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Estuvo preso más de diez años por el crimen de las turistas francesas y era inocente

Santos Clemente Vera el día que recuperó la libertad

Celeste del Bianco

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En el invierno de 2011, Santos Clemente Vera acompañó a la Brigada de Investigaciones de la Policía de Salta por los recovecos de la Quebrada de San Lorenzo, la reserva natural que está a 18 kilómetros de la capital de la provincia. Conocía el lugar, era el baqueano al que todos acudían cuando alguien se perdía. Ese año colaboró con la investigación judicial para recolectar pruebas por los femicidios de Cassandre Bouvier y Houria Moumni, las turistas francesas que habían estado desaparecidas desde el 15 de julio y aparecieron asesinadas con signos de abuso sexual. Santos Clemente Vera sabía por dónde buscar, qué caminos seguir, cuántas horas de luz disponía. Lo que Santos Clemente Vera no sabía era que él mismo terminaría preso y condenado a cadena perpetua por el crimen. Tampoco sabía que una década más tarde, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declararía su inocencia. 

Cassandre Bouvier y Houria Momni eran francesas, pero estaban en Argentina cursando estudios de posgrado en Antropología y Sociología. Se conocieron en el país, se hicieron amigas y decidieron viajar a Salta de vacaciones. El 15 de julio ingresaron a la Quebrada de San Lorenzo y sus cuerpos aparecieron el 29 de julio de 2011 con signos de violencia, abuso sexual y disparos. La policía hizo rastrillajes y una investigación acelerada en una provincia donde meses antes había desaparecido María Cash. Se denunciaron detenciones arbitrarias y persecución a vecinos de la zona. Finalmente la Justicia dió con Gustavo Lasi, de 34 años, cuando intentó usar el celular de Houria con su chip. En la investigación se comprobó que robó la cámara de fotos de las turistas para regalarsela a su novia y que el arma con el que fueron asesinadas era de él. Además, se encontró ADN en el cuerpo de las víctimas. Finalmente Lasi confesó el crimen y culpó a otras dos personas: Santos Clemente Vera, de 41, y Daniel Vilte Laxi, de 34, quienes fueron detenidos. 

“El proceso tuvo muchísimas irregularidades: la tortura de los imputados cuyo juzgamiento está pendiente, contradicciones sobre las pruebas de ADN que se realizaron, la desaparición de los hisopados que se extrajeron a las víctimas, lo que impidió que se realizaron contrapruebas. También el apuro por retirar los cadáveres en horas de la noche, lo que hizo que la recolección de pruebas de la escena del crimen fuera limitada”, le explicó a elDiarioAR Manuel Garrido, presidente de Innocence Project Argentina, una organización que defiende a personas que fueron condenadas por error o por causas armadas. 

En 2014, la Sala II del Tribunal de Juicio de Salta condenó Lasi a 30 años de prisión y absolvió a Vera y a Vilte por la violación y el homicidio por el beneficio de la duda. A Santos Clemente Vera lo liberaron ese año y volvió a su casa, inscribió a su hijo en el jardín de infantes. Planeaba llevarlo cada día y seguir con su trabajo de jardinero en un country. Lo que Santos Clemente Vera no sabía es que en pocos años volvería a la cárcel. La justicia usaría las mismas pruebas con las que lo absolvieron para condenarlo a cadena perpetua. 

“En el 2014, cuando salí, esperé el tiempo de la Justicia, esperé tres años hasta llegar a sentarme en el banquillo y mostrar mi inocencia. Y de un día para otro, un viernes, estando con mi familia en mi casa, me llevaron adentro de nuevo, eso fue tremendo. Fue muy duro el golpe”, le contó a elDiarioAR. La fiscalía y la familia de Houria apelaron el fallo y en 2016, el Tribunal de Impugnación le dictó una sentencia a prisión perpetua desestimando el Código Procesal Penal de Salta que establece que la Justicia debe presentar nuevas pruebas o rehacer el juicio para poder condenar a una persona. En ese momento volvió a la cárcel, donde pasaría ocho años de su vida.  

“Cuando fui a juicio oral y público se usaron las mismas pruebas y no pude declarar. Yo nunca vi nada ni se nada. Soy inocente, ¿Se entiende?. ¿Por qué a mí?, ¿Por qué apuntaron contra nosotros? Fue un proceso muy largo, no tenía plata para pagar al abogado. Gracias a Dios, el doctor. Vargas no me cobró nada y por eso seguimos luchando”, agregó Clemente Vera. 

El abogado defensor, José Humberto Vargas, siguió los pasos procesales para revocar la sentencia. En 2017 interpuso el último recurso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero fue bloqueado por el Superior Tribunal de Salta. En ese momento se contactó con Innocence Project que presentó el recurso de queja que finalmente consiguió el fallo del máximo tribunal del país a favor de Vera. A mediados de diciembre, la CSJN declaró nula la sentencia del Tribunal de Impugnación por vicios procesales insalvables y dispuso que debía volverse a la instancia de origen. Es decir, al proceso del 2014 cuando el tribunal de juicio absolvió a Clemente Vera. 

También fue importante la insistencia de Michel Bouvier, el papá de Cassandre, quien siempre proclamó la inocencia de Clemente. Habló con todos los presidentes argentinos desde 2011. También con gobernadores de Salta, hizo campaña en Francia y lo visitó en la cárcel. “Empezó a pedir que me liberen, ¿Entiende?. Eso también es muy fuerte. Me visitó en el penal. Fue muy lindo el encuentro, tremenda la fortaleza y la fuerza que me dejó. Yo no le entendía lo que él hablaba, pero ahí gracias Dios, siguió firme en mi inocencia”, cuenta Clemente Vera.

“Teníamos una vida tranquila, siempre me manejaba por la loma. Nunca por el camino de la calle, era por el sendero. Ahí nomás cortaba la lomita y trabajaba cortando pasto, salía a los desfiles, me gustaban esas cosas de campo y de cultura y tradiciones del norte. Las procesiones y villancicos. Yo tenía una vida tranquila”, recuerda hoy.

Apenas salió del Penal de Villa Las Rosas, en Salta, se fue a su casa para reunirse con su mujer y sus cuatro hijos. Todavía no sabe si le hará un juicio al Estado, no quiere pensar en eso. Solo quiere estar con su familia. “Mi hijo tiene 12 años, esto paso en el 2011 justo cuando nació, me perdí todo con mi hijo. En el 2014, cuando salí de la cárcel por primera vez, él tenía 3. Lo bauticé cuando apenas salí de la cárcel. Ese fin de semana fui y lo bauticé porque no estaba ni bautizado. Hizo el pre jardín, lo anoté en el jardín de infantes en San Lorenzo, confiado en que lo iba poder llevar a la escuela pero me perdí toda la primaria. Después llegaron Martín, que ahora tiene 6 años, y las dos gemelas, de 2 años y 3 meses. Me perdí mucho”, dice Clemente Vera. 

Ahora, mientras pasa el tiempo con su familia espera la resolución de la Corte de Salta, que debe definir si se realiza un nuevo juicio para revisar la situación, que es lo que debió hacer el Tribunal de Impugnación, o si se confirma la absolución de 2014. Mientras tanto, Santos Clemente Vera sigue en su casa, esquivando la calle, caminando por los senderos. 

CDB/MG

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