EEUU: los varones blancos son el 30% de la población pero ocupan más del 60% de los cargos en la función pública
Desde los cargos en los condados de cada uno de los cincuenta estados de EEUU, en cada gobierno municipal y en el Servicio de Alguaciles hasta los de gobernadores y senadores, el gobierno de la minoría masculina blanca impregna la política en EEUU, según un nuevo informe publicado el miércoles.
Los hombres blancos representan el 30% de la población total, pero cubren el 62% de los cargos de funcionarios, dominando ambas cámaras del Congreso, 42 legislaturas y prevalecen en todo el país, muestra el análisis.
Por el contrario, las mujeres y las personas de color constituyen, respectivamente, el 51% y el 40% de la población total de EEUU. Sin embargo, solo el 31% y el 13% ocupan cargos de funcionarios, según la investigación realizada por Reflective Democracy Campaign -fundada en 2014 con el propósito de incidir en la demografía del poder político y promover el cambio de las barreras estructurales en EEUU con respecto a los cargos electos- compartida exclusivamente con The Guardian-.
“Creo que, si viéramos estos números en otro país, diríamos que hay algo que funciona muy mal en ese sistema político”, dijo la doctora en Estudios Americanos, Brenda Choresi Carter, directora de la Campaña.
“Diríamos, ‘'¿cómo podría desenvolverse un sistema democrático con ese tipo de desajuste demográfico?’”.
Dos factores perpetúan el control de los hombres blancos sobre prácticamente todos los niveles de gobierno de EEUU. Uno, la enorme ventaja de la que gozan los beneficiarios; otro, el enfoque sostenido por el Partido Republicano con la mayoría de sus candidatos cubierta por hombres blancos.
A medida que EEUU avanza hacia una población que será de minoría blanca en cuestión de décadas, algunos creen que los funcionarios electos inevitablemente se volverán más diversos. Sin embargo, esa lógica es defectuosa: las mujeres siempre han sido la mitad demográfica del país y todavía -crónicamente- se encuentran infrarrepresentadas en el gobierno.
Mientras tanto, los políticos que actualmente ocupan cargos públicos pueden elaborar leyes electorales y determinar los límites de los distritos a su favor. En este ciclo legislativo, los legisladores estatales republicanos han ideado un aluvión de nuevas restricciones dirigidas a las comunidades de izquierda, los votantes vulnerables y las personas de color.
“No es casualidad que la búsqueda de medidas antidemocráticas esté ocurriendo en este momento de cambio demográfico realmente profundo”, afirmó Choresi Carter. “El hecho de que sea en ese contexto en el que se estén realizando esfuerzos para hacer que EEUU sea aún menos democrático de lo que ya es, no es una coincidencia”.
Probablemente, el mayor testimonio del sorprendente desequilibrio de poder en EEUU es quién realmente puede postularse y ganar. Incluso con un número récord de las mujeres compitiendo por un cargo, resulta abrumadora la presencia de los hombres blancos en el grupo de candidatos, a pesar del hecho de que “los candidatos de las primarias en todos los grupos demográficos ganan las elecciones casi al mismo ritmo”, según el informe.
En las primarias para la elección de los cargos en las oficinas estatales y en la Cámara de Representantes, las mujeres y las personas de color en realidad obtienen mejores resultados que sus oponentes blancos, rompiendo un mito común sobre la ventaja de “elegibilidad” de los hombres blancos que a menudo se ha perseguido en las campañas de mujeres de alto perfil.
Sin embargo, debido a que las mujeres y las personas de color se han visto privadas de sus derechos en gran medida hasta una historia relativamente reciente, la mayoría de los candidatos titulares siguen siendo hombres blancos, explica el informe. Y, durante las elecciones primarias de 2020, el 96% de los titulares ganaron sus carreras electorales.
En noviembre pasado, el 96% de los titulares del Congreso se mantuvieron en sus escaños, lo que sugiere que los funcionarios que ganan en las primarias se benefician de una ventaja similar durante las elecciones generales.
“Tenemos, ya sabemos, un sistema político en general que no está construido para incluir nuevas voces y perspectivas. Es un sistema construido para proteger a las personas y los intereses ya representados en él”, sostuvo Choresi Carter.
“Es como todos los sistemas. Está construido para proteger el statu quo”.
Otro obstáculo para un gobierno más representativo proviene del establishment republicano, que no postula candidatos que representen la nación. En las primarias de 2020, el 93% de los candidatos republicanos eran blancos y menos de uno de cada cuatro eran mujeres.
Los candidatos demócratas, por otro lado, eran un 44% de mujeres y un 32% de personas de color, lo que aún dista mucho de coincidir uno a uno con la demografía general del país. A pesar de esta restricción, la propuesta era mucho más inclusiva en comparación con la eliminación virtual de comunidades enteras por parte del Partido Republicano.
Esa división partidista, a la que se suma el problema de la titularidad o derecho de participación política, refuerza un ciclo en el que las políticas de sentido común respaldadas por la mayoría de los estadounidenses avanzan poco, incluidas las soluciones populares como el control de armas, el registro automático de votantes y la educación preescolar universal.
“Tenemos esta perspectiva increíblemente limitada representada en los pasillos del poder cuando se toman estas decisiones”, aseguró Choresi Carter.
“Y la mayoría de los estadounidenses no comparten esa experiencia y, de hecho, ya saben, quieren resultados diferentes a los que están viendo”.
Traducción de Alfredo Grieco y Bavio
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