Las montañas submarinas también son parte de los océanos que necesitan protección
Existen montañas cuya altura sobre el nivel del mar es cero. O incluso negativa. Montes de miles de metros que brotan de la corteza terrestre, pero quedan sumergidos bajo las aguas marinas. Cordilleras en las profundidades. Un puñado de ellas han iniciado el camino para recibir protección legal en España.
Los océanos en general necesitan defensa para detener su cada vez más acuciante degradación. Y los mares españoles no se escapan. El 65% del área oceánica del planeta acusa los impactos de la actividad humana y sus ecosistemas “sufren pérdidas significativas en extensión y condición”, según admite el Ministerio de Transición Ecológica.
España ha arrastrado mucho retraso a la hora de blindar sus áreas de mar. En un acelerón ha pasado del 1% al 13%, aunque todavía le queda para cumplir su compromiso de alcanzar el 25% en 2025 y el 30% al final de la década. “Es necesario impulsar aún más el desarrollo de esta red”, reconoce el Ministerio.
Ahora se dan los primeros pasos para subsanar las insuficiencias detectadas en la red española que deben culminar en la incorporación a la Red Natura 2000 de 900 kilómetros cuadrados de mar distribuidos en seis zonas del Mediterráneo y del Atlántico canario y vasco. Provienen del análisis de carencias y una propuesta científica derivada del proyecto Life-Intemares.
En la mayoría de casos, esa salvaguarda busca proteger muchos metros por debajo de la superficie. “Las grandes olvidadas de la protección marina han sido las áreas de alta mar y las profundidades”, explica el coordinador de áreas marinas protegidas de WWF Óscar Esparza.
Esparza amplía que estas profundidades “son de gran importancia ecológica por su biodiversidad y por los hábitats que alberga, como los arrecifes y las cuevas submarinas. Ahora tenemos mucha evidencia científica sobre estos espacios que son muy vulnerables y están desprotegidos”.
Los enclaves escogidos son: los montes submarinos del suroeste balear, los montes de esponjas marinas (Sea Sponge Mounts) y los cañones de Alicante en la zona levantino-balear. También los montes submarinos del suroeste de Canarias y la ampliación del Banco de la Concepción –otro monte oceánico de ese archipiélago–. Cierra el espacio marino Ulia-Jaizkibel-Txingudi, en Euskadi.
Ahora tenemos mucha evidencia científica sobre estos espacios que son muy vulnerables y están desprotegidos
La declaración de estas zonas como Lugar de Interés Comunitario (LIC) “supondría un aumento de más del 9% de superficie protegida”, afirma el documento previo de Transición Ecológica.
Entre las candidatas, la mayoría son profundidades oceánicas donde los cañones y los montes submarinos albergan grandísimas riquezas.
Tesoros no solo de vida marina, sino también en forma de minerales muy codiciados por diferentes industrias que son una gran tentación para las excavaciones. Las abuelas canarias sirven de ejemplo.
Las 'abuelas canarias', el mayor yacimiento de telurio
En 2015, un grupo de científicos descubrió ocho montes submarinos en el sudoeste de Canarias. El mayor de ellos es tan alto como el Teide. La exploración reunía datos para sustentar la demanda de soberanía de España sobre 296.000 km² de océano y, además, se topó con este tesoro.
Se trata de antiguas islas que se hundieron en las profundidades al enfriarse la corteza terrestre. “Son casi una Antártida canaria”, dijo en ese momento a Efe el geólogo marino Luiz Somoza.
Ahora se las conoce como las abuelas canarias. Y allí se ha constatado el mayor yacimiento de telurio del mundo y otros minerales considerados estratégicos por su aplicación en alta tecnología. Un acicate para impulsar la minería submarina que, de momento, está aplacado por la normativa.
“Ser parte de la Red Natura 2000 pone más trabas sobre actividades como la minería que no están evaluadas, pero que todos sabemos que tendrán gran impacto”, afirma Esparza.
También son montañas el Banco de la Concepción –que se erige a 75 kilómetros al norte de Lanzarote–, así como los montes submarinos de suroeste y el monte marino de las esponjas en el Mediterráneo balear.
Allí, hace solo un año, un equipo del Instituto Español de Oceanografía y la Universidad de las Islas Baleares contaron que, en esas profundidades, habían descubierto tres nuevas especies (además de un género novedoso) de esponjas desconocidas hasta ese momento para la ciencia.
“Sumamente amenazados”
“Los montes submarinos son ecosistemas gravemente amenazados”, describe un análisis específico de la organización Oceana. Allí se desarrollan organismos que crecen muy lentamente y tardan mucho en ser reproductivos, por lo que son “muy sensibles a los impactos antrópicos”.
Que se establezcan de inmediato zonas de protección estricta. Existe información para trazar esos corazones de preservación total que deben ocupar el 10% de las nuevas áreas
La bióloga de campañas marinas de esta organización, Silvia García, da la bienvenida a que “se avance con paso firme” con estas declaraciones. “Hay zonas muy importantes como son los montes”, remacha.
Con todo, la bióloga pide que “desde el minuto uno se implementen medidas de gestión para impedir que en esas áreas, por ejemplo, se lleve a cabo pesca con técnicas dañinas como es el arrastre”. Y también quiere que “se establezcan de inmediato zonas de protección estricta. Ya existe información suficiente para trazar esos corazones de preservación total que deberían llegar a un tercio de la superficie de las nuevas áreas”.
Todavía falta para completar la red de defensa ambiental del mar en España. Cuando se aprueben estas zonas, la proporción estará en el 22,5%. Hay que añadir otras seis candidatas que llevarán la red al 25,3%, según el documento de análisis del Ministerio. En esa lista están: el espacio marino norte de Barcelona, el oriente y sur de Lanzarote-Fuerteventura, los bancos y gargantas del mar de Alborán, los cañones tributarios de Cap Bretón, el cañón Tiñoso y seco de Palos y los montes marinos del Canal de Mallorca.
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