La Unión Europea prohíbe la venta de autos nuevos a gasolina y diésel a partir de 2035
El Parlamento Europeo dio el visto bueno definitivo al acuerdo alcanzado con la Comisión y el Consejo Europeo para prohibir la venta de coches y furgonetas diésel y gasolina a partir de 2035. Se trata de la primera propuesta del paquete “fit for 55” -con el que la UE pretende reducir el 55% de las emisiones para 2030- que se aprueba formalmente. El plan salió adelante a pesar del rechazo del PP europeo y la extrema derecha. Fue aprobado con 340 votos a favor, 279 en contra -entre ellos los de PP, Vox y PNV- y 21 abstenciones.
La regulación establece dos plazos para la reducción de las emisiones de los vehículos particulares: el primer objetivo de reducción de CO2 es del 55% para automóviles nuevos y del 50% para furgonetas nuevas para 2030 en comparación con los niveles de 2021; y el segundo es del 100% para autos y furgonetas nuevos para 2035. Eso le da, según los defensores del acuerdo, un margen de maniobra suficiente a la industria para adaptarse.
Ese es uno de los argumentos que empleó el eurodiputado liberal Jan Huitema, quien fue el encargado de elaborar el informe, al asegurar que el plan da “seguridad a los inversores y fabricantes”, además de hacer a la UE “más independientes de combustibles fósiles de terceros países” en un momento en el que la guerra en Ucrania dejó claras las debilidades del mercado energético europeo y su dependencia de Rusia, entre otros.
El actual mecanismo de incentivos para vehículos de emisión cero o de baja emisión recompensa a los fabricantes que venden más vehículos de este tipo, con unos objetivos de reducción de emisiones de CO2 más bajos. Se trata de los vehículos con emisiones entre cero y 50 g de CO2/km, como los vehículos eléctricos e híbridos enchufables con buen rendimiento. De 2025 a 2029, el índice de referencia de los vehículos de emisión cero o de baja emisión queda fijado en el 25 % para las ventas de automóviles nuevos y en el 17 % para las furgonetas nuevas. A partir de 2030, este incentivo desaparecerá.
“Esta medida facilitará la evolución del mercado”, defendió la socialdemócrata, Sara Cerdas, quien aseguró que “se reducirán los precios”. “El sector nos ha transmitido el mensaje de que está preparado. Ha llegado el momento de que la UE se responsabilice por sus emisiones”, afirmó.
“Lo hemos conseguido. Es un acuerdo histórico que articula la industria con el clima. Es un logro porque normalmente son términos antitéticos”, expresó Karima Delli, de Los Verdes, que se mostró especialmente orgullosa del acuerdo en su calidad de presidenta de la Comisión de Transportes. “Se ha dicho que acaba el coche de combustión, pero se sustituye por el coche eléctrico”, dijo.
La derecha rechazó el acuerdo bajo la premisa de que pone en riesgo la industria europea. “Es un tremendo error estratégico”, señaló el diputado belga del PP Pascal Arimont sobre el objetivo de prohibir los vehículos diésel y gasolina para 2035: “Nadie duda de que el coche eléctrico es importante para reducir las emisiones, pero apostarlo todo a una carta no tiene que ver con perspicacia estratégica”. Así, planteó que sería necesario diversificar las tecnologías.
PP, Vox y PNV, en contra
“Los grandes defensores del frente roji-verde, nutridos por el consumidor, tan panchos nos piden cosas que no hacen más que desplazar millones de empleos a terceros países”, cargó la representante de la extrema derecha de Identidad y Democracia, Sylvia Limmer, quien aseguró que “no hay movilidad con emisión cero”.
El grupo de La Izquierda mostró algunas dudas respecto al acuerdo alcanzado, al plantear que “los objetivos intermedios podrían tener más ambición”. “Los cochazos de lujo quedan exentos con esto de que se venden menos de 1.000”, reprochó Cornelia Ernst. Los fabricantes con una producción reducida (entre 1.000 y 10.000 automóviles nuevos o entre 1.000 y 22.000 furgonetas nuevas al año) podrán beneficiarse de una exención hasta finales de 2035. Los que declaren menos de 1.000 vehículos nuevos al año seguirán estando exentos.
Su compañera de bancada, Marine Mesure, tachó de “irresponsables” los objetivos dado que advirtió que los vehículos eléctricos son caros por lo que “la gente va a acudir a los térmicos”. También avisó de que no se atiende al proceso de fabricación dado que el litio “es muy contaminante”.
PP, Vox y PNV votaron en contra de la propuesta, que fue apoyada por PSOE, Ciudadanos -a excepción de José Ramón Bauzá- Podemos, IU e ICV. En España, la ley de cambio climático establecía un periodo de 20 años (hasta 2040) para la desaparición de los vehículos de combustión, por lo que tendrá que adaptar ligeramente la regulación a lo acordado en el seno de los 27. El PNV defendió que la rebaja de las emisiones sea del 90% en 2035 y no del 100% como se decidió en Bruselas.
Bruselas plantea una senda de reducción de emisiones a camiones y autobuses
Varios eurodiputados apremiaron a los colegisladores a poner sobre la mesa una propuesta para limitar las emisiones en los casos de camiones y vehículos pesados, que por ahora quedaron fuera del marco legislativo. Genera más suspicacias dado que se trata de material de trabajo en muchos casos de personas autónomas, es decir, por cuenta propia.
Justo el día en que la Eurocámara dio luz verde definitiva al plan para los coches y furgonetas, la Comisión Europea publicó su plan para los vehículos pesados a los que plantea una senda de reducción de gases contaminantes: 45 % en 2030 para los camiones y autobuses de larga distancia; 65 %, en 2035; y 90%, en 2040, respecto a los niveles de 2019. Para los colectivos municipales, establece que los que se comercialicen a partir de 2030 sean de cero emisiones (no en el caso de los interurbanos, que tendrán la misma consideración que los camiones).
“Es ambicioso, pero es absolutamente posible”, afirmó el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, al presentar el plan con el que Bruselas pretende reducir la contaminación de ese tipo de transporte, que es responsable del 25% de los gases de efecto invernadero de la UE. La propuesta tiene que acordarse ahora con los estados miembro y el Parlamento Europeo.
Los Verdes cuestionaron la propuesta, que ven poco ambiciosa. “Es una mala noticia para todos los ciudadanos y envía una señal equivocada a los fabricantes. Con esta propuesta, la Comisión cuestiona el objetivo de lograr la neutralidad de carbono en 2050. Al hacerlo, intenta complacer a la derecha europea, ala que está intentando, por todos los medios, obstaculizar la aplicación efectiva del Pacto Verde”, dice en un comunicado Yannick Jadot, quien lamenta que se reconozca de esta forma que los camiones puedan seguir circulando con combustibles fósiles más allá de 2050.
LC
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