Hernán Lacunza, economista: “El ajuste nunca lo paga la casta porque no da la aritmética”
Hernán Lacunza es economista, graduado en la Universidad de Buenos Aires, con una maestría en la Universidad Di Tella. Fue el último ministro de Economía de Mauricio Macri en los últimos meses de su gestión como presidente. También fue ministro de Economía de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires.
En esta charla, analiza la política económica del gobierno de Javier Milei y plantea aciertos y errores de lo que va de gestión.
-Considerás que Milei evitó una catástrofe que incluía la hiperinflación, que se sinceró la situación de la economía y además que el país está mejor ahora que el 9 de diciembre. Más allá de cuestiones puntuales, ¿pensás que Larreta y Massa, que era el otro candidato, hubieran tenido la misma hoja de ruta que Milei? ¿En el fondo hubieran tenido este camino para hacer?
-Primero, no sé por qué asociás Larreta y Massa. Son cosas distintas.
-Porque Bullrich me parece que hoy está integrada al Gobierno y tenía un programa más parecido, quizá, o más duro. Hablaba del shock. Vos trabajaste con los dos. Pero Larreta, por lo que te escuché, tenía una idea del consenso, de la negociación, de una cosa más amplia. Eran variantes distintas las de Larreta y Massa en cuanto a los modos, quizás. Ahora, en cuanto al fondo, vos decís, eso interpreto, había una misma hoja de ruta para el que ganara de los candidatos que tenían chances.
-Primero, con todas las letras, Larreta y Massa son cosas distintas y eran propuestas distintas. No confundamos las formas con el fondo. Lo que Larreta entiendo que proponía y que reivindica aún hoy en día -pero no quiero ser exégeta de Larreta- era, lo dice siempre, que las reformas sin consenso no son sostenibles. Ahora la agenda de las reformas, si vos mirás el programa, la propuesta económica de Larreta, donde me tocó participar muy activamente, incluso liderando un equipo económico, no era distinta a la de Bullrich. Podemos discutir matices y lo he discutido con ilustres colegas que estaban en el equipo: Luciano Laspina, por decir una cara visible, o incluso al final con Carlos Melconián. Podemos discutir matices, technicalities de la secuencia, del ritmo, de la velocidad, pero era esta noción que hoy está muy instalada, que el gobierno fue exitoso en esto, de que no puede gastar el Estado todo el tiempo más de lo que ingresa para no tener que darle a la maquinita, para poder unificar el mercado de cambio y levantar el cepo, para poder recuperar el crédito voluntario. Esa secuencia es común a la propuesta económica de, entiendo, Milei, Larreta y Bullrich. De Massa no sé. No es peyorativo. No sé, porque hacían otra cosa. Estuvieron cuatro años gobernando. Massa fue un año y medio ministro e hizo todo lo contrario. Si después iba a cambiar, no sé, lo tendrán que explicar ellos. Pero por eso disocio completamente la propuesta de Larreta con la Massa. Y sí hay un parentesco, una afinidad ideológica y también práctica, pragmática del fondo del programa de la propuesta de Larreta, Bullrich y Milei.
-Hoy Larreta, por lo que sé, de gente muy cercana a él, está muy crítico de Milei y del rumbo que está tomando y eso lo margina de parte del PRO también.
-Sí, pero yo no puedo contestar por Larreta y lo que hoy él diga no contradice nada lo que yo estoy diciendo respecto a cómo era la propuesta del año pasado para encarar los desafíos enormes que tenía Argentina en diciembre de 2023. Yendo también al inicio de tu pregunta, si este gobierno evitó una hiperinflación, yo creo que sí. Obviamente, es contrafáctico. Pero, data dura: en 2021 la inflación había sido 50, en 2022, 100 y en 2023, 211. Y el “plan platita” de los últimos cuatro meses había profundizado todavía más las inconsistencias, el atraso cambiario, la emisión, un disparate. Viste que el presidente hace ahora una cuenta que le da como 17.000. Qué se yo. Medio caprichosa esa cuenta.
-Va cambiando el número según el día, pero más o menos habla de una inflación astronómica.
