ENTREVISTA
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Michal Vašečka, sociólogo
El asesinato de un periodista destapó una Eslovaquia “secuestrada” por oligarcas: cinco años después, la vieja élite vuelve a ser favorita
Sobre la lujosa mesa con motivos decorativos dorados, un millón de euros en efectivo. Junto a ella, escoltado por el jefe de la policía y el ministro de Interior, el primer ministro Robert Fico anuncia el 28 de febrero de 2018 la jugosa recompensa a cambio de información sobre el asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak y su pareja, Martina Kusnirova. Había pasado una semana del homicidio, la gente salió masivamente a las calles a protestar contra la corrupción y Fico trataba de capear el temporal. Acabaría dimitiendo días más tarde.
“El asesinato cambió el país”, dice a elDiario.es Michal Vašečka, sociólogo y presidente del Bratislava Policy Institute. “Para una parte de la sociedad fue la gota que colmó el vaso de la paciencia con un Gobierno oligárquico”, añade. La caída del Gobierno de Fico y la presión de la sociedad civil viraron el rumbo del país.
“Hoy hay corrupción, pero es incomparable con lo que había entonces”. Varias investigaciones revelaron las conexiones entre la mafia, los oligarcas y la política –incluido el último artículo de Kuciak, que señalaba el nombramiento como asesora por parte de Fico de una modelo que había sido socia de una persona acusada de formar parte de la ‘Ndrangueta, la mafia calabresa– y la justicia inició varios casos judiciales que sacudieron el país.
Cinco años después de todo aquello, aunque el resultado es imprevisible, Robert Fico lidera por un estrecho margen la media de las encuestas para las elecciones generales de este sábado y tiene opciones de volver al poder, devolviéndolo a la senda anterior ¿Qué ha pasado en este periodo?
“Tras el Gobierno de Fico, Igor Matovic, un populista incapaz de dirigir el país que se supone que tenía que representar a las fuerzas democráticas, ganó las elecciones. Mucha gente perdió toda esperanza y empezó a pensar que aunque Fico era malo, al menos dirigía el cotarro”, dice Vašečka. “Lo que es nuevo en estas elecciones es que tras el Gobierno de Matovic, todo el mundo está enfadado, ya no es solo una parte de la sociedad y eso nunca nos había pasado”.
El sociólogo da algunas cifras sobre ese descontento, que a su vez dice que es muy anterior al asesinato de Kuciak y que tiene que ver con la complicada transformación el país del modelo soviético al europeo. “Solo el 48% de los eslovacos cree que ahora vivimos mejor que en la era comunista y solo el 52% dice que Eslovaquia se beneficia de ser miembro de la UE”, dice. “En resumen, el país ha demostrado ser menos moderno de lo que pensábamos”.
“No olvidemos que esa gente que puede llegar ahora al poder son política, aunque no físicamente, los mismos que los que llegaron en 1992. El camino de transformación de Eslovaquia fue muy diferente al de otros países centroeuropeos porque la contrarrevolución de Vladimir Mečiar llegó muy poco después de la revolución de 1989. Eran fuerzas que iban directamente contra esa transformación hacia un Estado europeo. Por eso colapsó Checoslovaquia”, sostiene el experto.
“Durante seis años Eslovaquia fue en la dirección opuesta”, dice Vašečka. “Después de 1998 intentó cambiar el rumbo, pero las dudas sobre si era capaz de convertirse en un país europeo liberal existen desde principios de los 90 y la diferencia respecto a Polonia, Hungría o República Checa es que nunca existió realmente un consenso sobre el camino de esa transformación. Los enemigos de este modelo europeo han estado en el poder el 65% del tiempo desde 1989”, añade.
Vašečka dice tener una sensación de “déjà vu”. “Esto ya lo vivimos a principios de los 90, pero es cierto que hace cinco años parecía que el movimiento de sociedad civil había logrado expulsar al Gobierno de Fico, la corrupción y la oligarquía”. En este sentido, estas elecciones pueden ser un “punto de no retorno”, afirma. “Las comparamos con las de 1998, que derrotaron [la contrarrevolución] de Mečiar. En ese momento, Eslovaquia estaba totalmente descalificada: no estaba invitada a la OTAN ni a la UE. [La ex secretaria de Estado de EEUU] Madeleine Albright dijo en 1997 que Eslovaquia era un agujero negro en el mapa de Europa Central. Era brutal, pero tenía razón”.
Destrucción del consenso europeo
El sociólogo descarta la posibilidad de una salida de la OTAN o la UE en caso de victoria de Fico, pero “se irá convirtiendo poco a poco en un socio no fiable”. “Y más importante: Fico se puede unir a Orbán y Kaczynski en la destrucción del consenso europeo. Fico aumentará la presión sobre la sociedad civil, los medios independientes e incluso algunas empresas, pero, aun así, tendrá muchos más problemas que Orbán en Hungría porque nuestros medios y sociedad civil está mucho mejor preparados para los autócratas. Hungría no estaba preparada para Orbán”.
Durante el Gobierno de Fico, Vašečka era una de las voces que pedía a la UE congelar los fondos a Eslovaquia. Con una prensa libre y un movimiento fuerte de sociedad civil, “en Bruselas no entendían cuando les decíamos que vivíamos en un Estado secuestrado. No querían aceptar que todo el juego era una farsa”.
“La UE creía que la prensa independiente y la sociedad civil, con el paso de las generaciones, sustituiría lenta y sistemáticamente a la vieja élite corrupta comunista. Y es verdad: las nuevas generaciones piden más libertades y transparencia en política”, dice el sociólogo. “Por eso Bruselas nunca quiso entrar en el asunto de manera contundente porque sabía que esta gente no está de su lado, no son proeuropeos y no les importa. Solo quieren estar ahí para fortalecer su poder y robar fondos europeos”.
“Entiendo cierta paciencia de Bruselas, pero el problema es que invertir en el país con fondos de la UE y ponerlos en manos de oligarcas solo fortalece a esta gente. Año tras año, estos oligarcas se hacían más poderosos y fuertes y su origen estaba en el dinero de Europa”, dice.
El partido de Fico, Smer, incluido en la familia socialdemócrata en el Parlamento Europeo, se creó en 1999. “Fue un partido creado por oligarcas eslovacos que salieron victoriosos de la privatización salvaje de los años 90. Eran los más ricos del país y crearon un partido que representase sus intereses”, dice Vašečka. “Lo financiaban y se beneficiaban de ello. No es la corrupción como la entendéis en España, la corrupción bajo el mandato de Fico era sistemática y el principal sentido de gobernar. El ex primer ministro creó un Estado secuestrado que pretendía funcionar para la gente, pero que en realidad lo hacía para seis oligarcas”.
“Ese pulpo que lo manejaba todo ahora se ha descompuesto. Si Fico vuelve al poder, no sería tan provocador contra Bruselas como Orbán porque le gustaría seguir el camino que tenía antes. No atacaba a los medios ni a la sociedad civil porque no le hacía falta. Su gente ocupaba y paralizaba el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, la Policía, la Fiscalía… Se podía permitir el lujo de dejar a los medios escribir lo que quisieran. Por eso Bruselas no entendía el juego, porque con Fico Eslovaquia era un país relativamente libre”, dice. Eso cambiará si vuelve a ganar las elecciones: “Fico vuelve con hambre de venganza y ha radicalizado a sus votantes”.
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