Alquileres, transporte, ambiente: los temas urbanos, borrados de la campaña porteña
Este domingo, los porteños y las porteñas participarán de la primera etapa de las tan mentadas elecciones “concurrentes” y votarán, en simultáneo, por cargos nacionales y locales, con papel y con máquina electrónica, respectivamente. La repercusión sobre esta manera hasta ahora inédita de votar eclipsó el debate real sobre el modelo de ciudad y, en especial, los temas urbanos. La discusión sobre estos asuntos también se vio opacada por el peso de los problemas de alcance nacional, como la inflación y el rumbo de la economía.
Para terminar de empobrecer el diálogo sobre los temas urbanos, uno de los principales postulantes a jefe de Gobierno, Jorge Macri, se negó a participar del tradicional debate televisado entre candidatos porteños, que finalmente no se hizo, lo que no ocurría desde 2011.
En este escenario, de una discusión casi inexistente sobre asuntos centrales para la ciudad de Buenos Aires y sus habitantes, como el acceso a la vivienda, la movilidad y el transporte, el desarrollo urbano y el ambiente, ponemos la lupa en las propuestas de los tres principales precandidatos a jefe de Gobierno: Martín Lousteau y Jorge Macri, de Juntos por el Cambio, y Leandro Santoro, de Unión por la Patria.
Hábitat y vivienda
Alquileres. El gran tema de estos años. Atrapado en un contexto nacional límite (salarios por el piso, baja rentabilidad para propietarios y una ley nacional que ofrece una única actualización anual en un contexto de inflación de tres dígitos), las medidas adoptadas hasta el momento por el gobierno saliente de Horacio Rodríguez Larreta saben a poco.
En ese contexto, Martín Lousteau propone esquemas de “facilitación de alquiler” en el microcentro y en la zona sur, además de estímulos específicos para proyectos grandes de alquiler en áreas de baja densidad de la ciudad. Leandro Santoro, por su parte, promete un sistema de incentivos y desincentivos para que las viviendas ociosas sean volcadas al mercado y la creación de “un parque público de viviendas destinadas al alquiler”, convirtiendo al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) en una empresa de desarrollo urbano integral. La única propuesta de Jorge Macri (“continuar el proyecto de reconvertir superficie de oficinas en vivienda para jóvenes”) lo presenta como el garante del statu quo.
Alquileres temporarios. Existe coincidencia entre especialistas y funcionarios en que el mercado de alquileres tradicionales está siendo presionado por la alta rentabilidad de los esquemas temporales en dólares, en especial en el corredor norte de la Ciudad. Este fenómeno, que hace tiempo existe en las principales capitales del mundo, aquí se ve agravado por las condiciones macroeconómicas que hacen del alquiler a turistas un negocio varias veces más rentable para los propietarios que los contratos tradicionales.
Frente a esto, Macri propone “buscar un mecanismo” para “ordenar” los alquileres temporarios —no dice cuál ni cómo— mientras que Lousteau exige “un mayor control” del registro obligatorio de estas unidades y un esquema de multas para las unidades no declaradas (hoy la ciudad solo tiene registrados 400 establecimientos sobre un total de 20.000 publicaciones en la plataforma Airbnb). A las penalidades por la no declaración, Santoro le sumaría una tasa de uso urbano y la prohibición de que los departamentos ubicados en edificios construidos sobre terrenos que solían pertenecer al Estado se destinen al alquiler temporario.
Barrios populares y vivienda social. El antecedente de la situación actual fue un giro increíble —y muy loable— del gobierno de Larreta en torno de la cuestión de las villas. En 2011, como jefe de gabinete de Mauricio Macri, dijo que el fallo que ordenaba urbanizar la Rodrigo Bueno era un disparate (“es gente que ha usurpado un lugar”). Doce años más tarde, el propio Larreta encabeza unos procesos de urbanización más que meritorios en áreas como el Barrio Mugica (ex Villa 31), el barrio Papa Francisco (Barrio 20), el Playón de Chacarita y la propia Rodrigo Bueno. Más allá de las dificultades propias de la tarea, el trabajo de la ministra María Migliore está tan bien considerado que los opositores se cuidan de no abordar el tema como eje de campaña.
