La batalla cultural de Villarruel: al negacionismo de la dictadura suma la avanzada contra el aborto legal

Excomulgada del gobierno libertario, Victoria Villarruel definió arrancar la semana encabezando su propia batalla cultural. La agenda negacionista, por el Día de la Memoria, y una avanzada contra el aborto legal, al día siguiente. Rodeada de referentes católicos y conservadores, la vicepresidenta encabezó en el Senado una charla por el “Día del niño por nacer” con el objetivo de arremeter contra la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). “Ofrecer el aborto es abandonarnos a la mediocridad y desaliento”, lanzó Villarruel, entre los aplausos de decenas de militantes provida que hacían cola para sacarse una foto con su referenta embanderada en la consigna “Dios, Patria y Familia”.
No era la primera vez que Villarruel aprovechaba su lugar como presidenta del Senado para impulsar su agenda anti derechos. Hace exactamente un año, también en ocasión del Día por el Niño por Nacer –una fecha decretada por Carlos Menem en el 98’ luego de una visita que le hizo al Papa Juan Pablo II en el Vaticano–, la vice había mandado a iluminar el Congreso de azul. El mismo Congreso que, hace cuatro años, había sancionado la ley 27.610 y había establecido que el el aborto tenía que ser legal, seguro y gratuito. Esta vez, sin embargo, Villarruel decidió ir por más.
El evento organizado en el Salón Azul del Senado llevaba el título de “Políticas para cuidar a la vida” bajo la premisa de una defensa de la vida humana “desde el momento de la concepción”. Fueron solo invitados académicos y referentes religiosos que están en contra del derecho al aborto. Y Villarruel fue la encargada de cerrar el acto.
“Hay una verdad fundante que en la actualidad parece olvidada: la legitimidad del Estado moderno se basa ante todo en su función de protector de la vida y dignidad de las personas. Especialmente de aquellas más débiles e indefensas para construir una convivencia armónica donde rijan la justicia social y la paz”, afirmó, en un mensaje que parecía estar dirigido al peronismo más conservador que, al día de hoy, se rebela ante el respaldo que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner le dieron a la ley durante el gobierno del Frente de Todos. Villarruel reivindicaba el concepto maldito del cosmos libertario: la justicia social. Ese pilar de la doctrina peronista que Javier Milei ha calificado, en más de una ocasión, de “aberración”.
“Cuando se priva de derechos fundamentales a determinado grupo de personas porque todavía no nacieron se resiente la legitimidad del mismo Estado y la convivencia humana. El derecho vida y dignidad humana se protegen siempre y para todos”, argumentó la vice, que 24 horas antes había aprovechado el Día de la Memoria para homenajear a las verdaderas “víctimas”. Es decir, a los militares presos y condenados por diferentes tipos de violaciones a los derechos humanos en la dictadura militar, como el asesinato, tortura y robo de bebes.
Villarruel efectuó un discurso profundamente religioso. Recordó que el 25 de marzo se celebraba la Anunciación del Señor –que es, según la liturgia católica, el momento en el que el ángel Gabriel le anunció a la virgen María que estaba embarazada de Dios- y clamó para que cada embarazo se viese “como un don invaluable y una manifestación confianza de Dios en la humanidad”. “Poner vida y familia en centro preocupaciones políticas es revolución moral y política”, insistió, entre los aplausos de los asistentes.

Uno de los que aplaudía era Carlos Stornelli. El fiscal –que fue recientemente absuelto en la causa que lo investigaba por integrar una supuesta red de espionaje ilegal y extorsión durante el gobierno de Mauricio Macri– había sido ubicado en la primera fila y, cuando el encuentro terminó, hizo cola para saludar a Villarruel como el resto de los asistentes. Rodeado de estudiantes y militantes provida, Stornelli escuchó con atención las dos horas de exposiciones y fue uno de los últimos en irse.
El fiscal había quedado envuelto, hace unos seis años, en el caso de una niña jujeña de 12 años que había sido violada y forzada a ser madre a través de una cesárea. Según afirmó el entonces gobernador Gerardo Morales, Stornelli había manifestado su voluntad de adoptar a la beba. El fiscal no se desentendió del caso, pero sí aclaró que su voluntad había sido la de “ayudar, no adoptar” a la beba recién nacida. No tuvo oportunidad: la beba, prematura, murió a los pocos días.

Baja natalidad, cantos y testimonios desgarradores: la defensa provida
La actividad organizada por Villarruel tuvo solo una voz: la de los pañuelos celestes. Hubo figuras, como la del rector de la Universidad Católica Argentina, Miguel Ángel Schiavone, que optaron por hacer un desarrollo de la caída de la tasa de natalidad en el mundo. Con filminas que iban desde fotos de cunas vacías a gráficos que mostraban que la población de Japón compraba más pañales para adultos mayores que para bebés, Schiavone apuntó a encarar el tema desde una perspectiva demográfica.
“Estamos frente a una verdadera epidemia silente que se propaga en todo el mundo”, comenzó, comparando la caída de la tasa de natalidad con el Covid. Schiavone mencionó diversos factores que explicaban esta problemática, desde acusar a los jóvenes de preferir irse de viaje a Oceanía que a tener hijos hasta el acceso a métodos anticonceptivos. Nunca mencionó, sin embargo, que hubiera un vínculo entre la baja de la tasa de natalidad y el acceso al aborto.
Otro de los presentes fue el pediatra Abel Albino, que pasó a ser conocido luego del debate por la Legalización del aborto por afirmar que “el preservativo no funciona” y que el VIH puede “atravesar la porcelana”. Albino preside la Fundación Cooperadora Nutrición Infantil (CONIN) y firmó varios acuerdos con Sandra Pettovello para implementar políticas en contra de la desnutrición infantil. Esta vez, sin embargo, no optó por desmerecer el uso de preservativos, sino que se abocó a hacer hincapié en la importancia de acceder a cloacas y agua corriente. No tocó el tema del aborto, pero si cantó la canción de “Los tres chanchitos”.
Participaron también dos coordinadoras de una agrupación católica llamada La Merced Vida. Lorena Aguilar se refirió a los 40 centros de acompañamientos que la agrupación tenía para convencer a las mujeres que no abortaran o que, las que sí lo habían hecho, pudieran ir “para trabajar la culpa”. “El aborto es algo violento. Es un corte abrupto entre la madre e hijo. Es algo antinatural”, cuestionó y, a modo de ejemplo del trabajo que realizaban en la asociación, mostró una foto de una sonriente adolescente sosteniendo un bebé: era “Brisa”, una chica de 14 años a la que habían convencido para que no abortara.
Después fue el turno de Matilde Gagliolo, también integrante de La Merced Vida, que relató en primera persona su experiencia abortando de manera ilegal. El relato estuvo marcado por su arrepentimiento y culpa, haciendo una narración tremebunda de la falta de acompañamiento que tuvo cuando, siendo una adolescente, fue a abortar a una clínica ilegal. “El dolor te acompaña toda la vida. El aborto mata al bebé y traumátiza a la mamá”, afirmó Matilde, que terminó en llanto (así como varias de las asistentes).
Todas las exposiciones fueron provida: ni una sola referenta, jurista o profesional de la Salud pro aborto fue invitada. No hubo referencia ni al desfinanciamiento del Plan de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) ni a los problemas de compra y distribución de anticonceptivos y de insumos para interrumpir embarazos. Nadie mencionó que el gobierno nacional estaba dejando cada vez más en manos de las provincias los mecanismos para atender los problemas de salud sexual. Solo se mencionó que el aborto era un trauma.
MC
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