Milei muestra los votos y Macri los fierros: sórdida pulseada entre dos “honestistas” destinados a pactar
Transcurrido el primer año de mandato, el Gobierno de Macri había implementado un recorte sustancial en el presupuesto de Ciencia y Técnica. Cuentas de internet reales y ficticias, todas oficialistas, se lanzaron a escudriñar en las investigaciones del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y procuraron sembrar indignación por la existencia de tesis que incluían en su título las palabras Anteojito, el Rey León o Ricardo Arjona.
De buenas a primeras, el sistema científico argentino se vio auditado por un conjunto de trolls iletrados, sin experiencia laboral ni social reconocible. Clarín consideró que la crítica merecía un amplio despliegue y funcionarios con despacho oficial, secretarios y equipo de redes pasaron a comentar sobre la necesidad de reformular la política científica. Culminaba 2016 y el presupuesto de la función Ciencia y Técnica había descendido 18,5%.
Ocho años después, están los trolls, apellidos como Caputo y Sturzenegger vuelven a regir los destinos del Estado y los fondos de Ciencia y Técnica descendieron 32,9% en doce meses. Un análisis elaborado por el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación, dirigido por el exministro del área Daniel Filmus, computa que a Cambiemos le llevó todo su mandato (2015-2019) implementar un sablazo de una magnitud similar a la conseguida por Javier Milei en apenas un año. Lo anunció Macri: lo mismo, pero más rápido. El ejecutor resultó ser otro.
Algunos de los activistas de redes de 2016 se esfumaron o cambiaron de tema cuando terminó el Gobierno de Cambiemos, dando crédito a la sospecha de una usina conocida como “los trolls de Marcos Peña”. Se fue @Apuntes_, llegó @TraductorTeAma; ya no insulta @drapignatta, lo hace @GordoDan_; Abdon @AlberdianoARG se calmó, se encendió Juan Doe @juandoedoe101101; @LuchoBugallo se institucionalizó como diputado bonaerense (Coalición Civica), los líberos @ZiberiaI y Ale Sarubbi Benitez @ASB2509 pisaron el acelerador.
En la nueva ola, aumentó el grado de violencia y el peso de los activistas de redes oficialistas dentro del Ejecutivo. Con Macri, su presencia era una pata sustancial del “relato”. Con Milei, conforman el corazón del Gobierno, al punto de que el Presidente se mimetiza con ellos. Y otro cambio fundamental. La obsesión de los críticos del Conicet ya no se centra en una tesis sobre las representaciones sociales en los personajes del Rey León, sino en otra sobre el Ano de Batman.
Ruta común, otra velocidad
El trazo entre aquel recorte de 2016 y aquella agitación y la actualidad resulta elocuente sobre una dinámica de la política argentina, sobre todo en el ámbito de la derecha, que encuentra a Milei y a Macri en el mismo barco, pero con esbozos de que arrojarse mutuamente por la borda conllevaría beneficios. Los protagonistas se tironean entre sí. Un día pretenden ser lo mismo, al otro afirman ser la antítesis.
Resulta imposible concebir al mileísmo sin el precedente del macrismo. Además de compartir funcionarios de primer orden (Sturzenegger, Bullrich, Luis Caputo, Bausilli), el ultraderechista y su predecesor conservador se inscriben en una misma cosmovisión: apertura económica bajo la impronta del carry trade y el endeudamiento, con una diferencia clave. Mientras Macri aumentó el déficit en su primer bienio e intentó remediarlo, ya con el agua al cuello, en el segundo. Milei transformó el déficit heredado de 2,9% en superávit de 2%, en apenas doce meses.
La ruta común Cambiemos-La Libertad Avanza incluye la concepción patrimonialista de la política que pavimenta el aterrizaje de intereses privados en el manejo del Estado, el alineamiento con Washington y Tel Aviv, la denuncia al “curro de los derechos humanos” y la mano dura contra el delito y la protesta social: “despejar las calles”. Otra ligazón esencial. Macri y Milei se narran como exitosos provenientes del mundo privado que se sintieron llamados a arriesgar su prestigio en el lodo de la política.
