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Una mala suma resta poder

Villarruel falló en el cálculo y el oficialismo sufrió un revés en el Senado

La semana pasada Villarruel, que estaba al frente del Ejecutivo por un viaje de Milei al exterior, se hizo sacar una foto oficial en un palco del Senado para vanagloriarse de la sanción de la suspensión de las PASO. Hoy no pudo conseguir el quórum para la preparatoria.

María Cafferata

24 de febrero de 2025 17:34 h

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Victoria Villarruel no logró juntar el quórum y fracasó la sesión preparatoria, que es la que se realiza cada año con el fin de designar las autoridades del Senado. La vice confió en que todos los aliados cumplirían y los dos senadores santacruceños, José Carambia y Natalia Gadano, se lo hicieron pagar caro. Al final, no fue ni un operativo desgaste impulsado por la Casa Rosada ni un boicot peronista lo que hizo tambalear la preparatoria de Villarruel: fue un error de cálculo de la vice que, por solo un ausente, sufrió un fracaso estrepitoso frente a una sesión que tendría que haber sido un trámite.

Los santacruceños hicieron valer su poder de negociación hasta último momento. Ya lo venían advirtiendo desde la semana pasada, cuando amenazaron a Villarruel con vaciar de quórum la sesión por suspensión de las PASO si continuaba insistiendo con tratar el pliego de Ariel Lijo. El objetivo era llamar la atención: dejar en claro que, sin ellos, el oficialismo estaba imposibilitado a llegar a los 37 para el quórum.

“Es simple el tema, o hacen lo que decimos o no tienen sesión. La agenda no la van a imponer los porteños cuando me rajaron 3.000 personas en la provincia”, venían advirtiendo, enojados, desde la bancada Por Santa Cruz, que preside Carambia. Reclamaban la resolución de un conflicto sindical al norte de la provincia, en donde YPF había recortado el personal y había mandado a más de 2.500 trabajadores a sumarse a un programa de retiros voluntarios. El malhumor ante la falta de respuesta del Ejecutivo se venía gestando hace tiempo, pero el decreto que convertía Yacimientos Carboníferos Río Turbio en una sociedad anónima fue la gota que rebalsó el vaso.

Villarruel no logró arrimar sus voluntades. En un momento, los santacruceños llegaron a reclamar para sí la Prosecretaría Administrativa, que hoy está en manos de una figura del radicalismo, Lucas Clark. Era el último manotazo de ahogado luego de una negociación que había fracasado y ambos bandos lo sabían. Pero Villarruel, sin embargo, decidió avanzar igual con la sesión. “Principio de revelación”, argumentaban en su despacho.

Crónica anunciada de un fracaso

Los senadores estaban incrédulos. “No podes confiarte así, no te puede pasar esto”, mascullaba, irritado, un aliado del oficialismo que había tenido que correr para llegar a la sesión a tiempo. La principal apuntada era Villarruel, a quien acusaban de no haber logrado anticipar a tiempo el problema. 

La fórmula matemática para el quórum, después de todo, era sencilla: si Villarruel quería poder abrir el recinto necesitaba asegurarse de que todos los senadores que no integraban Unión por la Patria colaborasen. Esto no era una novedad, sino que era el mecanismo a través del cual, hasta el lunes, Villarruel había logrado retener el control del Senado pese a la minoría oficialista. La expulsión de Edgardo Kueider, aliado clave del Gobierno, había significado un dolor de cabeza, pero el oficialismo aún tenía la posibilidad de conseguir el número sin tener que apelar a los votos peronistas. 

Todos sabemos que Carambia es un cuentapropista, ¿pero como no anticipás que va a pasar esto?”, sumaba, luego del fracaso de la sesión, otra senadora aliada. La pregunta se repetía entre los opositores amigables de mil maneras distintas: si Carambia ya venía quejándose de la situación en Santa Cruz, si ya había manifestado su enojo votando a favor de la creación de la comisión investigadora y amenazaba, desde la semana anterior, con boicotear la sesión preparatoria, ¿por qué el gobierno no había intervenido antes?

En la oficina de Villarruel no había respuesta. Solo la convicción de que habían reclamos que no eran negociables y que, en todo caso, las autoridades se renovarían de manera automática y se volvería a plantear la discusión en marzo, una vez comenzadas las sesiones ordinarias. Los nombres, hasta ahora, continuarán siendo los mismos.

El puntano Bartolomé Abdala continuará siendo el presidente provisional del Senado, tal como Villarruel pretendía. Las vicepresidencias continuarán estando ocupadas, a su vez, por los mismos senadores: Silvia Sapag, Carolina Losada y Alejandra Vigo. El mayor problema, sin embargo, será que la secretaria administrativa, María Laura Izzo, que presentó su renuncia hace casi tres meses, tendrá que seguir en el cargo hasta que se designe su reemplazo. El objetivo de Villarruel era designar a Emilio Viramonte Olmos, un abogado cordobés que integra el círculo íntimo de la vice. Ahora tendrá que esperar.

Si bien Villarruel podrá rectificar la situación de las autoridades en una próxima sesión, el problema de fondo es político. El faltazo de los santacruceños abrió una cuña en la mayoría con la que venía sosteniendo el control del Senado que, a medida que las hostilidades crezcan, no hará otra cosa que crecer. Hay otras amenazas: el radicalismo, por un lado, y el formoseño Francisco Paoltroni, por el otro.

La UCR quedó golpeada tras la votación por la creación de la comisión investigadora del caso $Libra y, hasta último momento, algunos senadores radicales analizaron la posibilidad de no bajar a dar quórum. El enojo era con el jefe de bloque, Eduardo Vischi, pero se traducía en un malestar general. Martín Lousteau, por ejemplo, fue el último senador en sentarse en su banca, amagando con no participar hasta último momento. Finalmente, el bloque acordó que no vaciaría la sesión, pero las tensiones amenazan con volver a resurgir y afectar, así, el número del oficialismo.

El formoseño Paoltroni, mientras tanto, es una incógnita desde que fue expulsado del bloque libertario por enemistarse con Santiago Caputo a raíz del pliego de Ariel Lijo. En la sesión del jueves, por ejemplo, votó en contra de la suspensión de las PASO y a favor de la comisión investigadora sobre el criptoescándalo que sacude a su presidente, Javier Milei. Si bien Paoltroni es leal a la vice, nunca se sabe como actuará y, en un escenario de quórum finito y santacruceños rebeldes, sus acciones también empezaron a subir.

MC/JJD

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