-No importa. Pero si no se hubiera hecho esto, hoy tu primera pregunta sería si la inflación de este año va a ser de tres o de cuatro dígitos. Eso creo que se evitó. Y hoy estamos discutiendo otras cosas, con la misma pasión, pero en otro plano. O sea, no hay ya una hiperinflación, un corralito o un default a la vista. Y el debate económico ocurre sobre otra cosa, sobre si el tipo de cambio real está apreciado o no, sobre cuándo viene la recuperación. Es otra dimensión del problema.
-Vuelvo a algo sobre Massa porque es el candidato que perdió. ¿Y por qué perdió con un candidato como Milei? Vos decís: “Hizo todo mal. En el último semestre de campaña actuó sin escrúpulos”, te escuchaba. “Sin piedad con la gente”. ¿Hubo un ministro Massa que conspiró contra el candidato Massa?
-No. Primero, no sé por qué hablamos de Massa, que la verdad que hace seis meses que no está. Pero para no escaparle al debate, no, creo que no intencionadamente, por lo menos. No conspiró contra sí mismo. Tenía una ambición genuina de poder, pero para eso apeló a prácticas muy peronistas de exacerbar el gasto, financiarlo con maquinita. Peronistas en el sentido de eso que se dice comúnmente de que hay que poner plata en el bolsillo de la gente. Firmó un acuerdo con el Fondo. La Argentina, no el ministro, en agosto de 2023, para que haya un desembolso de 7.500 millones de dólares, y al día siguiente del desembolso le hizo pito catalán y no cumplió con nada de ese acuerdo. Bajo la creencia, supongo, pero tendrías que preguntarle al equipo de él, de que eso le iba a dar rédito político, que es una creencia bastante difundida en la clase política. Y si después iba a hacer una cosa distinta, puede ser. Pero es una conjetura incomprobable. Ahora creo que la victoria de Milei no obedece ni a una cosa ni a la otra. Creo que si un partido político que tiene dos años llega al poder, evidentemente ese crecimiento meteórico tiene otras raíces y es el agotamiento, me parece, del votante medio, la cristalización de que la política convencional, tanto kirchnerismo como antikirchnerismo, para identificar la grieta previa, no le dio soluciones. Y Milei muy hábilmente con tres frases que fueron anticasta -o sea, identificar a un enemigo-, motosierra -acá estoy pagando impuestos para que otros se la lleven- y dolarización -que era la ilusión de terminar con la inflación- se llevó el 56% de los votos en segunda vuelta y el 30% en primera vuelta. Electoralmente fue una estrategia hiper exitosa con rasgos que no fueron ciertos. La dolarización no sucedió. Viste que en la campaña los márgenes de la verdad son más elásticos. Y creo que hay que buscar las raíces del triunfo de Milei ahí y en candidatos tradicionales, llámese Bullrich, Larreta o Massa, que no comprendieron o no a tiempo, por lo menos, y yo tampoco, la nueva demanda cívica.
-Hace algunas semanas, el presidente en cadena nacional festejó, dio números del superávit, un superávit que se discute mucho. Se logró vía licuación en gran medida. Hay bastante consenso, ajuste, llamémosle. Motosierra le llama el presidente. Algo que vos llamás freezer y Melconian llama bicicleta y que incluye, por ejemplo, el no pago a las generadoras eléctricas. Si contás, esas deudas, ese freezer, eso que está pendiente de pago, en realidad no tiene superávit el presidente, sino que tiene hasta algo de déficit.
-En realidad, motosierra es el gasto que podés no hacer, que se yo, la obra pública. Tiene consecuencias no deseadas en el empleo, etcétera. Pero podés vivir sin arreglar el baño o sin hacer una ruta. Digo, en el baño en la economía familiar. Después tiene licuación, digamos, de las transferencias a jubilados, empleados públicos, planes sociales. Lo que se hizo fue no actualizar por inflación. No completamente. Tiene una parte de licuadora. Y después freezer es: no pagué la cuenta de la luz, la voy a tener que pagar. Hay una controversia ahora por el verano con las generadoras. Y lo que dice el presidente, el gobierno, si la licuadora que fue no actualizar por la inflación, no actualizo nunca, la licuadora es permanente, se transforma en motosierra. Al fin y al cabo, todo este juego semántico es cuánto es permanente y cuánto es transitorio. Yo te diría que es mitad y mitad, para simplificar un poco. Los jubilados ya con el DNU en un decreto consagraste toda la pérdida que había sucedido con Alberto, que fue sobre todo al final muy importante. Por eso digo que fue impiadoso el último año de la gestión de Alberto Fernández con los jubilados, por ejemplo. Y este gobierno recompuso... No lo recompuso, sino que dijo: bueno, te pago la inflación de acá en adelante, no para atrás. Y eso es lo que le ha permitido tener este superávit fiscal de los primeros tres meses del año. Te anticipo que los próximos meses van a ser más ásperos en materia fiscal. Los números no van a ser tan buenos. Ya el presidente dijo: en junio va a dar déficit, porque hay que pagar...