Similitudes abundantes y una diferencia clave que plasmó una ráfaga de Patricia Bullrich, protagonista en ambos ciclos: “Antes quería dar un paso y me frenaban. Ahora no me frena nadie”. En la deriva extremista que adoptó el sistema político y buena parte de la sociedad, Milei resultó un mejor intérprete.
El Presidente supera las contradicciones del cuatrienio 2015-2019 y amenaza con quedarse con todo. Con crédito bien ganado como estratega de campaña, hoy algo desconcertado, Macri maniobra con una porción de votos reducida y en aparente descenso, pero conserva fierros todavía poderosos en los medios, la SIDE y Comodoro Py.
Similitudes abundantes y una diferencia clave que plasmó una ráfaga de Patricia Bullrich, protagonista en ambos ciclos: 'Antes quería dar un paso y me frenaban. Ahora no me frena nadie'
No todo es maquiavelismo político. La pulseada entre dos combatientes contra la corrupción y demócratas cabales como Macri y Milei (lo dice la tele, habrá que creer) adquirió una dinámica analizable desde la psicología. A cada guiño “para ir juntos y consolidar el cambio” le sigue una estocada. Si el terreno es la locura, vuelve a ganar Milei.
El Presidente anuncia el objetivo de listas unitarias, imperiosas para “poner clavos en el ataúd” del kirchnerismo y al socialismo, y acto seguido tilda al macrismo como un proyecto fracasado y prescindible. El exmandatario hace lo propio cuando parece tender la mano, para de inmediato filtrar intenciones de pelear por lo propio y denunciar componendas que atentan contra el espíritu republicano que, contra toda evidencia, se sigue asignando.
En ese marco, Macri rehabilitó un nombre: Cristian Ritondo.
Nombre prohibido
El presidente del PRO mencionó al jefe de la bancada del PRO en Diputados un mes después de la investigación que revelara sus millonarias propiedades offshore en Miami. En un mensaje en X, Macri designó a Ritondo como primer negociador para la conformación de listas de unidad para las elecciones legislativas, con el fin de que “el kirchnerismo nunca más vuelva a gobernar el país”.
Desde la información en este diario sobre los departamentos ocultos de Ritondo y su esposa, Romina Diago, en el estado de Florida, EE.UU., por un valor de US$ 2,6 millones, el sistema político actuó con la presunción de que se trataba de la punta del iceberg de la fortuna de quien aparecía como principal articulador entre el macrismo y los Milei. Terminales ancestrales de Ritondo en el mundo PRO forzaron el cono del silencio. Sólo un líder con espaldas suficientes —Macri— podía volver a mencionar el nombre prohibido.
Desde afuera, Milei había llenado el vacío cuando consideró a Ritondo víctima de “operaciones” por los servicios prestados en Diputados durante 2024. Gesto de lealtad o, mejor leído, maniobra para apropiarse de la carta negociadora del PRO en la Cámara Baja. Un ajedrez que los Milei demostraron que saben jugar.
Curioso destino el del honestista que gritaba en “Intratables” contra “los chorros de la política”. En el último bimestre de su primer año en Casa Rosada, tuvo que hacerse cargo de renegados que fue adoptando en pleno combate contra la casta. Además de Ritondo, Milei tuvo que tutelar la alocada fuga del saltimbanqui senador peronista Edgardo Kueider. El jefe de la DGI, Andrés Vázquez, también afecto a acumular propiedades en Florida —otra investigación publicada en elDiarioAR, esta vez, en compañía de La Nación—, fue absuelto por obra y gracia de la palabra de Manuel Adorni.
Ya se sabe, no importa si los hechos indican lo contrario. El iracundo consultor y hoy Presidente posee el don de consagrar la probidad de un funcionario, el poder adquisitivo de las jubilaciones o la prolongación de la vida de su perro. Si Milei y su gente lo dicen, es así.
Mensaje
La rehabilitación de Ritondo actúa en varias direcciones. Por un lado, funciona como señal de protección, en consonancia con los fierros mencionados. Ritondo no desfilará por los tribunales federales mientras se mantenga el statu quo judicial ni será sometido a una entrevista periodística no pautada. Resultó que el fiscal a cargo de investigar el caso, Eduardo Taiano, es considerado uno de los más eficientes del edificio de Comodoro Py en la técnica del cajoneo.