No es de extrañar, entonces, que Lousteau proponga “continuar” con los procesos de integración en los barrios populares y avanzar en refacciones de los complejos habitacionales existentes o que Santoro sume la promesa de líneas de crédito subsidiadas para la refacción de inquilinatos, conventillos y complejos habitacionales. Macri no tiene propuestas al respecto, lo que abona la sospecha entre funcionarios del área (que no hablan on the record pues temen por su fuente laboral a partir de diciembre) de que el tema directamente “no le interesa”.
Desarrollo urbano
Código Urbanístico. Resulta sintomático que los tres grandes candidatos, incluyendo los dos del frente oficialista, hagan campaña prometiendo cambiar las normas de zonificación que el propio partido gobernante impulsó hace cinco años.
Lousteau dice que en caso de ganar hará una “reforma integral” al Código Urbanístico (CUR) para sumarle mecanismos de participación vecinal y que reorientará las nuevas construcciones hacia zonas “poco desarrolladas” y de bajo valor del suelo. De manera similar, Macri Primo juró revisar el CUR para proteger “zonas residenciales de casas bajas” y mencionó explícitamente los casos de Devoto, Villa Urquiza y Belgrano, oponiéndose a la idea de una ciudad donde predomine un tejido de entre “5 y 7 pisos de altura”. Esto último da para largo, pero digamos que más allá de casos puntuales atendibles su enfoque NIMBY (Not in My Backyard) se da de narices con casi cualquier idea de vivienda accesible. O vamos por la idea de “alquileres que uno pueda pagar” o nos embanderamos en la defensa a ultranza de todas las áreas residenciales de casas bajas. Las dos, no.
Completa Santoro con su propuesta de derogar el Código y orientar la capacidad constructiva hacia aquellos barrios “más deteriorados” y de menor densidad.
Convenios urbanísticos. Como explicamos en esta nota, los convenios urbanísticos nacieron en la década del ‘70 para resolver situaciones de parcelas que, por su tamaño o diseño irregular, podían ser exceptuadas de las normas de tejido generales. Pero durante la gestión de Larreta, y tras ser contemplados como una herramienta clave del CUR, aparecieron de forma generalizada como pedidos de desarrolladores privados (de alturas mayores a las permitidas) a cambio de una contraprestación, generalmente monetaria.
Algo evidentemente no anduvo: si bien el mecanismo original buscaba alentar el desarrollo la “zona prioritaria sur” (Monserrat, Constitución, Barracas y La Boca), el grueso de los convenios urbanísticos propuestos se dieron en Núñez, Belgrano, Palermo y Caballito. Ya sin el apoyo de los socios de la coalición gobernante, desde finales de 2021 la Legislatura se negó a convalidar más convenios.
En su plataforma, Santoro propone una auditoría de lo realizado hasta ahora, mientras que Lousteau propone limitar los convenios. Macri no se expidió al respecto, pero su pasado como jefe comunal de Vicente López no parece prometedor: llegó a la intendencia prometiendo que si ganaba las elecciones terminaría con las excepciones al Código de Ordenamiento Urbano decretada por su antecesor y a lo largo de sus mandatos terminó aprobando más de 500.
Movilidad y transporte
Subte. despierta las pasiones más encendidas desde hace cinco años, cuando por primera vez en medio siglo no quedó ni una estación de subte en construcción.