-Hay que despedirse del superávit.
-No, creo que a fin de año van a llegar con un equilibrio primario, o sea, sin intereses, antes del pago de intereses. Que no es lo que dicen, que van a llegar después del pago de intereses. Y te diría al mismo tiempo que eso me parece que va a ser suficiente como para estabilizar la expectativa del mercado y que no voy a tener que darle a la maquinita y tener algo de crédito voluntario para rolear los intereses. Y no es un escalón tan sólido como tener superávit total, pero va a ser suficiente si se mantiene para esa escalerita que te decía antes: equilibrio fiscal, entonces no maquinita, entonces normalización cambiaria y entonces recuperar el crédito.
-Hay un tema central para la economía, para la calle, que es la recesión. Hay consenso de que es una recesión muy brutal en los últimos números de Ferreres, pero vos debés tener los propios tuyos de marzo, una caída 9,7% interanual. Creo que decías: esta es la recesión más grande que hemos vivido. No sé si te referías a los últimos años, a las últimas décadas. Pero es algo que preocupa. El presidente dice otra cosa. Dice que los salarios le están ganando a la inflación y ya viene la recuperación en V. Pero te noté escéptico con eso. No va a haber una recuperación en V, dijiste. La demanda no se está recuperando justamente porque los salarios no le están ganando a la inflación.
-Creo que sí, que la caída de la actividad de estos primeros cuatro meses o estos primeros cinco meses de este gobierno es mucho más importante que las recientes. Se debe comparar con la de 2002. Otro tipo de crisis. Pero la velocidad de caída de estos casi dos trimestres es comparable con aquella. No digo que sea lo mismo. Aquella tuvo cinco presidentes, default, corralito, pero las ventas caen en esa proporción. No es atribuible a esta gestión. En realidad, la gestión anterior tenía un nivel de consumo de actividad y de empleo artificial. Porque tenía dólar atrasado, tarifas atrasadas. Entonces lo que no pagábamos de luz lo pagábamos en restaurantes y tenía “plan platita”, subsidios y el último cuatrimestre fue obsceno. Ese consumo no era sostenible. Entonces, se corre el velo. Mirá, esto era artificial. El nivel de consumo, la cantidad de mesas, de cubiertos que venden los restaurantes por día si antes era 100, ahora es 90. Pero está bien. Lo anterior era artificial. Y eso es lo que pasó estos cuatro meses con esas causas.
-Con menos que 90, ¿no?
-Depende el rubro, claro, nunca es homogéneo. Electrodomésticos es como 40 la caída, o sea, 60 de actividad. Y la comida es menos, no los restaurantes, el supermercado es menos porque la gente deja de comprar una heladera pero no deja de comprar leche. Eso es lo que pasó. Lo que está pasando: la caída de la actividad de marzo, la velocidad, fue probablemente la más importante. En abril todavía no sabemos bien. Acaba de terminar y podría ser suavizándose el ritmo, pero todavía con números negativos, o sea, como buscando un piso. Y hacia adelante lo que digo, yo si fuera gobierno también a lo mejor me esperanzaría con una V corta. Lo que no veo son fundamentos para eso. Porque, ¿por qué va a ser? V corta fue en la pandemia, pero es otro tipo de crisis, porque vos cerrás locales, comercios, fabricas. La capacidad está intacta. Mantenés cerradas, abrís.
-¿Y el 2002 no fue una V corta también?
