden ha asegurado qaue el acuerdo se construye sobre la base de su propuesta presentada en mayo.
Las agencias de la ONU y ONG insisten que ahora una de las primeras prioridades es que Israel permita la entrada de asistencia humanitaria suficiente. “No hay tiempo que perder. La continua y deliberada denegación y obstrucción de la ayuda humanitaria a Gaza por parte de Israel ha provocado que la población civil se enfrente a niveles de hambre sin precedentes y que niños hayan muerto de inanición. La comunidad internacional, que hasta ahora ha fracasado vergonzosamente en su intento de persuadir a Israel de que cumpla sus obligaciones legales, debe garantizar que Israel permita de inmediato que suministros vitales lleguen urgentemente a todas las partes de la Franja de Gaza”, ha señalado la secretaria general de Ammnistía Internacional, Agnès Callamard.
“A menos que se levante sin demora el bloqueo ilegal de Gaza por parte de Israel, este sufrimiento no hará sino continuar. Para los palestinos, que han perdido tanto, no hay mucho que celebrar cuando no hay garantías de que vayan a obtener justicia y reparación por los horribles crímenes que han sufrido”, ha añadido.
Pero mientras tanto, “esta noche seguirá muriendo gente”, recordaba un periodista de Al Jazeera en Gaza en una emisión en directo minutos después del anuncio del acuerdo.
DM
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