Medio centenar de curas gays italianos “salen del armario” para denunciar la “homofobia interiorizada” en la Iglesia
“Hay sacerdotes homófobos gays, que descargan fuera el conflicto que llevan dentro; no expresan la paz, sino que viven un ministerio distónico sofocando su propio ser con el clericalismo”. Medio centenar de sacerdotes italianos han lanzado un alegato contra la “homofobia interiorizada” instalada en el interior de la Iglesia católica, en la que “el silencio parece ser la única forma de sobrevivir”.
En una carta abierta, desvelada esta semana por Domani, pero que lleva repartiéndose desde septiembre en distintos círculos eclesiásticos del país, los firmantes salen del armario para reivindicar un espacio propio en la institución y, al tiempo, denunciar las trabas para su mera existencia, tanto en el interior de la estructura como en la formación. Así, en Con tutto il cuore (Con todo el corazón), los firmantes revelan la existencia de planes para eliminar todo atisbo de homosexualidad en los seminarios y para fomentar una moral sexual vacía de contenido en los centros de formación de los futuros sacerdotes, en una postura muy alejada de la planteada por el papa Francisco pero que encuentra mucho eco en los países tradicionalmente cristianos, como Italia o España, donde además se produce un eje de colaboración entre la jerarquía eclesiástica y la extrema derecha política.
Así, en su escrito, los clérigos hablan sin tapujos del odio al mundo gay que se inocula en los seminarios, y los “prejuicios sociales” que salpican incluso los últimos documentos vaticanos, con una cuasi obsesiva referencia a la “ideología de género”, que se ha multiplicado desde la llegada al poder de Giorgia Meloni.
“No podemos hablar abiertamente de nuestra orientación homosexual con nuestros familiares o amigos, mucho menos con otros sacerdotes, o laicos comprometidos”, lamentan estos curas en el escrito, que ha convulsionado el mundo católico italiano. “La Iglesia no es un contexto en el que podamos encontrar inmediatamente aceptación, especialmente para nosotros”, denuncian, señalando la “homofobia interiorizada” tanto en el seno de la jerarquía como en las estructuras diocesanas y en los centros de formación.
Sacerdotes 'quemados' y deprimidos
La realidad del clero italiano es similar a la que se vive en otros contextos, como el español, en el que distintos estudios (ninguno de ellos oficiales) apuntan a que al menos uno de cada diez sacerdotes y religiosos tengan una orientación sexual diferente a la definida como “normal” por la institución, y son muchos los que se sienten solos y abandonados, y no únicamente por su condición sexual. No hablamos de estudios oficiales porque únicamente la Conferencia Episcopal francesa se ha preocupado por analizar esta realidad. El pasado año, los obispos galos encargaron un informe sobre el estado de salud de su clero.
Con datos preocupantes, especialmente en lo tocante al síndrome del burnout o “sacerdotes quemados” en la Iglesia. Así, el 9% del clero francés se confesaba deprimido, y hasta un 40% declaraba tener conflicto con la jeraquía o una importante carga de trabajo. Y es que el riesgo del burnout es una realidad entre los sacerdotes y religiosos, especialmente europeos. El informe francés revelaba que dos de cada cinco sacerdotes abusan del alcohol, y que el 8% son adictos.
“A menudo se obliga a las personas a negarse a sí mismas en nombre de una espiritualidad hipócrita con efectos devastadores. Hemos escuchado historias de hombres consagrados desgarrados por la culpa hasta el punto de dejar la vida sacerdotal y, en algunos casos, quitarse la vida: una tentación terrible, incluso para algunos de nosotros”, sostienen los curas italianos en su escrito, en el que reclaman que el camino sinodal en el que Francisco ha introducido a la Iglesia universal puede ser una “oportunidad de diálogo” frente a las “palabras duras” de la Iglesia oficial respecto al sexo y la homosexualidad.
No son los únicos que lo reclaman: en la mayor parte de las síntesis sinodales, en todo el mundo, el acercamiento al colectivo LGTBI es un clamor. Sin embargo, entre el clero, salvo contadas excepciones, todavía queda mucho por hacer. Todo ello pese a que Francisco ha avalado, en público y en privado, actuaciones como las del sacerdote jesuita James Martin y su pastoral de acogida e integración, en plano de igualdad, del colectivo LGTBI+ en la Iglesia. En agosto pasado, Bergoglio 'bendijo' el trabajo de Martin, animándole a “superar barreras” para “darnos cuenta que es más lo que nos une que lo que nos aleja”. Algo que, lamentablemente, todavía no pueden vivir con normalidad centenares de miles de católicos LGTBI+ en el mundo. Algunos de ellos, también sacerdotes. Muchos de ellos, desde el silencio y aguantando sin rechistar las soflamas contra la “ideología de género” auspiciadas desde púlpitos, sedes episcopales y seminarios.
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