-No. Fue una cosa más parsimoniosa. Una caída muy aguda y después recuperaste el nivel de actividad de 2001, no me acuerdo ahora, pero como en 2005, 2006. O sea, asimétrica. Que además fue ayudada por algo externo a partir de 2006, como fue el precio de la soja. O sea, tuviste un impulso externo que te ayudó, que ahora no está garantizado. Ahora, en lo inmediato, que es lo que mejor podemos ver: para que rebote ese consumo, esa inversión, tienen que pasar dos cosas. Las exportaciones, que son el otro motorcito, van a andar un poco mejor porque la cosecha va a ser mejor que la sequía, aunque con precios menores. Ahora se están recuperando. Pero los dos motores fundamentales que son consumo y inversión, para que haya consumo, el salario real tiene que empezar a subir. Bajó mucho, bajó un 25% en diciembre y enero. Por eso hay menos mesas en los restaurantes ahora ocupadas. Pero ese salario que si terminan bajando la inflación a un nivel de cinco mensual, que es un disparate, pero es menor que 25, y la paritaria va de a ocho mensual, va a ir recuperando un poquito. Entonces las mesas del restaurant en lugar de 90 serán 91, pero no 100. Entonces ese consumo es parsimonioso. Y la inversión depende de otras cosas. Depende de que vos puedas proyectar con algún grado de confianza tus costos y tus ingresos. ¿Y eso de qué depende? Del tipo de cambio, el dólar, la tasa de interés que es negativa, el costo de los salarios, si podés importar y exportar libremente, si terminás de levantar el cepo. Eso te va a definir la inversión y eso estamos en la mitad. Cuánto cuesta la energía, que va para arriba pero ahora la congelaron. Por ejemplo, en el sector salud, ¿vos invertís hoy en el sector salud? Y no tengo la menor idea, porque primero me dejaron ajustar los precios, después me hicieron volver para atrás. Toda esa incertidumbre no se va a disipar en un mes. Así que te diría: no veo razones, ojalá me equivoque, para esperar una V corta. Veo razones para esperar una pipa, si querés, que termine de sincerar ese nivel de actividad ficticio y de la mano de un ingreso real que empiece a recuperar, bueno, no quede en una L, un estancamiento ahí de fondo de pozo, sino que empiece a recuperar, pero no al ritmo que cayó.
-Decías que la prioridad del gobierno hoy parece ser la baja de la inflación. Y esa baja de la inflación está hecha de distintos componentes. Hay una recesión que ayuda a desacelerar la inflación, hay un dólar que tiene un ritmo de evaluación más lento de lo que se supone que debería tener, y hay aumentos de tarifas que están siendo postergados. Pero la prioridad del gobierno es bajar la inflación. Y vos decías: ¿de qué te sirve tener una inflación de cinco si tenés un desempleo del 15, por ejemplo? La desocupación, la recesión, ¿vos pensás que si siguen este ritmo puede traer de vuelta al desempleo como un problema central como fue en algún otro momento?
-Primero, la inflación era el problema dominante en los últimos dos años, incluido el verano. Y por supuesto que era invivible. No se podía vivir con la inflación de diez ni de 20. Va a ser más fácil bajarla de 25 a 10 que de 10 a 5. Pero ahí empezamos ya a decir, ¿cómo la bajé? Si la bajo con equilibrio fiscal y no maquinita, es sostenible. Si además a eso le agrego, porque tengo una obsesión ya no por la inflación, sino por el índice de inflación, que son cosas distintas, por lo que da el numerito, y entonces empiezo a postergar los anuncios que hice de electricidad, gas, empiezo a atrasar el tipo de cambio porque me es eficaz, porque todo lo que compite con el exterior controlo el precio o hago retrotraer precios a las prepagas, por decir tres prácticas, porque obsesivamente necesito que todos los meses el índice me de menor que el anterior, porque de eso depende el capital político que yo tengo para hacer reformas, porque en el Congreso no tengo nada, entonces yo necesito todo el tiempo que el índice de mayo tiene que ser menor que abril. ¿Y por qué? Y porque la calle me banca siempre y cuando vea que hay un horizonte, pero que estoy yendo hacia ese camino.
-Estoy yendo rápido. Eso es lo que quiere Milei.
