“Cristina 2025”: CFK acelera su candidatura mientras tensa la relación con Kicillof y otros gobernadores

No es una amenaza. Cristina Fernández de Kirchner ya anunció, puertas adentro, que quiere ser candidata y sus detractores, internos y externos, se mueven con nerviosismo al compás de los rumores que la expresidenta siembra a partir de cada charla de café y cumbre política. La tregua con Axel Kicillof por el desdoblamiento no cambió los planes, y las calles del conurbano ya comenzaron a cubrirse con carteles que dicen “Cristina 2025”.
“Cristina dijo que agarraran el bastón de mariscal, pero después se dio cuenta que lo agarraron solo para revoleárselo por la cabeza”, explica un dirigente bonaerense de diálogo cotidiano con la exmandataria. Y reafirma: “Por eso va a ser ahora candidata”. Entre quienes la conocen ya no hay dudas: CFK se sube al ring electoral y la campaña, para quienes fantasean verla con traje de presidenta, ya comenzó. El objetivo es la Tercera Sección electoral para ser diputada en la Legislatura bonaerense. En ese territorio viven más de cinco millones de argentinos y el cristinismo calcula que CFK podría sacar más del 60% de los votos.
Es una demostración de fuerza. CFK sabe que no hay otro dirigente peronista —o no peronista— que arrastre ese nivel de adhesión, y pretende ratificar su liderazgo con los votos. Primero lo intentó con la presidencia del PJ, pero la negativa de Kicillof a reconocerla como su conductora y candidata en la interna (fallida) con Ricardo Quintela frustró los planes. Además de generar un quiebre total en su relación con el gobernador bonaerense, cuyas ramificaciones personales van mucho más allá que la disputa interna por la dilación de la suspensión de las PASO provinciales.
CFK está dispuesta a poner a jugar sus votos para demostrar su centralidad. Donde sea necesario. No se le caen los anillos por “bajar” a la Legislatura, pese a que en el kicillofismo le echan en cara que, después de haber sido dos veces presidenta, se candidatee para un cargo menor “solo para molestar y hacerle oposición interna a Axel”, como califica un dirigente sindical. Para el cristinismo, en cambio, competir en la elección bonaerense representa una ganancia doble: permite mostrar la tracción de CFK en la Sección más populosa del país y, además, representa una salida elegante ante una probable inhabilitación para competir a cargos nacionales en el caso de que se sancione la Ficha Limpia en el Congreso.

Todavía falta, sin embargo. El proyecto de suspensión de las PASO con media sanción del Senado bonaerense supone que el cierre de listas bonaerenses será el 8 de agosto, apenas 10 días antes de que venza el plazo para presentar las candidaturas nacionales. Kicillof desea modificar los plazos y pugna —por ahora sin éxito, debido al fuerte internismo con La Cámpora— con anticipar el cierre, de modo de tener más tiempo para organizar la elección. El problema es que el camporismo se resiste y presiona para dejar el mismo cronograma electoral, que le permitiría a Máximo Kirchner cerrar las dos elecciones —la nacional y la provincial— de un tirón. Y, de paso, CFK podrá definir, ya sobre el filo, si desea ser candidata por la Tercera o, en cambio, anunciar que encabezará la lista para diputados nacionales.
Este bamboleo normativo, sin embargo, no es si no la nueva fachada de la interna de CFK con su ex hijo pródigo. En la última semana hubo intentos de acercamiento: Kicillof recibió en La Plata a un grupo de intendentes del cristinismo, como Gustavo Menéndez (Merlo) o Mayra Mendoza (Quilmes). Pero, según pudo saber elDiarioAR, los encuentros no terminaron bien y la crisis que atraviesa el peronismo bonaerense, lejos de resolverse, continúa amenazando con dinamitar el espacio de cara a las elecciones.
En el mientras tanto, sin embargo, La Cámpora ya se puso en campaña. Durante el fin de semana pasado aparecieron las primeras pintadas en todo el conurbano que dicen “Cristina 2025”. Se activaron, además, las reuniones barriales y los carteles con el rostro de CFK. Aunque no siempre en paz: durante el jueves a la noche, el propio Máximo denunció que en Avellaneda la policía había sido enviada a remover la cartelería de CFK. Era un tiro por elevación a Jorge Ferraresi, intendente del municipio y uno de los espadachines de Kicillof.
CFK y el reordenamiento del PJ
La disputa por el liderazgo de CFK tiene también otra punta: hay roces en el PJ Nacional, la arena desde donde la expresidenta decidió intervenir para “reordenar” al peronismo en los tiempos de Javier Milei.
A fines de febrero, poco después de celebrar su asunción formal como titular del PJ, Cristina definió la intervención de los partidos de Misiones y Salta. La decisión respondía al respaldo que las dos provincias hacían, en el Congreso, a las leyes enviadas por Milei. Tanto los diputados misioneros que responden al jefe territorial Carlos Rovira como los diputados salteños que responden a Gustavo Sáenz integran, desde hace dos años, el grupo de aliados incondicionales del gobierno libertario. Por lo que CFK, en pos de “enderezar” al partido, resolvió enviar a sus alfiles a “normalizar” los PJ locales.
La decisión no cayó bien, lógicamente, en los PJ locales. Pero tampoco en muchos gobernadores, que observan en la presidencia de CFK una “camporización” del PJ. La relación ya venía tensa desde hace unos meses, cuando ninguno de los gobernadores peronistas quiso participar del acto de asunción de Cristina en la UMET. Tampoco respaldaron públicamente su candidatura. Primero como gesto al riojano Quintela, quien intentó competir contra CFK pero fue impugnado por la Justicia electoral por irregularidades en la presentación de avales. Y después como gesto a Kicillof, quien ya intensificaba su disputa con el cristinismo.
En el Instituto Patria, sin embargo, le quitan peso a las objeciones, y provocan: “No son decisiones antojadizas. ¿Los compañeros que cuestionan la intervención no cuestionan lo que votan sus propios compañeros? Si vas a votar con el Gobierno porque no tenés ATN (Aportes del Tesoro Nacional) u obra pública, después bancate las consecuencias”, reprochan, y recuerdan que las intervenciones fueron tomadas por unanimidad por todo el consejo del PJ (que está integrado por consejeros de todas las provincias del país).
El mal humor en algunas provincias, sin embargo, continúa. En Jujuy, por ejemplo, la senadora Carolina Moises no le perdona la decisión de desplazarla del cierre de listas en favor de la camporista Leila Chaher. Al punto que no solo armó su propio espacio sino que, en el Senado, rompió el bloque de Unión por la Patria junto a otros senadores enojados con la conducción de CFK, y armó un sub-bloque llamado Convicción Federal.
El objetivo era, este viernes, resolver algunas de estas tensiones en una reunión del Congreso Nacional del PJ. El presidente del Congreso, Gildo Insfrán, había cursado las cientas de invitaciones pero, finalmente, la muerte del papa Francisco sirvió como excusa para suspender el encuentro. Es así que, una vez más, el duelo por Jorge Bergoglio salía en ayuda de un peronismo en llamas, que necesita tiempo para resolver sus discusiones internas. Un tiempo que, a tres meses del cierre de listas, no sabe si tiene.
MC/JJD/MC
0