De Kueider a Ritondo: Milei gambetea los problemas de sus aliados, mientras crece la tensión con Macri y Villarruel
El triunfalismo que envuelve a Javier Milei, con su primer aniversario al frente del poder recién cumplido, se vio empañado en la última semana por dos hechos que involucraron directamente a aliados de peso de La Libertad Avanza. Por un lado, la revelación de elDiarioAR acerca de la existencia de sociedades offshore a nombre de la esposa del diputado del PRO Cristian Ritondo. Y, por el otro, la detención del senador Edgardo Kueider, encontrado in fraganti con más de US$200.000 sin declarar mientras cruzaba la frontera entre Paraguay y Brasil, que terminó con su polémica expulsión de la Cámara alta.
cEl ElEl caso del legislador entrerriano del PJ, con aceitados vínculos con la Casa Rosada, fue mucho más allá que un hecho aislado: condensó a la perfección cómo los intereses individuales y las lealtades frágiles marcan el pulso de la relación entre Milei y el resto de la política argentina. Lo que en la mañana del jueves parecía un día tranquilo para el oficialismo, terminó con reproches y acusaciones cruzadas. En Balcarce 50, donde daban por hecho que la sesión que debatiría la situación de Kueider caería por falta de quórum, la noticia del oficio de la jueza Sandra Arroyo Salgado pidiendo su desafuero llegó como un balde de agua fría. En ese momento, el optimismo se desmoronó.
Es que, si bien desde el entorno de Milei intentaron frenar la destitución con una propuesta de suspensión consensuada con los aliados, la orden de la magistrada cambió la postura inicial tanto del PRO como de la UCR. A ese giro inesperado también contribuyeron las explosivas declaraciones del propio Presidente durante la extensa entrevista que dio el miércoles en el programa del Gordo Dan en el streaming Carajo, donde aseguró que a Kueider “lo tienen que echar a patadas en el culo”.
El desenlace fue contundente: La Libertad Avanza debió plegarse al consenso mayoritario, que logró cosechar 61 votos a favor de la expulsión de Kueider, superando ampliamente los dos tercios requeridos, algo que sin embargo no lograron conseguir para avanzar con el otro objetivo planeado: la suspensión de Oscar Parrilli, investigado por la justicia por la firma del memorando con Irán durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. El entrerriano fue desplazado, y su banca será ocupada por la camporista Stefanía Cora, fortaleciendo la posición del kirchnerismo en el Senado
Con el revés consumado, lejos de quedarse de brazos cruzados, en el Gobierno comenzaron a atizar el fuego.“Si estas son las reglas, jugamos con todo”, se le escuchó decir a una importante figura del entorno presidencial. La amenaza es exagerada: presentar pedidos de desafuero en masa, como respuesta a lo ocurrido con Kueider. Según pudo saber elDiarioAR, en la Casa Rosada ya circula un borrador con los nombres de al menos treinta legisladores apuntados por diversas causas judiciales, incluidos algunos aliados. En el centro de la mira, uno en particular: Cristian Ritondo, denunciado recientemente por las propiedades no declaradas en Estados Unidos.
En los pasillos de Balcarce 50 las intrigas abundan, con especulaciones de todos los colores. ¿Estuvo acaso Mauricio Macri detrás de la jugada que habilitó la exclusión de Kueider, como sospechan cerca de Milei, pese a que el expresidente luego describiría lo sucedido en la Cámara alta como “un atropello a la República”? Las acusaciones del Gobierno, por lo bajo, también se dirigieron a sectores del Poder Judicial, particularmente a Arroyo Salgado, a quien vinculan con un entramado de favores políticos.
¿Tuvo algo que ver también Victoria Villarruel en el fracaso de la estrategia oficialista de suspender al legislador en lugar de echarlo? La vicepresidenta estuvo al frente de la Cámara mientras Milei se encontraba fuera del país, algo que en los papeles choca con las funciones ejecutivas que debía haber estado ejerciendo. El hecho generó acusaciones de invalidez en el procedimiento, no solo desde el entorno del propio Kueider, cuyo abogado habló de posibles impugnaciones legales, sino también de parte del oficialismo, donde no dudaron en salir a acusar a la vicepresidenta de “mentirosa” por decir que el escribano le hizo llegar el acta recién a las 19. “¡El país estuvo siete horas acéfalo!”, bramó, indignado, un alto funcionario del Ejecutivo.
Sin ir más lejos, fue el propio Milei el que argumentó que la sesión del Senado que resultó en la destitución de Kueider careció de legimitidad. En una entrevista con El Observador, durante su gira italiana, el Presidente acusó a Villarruel de “atentar” contra la independencia de poderes ya que “ocupó simultáneamente dos cargos”. “Argentina tiene un sistema republicano de pesos y contrapesos. Cuando yo viajo, automáticamente queda a cargo del Ejecutivo el vicepresidente”, argumentó el libertario, en una extraño gesto de institucionalismo hasta el momento, en él, desconocido.
La realidad es que el trasfondo de la expulsión de Kueider expuso una fractura que trasciende las bancadas del Congreso. Con el año electoral acercándose a pasos agigantados, el vínculo entre La Libertad Avanza y el PRO se enfría paulatinamente y ya cada tribu descarta explícitamente la posibilidad de una confluencia en 2025. Durante su exposición del viernes, Macri se quejó del “destrato permanente” que a su entender recibe por parte del Gobierno y delizó que su partido hará “una buena propuesta electoral, con gente que tenga profesionalismo y método”. La escena política parece encaminarse hacia un campo minado, donde cada jugada deja expuestas las fisuras internas y las estrategias de supervivencia en un tablero cada vez más inestable.
PL/MG
0