En los papeles, Santoro aparece como el candidato más ambicioso, con su idea de extender el premetro, terminar la línea H y construir las líneas G, F e I, dando cumplimiento a la famosa Ley 670 aprobada por la Legislatura a principios del siglo. La implantación acrítica de la 670 -una ley que tiene veinte años y cuyos estudios de demanda son incluso anteriores- es un tanto problemática, pero al menos la propuesta de cómo extender la red, del legislador Juan Manuel Valdéz, suena más realista (36 kilómetros en una década, financiados con la emisión de bonos verdes) que mucho del wishful thinking del progresismo porteño. Lousteau también promete extender la línea H hasta nueva Pompeya y le suma la idea de llevar la línea C hasta la terminal de Ómnibus de Retiro (para las líneas F y G propone realizar estudios de factibilidad). Macri no prioriza la expansión de la red: la única vez que el subte aparece en su página de candidato es cuando promete “instalar progresivamente una red de cámaras dentro de los vagones”.
Tren Sarmiento. A priori no parece un ítem central del temario porteño (los trenes del área metropolitana son de competencia nacional), pero terminó colándose como debate de campaña entre los candidatos del frente oficialista.
El estado de situación: con el abandono del faraónico proyecto del soterramiento, quedó sin resolver el problema de los cruces a nivel del tren Sarmiento en la Ciudad. La propuesta de Macri primo para resolver este incordio es un viaducto elevado como el de la línea Mitre en Belgrano C. La de Lousteau, que los trenes vayan en una trinchera a siete metros de profundidad, parecida a la que ya hay entre Once y Caballito. De costos similares, el mayor desafío de la propuesta del ingeniero Pablo Belenky, asesor de Lousteau, es que podría suponer la suspensión de operaciones por dos o tres años, en comparación con los tres meses de interrupción del servicio de trenes en el caso del viaducto. Santoro no se expresó al respecto.
Movilidad activa. Dos candidatos —Lousteau y Santoro— apuestan a mantener y profundizar las medidas de aliento al ciclismo con las que Mauricio Macri convirtió a Buenos Aires en una de las capitales latinoamericanas pioneras en la materia.
El representante de la UCR propone “optimizar” la red de bicisendas y superar “problemas de diseño” moviendo algunas ciclovías a las avenidas y suplir la falta de guarderías públicas de bicicletas, algo que la Defensoría del Pueblo de la Ciudad denuncia desde 2016. El candidato de Unión por la Patria impulsa un salto de calidad al programa EcoBici mediante la incorporación de bicicletas eléctricas y bicicletas tándem adaptadas para personas con discapacidad (tiene algún punto de contacto con el proyecto de ley que presentó una legisladora de Lousteau para sumar sillas para infancias en las bicis de la Ciudad). El candidato del PRO, en cambio, trae malas noticias para el público ciclista, ya que su propuesta consiste en “revisar la red de bicisendas para analizar cuáles dieron los resultados esperados, cuáles no se utilizan y cuáles se pueden mejorar” dando como ejemplo negativo la de Av. del Libertador.
Ordenamiento del tránsito. De lejos, la propuesta de Macri de destinar el 100% de lo recaudado en infracciones de tránsito al SAME parecía un giro efectista (después de todo, el dinero es fungible) pero, al conversarlo con especialistas, se entiende que la asignación específica puede ayudar a legitimar la medida y a transparentar la gestión en un momento en el que sobrevuela la idea tonta de que las multas se hacen “para recaudar”. En el equipo de Lousteau, en cambio, conviven las buenas y malas políticas. Por un lado se propone “fomentar la construcción de cocheras privadas para eliminar el mal estacionamiento en la calle”, una medida discutible desde el punto de vista urbanístico en tanto casi ninguna ciudad modelo fomenta la construcción de cocheras a esta altura del siglo XXI. Por el otro, su propuesta de limitar la duración de las estadías de autos estacionados en zonas de alta demanda parece mejor rumbeada en el marco de políticas más de avanzada de push and pull. Santoro esquiva la cuestión del desaliento al transporte público motorizado y busca “un transporte público cómodo, rápido y barato que llegue a toda la Ciudad frente a la congestión insoportable del tránsito”, según se desprende textual de su programa de gobierno.