Para Macri, perder al jefe de la bancada PRO habría significado la probable aceleración de la diáspora en los bloques de Juntos por el Cambio, con un año por delante en el que el tren fantasma de la Libertad Avanza en Diputados y el Senado seguirá en marcada minoría. ¿Por qué arriesgar la estampida del PRO si del otro lado, más allá de las bravuconadas, el Ejecutivo tiene un limitado margen de acción?
Una voz del PRO que aguardaba el movimiento de Macri sobre Ritondo resume su lectura: “Es una señal de Mauricio para todos, más allá de Ritondo. Si mantenemos la cohesión, aumenta nuestro margen en el Congreso y nos planta mejor para armar listas, si es que vamos juntos. Nuestra relación con el ala política del Gobierno es más fluida que la del mamarracho de La Libertad Avanza, y eso lo tienen claro Santiago (Caputo), Karina (Milei) y Lule (Menem)”.
La cotización de ese apoyo se verá en las próximas semanas, cuando las cámaras traten la agenda de sesiones extraordinarias a la que llamó el Gobierno el viernes.
El talismán Lijo
Ritondo navegó 2024 con un pie en la mesa chica de Macri y otro en reuniones en Casa Rosada para sacarse selfies junto a Milei, pulgares arriba. Fue una actuación a dos puntas legitimada por el Presidente y su predecesor, aunque la fricción surge a cada instante.
Hay razones de peso que acentúan los descuerdos —a Macri todavía le cuesta resignarse ante el veto impuesto por los Milei a su hombre para obras y contrataciones públicas, Guillermo Dietrich— y otras que al macrismo le interesan resaltar como preocupaciones “institucionales”.
La postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema actúa como revulsivo unificador del macrismo institucional, cámaras empresariales, ONG y el multimedios La Nación, lanzado a un frenesí desorbitado. En el camino para describir las desgracias que supone el ascenso de Lijo, ese tándem se ve en la necesidad de construir pedestales surrealistas para los supremos Horacio Rosatti, el “ovacionado” Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz, los jueces y fiscales viajeros a Lago Escondido y los confesores de las tertulias con Macri.
El terreno de la disputa son las redes, donde reina la ponzoña de las cuentas atribuidas a Santiago, y las pantallas mediáticas que exponen desgarradoras escenas entre las dos lealtades en pugna.
En la semana, el Gobierno buscó la confrontación mediante la divulgación vía Clarín de un presunto hallazgo de una unidad especial en ARCA (ex AFIP) creada durante el Gobierno de Macri para proteger a personas y grupos económicos con vínculos con el kirchnerismo, con Indalo —de los empresarios Cristóbal López y Fabián de Souza— y Lázaro Báez a la cabeza.
La versión oficial resulta inverosímil por donde se la mire. Durante el mandato de Cambiemos, el sesgo de AFIP, la Unidad de Información Financiera (UIF), la SIDE y la Oficina Anticorrupción con foco adverso hacia el mundo kirchnerista y favorable hacia el macrista fue palmario, e hasta admitido públicamente por la abanderada Laura Alonso. A tal punto, que los acusados utilizaron los indicios de esa animadversión estatal como instrumento de su defensa.
Exfuncionarios de Cambiemos a cargo de esos organismos reaccionaron al unísono ante la filtración gubernamental y ratificaron que esa unidad de la AFIP, en rigor, tenía por fin dinamizar y blindar las actuaciones contra Indalo y Báez. Las defensas de esos empresarios, agradecidas.
Talerico, en la mira
Dos que salieron a escena a defender lo actuado fueron Mariano Federici y María Eugenia Talerico, exjefe y subjefa de la Unidad de Información Financiera. La segunda fue apuntada y amenazada por la cuenta @MileiEmperador, atribuida a Santiago Caputo.
La pelea entre exfuncionarios que hablan en su nombre y la impunidad de un arroba anónimo es a todas luces dispar. En plena batalla, el supuesto Caputo rescató una denuncia por una presunta maniobra de Federici y Talerico para beneficiar a la filial del HSBC en Argentina por no reportar operaciones sospechosas vinculadas al narco colombiano Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi Sangre”, quien finalmente terminara condenado a treinta años de prisión en Estados Unidos.