-Eso puede ser una trampa para el gobierno y para los argentinos, porque si vos empezás no a mentir, que no es el caso, pero si a reducir artificialmente el índice, pero pateando inflación para adelante, está bien, vas a bajar la inflación en mayo y junio a costa de que en agosto y en septiembre sea más alta. Por ejemplo, si atrasás el tipo de cambio, que hay toda una controversia sobre eso, genial, atrasaste el tipo de cambio y bajaste los precios. Pero si después estás incubando un problema cambiario en n mes, en x meses, bueno, vas a tener otro fogonazo inflacionario cuando tengas que corregir. Y preferiría que la inflación en mayo, en lugar de dar siete, invento, me da diez. Es mejor que si me da siete, pero en septiembre me vuelve a 20.
-¿Y el desempleo es un problema también que estás viendo? En algunas encuestas ya aparece con mucha claridad como preocupación.
-Seguro. La recesión obviamente tiene correlato con el nivel de actividad, con el nivel de empleo. Todavía no sabemos bien, porque no hay mediciones, pero sobre todo en el sector fabril está habiendo muchas cesantías, que también es un sinceramiento, porque si teníamos producción artificialmente protegida por “plan platita”, desapareció el “plan platita”, el nivel de empleo ese era artificial, ficticio también empleo público. Pero andá a decirle a una persona que perdió el empleo que era artificial. Te quiere comer crudo. Entonces cuando vos te obsesionás con un objetivo, en este caso la inflación, y desatendés los otros, cambiás de problema. Si la inflación termina en cinco y el desempleo subió a 12 -estoy inventando-, está bien, cambiaste de problema, pero sigue siendo un drama.
-Decías que Juntos no hubiera podido hacer lo que está haciendo Milei. Y también hay consenso -creo que esto lo compartís- que a Macri le hubiera gustado hacer esto. ¿Por qué Milei puede avanzar? ¿Hay una cuestión personal? Algunos dicen que tiene la audacia que hacía falta o hay una sociedad distinta. ¿Qué pensás que es lo que habilita a Milei para este proceso que él mismo dice es el ajuste más grande de la historia de la humanidad?
-De la humanidad, no sé. De la Argentina, sí. Lo de si a Macri le habría gustado hacer lo mismo o si Juntos por el Cambio hubiera podido o no, es conjetural, pero sí creo dos cosas. Primero: para comparar con el gobierno de Mauricio, ahora hay una conciencia social más extendida de que lo anterior era ficción. O sea, que lo de Alberto era ficción está más difundido y más comprendido por la población que que lo de Cristina era inviable, el programa económico. ¿Por qué? Porque las evidencias eran contundentes. Cristina dejó una inflación de 28, creo, y Alberto de 211. Y Cristina dejó una pobreza de 32 y Alberto de 50. Era más evidente. Entonces en el mandato social hay más ambición y ansiedad de cambio. Así no podíamos seguir. Segundo, Milei hizo una propuesta que capitalizó ese humor social y dijo anticasta, motosierra y dolarización, y ganó con esa propuesta. Entonces, se vio legitimado. Con matices. No dolarizó, pero está haciendo una motosierra y un poco de licuadora.
-El ajuste no sé si lo paga la casta como él prometió,.
-Nunca lo paga la casta. Pero eso era mentira. Ahora te explico por qué. Pero, digamos, él tiene más margen de acción que si hubiera ganado Juntos por el Cambio, sea Patricia o Horacio, porque al ser más tímido en la propuesta iba a tener menos margen de acción en la palanca que pudiera tocar. Esa es una tesis no comprobada. Nunca lo paga la casta el ajuste, porque del otro lado del gasto siempre hay personas. Empleo público y hay empleados públicos, jubilaciones y hay jubilados, transferencias de provincias y hay gente que vive en las provincias, que recibe subsidios al transporte. Entonces ese fue un eslogan de campaña. Nunca lo paga la casta, pero porque no da la aritmética, No porque no hay voluntad política.
-Conocés a gran parte del equipo económico, no tanto a Milei. Pero los principales funcionarios económicos de Milei creo que los conoces a todos. Toto Caputo, Bausili, Quirno. Bueno, Sturzenegger está en otro lugar. ¿Qué pensás que ellos piensan? ¿Cuál es el razonamiento frente a las objeciones que hay de economistas? Milei es muy virulento diciendo: la tienen adentro, por ejemplo, dijo en el Llao Llao, todos los que me critican. Pero, ¿qué pensás que piensa el equipo económico frente a objeciones que tienen que ver con la recesión, el ritmo de desaceleración de la inflación, la cuestión del riesgo de tener que ir a un nuevo salto devaluatorio?
