Flotas pesqueras chinas y españolas apagan sus balizas para operar sin control cuando se acercan a aguas argentinas
Flotas pesqueras de numerosas unidades coordinadas, que se aventuran lejos de sus países de origen, y principalmente las que operan bajo bandera de la República Popular China, apagan regularmente sus balizas de rastreo para evadir la detección e identificación. Estas flotas, en el Atlántico Sur, se especializan en una pesca posiblemente ilegal de calamares y otras especies lucrativas en el borde mismo de los extensos caladeros -la zona marítima donde los pescadores ‘calan’ sus redes, porque sus condiciones favorables facilitan la pesca donde peces y mariscos son abundantes- de la República Argentina, según un nuevo estudio realizado por Oceana, una ONG internacional dedicada a la conservación de los océanos.
Todos los años, los barcos se aglomeran a lo largo de los límites de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) -según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derechos al Mar en 1982- de Argentina para aprovechar los lucrativos caladeros.
Al monitorear las balizas de rastreo de los barcos entre enero de 2018 y abril de 2021, Oceana descubrió que posiblemente más de 800 embarcaciones sumaron casi 900.000 horas de pesca activa dentro de las 20 millas náuticas de la frontera invisible entre las aguas nacionales del Océano Atlántico bajo la soberanía de Argentina y alta mar.
“Durante este período de tres años y medio, hubo más de 6.000 casos en los que estos barcos pesqueros parecían ‘oscurecerse’ al deshabilitar potencialmente sus dispositivos de rastreo electrónicos, conocidos como Sistemas de Identificación Automática (AIS)”, señala el informe, publicado el miércoles, titulado Ahora me ves, ahora no: barcos que desaparecen a lo largo de las aguas argentinas.
En total, estas embarcaciones estuvieron “escondidas” durante más de 600.000 horas durante las cuales Oceana sospecha que cruzaron a aguas territoriales argentinas para la pesca ilegal.
“Es muy sospechoso que tengan el AIS apagado durante una gran parte del tiempo que están pescando”, dijo Marla Valentine, ecologista de Oceana, una ONG internacional dedicada a la conservación de los océanos.
“Se están sacando de los ecosistemas miles de millones de dólares en vida marina, especies como el calamar, la merluza y el camarón, de las que a su vez se alimentan especies como el atún. Esto puede tener un impacto duradero en su ciclo reproductivo”, afirmó Valentine.
Casi el 66% de los barcos “oscuros” eran jiggers de calamar de bandera china, Barcos con hasta 150 lámparas de luces brillante y redes de anzuelos automatizadas, especialmente diseñados para capturar calamares.
Sin embargo, los arrastreros españoles que remolcan pesadas redes en forma de bolsa a lo largo del lecho marino para capturar especies como la merluza argentina y el camarón rojo se oscurecieron tres veces más que los barcos chinos, según el informe.
La presencia de tantos barcos frente a las aguas argentinas ha provocado una serie de enfrentamientos en alta mar con la guardia costera argentina. En abril del año pasado, aproximadamente 100 pescadores de calamar, en su mayoría con bandera china, fueron capturados presuntamente pescando ilegalmente durante incursiones nocturnas en aguas argentinas, cada uno con su AIS apagado.
“En 2016, un arrastrero chino se hundió después de que, según informes, intentara embestir un barco de la Guardia Costera y en 2018 cuatro barcos pesqueros supuestamente chinos se unieron para proteger un quinto barco que perseguía la Guardia Costera”, indica el informe.
“Existe una delgada línea entre lo que es legal, sustentable, responsable y regulado”, aseguró Valentine. “Podrían estar a solo una pulgada fuera de la zona de exclusión de Argentina y se consideraría legal”.
Argentina tiene una de las pesquerías de calamar más grandes del mundo con un valor comercial de casi U$S 4 mil millones en 2016. El calamar del país “es de vital importancia para la economía mundial, la seguridad alimentaria y la resistencia de los océanos”, argumenta el informe.
Oceana también informó el año pasado sobre la pesca ilegal de enormes flotas chinas a lo largo de la costa del Océano Pacífico de América del Sur, que afecta a los países de Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Las embarcaciones de ese grupo también fueron acusadas de desactivar sus dispositivos de rastreo público y de participar en prácticas de transbordo potencialmente sospechosas, todo lo cual puede facilitar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU) que es un problema en todo el mundo.
Traducción de Alfredo Grieco y Bavio
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