La pelea entre exfuncionarios que hablan en su nombre y la impunidad de un arroba anónimo es a todas luces dispar
La actuación de Federici y Talerico, que llegaron a la UIF por su experiencia como asesores de compliance en el mundo financiero y en organismos internacionales, encendió polémica incluso fronteras adentro del macrismo y con la Procuración de Criminalidad Económica y Lavado de Activos. Los intereses en juego invitan a prestar atención a las versiones y tomarlas con cautela.
La opacidad en torno a Federici se extiende hasta su presente. La actual conducción de la UIF detectó una supuesta venta ilegal de información del organismo a la agencia privada internacional de inteligencia financiera K2 Integrity, de la que el exfuncionario macrista pasó a formar parte. Federici lo negó y quedó abierto un expediente judicial.
Talerico se transformó en una de las primeras enemigas del Gobierno de Milei provenientes del macrismo. Cuando el panelista ultra ganó las elecciones presidenciales, su nombre estaba acordado para hacerse cargo de la Dirección Nacional de Migraciones, pero fue dada de baja por Santiago y Karina días antes del traspaso presidencial. En la mirada de Talerico, el bloqueo obedeció una negociación entre la mesa chica de Milei y un sector del kirchnerismo.
La exsegunda de la UIF niega todo vínculo profesional o personal con el HSBC o sus directivos. Admite sólo un asesoramiento a un funcionario puntual sobre el que se había abierto una investigación, y aduce motivos estrictamente técnicos para la no imputación al HSBC en el caso “Mi Sangre”. Como ocurre invariablemente en las investigaciones que atañen a exfuncionarios de Macri, la denuncia en Comodoro Py por supuesta complicidad no prosperó.
La situación de Talerico es de bastante soledad, más allá de su referencia en Ricardo López Murphy. Acérrima anticristinista, se ubicó en el blanco de los Milei y se siente afuera de las idas y vueltas de Macri para pactar acuerdos y desacuerdos con el Gobierno. Muy pocos en el PRO declaran —como ella— que no les interesa en absoluto compartir una lista con los exponentes de La Libertad Avanza, pese al desdén unánime que genera ese partido dentro de las fronteras macristas.
Talerico aspira a competir por una senaduría nacional por la provincia de Buenos Aires. En una era de patriadas personales, habrá que ver el destino, pero su aislamiento ratifica que un republicanismo conservador “honestista” se parece a un no lugar en la política argentina.
Humo y necesidad
El relato con más consenso dice que Milei está en posición de fortaleza para imponer condiciones en la negociación de listas. Que el PRO puro hoy no representa más de 10% a nivel nacional. Los Milei esgrimen como condición que el acuerdo debe abarcar los 24 distritos o nada.
Probablemente el valor del sello PRO tienda a cero en provincias como La Rioja, Formosa o Santa Cruz, y quien se legitime allí como mileísta podrá hacer una mejor cosecha, pero el capital electoral del partido de Macri o el macrismo como entidad tiene vigencia en distritos que reparten más bancas: las dos Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Santa Fe. A su vez, no es lo mismo una provincia con gobernador afiliado al PRO (Entre Ríos, Chubut, CABA), que otra administrada por el peronismo o un provincial.
El tiempo dirá cuánto cotiza una alianza, por ejemplo, del macrismo con la UCR en Córdoba ante una eventual aventura mileísta auspiciada por Karina y el sello de La Libertad Avanza. De lo que hay menos dudas es de que una divisoria de aguas entre la ultraderecha y la derecha expone al oficialismo puro a la hipótesis de no declararse ganador en varios distritos, con la provincia de Buenos Aires a la cabeza.
Una divisoria de aguas entre la ultraderecha y la derecha expone al oficialismo puro a la hipótesis de no declararse ganador en varios distritos, con la provincia de Buenos Aires a la cabeza
No es sólo una cuestión de la foto del domingo electoral por la noche con un Kirchner levantando la mano del ganador, sino de reparto de bancas, sobre todo, en el Senado y en el tramo de Diputados de las provincias más chicas, donde el primero se lleva dos, el segundo, una, y el tercero, nada.
Es en ese cálculo, provincia por provincia, donde deben encontrarse respuestas sobre el camino común entre Milei y Macri, antes que en Lijo, los tuits de Santiago, la salud de la República y el ano de Batman.
SL
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