Tensión en la UIF: la Casa Rosada arrincona a Yacobucci y definen su desplazamiento
La Casa Rosada lanzó una ofensiva sin precedentes contra Ignacio Yacobucci, titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), desnudando las tensiones internas que atraviesa la gestión de Javier Milei. La maniobra, impulsada por el poderoso asesor presidencial Santiago Caputo, busca desplazar al funcionario en medio de acusaciones cruzadas, sospechas por injerencias políticas y decisiones que pusieron al organismo dedicado a la lucha contra el lavado de activos en el ojo de la tormenta.
Todo comenzó a agravarse tras la publicación de elDiarioAR sobre las internas en la UIF, un organismo clave en la lucha contra el lavado de dinero. Según trascendió, Caputo, vértice del “triángulo de hierro” presidencial, habría utilizado su influencia para maniatar la autonomía del organismo: hace un mes que los rumores de un posible desplazamiento de Yacobucci se acrecentaron. Detrás de esas maniobras se encontraría un íntimo amigo de Caputo: Sebastián Amerio, viceministro de Justicia y representante del oficialismo en el Consejo de la Magistratura, el verdadero hombre fuerte puertas adentro de la cartera que, al menos en los papeles, encabeza Mariano Cúneo Libarona.
La relación entre Yacobucci y el ministro de Justicia se rompió tras una seguidilla de episodios que consolidaron su distanciamiento. A pesar de haber sido impulsado por Cúneo Libarona para el cargo, el titular de la UIF habría desobedecido directivas estratégicas de la Casa Rosada. El último de esos actos de rebeldía tuvo lugar en diciembre y fue la decisión de apelar el fallo que intentaba archivar el caso Hotesur, relacionado con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esta acción, que para Yacobucci representó un acto técnico, fue interpretada como un desafío político que encendió alarmas en el entorno de Caputo. La jugada enfureció al asesor presidencial, quien redobló su presión, aisló a la UIF del circuito de decisiones oficiales y aceleró los rumores de renuncia.
Desde junio, la UIF fue un campo de batalla de intereses cruzados. Caputo ordenó entonces la remoción de Manuel Tessio, exvicepresidente del organismo y especialista en transparencia, después de que la unidad se presentara como querellante en una causa de enriquecimiento ilícito contra Martín Insaurralde. Tessio fue señalado como un infiltrado “massista” por el propio asesor todoterreno, quien utilizó una de sus cuentas anónimas en redes sociales para justificar la purga como un acto de “limpieza ideológica”. En su lugar, asumió Santiago Martín González Rodríguez, un abogado sin experiencia en el área, pero alineado con las directivas de Caputo.
En la Casa Rosada también acusan a Yacobucci de haberse retirado de una causa por narcotráfico, mientras agentes del organismo impulsaron una denuncia contra el dueño de un corralón en Mar del Plata por lavado de dinero. Las supuestas irregularidades en ambos casos encendieron las alarmas en el Ministerio de Justicia, pero también fortalecieron la narrativa de un organismo que opera a la sombra de los intereses del entorno presidencial. Mientras tanto, Caputo continúa ampliando su control, con la anuencia de los hermanos Milei, quienes lo consideran un pilar estratégico para garantizar fidelidad política en áreas clave del Estado.
Pero quizás el episodio más revelador del colapso interno se dio con las investigaciones relacionadas con figuras de alto perfil político. En diciembre, Elisa Carrió presentó ante la UIF una denuncia contra el jefe del PRO en Diputados, Cristian Ritondo, por propiedades de su esposa en Miami, luego de una revelación de elDiarioAR. Pese a la gravedad de las acusaciones, la UIF aún no tomó cartas en el asunto, lo que alimenta las sospechas de que la gestión de Yacobucci está completamente condicionada por las prioridades políticas de Caputo y su círculo.
Pero en Balcarce 50 no solo cuestionan las decisiones técnicas de Yacobucci. También se lo señala por supuestamente violar la política de austeridad que Milei exige a todos los funcionarios de primera línea al acusar al titular de la UIF de haber realizado numerosos viajes en primera clase sin autorización.
Según fuentes involucradas, el que emitió advertencias serias sobre la situación actual de la UIF fue el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Aunque Argentina evitó entrar en la “lista gris” en octubre pasado, el organismo internacional remarcó que las injerencias políticas están erosionando la credibilidad de las instituciones encargadas de combatir el lavado de dinero. Además, la precarización laboral de los trabajadores de la UIF y la falta de inversión tecnológica subrayan la fragilidad de un organismo que debería ser un bastión de integridad técnica.
Cúneo Libarona, quien alguna vez sostuvo a Yacobucci como un hombre de confianza, hace tiempo que parece haberlo dejado a su suerte frente al embate de Caputo y Amerio. Todavía de vacaciones en Chile, el ministro tiene en sus manos el desenlace de este conflicto, una decisión que no solo definirá el futuro del titular de la UIF, sino también el alcance del poder que el joven Caputo ostenta puertas adentro del Gobierno. En el tablero del mileísmo, no hay espacio para quienes se aparten de la línea trazada desde la cima.
PL/MC
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