Milei en Washington: entre el show mediático y el inicio de una nueva era de “relaciones carnales”
Javier Milei desembarcó en Washington con una entrada que no tuvo nada que envidiarle a una estrella de rock. La ocasión: la segunda asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, un evento que promete no solo redefinir la política exterior argentino, sino el eje de poder en el hemisferio occidental. Acompañado por su hermana Karina, el canciller Gerardo Werthein y el ministro de Economía, Luis Caputo, el libertario desplegó su ya clásico combo de discursos incendiarios, selfies y galas exclusivas.
Desde el minuto uno, el guion estuvo cargado de simbolismo. Milei fue uno de los pocos mandatarios extranjeros invitados personalmente por Trump y recibido como un aliado clave en la cruzada global contra la “ideología woke”. Si los 90 fueron los tiempos de “relaciones carnales” con Washington, esta nueva etapa parece apuntar directamente al corazón de un idilio ideológico que trasciende lo meramente protocolar.
Con todos los ingredientes de un espectáculo político de alto voltaje, Milei asistió este lunes a la ceremonia religiosa oficial en el Capitolio, seguida del acto principal, en la que Trump juramentó como nuevo presidente de los Estados Unidos. El libertario se ubicó del lado izquierdo del atril, justo detrás de los expresidentes norteamericanos, y se lo pudo ver muy pegado a la primera ministra italiana Giorgia Meloni. Ambos mantienen un vínculo por demás estrecho, que contó con visitas mutuas en los últimos meses.
La gala también acercó a Milei a figuras clave del trumpismo, como el magnate Elon Musk, que coquetea con la idea de invertir en el litio argentino, o Marco Rubio, futuro secretario de Estado. En las últimas horas, Roger Stone, operador republicano de vieja data, no dudó en comparar a Milei con Ronald Reagan y Richard Nixon, mientras que la congresista María Elvira Salazar propuso “clonarlo” para exportarlo a Nicaragua, Venezuela y Cuba. “Milei es el referente moral que necesitamos”, sentenció ante la prensa.
Uno de los puntos clave de la agenda oficial tuvo lugar este domingo, cuando Milei se reunión con Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI). Con un tono más diplomático que de costumbre, el presidente argentino busca respaldo para cerrar un nuevo acuerdo con el organismo en los próximos meses. La semana pasada, Georgieva había elogiado el ajuste llevado adelante por Milei al calificarlo como “el caso más impresionante en la historia reciente”. Ante periodistas, la directora realizó un balance de la economía mundial y destacó que “los efectos” de la política económica libertaria “han sido profundos, con la implantación de un sólido programa de estabilización y crecimiento”.
Es que el telón de fondo del viaje a Washington no es solo la foto con Trump. Milei llega con un objetivo concreto: demostrarle al FMI que la relación de Argentina va por buen camino. La afinidad ideológica con la nueva administración republicana es vista como una carta clave en esa estrategia, que tiene como finalidad hacerse con fondos frescos que le den aire a una economía sin dólares.
En paralelo a los compromisos institucionales, Milei desplegó su lado más mediático en distintos eventos. Ya el sábado por la noche Milei había tenido un momento de estrellato en la primera gala a la que asistió, el Hispanic Inaugural Ball, donde fue galardonado con el premio al “Titán de la Reforma Económica”. Apenas entró al salón, el libertario fue recibido con aplausos, gritos y música, y demoró varios minutos en llegar a su mesa, frente al escenario, parando varias veces para sacarse selfies o saludar a los invitados. Algunos hasta se subieron a las sillas para verlo y sacarle una foto. “Nosotros estamos achicando el Estado para engrandecer a la sociedad”, declaró el libertario, en una arenga que fue recibida con ovaciones y gritos de “¡afuera!”, un guiño a su campaña presidencial.
Aunque no todo es color de rosa en el nuevo escenario. Todavía es una incógnita como repercutirá en el vínculo con la nueva administración norteamericana la tirante relación que mantiene el jefe de Gabinete Guillermo Francos con Mauricio Claver-Carone, un viejo conocido del BID que ahora regresa al Departamento de Estado. A esto se suman las contradicciones entre la retórica aperturista de Milei y el proteccionismo comercial de Trump, quien difícilmente avale un tratado de libre comercio que beneficie a la Argentina.
Así y todo, para Milei, esta visita a Estados Unidos es mucho más que un despliegue diplomático: es una declaración de principios. Con su motosierra simbólica en una mano y la bandera de la libertad en la otra, busca profundizar su posicionamiento como un líder global de la derecha. Pero, al igual que su aliado Trump, también enfrenta el reto de traducir el carisma y las proclamas en resultados concretos.
PL/DTC
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