-Primero, todas las expresiones del tipo “la tienen adentro” o las burlas me parecen muy peligrosas. Porque necesitamos un gobierno que sea prudente. Esto no es lineal. Va a tener éxitos y fracasos. Prudente ante las cosas que salgan mal y más prudente todavía ante el éxito. Y no sabemos, porque no sabemos cómo va a reaccionar ante esos dos escenarios. El peor riesgo de cualquier gobierno creo que es encerrarse en su verdad revelada y desoír voces críticas y o descalificarlas como malintencionadas. Eso hacía el kirchnerismo. “No, porque tenés un interés espurio”. Esa es la mejor forma de descalificar cualquier opinión disonante. Es muy peligroso en cualquier organización, pero en un gobierno más porque tienen 46 millones de pasajeros atrás. El equipo económico creo que son, en orden de importancia, honestos, idóneos, profesionales, bien intencionados, patriotas en algún sentido, porque estarían más cómodos.... Lo viví yo también. La pasamos más o menos mal ahí. Es mentira todo eso del glamour. No vivís bien, te putean. Nunca están todos conformes. Ganás menos que en el sector privado. Tu familia la pasa mal. No son víctimas, porque todos están ahí porque quieren. Ahora sí veo, en esas situaciones de mucho estrés, que nadie escapa a ese estrés, es natural, humano, tender a cerrarse, a desacreditar la crítica, a descreer de la opinión disonante, a fanatizarse un poco. Y a argumentos del tipo como la controversia que hay con el atraso cambiario. Mirá, la verdad que lo que diga el oficialismo o la oposición respecto al atraso cambiario importa poco. Lo que importa es que no esté desalineado. Si está en equilibrio, lo que diga cualquiera es irrelevante. No entraría yo si fuera gobierno en esa controversia pública. Nadie sabe cuál es el tipo de cambio de equilibrio. El gobierno tampoco. Que el mercado valide una estrategia de anclar el tipo de cambio al 2% mensual con la inflación -hoy está al nueve, ponele, pero estuvo más alta; entonces que se viene atrasando; eso es aritmética-, y el mercado diga: che, ¿y qué van a hacer? Y dicen que van a mantener el dos. ¿Y lo pueden hacer? Sí, si pueden, por n meses pueden. Y entonces apuesto al peso, porque así gano plata en dólares. Está bien, pero el mercado es miope. Toma decisiones de acá a tres meses. La política cambiaria es de acá a tres meses y tres años. Entonces que el mercado se coma la curva, que se la come muchas veces, y es problema del que apuesta.
-¿Pero este no es un gobierno del mercado? Sobre todo con un presidente como se reivindica.
-No sé, es un gobierno de legítimo y que no se puede comer las curvas del mercado porque tiene 46 millones de pasajeros atrás. Después cada uno en el mercado gana y pierde la de su familia. Listo, problema de él. El gobierno no se puede equivocar. Entonces sería menos, para hacer una crítica, refractario y escucharía más y no trataría de decir: ¿quién lo dijo? Porque Cristina dice eso: tiene un interés atrás. ¡No! ¿Qué interés? Quiero que te vaya bien. Lo mejor que puedo hacer en privado y en público es decir: mirá, creo que acá hay un riesgo, evitalo, porque si no te vas encerrando en una emboscada donde mientras te tiran dólares por la ventana, somos todos felices, pero cada vez te van a tirar menos, porque estás atrasando el tipo de cambio. Va a llegar un día que va a empezar a subir la brecha y las reservas van a dejar de crecer. Antes que llegue ese día tenés que corregirlo, porque si lo hacés ese día, es medio tarde ya, porque el mercado después quiere el ajuste todo de golpe. Fin de la controversia. No es más sofisticado que esto. Ahora que después lo salga el gobierno a decir, entiendo que no, porque generaría una corrida autoinflingida. Pero tampoco participaría en esa discusión, si fuera gobierno.
Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).
DG/CRM
0