En una década, la Argentina fue el único país de Latinoamérica en que creció la desigualdad entre escuelas públicas y privadas

Aunque América Latina logró avances sostenidos en el acceso a la educación secundaria durante la última década, la Argentina es el único país donde creció la brecha socioeconómica entre quienes asisten a escuelas estatales y privadas. Así lo revela el informe “Matrícula y segregación escolar en América Latina: una mirada a la última década”, elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación junto con los investigadores Emmanuel Vazquez (Cedlas), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén.
El estudio analiza datos de las pruebas PISA de 2012 y 2022 para evaluar la evolución de la matrícula secundaria y la segregación escolar en siete países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay.
Con un 94% de matrícula neta en el nivel secundario en 2022, la Argentina lidera el ranking regional, seguida por Perú (93%) y Chile (91%). Una década atrás, la tasa era de 86% en Argentina y Perú, y de 84% en Chile. Otros países también mostraron mejoras: Uruguay subió del 81% al 90%, Colombia alcanzó el 86% y México el 83%. Brasil tuvo el mayor salto, del 64% al 80%. En comparación, el promedio de la OCDE fue de 89%, por debajo de los niveles alcanzados por Argentina, Perú, Chile y Uruguay.
Sin embargo, ese aumento de la cobertura educativa no se tradujo en una mayor integración social dentro de las aulas. Por el contrario, Argentina fue el único país donde se profundizó la segregación entre escuelas según el nivel socioeconómico de los estudiantes.
Una región que avanza, excepto nuestro país
En América Latina, la segregación entre escuelas públicas y privadas fue del 23% en promedio en 2022, muy por encima del 5% registrado en los países de la OCDE. Aun así, la mayoría de los países analizados redujeron las diferencias socioeconómicas entre los dos sectores. México encabezó esa tendencia con una baja del 51% en la brecha, seguido por Chile (-44%), Brasil (-20%), Uruguay (-17%), Perú (-16%) y Colombia (-4%).
La Argentina, en cambio, mostró una evolución inversa: la diferencia en la composición socioeconómica entre el sector estatal y el privado aumentó un 26% en la última década. Este fenómeno refleja una creciente segmentación del sistema educativo, impulsada por factores como el deterioro del sistema público, los conflictos docentes y la migración de sectores medios y altos hacia escuelas privadas.
“El incremento en la inclusión educativa no ha venido acompañado por una mayor integración social dentro de las aulas. Se observa una creciente segregación entre las escuelas públicas y privadas. La distancia socioeconómica entre ambos sectores se ha profundizado, lo que deriva en entornos de aprendizaje más homogéneos y con menos oportunidades de interacción entre estudiantes de distintos contextos”, advierte Sandra Ziegler, investigadora de Flacso.
Cecilia Adrogué, investigadora del Conicet y de la Universidad de San Andrés, agrega: “El informe intenta arrojar luz sobre una de las posibles causas de la segregación, que es la opción de los alumnos con mayores oportunidades económicas por migrar a las escuelas de gestión privada. Pero también hay una oportunidad: la caída de la tasa de natalidad implicará que haya menos alumnos en las escuelas, lo que puede ser una chance para fortalecer la escuela pública y revertir esta tendencia”.
Por su parte, Natalia Krüger, investigadora de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y el Conicet, concluye: “Aunque Latinoamérica avanza hacia una cobertura universal en la educación secundaria, no se logrará una verdadera inclusión sin mejorar la integración social. La tendencia a socializarse en burbujas socioeconómicas no solo amenaza la cohesión social futura, sino que también alimenta la desigualdad en los aprendizajes. Este debe ser un tema prioritario en las políticas educativas”.
Más datos del informe
- En la Argentina, la proporción de estudiantes de nivel socioeconómico alto que asisten a escuelas privadas se incrementó en la última década, generando un sistema más fragmentado. En 2012, los niveles socioeconómicos promedio de los distintos tipos de escuelas eran más similares entre sí, pero en 2022 las diferencias se volvieron más marcadas, especialmente entre las escuelas estatales y las privadas sin subvención.
- La brecha socioeconómica entre estudiantes de escuelas públicas y privadas creció en Argentina: el nivel socioeconómico promedio en las escuelas privadas superó al de las estatales en un 25% en 2022, cuando en 2012 la diferencia era menor. Este aumento evidencia una mayor segmentación del sistema escolar, con escuelas cada vez más homogéneas hacia adentro, pero más diferenciadas entre sí.
- El porcentaje de segregación atribuible exclusivamente a la división entre sector estatal y privado aumentó en la Argentina del 22% en 2012 al 29% en 2022. A diferencia de otros países de la región que lograron reducir esa brecha, en la Argentina el sistema educativo se volvió más dependiente de esa separación estructural.
- En términos de diversidad interna, las escuelas privadas sin subvención en la Argentina son las más homogéneas y con el nivel socioeconómico más alto. En 2022, su índice de Gini fue el más bajo del sistema (entre 0,13 y 0,66), lo que confirma que concentran a estudiantes de contextos favorecidos, con escasa mezcla social.
- El patrón observado en las escuelas argentinas sigue una “U invertida”: tanto las escuelas de NSE muy bajo como las de NSE muy alto presentan poca diversidad interna. En cambio, las escuelas de nivel socioeconómico intermedio —mayoritariamente del sector estatal— son las que concentran mayor diversidad dentro del aula.
La Argentina no solo lidera en matrícula: también encabeza, lamentablemente, el ranking regional de fragmentación escolar. Mientras otros países avanzan hacia una mayor integración, el sistema educativo argentino se vuelve cada vez más desigual, lo que refleja la fractura social.
El deterioro sostenido de la educación pública, la migración hacia el sector privado y la ausencia de políticas que promuevan la equidad en las aulas son síntomas de una decadencia más amplia. Revertir esta tendencia implica mucho más que mejorar los indicadores de acceso: requiere una apuesta sostenida por políticas educativas que prioricen la integración, la calidad y la igualdad de oportunidades como pilares de un proyecto de país.
JJD
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