Ambiente
Espacios verdes públicos. Otra área crítica en la consideración ciudadana, con déficits enormes en varios barrios. Santoro promete “dejar de vender espacio público para emprendimientos privados”, comprar a desarrolladores privados para construir espacios verdes públicos y crear parques lineales “definidos de manera participativa”. Lousteau, por su parte, alienta la creación de nuevos corredores verdes con foco en barrios críticos y promover la creación de espacios verdes en barrios del sur. En el caso del candidato del PRO, su única propuesta detectable fue “plantar nuevos árboles en todos los barrios”. Ante la ausencia de otros instrumentos, debemos suponer que en Juntos por el Cambio la principal forma de generar nuevos espacios verdes seguirá siendo mediante cesiones en desarrollos privados.
Relación con el río. El último mandato de Larreta estuvo atravesado por fuertes discusiones en torno de los destinos de los predios en Costa Salguero y Costanera Sur, terrenos en los que el oficialismo planteó construcciones en altura (y ventas de tierras para el caso de Costanera Norte) a pesar de la oposición ciudadana en las audiencias públicas. Empantanado por impugnaciones judiciales, el gobierno decidió avanzar en proyectos parciales como Parque del Vega, Punta Carrasco, Parque del Golf y Plaza AMIA.
De menor a mayor, las intervenciones propuestas por los candidatos son: “continuar el frente costero que ya está en marcha” (Macri), “fomentar el uso recreativo de nuestro frente costero a través de mejoras de las reservas ecológicas y concursar ideas para el desarrollo de parques” (Lousteau) y “un plan de manejo que incluya una evaluación ambiental estratégica y revise la viabilidad de los desarrollos inmobiliarios” (Santoro).
Dos aclaraciones. La primera: lo aquí detallado son propuestas de campaña, no significa que luego efectivamente se vayan a llevar a cabo. La segunda: el lector habrá notado la ausencia de 9 de los 12 precandidatos. Si se presentan aquí únicamente los principales se debe a cuestiones de brevedad (de todas maneras se incluyen a los contendientes de dos frentes que, sumados, obtuvieron el 90,97% en las últimas elecciones) pero también al hecho de varios de los demás no ofrecen suficiente ideas sobre temas urbanos como para merecer una comparativa: en el Frente de Izquierda hay poca sustancia propositiva más allá de la mención de un “impuesto a la vivienda ociosa” y la construcción de viviendas populares con “el dinero de la suspensión del pago al FMI”, y el gran plan urbanístico del candidato de La Libertad Avanza (“basta de hacer bicisendas”) es tan pobre que nos exime de mayores comentarios.
Apuntes finales
Otros ejes clave para el desarrollo de una ciudad como Buenos Aires no han sido tratados en la campaña y pueden ser leídos como puntos ciegos en la narrativa de los grandes bloques políticos.
Uno de ellos es la verdadera puesta en marcha de la Agencia de Transporte Metropolitano, un ente tripartito compuesto por Nación, CABA y la provincia de Buenos Aires creado hace más de una década pero que nunca discutió medidas concretas que avancen hacia un modelo integral de movilidad. Se trata de una pieza fundamental del AMBA, sigla que tuvo sus 15 minutos de fama durante la pandemia (porque los diferentes gobiernos se vieron obligados a trabajar de manera conjunta frente a la emergencia sanitaria) hasta que cayó nuevamente en el olvido.
Con un poco de articulación política, la agencia podría acordar las frecuencias y los recorridos de los servicios, así como una tarifa única e intermodal para la ciudad y el Gran Buenos Aires. Si bien son medidas que podrían cambiarle la vida a millones de personas, empezando por los porteños y porteñas, el tema está sugestivamente ausente en las plataformas y las entrevistas que los principales candidatos ofrecen a los medios. Eso sí: todos tuvieron tiempo para desarrollar apartados especiales de “bienestar animal” con muchas propuestas para perros y gatos.
FP/JJD
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